Al leer Kamchatka en la portada del disco a uno
le viene a la mente una remota península rusa ubicada en Siberia. Observamos el
arte de la tapa y nos encontramos un trío de águilas sobrevolando una zona
montañosa en unos vivos colores naranjas que sobresaltan las pupilas. Le damos
play al reproductor y en los primeros segundos escuchamos guitarras en wah que sirven
de base melódica para un cántico adolorido y fuerte. Sin embargo, todo cambia
un minuto después… un hard blues se apodera de la escena para no dejarnos ni un
solo instante.
El álbum debut de este
power trío sueco, publicado el 1° de enero de 2005, llegó como agua fresca a la
palestra musical que tenía en el revival su piedra de toque. Europa se rendía
al resurgimiento del hard rock tal y como fue concebido a finales de los años
sesenta y principios de los años 70. Mas toda esa pléyade de grupos estaba
dejando a un lado las verdaderas raíces de esos sonidos: el blues.
Tras la grabación de
esta placa, que a falta de un título se le conoció como Vol. 1, Kamchatka se hizo de un nombre en el ambiente musical de su
natal Suecia, situación que aprovecharon para tocar en todos los festivales de
Escandinavia y lograr así llamar la atención de bandas y productores en Europa
y en Estados Unidos.
¿Pero
quién carajos son estos tipos?
Varberg es una pequeña
ciudad mercantil al suroeste de Suecia. A finales de los 90, poco a poco se
había forjado un pequeña escena rockera, la cual no permitía el suficiente
crecimiento musical a los chicos que forman parte de ella. Es por ello que en
2001 se convocó a las bandas del lugar a un festival en tributo a Jimi Hendrix,
permitiendo que bandas de otras partes de Suecia participaran, con la condición
de que entre sus miembros se encontrara alguien nacido en el “lugar más feo de Suecia” (conocido así
por encontrarse en una zona rocosa sin áreas verdes, en contraste al resto del
país).
Fue en dicho festival
donde se encontraron unos jóvenes que
eran conocidos entre sí desde la infancia y que habían coincidido en algunas
bandas locales. Decidiendo presentarse, montaron
un “palomazo” con rolas de su ídolo y terminaron haciendo una improvisación
sobre el escenario. Tal fue el éxito de la presentación que era irremediable
unirse como una banda formal.
Al buscar un nombre
para el grupo, el trío buscó el nombre de algún lugar que lograra captar la
esencia de su música, encontrando en Kamchatka el concepto ideal: un lugar
extraño, mágico y de fantasía natural gracias a sus volcanes, lagos sulfurosos
y verdes montañas con cascadas; en otras palabras, un lugar muy distinto al
paisaje rocoso de Varberg.
La guitarra está a
cargo de Thomas “Juneor” Andersson, músico que tiene en el blues blanco su
influencia más fuerte. Hombre de gran pasión que deja en las cuerdas todo el
sentimiento. Su voz grave contrasta con la suavidad que utiliza para cantar y
su ligera mano para llevar las riendas de la banda. El equipo con el que grabo Vol. 1 está conformado por un amplificador
Fender Dual Showman Reverb, un pedal de multiefectos PUE5 Tube de Ibañez, un
pedal wah y dos guitarras: una clásica SG de Gibson y una Stratocaster 70 de
Fender. “Juneor” es de los pocos guitarristas escandinavos de tener su propio
modelo de guitarra: Beard Bender de Ibañez, la cual utiliza desde 2011 cuando
fue lanzada al mercado.
El bajista del grupo es
Roger Öjersson, un espigado muchacho de lacio y largo cabello que imprime su
fuerza y su magia. Sin embargo, Roger es un multi-instrumentista. Su primer
instrumento fue la mandolina, que tras años de ensayo, cambió por una guitarra
clásica. Al acercarse al rock, fue alternando la guitarra eléctrica y el bajo,
quedándose en éste desde la formación de Kamchatka. Gracias a su amplio
panorama musical, Öjersson escucha todo tipo de música, teniendo en Aston
“Familiy Man” Barrett, bajista de The Wailers, la mítica banda de reggae de Bob
Marley, su mayor influencia. Su equipo consta de un Ibañez BTB-670, un Squire
Jazz y un viejo modelo Dean que amplificó con un equipo Hartke.
