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sábado, 30 de mayo de 2020

The Sonic Dawn : atrapados en la psicodélica realidad



Junto con Uffe Lorenzen de Baby Woodrose, las únicas referencias de la psicodelia en Dinamarca son The Sonic Dawn, un trío de Copenhague que recupera la esencia del pop lisérgico de los años sesenta gracias a sus ácidas melodías de oníricas rítmicas que jamás se exceden de fuerza o volumen para mantener una atmósfera retro y alucinógena difícil de imitar. Ahora nos ofrecen un nuevo álbum donde buscan afianzar su estilo sonoro en un material que requiere pasos de plomo para no perder la gravedad ante sus sonidos delirantes.

The Sonic Dawn nació en el verano de 2013 en la capital danesa por el encuentro entre el guitarrista Emil Bureau, el bajista Neil "Bird" Fugdele y el baterista Jonas Waaben quienes buscaron desde su álbum debut publicado en octubre de 2015 titulado Perception crear un áurea vintage inspirada en el pop de la segunda mitad de los años sesenta a través de la recuperación del rock ácido, el blues electrificado y los lisérgicos divagues sonoros que remiten a la música oriental, quizá de la India principalmente. Los años han pasado y la banda ha compartido Into the long night de abril de 2017 con algunas variantes sonoras hacia el jazz, la balada acústica y hasta algo de folk rústico que fue finalmente totalmente olvidado con el salvaje rock garage de inunda el Eclipse de febrero de 2019.

 
Sin perder la esencia de aquel Eclipse, The Sonic Dawn ha decidido explorar aún más sobre las ácidas aguas del pop psicodélico para crear un álbum denso y onírico titulado Enter the mirage, publicado en mayo de 2020 a través de la disquera Heavy Psych Sounds Records. Las guitarras lisérgicas y las múltiples voces llenas de ecos que escuchamos en la inicial "Young love, old hate" nos amenazan con lo que escucharemos en el resto del material: canciones breves y directas donde el viaje hacia el interior del ser a través de la alucinógena música provocará el cambio de percepción de la realidad entre cientos de colores y distorsiones que nos harán dudar de lo que observamos alrededor de nosotros.

El primer single del cuarto álbum del trío danés es "Hits of acid", un track de suaves melodías que sin lugar a dudas nos ahora en una atmósfera vintage de psicotrópicas guitarras colocadas en reversa, teclados profundos y arco iris liberados sin remedio. Inmediatamente después recibimos una dosis de garage lisérgico por medio de la infecciosa "Loose ends", pero de manera inesperada una guitarra acústica azota las bocinas hasta que los teclados nos retornar al aire psicotrópico del álbum, logrando así que "Children of the night" nos ofrezca una riqueza sonora más allá de las obvias influencias de la banda. 


En el álbum se saborea la esencia sonora de gente como Jefferson Airplane o Strawberry Alarm Clock, pero Enter the mirage tiene el suficiente espacio para desarrollar ideas frescas sin perder su gusto por los sonidos retros de melodías sosegadas bajo efectos psicotrópiocs que provoquen la introspección. La onírica "Shape shifter" sobrevuela los abismos internos de manera tenue hasta contraponerse a sí misma con un final más crudo, algo que nos sorprende tras la escucha de la funky "Join the dead" con aquellos  arreglos de teclado en manos del sorprendente Erick Errka Petersson de Siena Root

Asimismo, el material discográfico provoca el viaje alucinógeno sobre antiguas y misteriosas tierras como ocurre con "Enter the mirage", tema que le da nombre al disco entre místicos acordes orientales que por instantes recuerda algunas cosas probadas por la etapa ácida de The Byrds o por el primer álbum de Kula Shaeker. De todos modos, el cuarto álbum de The Sonic Dawn ofrece múltiples opciones para lograr un retorno al verano del amor, ya sea a través de "Sun drifter" y su contradictorio encuentro de guitarras acústicas y atmosféricos teclados o con "UFO" y su obvio pasaje cósmico de suave melodía que sabe alcanzar una intensidad gravitatoria mientras expresa un plegaria para retornar a casa y colocar los pies de nuevo en la tierra.  


"Déjame decirte algo
porque he visto el final:
hay ciertas reglas en el mundo
que ni siquiera el dinero podrá doblar.

Estamos sellando todas nuestras salidas,
cerrando todas nuestras puertas,
no hay vuelta hacia atrás y no hay salida nunca más.

Levántate todas las mañanas,
llega a tiempo al trabajo.
Pierde otro día,
Es sólo otro precio que tienes que pagar.

Desperdiciando todos tus momentos
moliendo en los engranajes
de alguna gran máquina...
éso te ha llevado a todos tus mejores años

Estamos atrapados.
Nunca saldremos vivos de aquí.
Un alma en sacrificio
sólo esperando morir"

Para comprender todas las posibilidades sonoras del Enter the mirage, escuchar "Soul sacriface" puede ser la mejor opción. Tras su alucinante introducción de teclados ambientales en las manos de Erick Errka Petersson y una onírica línea de guitarra, el track rompe nuestros sentidos con un ritmo tribal que invita al baile mientras entregamos el alma. Mientras la batería sostiene el contagioso tiempo, el bajo juega sobre el soporte sonoro, la guitarra hace sus rasgueos cortantes y el teclado provoca la ensoñación lisérgica. Algo que es necesario destacar es aquel solo de guitarra atascado de efectos y opciones que tan solo aprovecha la venenosa melodía que la banda ha creado mientras los misterios de la muerte son revelados.


Sin lugar a dudas, Enter the mirage reafirma el estilo de The Sonic Dawn, quienes bajo la estética vintage del pop psicodélico, han construido un viaje lisérgico de diez temas que muestran las diversas posibilidades del género para crear distintas atmósferas introspectivas. Más allá del sonido, el trío danés ha desarrollado un universo lírico propio donde podemos observar un puente multicolor entre la realidad y la fantasía, colocando el énfasis en el deleite y el goce de la vida más allá de la reflexión frente al esfuerzo cotidiano. The Sonic Dawn no es una sorpresa, es una referencia obligada de la nueva psicodelia del siglo XXI.


miércoles, 27 de mayo de 2020

Vitskär Süden : el lento rastro del temor y la obscuridad


Los senderos de la sonoridad son múltiples gracias a que éstos tratan de reflejar las infinitas posibilidades que ofrecen los sueños, las memorias y el pensamiento. Quizá un recuerdo, quizá una vivencia o quizá un instante pueden servir para la inspiración y la música se desarrolla hasta crear una escena propia más allá de aquello que sirvió de soporte. Como si fuera un guión, el ruido toma forma y se materializa en un ente, en una atmósfera, en una obscura historia...

Hace unos días fue publicado el álbum debut de Vitskär Süden, una banda originaria de Los Ángeles que merece ser degustado de manera detenida y pausada. Su propuesta sonora está basada en la creación de ambientes sombríos a partir de tenues capas que se sobreponen una tras otras hasta construir un dulce velo hipnótico de oníricos resultados y sombrías esencias. Su magia nace de aquella ciudad que le da la espalda al desarrollo tecnológico para mirar al cielo mientras cae la noche sobre el desierto californiano, aunque la inspiración surge de la imaginación literaria de la llamada "weird fiction" que han confeccionado escritores como Robert W. Chambers con su The king in yellow hasta Laird Barron con su The imago sequence & other stories.


