El fuir del tiempo pasa frente a nuestros ojos y se escapa como agua entre las manos. Los días transcurren uno tras otro y el peso de los meses van dejando su lastre sobre los cuerpos moribundos, cansados por el largo camino recorrido. Los años, al igual que los hombres, envejecen. Entre sus arrugas se pueden ver las cicatrices que han dejado los recuerdos de momentos mejores, de difíciles experiencias y de gratos instantes perdidos en las cenizas del pasado. Esta es la canción de la vida que entona el anciano, aquella que narra como fueron las cosas antes hasta llegar al día de hoy. Vencido o victorioso, el segundo final se acerca a cada grano de arena que cae sin remedio. Tiernamente, nos entregamos al paso del tiempo esperando que llegue aquel momento de expirar, sabiendo que el trayecto ha sido terminado.
El final de año nos sirve de pretexto para escribir, para recordar y para volver a disfrutar lo que hubo en él. Estas letras han nacido bajo la estridencia alemana que busca en los sonidos analógicos un refugio para aquellos enamorados del revival y lo vintage. Sin lugar a dudas, Kadavar se encuentra en lo más alto de esa montaña que adora lo antaño y busca crear agua nueva para quienes no estuvimos ahí. Como si se tratara de una persona de avanzada edad, esta banda nos cuenta a su manera lo que en un pasado no muy lejano se escuchaba, se sentía y se pensaba.
Es por eso que rescatamos el primer sencillo de su Berlin, disco presentado en agosto de 2015 bajo el registro de Nuclear Blast. "The old man" fue su carta de presentación, y bajo la luz que queda de este año, sirve como motivo ideal para cerrar esta época y valorar a una de las mejores bandas de rock vintage de la actualidad. Kadavar nos había regalado ya dos potentes discos de estudio y un predecible álbum en vivo, por lo que las expectativas eran demasiado grandes para su nueva placa.
Por si fuera poco, Berlin es el primer disco que cuenta de manera oficial con Simon "Dragon" Bouteloup a cargo de los tonos graves de Kadavar. La historia se remonta a los escasos quince días de grabación que duró el Abra kadavar, que en su frenética composición y trabajo en estudio orilló a la salida del bajista original del grupo, Philipp "Mamut" Lippitz. "Dragon" se incorporó de emergencia a las grabaciones, participando en dos cortes de la placa. La banda había optado por este músico francés tras escuchar su gran capacidad en las cuatro cuerdas cuando Kadavar trabajó con Aqua Nebula Oscillator en un disco "split" titulado White ring en 2012. Por si fuera poco, Christoph "Tiger" Bartelt (baterista de Kadavar) se enamoró de su sonido, por lo que aceptó producir algunas cosas de "Dragon" cuando él se fue a Berlín y formó parte de The Oath junto con Johanna Saddonis y Linnéa Olson (review).
Con la formación completa. Kadavar se lanzó a la promoción de su segundo disco, la cual quedó registrada en el disco en vivo Live in Antwerp presentado en 2014. El tiempo corría y el público esperaba nuevas grabaciones de estudio compuestas con esta alineación. No fue sino hasta junio de 2015 que la banda anunció a través de Facebook que el tercer album del grupo estaba listo para ser publicado en agosto del mismo año. Para acompañar esta noticia, Kadavar lanzó el video promocional de "The old man".
Si comparáramos los trabajos anteriores de Kadavar con su Berlin, podemos escuchar una madurez sonora de la banda. A diferencia del salvajismo y la estridencia sin remedio del Abra kadavar, donde cada track es un golpe directo al rostro sin control y desarticulada; esta tercera placa juega con un mismo concepto sonoro, que bajo la experiencia adquirida con los años en la producción y masterización de diversas bandas y la participación del grupo como banda de soporte de Wolfmother, "Tiger" logró poner orden al muro sónico que es Kadavar para permitir a quien escucha el disco la posibilidad de distinguir la calidad de cada miembro del grupo.
Sin embargo, para aquellos que no están acostumbrados a las locomotoras sonoras que chocan directamente en sus tímpanos sin piedad ni freno, el Berlin puede resultar repetitivo. Este disco requiere varias escuchadas para ir digiriendo todo lo contenido en sus once tracks, ya que por buscar una unidad conceptual a la placa, Kadavar pierde parte de la frescura que había logrado con el criticado Abra Kavadar.
Por lo anterior, creo que la mejor decisión que pudo tomar el grupo fue utilizar a "The old man" como sencillo del Berlin. En este corte. Kadavar mantiene su sonido vintage y estridente a través de una rola entrecortada de melodía llena de gancho que indudablemente se queda tatuada en la mente. Podríamos resumir esta canción en lo siguiente: la batería de "Tiger" mantiene el ritmo de forma espectacular sin "atascar" las bocinas con platillazos; el juego de guitarras gemelas al estilo de bandas de hard rock como Thin Lizzy y el naciente NWOBHM con bandas más rápidas como Iron Maiden y Judas Priest, logran crear una preciosa melodía que termina de encajar con las voces superpuestas del barbado "Lupus" Lindemann; y finalmente el bajo de "Dragon" serpentea sobre los recovecos que le deja la propia canción, lo que produce un duelo de riffs que rompen con el plano y la monotonía que muchas bandas tienen al interpretar una misma figura todos los instrumentos.
"The old man" se distingue por sus guitarras de sabor oriental que logran su explosión en un sentido solo, donde las manos de "Lupus" se lucen y nos demuestran la gran calidad que tienen sobre su SG Gibson. La canción nos puede remitir en sus cuatro minutos a bandas como Black Sabbath en los setentas hasta los propios Wolfmother a principios de este siglo, pero al final de cuentas, se siente un sabor alemán en su gusto por la estridencia berlinesa encumbrada por discos como el Heroes de David Bowie o el Lust for life de Iggy Pop.
Dejemos escapar los últimos segundos del reloj llamado 2015 tomados de la mano de este hombre viejo, que canta su canción como remembranza de lo vivido. La danza se desata y el peso de los días sólo nos sirve de ritmo para permitir que nuestras alma disfruten el paso del tiempo. Esta es una mirada hacia atrás donde se busca rescatar los sueños de un pasado lleno de ilusiones y que se enfrenta contra un presente empantanado en sí mismo.