Cabe mencionar que fue
en 2012 cuando Roger dejó la banda para incorporarse como guitarrista a la
banda de metal Tiamat. Al quedar vacante el puesto, el resto de la banda
decidió incorporar a Per Wiberg, quien había trabajado con Kamchatka en el
diseño de todas las portadas de sus discos a través de su empresa de diseño
Hippograffix y colaborado en los teclados de los discos Vol. 3 y Bury your roots.
Por si fuera poco, Wiberg había sido tecladista de bandas como Opeth, Spiritual
Beggars y Candlemass; siendo así que su trabajo no quedó reducido al bajo.
La batería corre a
cargo de Tobias Strandivik, el único integrante de Kamchatka que toda su
juventud tocó en el circuito de bandas de su natal Varberg. Su estilo de tocar
deriva directamente por su gusto por el metal, el jazz y el rock progresivo,
pasando desde la música de Frank Zappa hasta King Crimson.
El
concepto
Cuando pensamos en
blues, nuestra mente viaja a la música negra nacida en el delta del río
Mississippi o a la mezcla hecha con el rock blanco, ácido y pesado que hicieron
las bandas británicas a finales de los años 60. Sin embargo, con el paso de los
años, este género musical quedó relegado a obscuros bares de mala muerte de los
Estados Unidos o en bandas empecinadas en rescatarlo, ya sea por vieja añoranza
o por el deseo de crear nuevas cosas a partir de sus estructuras, enseñándole a
nuevas generaciones un sentimiento que engendró muchas variantes musicales
durante el siglo XX.
Sin embargo, el blues
no es sólo música, como género nació del sentimiento y cómo forma para
acompañar las penas y el lamento las comunidades afroamericanas de Estados
Unidos, emoción que fue rescatada por los jóvenes del mundo a finales de los
años sesenta para expresar la incomprensión de los adultos de su época a sus
deseos de libertad, de conocimiento y de
amor. Y de ello nos habla el Vol. 1.
La primera placa de
Kamchatka no es una colección de canciones nacidas de los jam sessions, es una
declaración al mundo de que aquellos sentimientos que crearon y dieron forma al
blues siguen vigentes. El ser humano se siente confundido ante una realidad que
no le es de su agrado. Busca escapar de ella, pero eso le puede crear una
confusión en su mente.
La incomprensión
aparece en escena y no piensa dejarla fácilmente. Se buscan alternativas, pero
no otorgan las respuestas deseadas. La incertidumbre es sembrada en el interior
y la mente comienza a desesperarse. Poco a poco el camino se va haciendo
angosto hasta que al final del camino aparecen las drogas, la soledad y el
escape como única salida. Las consecuencias son graves y, quizá, no exista
escapatoria.
Vol.
1
es una frenética espiral en descenso que nos lleva a momentos de locura, de
melancolía, de dolor y de escape mental. En otras palabras, el blues se
convierte para este disco en forma y fondo, un vehículo para hablar del propio
viaje, un pretexto para tocarlo y seguir hablando de las emociones que de él
emergen.
Canción
por canción
Out
of my way: ¿cómo debería de ser uno? ¿qué es lo correcto?
¿cuál es la mejor forma de vivir? La gente se cree muy inteligente y ante su
mirada los demás son unos perdedores. Aun con esfuerzo y trabajo, la opinión no
cambiará. Lo mejor será dejar a todos atrás, soltar las amarras y abrirse a los
cambios que deparará el futuro… Guitarras que juegan con su ritmo cortante y
efecto wah que lograr liberar la mente del cuerpo. Sin embargo, al llegar al
término de cada estrofa los remates de los acordes nos dejan un dulce sabor a
psicodelia pop. La parte media de la canción explota en una pequeña
improvisación con un duelo entre la guitarra y el bajo en salvaje persecución
entre sí. La voz “amarrada” de Thomas “Juneor” Andersson recuerda al Clapton de
sus épocas en Creem
Seed:
siempre hemos creído que al ver la mirada del otra persona podremos entrar en
ella para saber lo que hay en su mente, para tratar de entender sus sentimientos.