Vitskär Süden nace del encuentro musical del bajista y vocalista Martin Garner con el baterista Christopher Martin luego de dos décadas de coincidencias y trabajo sonoro compartido. A ellos se unieron los guitarristas Justin Goldberg y TJ Webber logrando así el equilibrio entre armonía y ritmo que distinguen a la agrupación entre largos pasajes atmosféricos que rondan entre el introspectivo rock progresivo y la psicodelia mística.

Más allá de la tenue luz que tratan de provocar temas como "Ice & haze" con sus escalofriantes juegos vocales o los intensos ecos y reverberaciones de "Painted faces",  el debut de Vitskär Süden es una mezcla entre ciencia ficción con historias de terror y fantasía que construyen una densa atmósfera ahogada en largas pesadillas y misterios interminables. La inicial "War machine crimson" con aquel bajo saturado y guitarras distorsionadas parecen marcar un camino de sonidos agresivos controlados por el velo de los sueños terribles, algo que continúa en la estremecedora "Blue alley filth" con sus sintetizadores y frías voces, pero cuando llegamos a "Dark passages" con aquella estela de  sombríos pasajes sabemos que el álbum nos mantendrá bajo ese sosiego del que será imposible desprenderse. Los sonidos insistentes de "Heatens" buscarán otorgar al disco un dinamismo más allá de la sensación general de desesperación y obscuridad, pero al escuchar la concluyente "Dawn of the monolith" terminamos por comprender que el anhelo por escapar de la melancolía y el temor no llegará junto con las primeras luces del amanecer.


"Una reserva final para encontrar algo de paz.
El pacto está roto, la respuesta yace debajo.
Perplejo, temores sinuosos.
El agua golpea tu cuello goteando a través de la cocina
entrando al final.

El término de la locura.
Los vestigios de uno mismo.
Girando al blanco y oro.
El martillo encuentra al clavo.

Adulación temerosa, un caparazón temporal
¿Es ésta la vida que dejas detrás?
¿Es ésta la vida que perdiste?
Una deidad abandonada.
El pasajero, él la rescató.
El buzón aún está vacío.
El rastro del caracol."

Vitskär Süden escogió como tema promocional a la sombría "Trickle of the snail", efectivamente un track de paso lento como el avanzar de un caracol sobre el suelo. De manera irónica, en su trabajo visual que acompaña el lanzamiento podemos observar un sobrevuelo que muestra el follaje de un gélido bosque mientras los sonidos hipnóticos se van levantando hacia ambas posibilidades de la estereofonía entre los lamentos de una guitarra y un ritmo que hechiza y jamás levantará el vuelo. Y aunque el tema no podrá explotar en plenitud, en el track podemos detectar rabia en ciertos acordes y en algunos golpes que marcan su tiempo, pero el velo de los sueños y el temor caerá sobre nosotros como una pesada losa que tendremos que cargar eternamente sobre nuestra espalda.


Las texturas del álbum debut de Vitskär Süden son lo bastante densas para atemorizar al más valeroso escucha, pero al mismo tiempo lograrán extraviar al más experimentado viajero sonoro. Quizá encontremos la brújula ideal en aquella literatura que habla sobre terrores cósmicos y horrores ocultos ante la grandiosidad de nuestro planeta, pero si de algo podemos estar seguros es que será imposible eliminar esa desazón que se respira a cada surco de este material discográfico. Su escucha no es sencilla, pero la primera prueba a Vitskär Süden nos servirá para saber hasta dónde tenemos la capacidad para vacilar entre la zozobra y los oníricos pasajes que provocan las lentas pesadillas que resguardan nuestra memoria...


lunes, 25 de mayo de 2020

Modulator II : el estridente final del Universo


Una sonora tormenta eléctrica cae desde el cielo mientras su anuncio de relámpagos multicolores deslumbran la obscuridad de la noche cósmica. Un transbordador espacial ha posado su metálica estructura sobre terreno desconocido con la intención de desarrollar su estridente estética sobre aquel hostil paraje. Cuatro psiconáutas aprovechan la furia de sus galvánicos instrumentos para implantar su cromática huella mientras crean a su alrededor una hipnótica atmósfera aunque la llegada de la inminente Gran Colapso comienza a reflejar sus destellos fulminantes...

La psicodelia estridente francesa ha encontrado en Modulator II uno de sus principales exponentes, banda de áspera música lisérgica que aprovecha los sonidos lo-fi y la rabia de los pedales fuzz a tope para crear un fuerte viaje cósmico entre neuronas saturadas y galaxias olvidadas. Ahora tenemos la oportunidad de reventar nuestros tímpanos con su segundo álbum titulado Slivered hearse, material publicado en abril de 2020 y editado por la etiqueta inglesa Stolen Body Records.


Teniendo como base de operaciones un ático en la pequeña ciudad de Melun, Modulator II grabó su segundo álbum bajo la lógica DIY en una vieja consola Tascam 388, una máquina que se distingue por registrar las grabaciones de manera directa en cintas de carrete abierto. Con un bunker propio para trabajar tranquilamente con su sonido, la banda francesa confecciono un material lleno de reverberación y viejas referencias sonoras sobre lo cósmico y exploración espacial, algo que se puede detectar desde la inicial  "The big crunch", un track de tiempo lento y ritmo cortado que poco a poco toma el rumbo hacia el centro del universo para mostrarnos la gran implosión que marcará, de manera irónica, el final de todo lo que conocemos.

Sin lugar a duda, Slivered hearse es un álbum hipnótico donde el escucha se puede perder fácilmente, pero una vez que es comprendido esta mezcla ecléctica entre la estridencia de Ty Sygall con la imaginación galáctica de King Gizzard and the Lizard Wizard y un poco de magia lo-fi al estilo de Uncle Acid and the deadbeats para obtener un ruido combo que efectivamente logra provocar el despegue de los nuestros pies hasta expulsarnos de la estratósfera. "Modulation" sirve como himno obligatorio para todo lo que es la banda francesa gracias a sus insistentes notas bajo aquella tormenta de fuzz, aunque el tema halla sido trabajado originalemente bajo el alter-ego de Dusty Mush; aún así quizá "Grey Matter" es donde nos queda aun más claras las intenciones de Modulator II de lo que es su space rock inspirado en el garage y el hard psych sucio.


Slivered hearse contiene tracks venenosos como la incontrolable "Uncanny valley" con aquella linea adictiva de bajo en manos de la bella Mäelle Puligny que terminan destrozadas por las eléctricas armonías disonantes de la guitarra de Romain Duplessier. Sin embargo, cuando escuchamos "Odd harmonic partials" en manos de los místicos sonidos expulsados por el sintetizador modular y las percusiones de Cédric Bottacchi, sabemos que este álbum tiene como punto de referencia la estética sonora de 2001: A space odyssey, el mítico clásico del cine dirigido por Stanley Kubrick.

