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lunes, 29 de febrero de 2016

Caníbales : bajo la influencia del viejo rock


El hard rock de la vieja escuela está sacudiendo todos lados. Bandas surgen todos los días con la intención de crear buena música y compartirla con los demás. México no se ha escapado de esta tendencia, pero si rascamos un poco sobre la costra de la radio comercial y centralizada de la capital, podemos encontrar excelentes grupos que tienen ya muchos años picando piedra sobre aquel rock directo y salvaje desde antes que el "vintage" se pusiera de moda. Una de esas bandas es Caníbales y ésta es parte de su historia.

Nacidos en Culiacán, Sinaloa, los hermanos Pérez Castro se dieron a la tarea de crear una banda que retomara las bases del rock n' roll, un grupo donde se pudiera tocar sin inhibiciones ni etiquetas. Con la guía y dirección de Jesús, el concepto fue agarrando forma e identidad hasta lograr la composiciones de temas propios, cantados en español y con la furia suficiente para explotar las bocinas. Tras barajear varios nombre, "Caníbales" fue el que al final se quedó debido a la intención de la banda por hacer un rock primitivo y sin muchos efectos, aunque su origen viene también por las películas de horror que impactaron al líder.


Fue así que nació Jesús Caníbal, quien con guitarra y voces ha dado vida a un monstruo sonoro lleno de rudeza que desde 2005 ha ido construyendo su esencia y su propia personalidad. Hernán Descortéz en el bajo eléctrico se ha vuelto el cómplice inseparable que logra soportar el difícil camino de tener una banda más allá de los compromisos familiares y los objetivos personales. Con la intención de continuar sus estudios universitarios, Caníbales se mudó en 2007 a la ciudad de Guadalajara, Jalisco; aunque la diminuta escena roquera de su lugar natal fue determinante para la mudanza definitiva.

Sin embargo, el cambio de residencia y las propias exigencias que el concepto musical estaba generando el grupo, provocaron que los bateristas fueron rolando. Quizá "Ciego" Sevilla fue quien aguanto más el paso (con quien grabaron el Doom blues), pero para los nuevos aires que ha tomado Caníbales, el actual dueño de las baquetas es Daniel Sahagún. Aun así, la intención musical ha quedado intacta: un power trío de sonido básico que busca agitar a su público.


Gracias al esfuerzo y la tenacidad de Jesús, Caníbales ha logrado publicar su disco álbum debut en 2009, un EP en septiembre de 2010 titulado Mercenarios y, finalmente, el disco que les logró reconocimientos por parte del público y la prensa local jalisciense, el Doom blues de mayo de 2012. Sin embargo, el 2015 nos sorprendió con la publicación de su nueva placa, la cual lleva como nombre Bajo la influencia; disco que fue grabado en los estudios Rockweiler y editado por Self Destructo Records.

Como lo dice el título, este disco busca las bases primitivas del hard rock, un salvajismo perdido que es necesario recuperar. Es por ello que en las ocho rolas disco podemos oír desde un rock pesado al estilo Sabbath hasta cosas de gran velocidad en tributo a Motörhead, pasado por el punk, el stoner y el doom... pero eso sí, todo cantado en español con la intención de que cualquiera entender el mensaje de las líricas (todas escritas por el propio Jesús Caníbal).


Haciendo uso del juego de palabras, Bajo la influencia también sirve de pretexto para hablar del influjo que provocan en el individuo aquellos elementos "malignos" como lo son las drogas, las mujeres, el rock y hasta el mismísimo demonio... Tras un proceso compositivo de dos años, 30 canciones terminadas y ocho escogidas para la placa, Caníbales nos ofrece un rosario de maldades que son coronadas con la frase "Gloria a Satanás".

 El último tema del disco es "El juicio final", un rock fuerte con cierto sabor psicodélico que golpea la mandíbula y sacude con su satánica letra. Siendo este corte el más "producido" en el estudio con sus guitarras cercanas a teclados setenteros y voces en doble track, la rola nos hace agitar la cabeza y levantar el puño para hacer la "mano cornuta". El lado oscuro toma posesión sobre el mundo, la noche domina sobre la luz y los fuegos infernales anuncian el final: "Gloria a Satanás".