Al no lograrlo, una semilla de incertidumbre se siembra en nuestro interior y
poco a poco crece la curiosidad. Es necesario que el otro nos de algo para
saciar la duda, y quizá, para sorprendernos…Bluesecito donde se luce la
suplicante voz de Roger Öjersson y el gran trabajo de estudio de ecos y
reverberaciones sobre ella. El solo de guitarra muestra toda la técnica de
“Juneor”, aunque es innegable la influencia de Jimi Hendrix.
No:
el hombre da rienda suelta a sus preocupaciones en la soledad de cuarto: una
vida llena de obligaciones, incertidumbres, frustraciones y expectativas que no
se lograrán por falta sustento. El sueño no llega porque se busca la luz que
nos muestre el camino para encontrar las grietas del muro y atravesarlo por
ellas. Sin embargo, entre el letargo y la reflexión, la respuesta llega: se
tiene que aprender a decir que no… Un riff de notas descendentes se repite
insistentemente para dar paso a la voz de “Juneor” con líricas de Öjersson.
Tras un tímido teclado, se deja escuchar un solo de guitarra de gran
sentimiento. Mención aparte merece los remates de batería que demuestran el
gran baterista que es Tobias Strandivik.
Mnemosyne
waltz: fácilmente la mente se puede perder en el tiempo.
¿Qué fue pasado y que ocurre en estos momentos? Todo entra en duda hasta el
grado de no saber qué es lo real. Mnemosine, la personificación de la memoria y
madre de las musas, nos da las armas para luchar contra esta situación; pero el
hombre, desconfiado y desesperado como siempre, opta por el camino errado… Blues
de ritmo lento e instrumentos en sonido saturado que al acercarse al final se
transforma en una cascada de notas descendentes que rematan en un sincronizado
riff de la guitarra y el bajo digno de admirar. Rola nacida directamente de las
jam session que dieron origen a la banda.
Mixed
emotions: los pensamientos giran y giran sin permitir pensar
claramente. A veces, uno desería no haber nacido. Hablamos con los demás para
encontrar respuestas y salidas, pero nada logra orientarnos hacia la salida. Emociones
encontradas que dejan la mente en confusión… Hard blues de acordes sueltos y
melancólicos que nos remiten a Jimi Hendrix. El solo de guitarra es una larga
cadena de bendings en tono agudo que hace sentir todo el poder de la Fender
Stratocaster. Un bajo atasado de fuzz y un acompasado ritmo de batería terminan
formando este verdadero power-trio.
Wrong
end…: todo cambia. La consciencia nos quema por dentro y
aun así nunca aprendemos las lecciones en su momento. Nos encontramos rodeados
de muchas personas, y en lugar de encontrar consuelo y entendimiento con los
demás, todo termina en un sinsentido, en falta de comunicación, en una
colectividad solitaria. Todos opinamos al respecto, pero seguimos sin actuar… Melodía
de guitarra wah insistente sobre redobles de batería que encuentran sosiego en
cada coro. Trasmitiendo la sensibilidad del blues blanco, la improvisación de
la parte media de la cacnción termina en un clásico duelo de riffs entre la
guitarra y el bajo.
Eggshell: el mundo real se termina: lluvia radiactiva, químicos, microndas y un espacio
disminuido. La corteza es tan delgada como un cascarón y fácilmente se puede
romper. Estamos en la época de reflexión y de sensibilización. Este es el
momento de drenar y no repetir las cosas… Rolita de acordes en seminotas de
blues y juegos vocales que hacen recuerdar a Eric Clapton y Jack Bruce de
Cream. El coro se escapa del tufo sesentero al encontrarse con un enganche
sencillo de línea melódica ascendente que realmente atrapa. El teclado crea una
atmósfera relajada que termina siendo rota por una frenética coda de plegaria
desesperada y solos de guitarra acelerados e insistentes.