Aún con todo lo descrito hasta aquí, el segundo álbum de Modulator II contiene momentos que nos devuelven la respiración como en la aletargada "Stopover commander" con sus baterías violentas, lo que al mismo tiempo logra mantener esa atmósfera apocalíptica y de destrucción definitiva del universo. "Solarzed" nos retorna al garage rasposo que ha servido de inspiración interpretativa mientras nos demuestra como los cortes y las pausas pueden servir como herramientas perfectas si la intención es lograr remarcar al sonido como si se tratara de una contraposición perfecta. De la misma manera, "Extinction" nos somete a esa extraña mezcla entre surf y cosmos que el fuzz extremo ha construido a su alrededor como referencia sonora para ambos conceptos, aunque este track tiene la capacidad de romper los prejuicios gracias a sus rabiosas figuras.


El segundo álbum de Modulator II cierra con el tema que le da nombre, una oda escandalosa donde la distorsión nos toma por asalto para abandonarnos a la mitad del espacio sideral ante la ausencia de gravedad. En su trabajo visual que ha sido lanzado como forma de promoción, podemos observar una lluvia tecnicolor ahogada en múltiples colores y una baja calidad, lo que nos remite a la vieja psicodelia; pero lo interesante es como dentro de la saturación de imágenes y luces podemos detectar un mismo concepto sobre universos paralelos y su posible intercomunicación a través de agujeros negros transformados en portales, quizá planteados como una posible escapatoria ante la conclusión de nuestro espacio conocido. Las voces saturadas ahogan las bocinas mientras las guitarras desgarran las neuronas bajo un ambiente de desintegración como si la banda francesa quisiera explicar con sonidos lo que significa un cuerpo celeste atravesando lo que se conoce como "horizonte de sucesos".


La pandemia mundial que azota a este planeta ha provocado que no podamos saber cómo se escucha el Slivered hearse sobre los escenarios de manera directa y sin el cuidado técnico del estudio de grabación, pero bien sabemos que Modulator II se resguarda la espalda al sumar en su fórmula a Ben Firtion como guitarra de acompañamiento. Mientras la oportunidad de vivir esta experiencia llega, es necesario recorrer los estridentes pasillos que la banda francesa ha construido con su segundo material hasta lograr comprender su mensaje de destrucción en este plano de realidad y su posible escapatoria a un universo alterno...


miércoles, 20 de mayo de 2020

Baardvader : una cruda promesa desde La Haya


Extraños ruidos se filtran por nuestras bocinas como si fueran los lamentos de algún ser que se encuentra a la lejanía, quizá una bestia eléctrica que clama por atención a la mitad de la noche. Sin embargo, los sonidos cesan mientras una figura sombría de bajo entona una melodía concreta que termina por ser una colosal armonía de poder destructivo una vez que la guitarra se suma a su canto. Tras este encuentro sonoro de contradicciones que se complementan, nuestra atención queda atrapada y tan sólo resta el deseo por saber quiénes son los culpables de esta venenosa sensación.

Así es como comienza el primer disco de Baardvader, un áspero trío de La Haya, en los Países Bajos. Más allá de toda la pléyade de bandas que han utilizado como fuentes de inspiración el hard rock obscuro de los 70's para hacerlo coincidir con algunos sonidos de los 90's como el grunge, el stoner desértico y el llamado rock alternativo, estos chicos saben tomarte de las manos para llevarte por un paseo denso donde las atmósferas son claramente definidas a pesar del sentido contrario que las distingue a cada una; permitiendo de la misma forma que todo tome sentido hasta sumergirte en las sensaciones que buscan despertar.


El homónimo álbum debut de Baardvader fue presentado el último día de enero de 2020 y en él se puede encontrar una colección de ocho canciones poderosas con melodías bien definidas entre sí donde podemos pasar de ambientes ahogados de zozobra para terminar desgarrados por armonías potentes llenas de rabia. Las concretas voces de J. Aron funcionan de contrapeso para sus guitarras, las cuales pueden ofrecer un fuzz vibrante, un wah pantanoso o una cósmica figura de fugaz paso. Las percusiones en manos de Koen sirven de acompañamiento perfecto gracias a los golpes precisos necesarios en la intención de la banda para hacernos comprender los cambios rítmicos y sus distintos ambientes sonoros, pero es en el bajo de J.P. donde podemos encontrar el soporte que nos sirva de faro en la navegación dentro de las densas aguas del álbum.

Luego de la mística bienvenida que nos ofreció "The great escape" donde queda de manera clara las intenciones de Baardvader, la banda nos comparte "It's all over", un track de riff onírico que logra sumergirnos en un denso abismo lleno de melancolía que finalmente es dinamitado a través de una serie de acordes furiosos. Bajo esta misma estética sonora, el trío neerlandés logra construir espacios sonoros llenos de misterio y frialdad como en "Rewind" que terminan explotando por los aires con fuerza y determinación con riffs directos y sin contemplaciones como en la desbocada "Toxins" y su imparable carrera hacia el vacío.


Sin duda, Baardvader es un álbum lleno de tensión que es liberada a la más mínima provocación, por lo que la agrupación tiene bien definido como concepto el crear atmósferas de sonido controlado que terminan derribadas por ásperos acordes con pocas posibilidades de retorno. "Falling down" trabaja muy bien esta idea a partir de sus estrofas que emplean las notas limpias bajo un silencio amaestrado hasta que llega el estribillo para acabar con los tímpanos con su rabioso lamento y la distorsión hasta el tope de resistencia para nuestras bocinas.

El álbum se acerca a su finalización con la extraña "Reclaim your mind" y su línea angustiosa hecha por medio de un teclado, misma que termina pisando una granada para ser fragmentada en mil pedazos con una violenta tormenta de asteroides que nos cae desde el cielo; aunque es necesario rescatar ese solo de guitarra dividido en los dos canales de nuestra audición para demostrarnos el buen trabajo logrado en el estudio de grabación. Para cerrar, Baardvader nos abandona ante la ausencia de gravedad de su "Watching him", un track certero que contraresta la rabia escuchada durante todo el material a través de una melodía entrecortada que equilibra fuerza y paciencia hasta lograr un ambiente onírico de reminiscencias estelares.


Uno de los temas que más llaman la atención del debut de Baardvader es la lisérgica "Walking on the moon", track basado en la tóxica figura de guitarra ahogada en un wah que al llegar a la segunda parte de su estrofa se parte en dos a cada lado de nuestro audiorama. Sin perder la esencia del estilo construido por los neerlandeses, el tema baja la intensidad con un cósmico arpegio que es destruido por el coraje de unos acordes desgarradores. "Walking on the moon" es poderosa y al mismo tiempo nos muestra de todo lo que es capaz Baardvader, pero quizá sea escuchamos su solo de guitarra cuando comprendemos su poder interpretativo que logra al penetrar las neuronas para hacerlas explotar sin remedio.