En alguna entrevista, Jesús Caníbal habló de la sorpresa y gusto que le causó la aparición del disco debut de Wolfmother en 2005, mismo que le sirvió como inspiración para los primeros pasos de su banda. Es precisamente con "El juicio final" donde podemos escuchar un poco de ese sonido vintage de riff fuerte e infeccioso con voces agudas y forzadas que entonan una melodía pegajosa y concisa. Un tétrico órgano se escucha a través de un ritmo tribal, el cual sirve de puente para la rola y recrea la atmósfera perfecta para un solo de guitarra de notas sostenidas que no necesitan velocidad para tener la intensidad suficiente que logre volarnos los sesos.

Con imágenes de Caníbales tocando en el festival Darkcember celebrado en 2015 y organizado por la propia disquera Self Destructo Records y Turbojujend Satanika, Francisco II Suazo realizó el video promocional para "El juicio final". Aquí podemos ver la vibra de la banda en vivo mientras juegos visuales nos deslumbran la vista, acompañamiento perfecto para este knock out al hígado de tan solo dos minutos y medio.




viernes, 26 de febrero de 2016

“Pressure and time” de Rival Sons : el amor por California, Zeppelin y las mujeres


Al final de la primera década del siglo XXI, la onda revival azotó al mundo con toda su fuerza. Hubo algunos atisbos antes, mismos que terminaron siendo las semillas de lo que se convirtió el hard rock en todos lados. De la noche a la mañana, varios grupos tributos dejaron a un lado los covers para empezar a componer cosas originales por medio de los cimientos establecidos por bandas como Deep Purple, Black Sabbath y Led Zeppelin, siendo éstos últimos lo que dejaron una especial influencia en la costa oeste norteamericana.

Dentro de aquella primera oleada vintage, una banda se distinguió sobre muchas otras gracias a la potencia vocal de su frontman y la calidad del power trio con el que alternaba. Rival Sons era su nombre, un grupo que llamó la atención de los críticos y se sobrepuso al escrutinio de los fanáticos más recalcitrantes del dirigible de plomo, logrando un reconocimiento generalizado aunque sin escapar del todo de la mala sombra de la copia y la falta de originalidad.


Tras un poderoso y acelerado debut con el Before the fire de 2009, la banda tomaba un segundo aire para sentarse a componer una colección de temas directos, grabarlos con una mayor producción de estudio y darle una promoción más fuerte por medio de la presentación de videos. Fue así que Rival Sons construyó su segunda placa, Pressure and time, un disco que buscó establecer al grupo como una realidad dentro del resurgimiento del hard rock nacido directamente del blues electrificado y el amor desenfrenado.

¿Pero quién carajos son estos tipos?

Dentro de la escena musical de Long Beach, Califonia, un incipiente grupo llamado Black Summer Crush buscaba hacerse de un nombre, pero la salida de su vocalista hizo replantear a sus integrantes seguir en el difícil camino del rock n´roll. Scott Holiday, guitarrista de la banda, se dio a la tarea de recomponer a la banda hasta que por medio de la plataforma MySpace dio con el hombre ideal.


Jay Buchanan tenía su propia banda con la cual había grabado una placa completa y un EP, pero con la invitación de Scott Holliday a su proyecto, dejó todo a un lado para crear algo totalmente nuevo en su carrera. Gracias a la potencia de su voz, la cual se parece a la de gente como Robert Plant de Led Zeppelin o Paul Rodgers de Free y Bad Company, la mancuerna Buchanan y Holliday se plantearon hacer una banda que recuperara el rock directo y sin pretensiones que en algún momento dominó la escena inglesa a principios de los años setentas, esa que arrasó con la costa californiana y que dejó una huella muy honda en su música.


Fue así que Buchanan invitó a unirse al grupo al baterista de sesión Michael Miley, músico de gran calidad que había tenido la oportunidad de trabajar con gente como Veruca Salt, además de ser miembro de la banda que acompañaba a Carson Daly en su programa de televisión. Miley coincidió en la primera banda de Buchanan, quien no dudó en recomendarlo para la nueva banda.


Finalmente, Miley contactó con el bajista Robin Everhart, a quien lo había conocido tras coincidir en un evento de beneficencia para los damnificados del huracán Katrina en casa del cantante Isaac Hayes.  