I
love everybody: Cover al grandísmo bluesero albino
Johnny Winter a una rola contenida en su Second
Winter de 1969. Respetando el mágico sonido del slide sobre el brazo de la
guitarra eléctrica, “Juneor” tributa a una de sus mayores influencias. La única
diferencia de la versión de Kamchatka con la original es el aumento de ritmo
transformando el blues hacia un poderoso southern rock que termina siendo muy
cercano al sonido de Winter en sus discos posteriores.
Auto
Mowdown - Spacegirl blues: Par de covers a la banda
norteamericana de new wave Devo, ambas canciones originales de los demos de la
banda hechos en 1974 y que fueron publicados hasta 1990 en el disco
recopilatorio Hardcore Devo: Volume one.
En este caso, Kamchatcka transforma el art punk de las versiones originales en
hard blues que domina la banda. Auto mowdown es cantada por Roger, intentando
respetar la melodía original. En cambio, Spacegirl blues, cantada por “Juneor”
se convierte en un blues puro de solo de guitarra que nos vuelve a demostrar el
poder del grupo con su jam session obligatoria.
Sing
along song: ante una realidad que disgusta, uno se
puede acercar al doctor y pedir una prescripción especial: píldoras. Comienza
el escape y termina uno cantando en su soledad. Un frasco tras otro y las cosas
no parecen mejorar del todo… Rock de riff acelerado que asemeja a alguien que
cae por una escalera, donde se puede sentir escalón por escalón. La canción se
transforma en un viaje ácido que mezcla psicodelia y blues a través de una
guitarra llena de flanger, la cual logra hacernos despegar y escapar de la
realidad.
Incognito:
el viaje psicodélico no ha terminado. Colores e imágenes siguen danzando en
nuestra mente a través de una travesía luminosa. Un escape de la realidad que
logra ocultar la identidad de quien lo realiza… Divertimiento melódico con
tarareo al más puro estilo del medio oriente que rompe en un rock de energía
contenida.
Daddy
says: tras el viaje ácido, seguramente uno no se ve bien.
La infección intravenosa fue severa. Se busca ayuda, una cura, pero quizá
demasiado tarde. El monstruo es está adentro y dice que esta es la forma de
hacerlo… Un blues de suave sabor funky que permite lucir las capacidades de
“Juneor” Andersson en la guitarra. La voz de Öjersson desquebraja el ritmillo
para crear un hard blues de sabor desesperado. Casi al final se puede escuchar
una curiosa guitarra metálica y slide que deja un sabor pantanoso y el deseo de
que hubiese estado en el resto de la rola.
Squirm:
Melodía
instrumental que busca hacer un digno final para el escape mental. La marca de
la casa: un jamming que haga entender que el individuo no regresará a la
realidad, que el individuo se perderá en un viaje retorcido. En la parte media
de la rola, ésta se transforma en un rápido jazz que dejaría entrever que Kamchatka
no sólo es blues y que, quizá, en discos posteriores, el camino sería mucho más
amplio.
Como detalle curioso,
este Vol. 1 tiene una pista escondida al termino de la última canción registrada
en la tapa del disco. Esta rolita es un track de guitarras acústicas creada por
“Juneor” y Roger en una de las noches de la grabación del disco, que durante un
descanso agarraron los instrumentos y se fueron a una cochera tras el estudio
para distraerse. Tal fue la intensidad del momento, que decidieron grabarlo y
mantener el sonido que generaba el lugar.
Por cortesía de getmetal.org, les compartimos el link para descargar el disco: http://getmetal.org/stoner/53621-kamchatka-kamchatka-2005.html
Aquí está el primer
disco de Kamchatka, poco menos de 60 minutos de blues sincero que ha sido
contextualizado para el momento que vivimos ahora.