El álbum debut de Baardvader es tan sólo una muestra de todo el potencial que tiene el trío de La Haya en su poder, y aunque el álbum termina repitiendo la misma fórmula durante sus de duración, el material contiene instantes sorprendentes que bien pueden servir de guía para un próximo disco con mayores posibilidades. Por lo pronto, es necesario recorrer de manera pausada los senderos que nos ofrece este primer registro si uno desea descubrir sus secretos, pero ello requiere paciencia para no quedar atrapado con un estilo definido que por momentos invita al abandono.


lunes, 18 de mayo de 2020

Sky Valley Mistress : arenas del desierto sobre Lancashire


Si existe un estudio de grabación con una gran mística alrededor de él gracias a lo que se ha registrado ahí y, sobretodo, a la magia del lugar donde se encuentra ubicado, es Rancho de la Luna. Tres casas en el desierto a unos cuantos pasos de Joshua Tree, California fueron el refugio perfecto para varios jóvenes exiliados del bullicio de la ciudad de Los Ángeles, pero ese espacio terminó convirtiéndose en el lugar perfecto para registrar lo que una pequeña escena sonora estaba haciendo para salir del fastidio y el calor.  Fred Drake y Dave Catching construyeron un lugar de retiro que sería ideal para dejar constancia de los sonidos de una generación inspirada en el punk rock y la influencia del desierto, logrando así la creación de materiales fundamentales para la historia de la música áspera hechos por gente del calibre de Kyuss, Chris Goss, Mark Lanegan, Queens of the Stone Age y las míticas Desert Sessions, organizadas por el pelirojo Josh Homme.

Tras aquella explosión de experimentación y posibilidad de expresión sin restricciones, muchas bandas se han acercado con la intención de capturar la esencia del desierto y sumarlo en su propio sonido, ya se como medio dotar de ingredientes probados y gustados previamente, así como también como una forma de escapar del rigor que un estudio de grabación convencional ofrece. Fred Drake ya no se encuentra en este plano de la realidad, así que el obvio anfitrión es Dave Catching, guitarrista que es reconocido por su participación con Eagles of Death Metal, junto con Jesse Hughes. Este pequeño rincón del mundo es lo que ha servido de inspiración y refugio para Sky Valley Mistress.


Cuatro chicos de la ciudad industrial de Blackburn, en el condado de Lancashire, Inglaterra, crearon una banda con la intención de recuperar aquel sonido áspero de principios del presente siglo que algunos han bautizado como stoner (a renuencia de quienes lo crearon) para alimentar su hard rock hecho en inspiración a la agresividad sonora de gente como Black Rebel Motorcycle Club o Royal Blood. Así es como comienza la historia de Sky Valley Mistress y su camino hacia aquel paraje resguardado por las arenas.

La banda inglesa se acercó a Dave Catching para grabar su álbum, lo que provocó el viaje de Sky Valley Mistress al Rancho de la Luna. El resultado se puede palpar de manera inmediata gracias a aquel tufo al primer QOTSA con aquel extraño concepto sonoro de robot rock mientras cada track nos ofrece un sonido crudo e insistente que termina enamorado gracias a la voz de la hermosa "Hell Kitten", Kaylen Davies. De esta manera es como tenemos la oportunidad de escuchar el resultado final de esta experiencia bajo el nombre de Faithless rituals, el álbum debut de la banda publicado por New Heavy Sounds.


Faithless rituals es un álbum directo que sabe alimentar su potente hard rock sucio como la aspereza del stoner arenoso, lo que permite confeccionar un álbum adictivo con diversos matices que al mismo tiempo tiempo logran exhibir la capacidad interpretativa de cada uno de sus integrantes. El primer golpe es su frenética "You got nothin'" con aquella figura sostenida que tras varios minutos se da la oportunidad de tomar un respiro hasta casi alcanzar el silencio absoluto para observar lo que oculta el desierto bajo el poderoso influjo de las estrellas y la magia india. Una vez declaradas las intenciones, la áspera guitarra de Sean "Starsky" Berry construye una melodía rabiosa llamada "Lost in shock" que bien sabe acompañarse de un sólido ejército de cuerdas electrificadas imposible de derrotar mientras nuestra mente vuelva ante la tormenta de arena que lo satura todo a nuestro alrededor.

Más allá de lo que podríamos esperar, el álbum debut de Sky Valley Mistress se permite ofrecer cosas místicas como "It won't stop" con su estilo rastrero que sirve de metáfora perfecta para el arrastrado paso de una víbora sobre el suelo desértico que espera el momento ideal para lanzar su venenosa mordida. De la misma manera, "Blue desert" trata de reflejar aquella esencia hipnótica del lugar que abraza al Rancho de la Luna para crear un largo tema que irremediablemente hechiza hasta lograr su explosión. Sin embargo, Faithless rituals se distingue por sus melodías rasposas donde la insistencia de la batería de Maxwell Harvey Willian Newsome III nos golpea como una lluvia de meteoritos como ocurre en la poderosa "Punk song" con su paso contundente o en la intensidad de "She is so" con sus sorprendentes guitarras distorsionadas, sin olvidar la concluyente "Electric church" con su obvia referencia al track inicial del Songs of the deaf de QOSTA con aquellas imponentes y aceleradas líneas de bajo a cargo de Russell.

El primer single del Faithless rituals es "Skull & pistols", track que cuenta con la guitarra de Dave Catching y un trabajo visual que nos muestra un poco de la magia que significa grabar en el Rancho de la Luna con esta leyenda viva. Un bajo ahogado en un áspero fuzz  marca la línea melódica mientras la batería golpea con rabia en un intento por seguir aquel ritmo furioso. La voz de Kaylen Davies nos toma de la mano para mostrarnos los cielos púrpuras de los atardeceres desérticos hasta que el hechizo del primer stoner se filtra por las bocinas entre sonidos desgarradores que saben aprovechar el silencio para tomar fuerza y lanzarse como un poderoso bólido sobre los olvidados y polvorientos caminos de desierto californiano. Mientras la constancia gráfica nos comparte la experiencia de Sky Valley Mistress que vivió para registrar su álbum debut, el tema explota en nuestros oídos logrando un salto en el tiempo para recordar los primeros sonidos que fueron grabados en el mítico estudio.


Tener la oportunidad de grabar tu álbum debut en un lugar tan respetado como el Rancho de la Luna es algo que poco pueden presumir, y quizá sea que este detalle es el que permite al Faithless rituals recuperar un poco de la esencia de un sonido que distinguió un momento específico del hard rock áspero, mismo que ha servido de inspiración para muchos en la última década. Sky Valley Mistress no termina haciendo un tributo al rock desértico, pero bien sabe destilar aquel ruido para aderezar a su propuesta y lograr así una colección de temas venenosos llenos de intensidad que requieren ser digeridos con paciencia si se quiere descubrir cada uno uno de los elementos que la conforman, mientras esperamos que el tiempo nos permita saber cómo se escucha este material sobre los escenarios...


miércoles, 13 de mayo de 2020

Lowrider : el bello retorno de una áspera leyenda que mira al cielo


En el año 2000 se publicó un áspero álbum que con el tiempo se convirtió en referencia obligada para el rock desértico, el stoner y todas sus derivaciones en Suecia hasta convertirlo en un material fundamental para el desarrollo de dicho sonido en todo el mundo. Ode to IO es toda una leyenda dentro del fuzz rock y tras veinte años de reventar bocinas, muchos se siguen acercando a este disco para retomar su estilo e inspirarse para crear nuevas cosas. Se puede escribir sin temor que Lowrider es la banda pionera dentro del arenoso género y que luego vendrían otras importantes dentro de distintos estilos como Truckfighters, Graveyard, Monolord o Greenleaf. Sin embargo, no todo ha quedado en esa joya del desierto... la mítica alineación ha regresado!!