Con la alineación completa, el grupo se dio a la tarea de grabar lo que sería su primer disco bajo el título de Before the fire de manera independiente, placa que llamó la atención de los críticos por la calidad del mismo. Sin embargo, muchas voces fueron las que colocaron a Rival Sons en el ojo del huracán: la cercanía de las composiciones hacia el sonido de Led Zeppelin, además del parecido de la voz de Buchanan con la de Robert Plant, llevaron a manchar el trabajo del grupo bajo los calificativos de plagio o copia textual.

Sin embargo, Rival Sons no se dejaron amedrentar por las críticas y regresaron a los estudios lo más rápido posible. El resultado de ello fue la publicación de un EP en octubre de 2010 titulado homónimamente como la banda. Gracias a este trabajo, la disquera inglesa Earache les ofreció un contrato para la re-edición del EP, además de la oportunidad de grabar nuevo material de manera profesional.
Fue así que el grupo regresó a los estudios para crear el Pressure and time, disco que fue grabado por Pete DiRado y con la producción de Dave Cobb; quien además de haber trabajado con Rival Sons en las placas anteriores, en este título co-escribió algunas de las canciones junto con el dúo Buchanan y Holliday. Asimismo, en esta ocasión se contó con Arlan Shierbaum como músico invitado para grabar los teclados Wurlitzer y B3 en dos canciones.

Por si fuera poco, para el arte del disco se contó con el trabajo de Storm Thorgerson, quien fuera miembro de Hipgnosis en los años setentas con los que realizó las portadas de gente como Pink Floyd, Led Zeppelin, Black Sabbath, AC-DC, Genesis, Yes y Emerson, Lake & Palmer; y que ahora con su propia casa de diseño llamada StormStudios realizara trabajos para Muse, Audioslave, Dream Theater y Helloween. 


Thorgerson nos muestra en la portada a un hombre bajando unas escaleras con una linterna en la mano visto desde arriba. El descanso de dichas escaleras sirve de encuentro de otras dos que vienen de un piso abajo, lugar donde se puede observar una puerta entreabierta que dirige a un lugar desconocido. Entre las sombras se puede divisar la silueta de una mujer en ropa interior y un reloj de manecillas. La perspectiva que nos coloca como observadores esta imagen nos recuerda el Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí, además de que el juego de imágenes contenidas dentro de la principal en repetición infinita es un claro tributo a M.C. Escher.

El concepto

En una entrevista que concedió Storm Thorgerson sobre su trabajo para Pressure and time de Rival Sons, decía que él buscaba despertar intriga en quien escuchara el disco y viera la portada, mostrando así que cualquier cosa es posible gracias al punto de vista con que nos acerquemos a la obra. El genio del diseño acertó nuevamente con su concepto y describió bien lo que el disco deseaba ofrecer: un mundo abierto a la interpretación donde la presión del tiempo debe ser eliminada para su gozarlo en su plenitud.


El mensaje de la banda queda así muy claro: no importa que en la obra se refleje claramente las influencias que le dan origen, lo que interesa es dejar que la música llegue a cada célula del cuerpo para disfrutarlo sin análisis ni comparación. El trabajo para lograr esta colección de diez temas fue arduo y largo, pero la satisfacción por la obra terminada se reflejará en toda aquel que disfrute los acordes que la conforman y compre una localidad para admirar la calidad de la banda sobre el escenario.

Sin embargo, es imposible escuchar el Pressure and time sin que viajemos a los primeros segundos de 1969 en California, a esos momentos en que Led Zeppelin sacudió los escenarios del tufo romántico del flower power con su fuerza de blues electrificado y sexo desenfrenado. Pista a pista del disco de Rival Sons nos teletransportan  a los hoteles, groupies y carreteras del oeste norteamericano donde el dirigible de plomo rompió con los ideales hippies para enfrentar a los escuchas con los sentimientos humanos de goce placentero y ensoñaciones místicas que la acidez psicodélica traía consigo a punta de guitarrazos y gemidos de vikingos forajidos.

Holiday y Buchanan junto con su maestro, Jimmy Page
La base de hard rock que se fusiona con el blues americano se respira en cada poro de la placa, pero en algunos instantes podemos distinguir un poco de rhythm & blues, soul y folk que alimentaron a la banda más importante de los años setentas, y que al final de su camino, terminó siendo influencia para la posteridad. Es por ello que en Pressure and time no sólo escuchamos a Led Zeppelin, hay The Animals, The Yardbirds y Jeff Beck Group en mezcla perfecta con Aerosmith, The Black Keys y The Black Crowes.