Aunque formalmente Lowrider se reintegró en 2013, es hasta febrero de 2020 cuando tuvimos noticias discográficas del cuarteto de Estocolmo. Bajo el nombre de Refractions encontramos un álbum publicado por Blues Funeral Recordings que demuestra la maduración del grupo a través de poderosas melodías que han sabido transformar aquel rock desértico de vena pura heredero de legendario Kyuss que los llevó a publicar un split con Nebula para crear un denso paseo por los estridentes pasillos del stoner metal. Quizá sea una sorpresa para quienes esperaban una obra directa que se refugiara en un sonido comprobado y celebrado, pero Lowrider se ha arriesgado y ha trabajado para crear un disco impresionante que cosecha lo hecho en su país luego de haber sembrado las semillas hace veinte años.


Los poderosos riffs de Lowrider están ahora encaminados ha crear colosales armonías que saben tomar múltiples rumbos más allá de las atmósferas desérticas que colocaron a la banda bajo los reflectores hace dos décadas. Con la confianza de una agrupación reconocida, el cuarteto de Estocolmo han hecho de su Refractions una plataforma ideal para expandir su propuesta sonora hacia las posibilidades estilísticas que nuestra época permite y disfruta. Los tiempos han cambiado y éso permite al grupo explayarse en largas atmósferas instrumentales de múltiples posibilidades, en densos ambientes hipnóticos que saben aprovechar otros sonidos más allá de la fundamental distorsión fuzz, en vibrantes melodías infecciosas que entran al torrente sanguíneo para envenenarlo y hacerlo adicto al sonido y al ritmo propuestos.

Refractions es una obra de tan sólo seis tracks, pero cada uno de ellos contienen un desarrollo propio que bien podrían ser consideradas como pequeñas piezas compactas con una historia qué contar, quizá una colección de suites construidas por diversos movimientos que saben mostrar distintos audioramas dentro de su integridad. Al igual que aquella mirada que observa a los distintos objetos que se muestran ante ella mientras encuentra sus relaciones subyacentes, nuestro oído se afina para seguir el sendero que propone Lowrider con su regreso.


El álbum comienza bajo la escucha de los áridos sonidos referenciales de "Red river", un track potente de acordes desgarrados y constantes que brindan la perfecta posibilidad para que un solo de guitarra ahogado en wah se explaye con toda su esencia lisérgica, pero ya en su misterios puente podemos detectar algunas experimentaciones más allá de lo hecho por la banda en Ode to IO y más cercano a los sonidos de esta década. Quizá de la misma forma, "Ol' mule Pepe" nos ofrece aquel stoner desértico que distinguió a Low Rider hace vente años, aunque ahora los suecos le suben a la potencia hasta acercarse a los terrenos del metal sin perder aquel toque arenoso, algo que queda demostrado cuando detectamos la capacidad que tiene el cuarteto de cambiar de melodía sobrepasando los límites que se ha impuesto el propio género con su atmósfera hipnótica.

 Ahí esté el estilo que consolidó a Lowrider, pero Refractions tiene mucho espacio para construir nuevos sonidos que llevaran al álbum a convertirse en una nueva joya. Desde el riff hechizante y electrónico de "Sernanders krog" que logra mantener una zozobra a su alrededor a través de distintas modificaciones armónicas y una cósmica explosión final hasta la contagiosa figura que soporta a "Sun devil / M87" con su fuerza rabiosa que poco a poco toma su forma para crear un sostenido ritmo venenoso que olvida las voces para dejar que el bajo vibrante de Peder Bergstrand construya su armonía y la guitarra de Ola Hellquist nos tome de la mano por un viaje entre nuestras neuronas intoxicadas. Pero si aún esto fuera poco, el disco cierra con la alucinante "Pipe rider", track que inicia con una constante percusión en manos de Andreas Eriksson que termina quebrándose por los acordes sostenidos de Niclas Stålfors  hasta que la propia melodía comienza ha recorrer distintos trayectos que saben mantener nuestra atención durante sus once minutos y medio de duración entre figuras improvisadas, ensoñaciones constantes y un abandono final ante la ausencia total de gravedad.


Los tambores entonan un ritmo tribal que es transformado por el lamento de una guitarra que guía el canto doloroso sobre Ganimedes, el satélite más grande del sistema solar que acompaña a Júpiter que recibe su nombre tras aquella leyenda griega de amor entre Zeus y un príncipe troyano. La danza planetaria se muestra ante nosotros mientras la melodía juega un influjo hipnótico hechizante que aprovecha cualquier oportunidad para golpearnos. Tras un silencio intrigante, la guitarra toma el control para ofrecerse en sacrificio mortal y un mágico teclado logra filtrase para enamorarnos con sus figuras. Aún así, "Ode to Ganymede" tiene la capacidad de modificar su estructura para mostrarnos una cara más violenta en un giro inesperado hacia el final de su órbita, una furiosa colección de acordes que asemeja la caída de una lluvia de asteroides y nos recuerda los terribles impactos que ha sufrido el satélite sobre su superficie.


Refractions no sólo es el retorno de una banda de stoner y rock desértico, es la muestra fehaciente de lo que puede hacer un grupo cuando rompe con las cadenas de un estilo y se permite mirar al cielo en búsqueda de nuevos sonidos que alimenten lo alcanzado. Sus posibilidades son múltiples y las melodías contenidas en su interior son una colección de furiosas pero hermosas estructuras que enamoran mientras nos desgarran las neuronas, quizá una serie de armonías que hipnotizan y nos despiertan de manera abrupta con un golpe certero. Efectivamente, tuvieron que pasar veinte años para que Lowrider lograra esta obra maestra, pero todo este tiempo ha valido la pena...


lunes, 11 de mayo de 2020

Black Thunder : entre estridencias, complicadas figuras y cyborgs


Nuevamente Regina, la capital de la provincia canadiense de Saskatchewan, reaparece en el mapa musical gracias a su multifacético trío Black Thunder. Si bien con su III lograron despertar la atención de muchos espacios digitales dedicados a rescatar los sonidos ásperos gracias a aquella mezcla entre fuerte psicodelia, figuras progresivas y agresividad stoner (reseña-review), ahora la banda nos ofrece las llaves para abrir la puerta que ingresa a su universo sonoro entre una tormenta de acordes y múltiples armonías que desafían al más paciente escucha.

A finales de marzo de 2020 fue presentado a través de la disquera Transistor 66 el último álbum de Black Thunder que lleva el nombre La fine creata, un álbum que reta a quien se anima a cruzar su portal sonoro mientras se adentra a un laberinto que bien puede mostrar momentos llenos de luminosidad como puede enseñar abismos obscuros hasta provocar el extravío. Tres greñudos de gran imaginación bajo el resguardo técnico de Chris Dimas, el imponente frío del país de la hoja de maple y ocho temas que saturan las neuronas entre alto volumen y complejidad.


De manera irremediable tenemos que escuchar la referencia inmediata anterior para realizar una comparación entre ambos trabajos discográficos, y el resultado del análisis nos lleva a determinar que III fue un disco directo más allá de sus intrincadas armonías; pero lo alcanzado por Black Thunder en La fine creata es un álbum poderoso que obliga a su recorrido detenido si lo que se quiere es comprender todos sus paisajes sonoros construidos entre poderosas estridencias y complicadas figuras.

Tras dos minutos de bienvenida instrumental bajo el nombre de "Inch row" y una tormenta de acordes que nos azotan sin piedad, Black Thunder nos ofrece en los restantes seis temas un amplio universo de sonidos fractales que se reflejan a sí mismos entre repeticiones frenéticas, riffs de alto voltaje y largos pasajes de armonías complejas que te toman de la mano para mostrar un amplio audiorama que acompaña a una historia sobre la ansiedad que provoca el avance del tiempo en el hombre, teniendo en la tecnología y los avances científicos la posibilidad de detener la edad hasta convertirse en un cyborg.


En La fine creata podemos encontrar místicas melodías lisérgicas como "The black rag", track que hace coincidir el hard psych con el rock progresivo en una espiral infernal, pero en contradicción el álbum nos ofrece hipnóticas figuras robóticas como en "Despersononlization" a partir de algunos sintetizadores atmosféricos que son desgarrados finalmente por un riff de acordes ásperos y secos que nos regresan los pies a la tierra.

Sin lugar a dudas, el cuarto álbum de Black Thunder respira directamente del rock progresivo italiano de bandas como Banco del Mutuo Soccorsso, Premiata Forneria Marconi y Le Orme como queda claramente demostrado en el track que le da nombre al material, pero a mismo tiempo podemos detectar algunos trazos del universo sonoro de los australianos King Gizzard and the Lizard Wizard debido a la rabia de ciertos acordes y los abruptos cambios de melodía que te teletransportan a dimensiones opuestas como en "Lack of photons" y su fuerza incontrolable. Aun así, el trío canadiense se da el espacio para crear una enfermiza armonía instrumental titulada "Tetris syndrome" que es capaz de sumergirnos en el agujero negro de los videojuegos hasta devorarnos con sus insistentes figuras y mundos paralelos que acechan a cada cambio de estructura melódica.

Otra de las posibilidades sonoras incluidas en el paranoico La fine creata es "Bekenstein limit", un track que golpe desde el primer segundo con aquella figura poderosa que rompe con su estridencia e innegable sensación de ansiedad pero que al final es quebrada por una melodía sostenida que nos inserta en un V8 para correr por algún polvoriento camino olvidado. Asimismo, la fuerza desbocada del tema es acompañada de un original trabajo visual realizado por Rob White y Khang Nguyen que nos cuenta una historia ubicada al principio del siglo XXI sobre las consecuencias derivadas por la prohibición del café como una bebida lícita. Tony Frank, Neil Lutz y Dustin Wiebe formarán un grupo subversivo que tratarán de suministrar las tostadas semillas prohibidas en un mundo apocalíptico lleno de necesidad por la cafeína. Stoner, hard psych y prog rock en una estridente narración de vicio y clandestinidad.


La fine creata requiere tímpanos educados bajo la escuela progresiva y neuronas resistentes a los múltiples cambios melódicos y los desgarradores niveles de volumen. Sin embargo, el último material publicado por el trío de Regina es álbum lleno de posibilidades acústicas que bien sabrán apreciar los buscadores de complicadas figuras quienes están aburridos de un mundo simple lleno de acordes fuertes pero sin modificación. Black Thunder nos ha propuesto el reto, ahora es momento de tomarlo y recorrer aquellos pasillos de múltiples posibilidades mientras el tiempo corre sin piedad sobre la carne y el alma...

viernes, 8 de mayo de 2020

Hell Lotus : el áspero sonido del rabioso Brasil


Hace unas semanas fue liberado el trabajo visual de "Takes of a normal man", segundo single del Calliphoridae, el álbum debut de la banda brasileña Hell Lotus. Bajo un sonido infeccioso y potente, nuestros radares se dirigen hacia una nueva propuesta que soporta su estilo en las armonías del hard rock garage, en las melodías del blues electrificado y el sonido del stoner distosionado, creado así una amalgama compacta y bien definida que logra atravesar las neuronas como dagas afiladas.

Tras la pausa que se impuso la reconocida bnda The Red Boots luego del lanzamiento y promoción de su Touch the void de 2014 (reseña-review), su baterista Gil Holanda se embarco en distintos proyectos hasta encontrar en la guitarrista y vocalista Vitoria Bessa a la pareja ideal para llevar a cabo el cumplimiento de sus objetivos sonoros. Bajo el nombre Hell Lotus y resguardo de la ciudad petrolera de Mossoró, el dúo se centro a trabajar con su sonido hasta construir una rabiosa muralla de ruido que aprovecha cualquier quiebre para explotar y rugir sin freno alguno.


El primer sorbo que pudimos probar de la áspera bebida del dúo brasileño fue con un demo lanzado los últimos días de 2018 en bancamp del tema "Thirsty to death", un track entrecortado de acordes largos que aprovechan la fuerza del volumen y percusiones remarcadas que buscan crear una melodía propia mas que seguir un ritmo de soporte. Tras este primer dado envenenado, Hell Lotus subió a Spotify otro tema suelto que finalemente sería el primer single de su álbum debut llamado "Svcker", una infecciosa armonía de paso firme que demuestra la intensidad de la banda por medio de su obvia aspereza de guitarras distorsionadas y una batería potente que no sabe detenerse.

Siguiendo el mismo método utilizado con The Red Boots para el obtener el financiamiento para la grabación y lanzamiento de un material discográfico, Hell Lotus se acercó a la Asociación Cultural Do Sol para grabar en agosto de 2019 a través del proyecto Incubadora con Yves Fernandes lo que sería Thirsty to death, su álbum debut publicado a finales de noviembre de 2019. El resultado final sería una colección de nueve temas bajo el concepto sonoro de acordes sueltos y riffs entrecortados que brindan el espacio suficiente para escuchar los rebuscados remates de batería.


Cuando pensamos en el Brasil y aquellos sonidos crudos no llega a la mente de manera inmediata banda como El Negro, CattarseMuñoz y obviamente The Red Boots, pero Hell Lotus logra construir su estilo propio gracias a que retoma el denso sonido de garage y la intensidad del rock alternativo para hacer un agresivo ruido que requiere ser tomado con cuidado para desmenuzar su contenido y disfrutar su esencia. Sin embargo, el dúo de Mossoró nos ofrece claramente dos facetas rítmicas de su Thirsty to death: por una lado tenemos los temas aletargados que asemejan grilletes atados a los tobillos como en la cruda "Wide awake" o la hipnótica "Varejeira" con su figura de loop rabioso con su cierto tufo a hard blues, pero por otro lado tenemos canciones poderosas y desbocadas como "Heaven in hell" con aquel sabor a hard core que obliga a sacudir el cuerpo bajo su ritmo venenoso.

Más allá de esta clara bifurcación en el estilo que conforma el Thirsty to death, Hell Lotus sabe hacer encontrar sus contradictorias andanzas como queda demostrado en "Me, fool" con su acompasado inicio que tras algunos segundos se convierte en un track afilado donde la voz de Vitoria nos recuerda por instantes a Brody Dalle en sus épocas con The Distillers. Asimismo, el álbum debut del dúo brasileño nos sorprende con la fuerza de las guitarras distorsionadas y pasadas por distintos filtros como el POG que escuchamos en la rastrera "Millennial", tema que nos muestra claramente el secreto sonoro de Hell Lotus en el estudio: cuerdas eléctricas difundidas en distintos amplificadores para dotar de frecuencias diferenciadas y percusiones con graves amplificados que sepan jugar con la contradicción fundamental del ruido y el silencio.

"Tú no detectas algo equivocado
No te resistes, los cuentos van más allá
Tú jugaste, tú mentiste
Ella no se queja, 
tú haces las cosas pero ella no está sola otra vez.

Sé que la amabas, sé que lo haces
Sé que la tenías, sé que le mentiste.

Sé que la jodiste..."

Más allá de lo reseñado en el Thirsty to death, encontramos en su segundo single titulado "Tales of a normal man" el tema más adictivo del álbum. Su riff sostenido e insistente ingresa a la cabeza de manera directa y sin freno que imposible no recibir su descarga eléctrica mientras la batería marca un ritmo que golpea de manera exacta para sacudir los cimientos que están bajo nuestros pies. Su línea melódica y los arreglos de su puente sonoro nos remiten indudablemente a Yeah Yeah Yeahs o quizá a las mexicanas Le Butcherettes, pero Hell Lotus logra introducir su estilo propio gracias a las figuras ingeniosas de Gil Holanda y a esa fiera voz que distingue el rango de Vitoria.


Hell Lotus se encuentra dando apenas sus primeros pasos, pero su Thirsty to death es un debut que vale la pena gracias a gran trabajo logrado técnicamente en cada uno de sus tracks, sin perder de vista la fuerza que tienen éstos de manera propia. Lo interesante está ahora en conocer cómo se escucha este material en directo mientras el dúo brasileño desarrolla sus estilo hacia un esperado segundo material con mayores posibilidades compositivas e interpretativas. Queda nuestra atención puesta sobre el futuro de Hell Lotus...

miércoles, 6 de mayo de 2020

Soldati : cuando el ruido encuentra su lugar ideal


Sergio Chotsoutian es toda una institución dentro de los sonidos ásperos del rock argentino. Su nombre es referencia obligada cuando se habla del stoner latinoamericano gracias a que formó parte fundamental de la mítica banda Los Natas, pero tras la disolución de la banda, el guitarrista se ha mantenido en constante movimiento a través de diversos proyectos que lo tienen en actividad sonora; sin olvidar su trabajo como productor y cabeza principal de su sello independiente South American Sludge Records. Ahora es momento de hacer a un lado los obvios antecedentes de esta leyenda viva del ruido para que podamos desmenuzar detenidamente el álbum debut de su poderosa banda Soldati. 

En marzo de 2016 conocimos a Soldati gracias a la publicación de un demo del mismo nombre editado por SAS Records, material que se distinguía por ofrecernos la versión más sucia y densa de Sergio Ch. A través de cuatro tracks obscuros podíamos darnos cuenta de todo el poder que resguardaba el músico argentino más allá de lo logrado con Los Natas. Bajo la alineación de un power trio completado por el bajista Lucas Cassinelli y Razz en la batería. Las estridentes notas de este EP tenían la capacidad de saturar las bocinas como si se tratara de un enjambre de abejas furiosas a nuestro alrededor, pero bien se podía detectar que las grabaciones eran caseras y le faltaba un fino toque de producción técnica.

Foto: Verónica Astudilla
Tras varias presentaciones en el underground argentino, la banda comenzó a forjar un nombre propio a base de sonido y furiosas interpretaciones, pero las cosas comenzarían a tomar otros rumbos a partir del cambio en la alineación del grupo con la incorporación de Alfredo Felitte en las percusiones, quien fuera baterista de Ararat, otro de los diversos proyectos de Sergio Ch. Las estrellas comenzaron alinearse hasta que Patricio Claypole y su legendario estudio El Attic tuvo el espacio para recibir a Soldati y registrar así toda su potencia con la calidad de sonido necesaria para una banda de estas características.

Bajo el nombre de Doom nacional encontramos un material muy denso lleno distorsiones y melodías obscuras que logran atravesar los resquicios de su impresionante muro de sonido. Sin lugar a dudas es un viaje al pasado que retoma el sendero donde se quedó Los Natas para continuarlo a través de un áurea mística de líricas encriptadas y acordes rabiosos. Y aunque el título del álbum nos podría remitir a un género de conceptos sonoros muy definidos, Soldati tiene la capacidad de avanzar más allá de las cadenas y prejuicios hasta lograr una colección de melodías estridentes con características propias.


El primer golpe lo ofrece "From skulls" y su espesa línea de bajo que permite a Sergio Ch. ofrecernos una melodía hipnótica con su característica voz cansada y una historia resguardada en la memoria sobre un hombre de la mar. El tema inicial de Doom nacional es una pesada oda de pocos acordes aletargados que se arrastran como un grillete encadenado al tobillo hasta que su densa neblina cubre todo el audiorama hasta que la batería decide cambiar la velocidad para construir una venenosa estructura sonora que explota con un solo de guitarra como sólo sabe crear el mítico Sergio Ch.

Enseguida escuchamos una desbocada melodía de tiempos insistentes y furia incontrolada llamada "Suicide girl". Más allá de encontrar referencias en el stoner desértico de sonidos valvulares, el track se hace más espeso en el momento que la guitarra se ofrece en sacrificio. Aquella rabia que no es retenida ni por un segundo contrasta con las entumecidas líneas  con las que inicia "Solar Tse", tema ruidoso que poco a poco toma su rumbo a través de acordes sostenidos que nos ofrecen una bienvenida a su viaje de escándalo encausado y distorsión precisa que permite su deleite mientras el ruido satura todo alrededor.


Doom nacional retoma tres de las cuatro canciones que formaban parte de su demo con la finalidad de ofrecerles la oportunidad de recibir la magia de Patricio Claypole. Más allá de la suciedad que distingue a Soldati como concepto ótico, la fina producción técnica que tiene el material permite detectar cada uno de sus elementos sin perder la sensación de unidad que envuelve y satura. La imprescindible "Whiskey negro" con aquella impresionante introducción que nos toma de la mano para hacernos entender lo que es realmente el stoner metal, logra una definición exacta al colocar a cada instrumento en su lugar justo.

"La electricidad del árbol caído" hace honor a su nombre al ofrecernos las vibraciones de aquel rayo surgido del cielo atormentado a través de una figura que crece poco a poco hasta hechizarnos de manera irremediable con su lento y pesado embeleso. De igual forma, "Los secretos de Shiva" encuentran en las manos de Patricio Claypole un toque de precisión acústica que nos permite disfrutar cada uno de los sonidos que la constituyen mientras aquel afilado riff de Sergio Ch. suelta todos los demonios que se resguardan en su interior y al mismo tiempo nos cubre con un manto de misticismo más allá de la estridencia de los instrumentos y nos abraza suavemente con ese hermoso solo de guitarra.


El track que ha sido elegido como single a través de un trabajo visual realizado por Diego Madurga y el propio Sergio Ch. es "Un tren al sol". Dicho tema es quizá el que tiene mayor diversidad de figuras y arreglos sonoros de siete que contiene el Doom nacional, ya que inicia con bajo en fuzz que marca la melodía para ser seguido por una batería tormentosa que asemeja una lluvia de meteoritos y una linea de guitarra que entona una melodía hasta que finalmente nos ofrece los acordes que conformarán el riff definitivo. Una vez que "Un tren al sol" toma su forma, la canción soporta su sonido en una figura insistente y entrecortada que construye una base sólida para la voz de Sergio Ch. quien entona una lírica abierta y libre de interpretación sobre viajes cósmicos mientras el desbocado ferrocarril se deja caer al abismo sin gravedad que se muestra al final de las vías.


Tras varios años de esfuerzos, cambios de alineación y definición sonora, Soldati ha logrado publicar su álbum debut, una pieza auditiva única en su especie debido a su calidad en la grabación, al poder de su interpretación y a la inteligencia en su composición, ésa que destaca por saber coincidir la aspereza de los sucios acordes con las enigmáticas líricas que finalmente conformar una atmósfera obscura y enigmática que sólo Sergio Ch. podría crear. El disco se debe consumir de un solo trago más allá de que cada pieza tiene su esencia propia, pues el Doom nacional logra construir un sonido uniforme de distintas intensidades para sacudirnos mientras nos arranca los pies del suelo y nos muestra el escándalo del universo...


lunes, 4 de mayo de 2020

Datura4 : los múltiples rostros de una banda australiana


Luego de la reconstrucción de la banda y la publicación del Blessed is the boogie a partir de un sonido infeccioso (reseña-review), Dom Mariani y su Datura4 ha lanzado un nuevo álbum que busca mantener y afianzar lo alcanzado en la producción anterior. Aquella resurrección de abril de 2019 logró colocar su mezcla de vieja psicodélica con hard blues eléctrico como una de las mejores referencias del rock vintage de Australia, pero ahora es el momento de dar el siguiente paso para mantener dicho sonido y establecerlo como un estilo propio.

La mirada es golpeada con la intensidad de los colores mientras las parvadas levantan su vuelo sobre una abandonada carretera que tiene como destino una bella mujer de flores en el cabello. Bajo esta ácida estética hippie , nos adentramos a un álbum que busca alimentar de riesgos y nuevos sonidos a lo alcanzado por Datura4 en su elogiado Blessed is the boogie. Un año bastó para que el grupo de Perth desarrollara su sonido hacia nuevos horizontes que de manera inmediata escuchamos con aquella tonada chamánica y desenchufada llamada "You're the only one" que sirvió como preámbulo al lanzamiento del disco y tributo a Tony Joe White bajo un misterioso sesgo western.


Manteniendo la base musical que construyó el Blessed is the boogie, las rasposas guitarras de Mariani se unen a al grave soporte del bajo de Stu Loasby, los teclados profundos de Bob Patient y las exactas percusiones de Warren Hill para construir un álbum con objetivo claro y estilo propio. Sin embargo, el primer track del West coast highway cosmic nos sorprende con una cachetada psicodélica a partir de un intenso viaje cósmico que recuerda los primeros materiales de UFO y al mismo tiempo bautiza al material discográfico. Aun así, Datura4 mantiene su esencia blusera por medio de la participación de Howie Smallman en la armónica para crear temas sucios como "You be the fool" o la obviamente stoniana "Wolfman boogie".

Al pasar las diez pistas que conforman el West coast highway cosmic podemos detectar las diferencias con su antecesor, pues aunque mantiene esa coincidencia entre psicodelia controlada y blues electrificado, Datura4 deja a un lado las guitarras ásperas y los riffs violentos para ofrecernos ahora canciones por una parte más desenfrenadas como el rock n' roll de reminiscencia sueca del clásico sonido de The Hellacopters en "Get out", pero por otra podemos encontrarnos con desenfadadas melodías pop como en "Give" con sus atmosféricos teclados y sus tenues acordes.


Con estas descripciones bien podríamos esperar que la banda australiana habría abandonado la fuerza y la intensidad de aquellas figuras de guitarra venenosas que permitieron funcionar al Blessed is the boogie, pero rascando entre sus surcos podemos rescatar algunos vestigios de dicho sonido. Si bien "A dark shade brown" es un fugaz dardo de guitarra fuzz domada con un tenue sabor a pop psicodélico, West coast highway cosmic nos sacude con el hard blues clásico de la adictiva "Rule my world" con sus armónicas hipnóticas y sus afiladas notas que no frenan ni por un solo segundo.

El cuarto álbum de Datura4, que ha sido nuevamente publicado por Alive Naturalsound, cierra de manera coincidente como inició gracias a un melodía hipnótica de esencia lisérgica llamada "Evil people, pt. 1", un track que inicia con una armonía lenta y envolvente gracias a su constante repetición y sus teclados ambientales. Sin embargo, el tema es quebrado gracias a una furiosa guitarra fuzz que explota por ambas bocinas que confesar que ahí está Mariani aguardando al acecho para demostrar lo que sabe hacer con su instrumento.


Quizá la mejor canción del West coast highway cosmic sea "Mother Medusa", un potente hard rock de percusiones tribales que hacen temblar los cimientos de la tierra y al mismo tiempo logra ofrecer la mejor base para un salvaje riff que sabe a travesar las neuronas. Una vez hechizados por la belleza de la bella mujer de serpientes por cabellera, Datura4 nos ofrece una entrecortada e infecciosa melodía mientras es retomada la vieja leyenda de aquel monstruo femenino que volvía piedra a quien se cruzara con su mirada. En su interior resguarda al hijo de Poseidón, pero la muerte que le ha provocado Perseo rompe con la posibilidad de convertirla en madre al cortarle la cabeza de un solo tajo; algo que sonoramente escuchamos con aquellos efectos que cruzan nuestro horizonte auditivo. Es necesario rescatar aquel solo de guitarra preciso de logra transportarnos a esa isla desolada que sirve de guarida a Medusa mientras nuestros sentidos se tornan en estatuas sin vida.


Sin lugar a dudas, el West coast highway cosmic es un álbum multifacético que es necesario recorrer con pies de plomo y tímpanos afinados, pues más allá de tener a una banda tocando bajo un mismo concepto sonoro, Datura4 nos sorprende a cada pista como si se tratara de retar a quien se anima pasear por su laberinto sonoro. Sin embargo, el disco es de sencilla escucha y contiene en su interior varios ganchos que logran infectar al incauto que anima oírlo completo, una acción que invitamos a realizar si desean tener una perspectiva de lo que una banda australiana puede hacer bajo un mismo estilo sonoro pero con amplia capacidad interpretativa.