El disco está lleno de amor, mucho amor que tiene que ser traspirado. Se habla de sexo, del amor ideal, de los rompecorazones, del amor prohibido y de la búsqueda por conseguir más allá de un beso. Paciencia y esfuerzo en contra sentido con la velocidad y facilidad de la realidad californiana, la contradicción del músico de bar que ahora se enfrenta a estadios y conciertos multitudinarios, la ironía que representa la búsqueda del verdadero amor pasando de boca en boca, de cama en cama. El resultado es agridulce, una mezcla de energía rockanrolera y melancolía romántica que logran transportarnos al amargo despertar de los ideales del “amor y paz”. Este es el encuentro con la realidad y el deseo de regresar a ese mundo de la ilusión donde todo es posible, aquel que podemos alcanzar gracias al poder de la música. 



Canción por canción

All over the road: Un cadillac corre sobre la autopista bajo los rayos ardientes del sol, quemando sus llantas y haciendo lucir a sus tripulantes. Ellos hacen las reglas porque saben bien lo que tienen que hacer. A la mitad del camino, el bólido se encuentra con el dulce que sabe apagar los deseos sexuales. Un brusco viraje y el encuentro será inevitable. Si ella muestra lo que tiene debajo de su vestido, la velocidad será incontrolable… Energética melodía de ritmo entre cortado que nos pone sobre la carretera. Con una letra que juega con el doble sentido sobre sexualidad y automóviles, Rival Sons abre el disco con una rola prendida llena de juegos de guitarra que traen a la memoria al primer Led Zeppelin que se enfrentó a la mágica noche de Los Angeles llena de antros, mujeres y rock n’ roll. Los juegos vocales del final de la rola se cruzan con un fabuloso solo de guitarra de Holiday, logrando que la canción explote.  En su video promocional, podemos ver a la banda recorriendo las calles californianas en un auto descapotado acompañados de bellas mujeres y amplificadores Orange entre paisajes cósmicos y fuertes explosiones que recuerdan un poco la psicodelia sesentera. Observar al grupo entre sombras en referencia directa al “Bohemian rhapsody” de Queen, genera un extraño recuerdo por las raras aventuras sobre un viejo Pacer de la película “El mundo según Wayne”.


Young love: El músico tiene que partir, deja todo lo que tiene para ganar algunos centavos extra y así alcanzar sus sueños. Su pequeña enamorada no podrá acompañarlo en su viaje, pero la promesa de dinero, joyas y autos mantendrá la esperanza del pronto regreso… La guitarra marca un riff rockanrolero salpicado de soul delicioso, mientras que algunos efectos sonoros y ecos recuerdan algunos pasajes psicodélicos de Jimmy Page con The Yardbirds y el primer disco con Led Zeppelin. Sin embargo, la tenue estrofa que sube de fuerza y volumen cuando se acerca el coro con sus juegos vocales son un tributo directo a Eric Burdon y The Animals.



Pressure and time: El hombre pide lo que necesita, ¿acaso es mucho pedir?  Ha trabajado arduamente y el hambre ha dominado su orgullo. Bajo presión y tiempos excesivos, la actividad ha sido extenuante, pero sólo exige lo justo. Es por eso que al Dios que descansó al séptimo día tras la creación, le pide que no lo olvide y que lo saque de esta avalancha del “nada es suficiente”… La batería marca un ritmo salvaje, otorgándole soporte a una figura de guitarra y bajo exacta y cortante como navaja. Aprovechando los espacios que permiten los instrumentos, podemos escuchar los reclamoss de Jay Buchanan por reposo tras largas jornadas laborales. El riff de la rola nace directamente de canciones como “Out of the tiles” o “The wanton song” de Led Zeppelin. Con “Pressure and time” podemos ver la calidad de cada integrante de Rival Sons y su influencia zeppelinana: Michael Miley y su energía en la batería se acerca mucho al estilo de John Bonham, los geniales juegos en el bajo de Robin Everhart la forma única de  John Paul Jones mientras se escucha el coro, uno de los escasos solos de guitarra de Scott Holiday en el disco y que, irónicamente, están lejos de las figuras y velocidad de Jimmy Page, y la potencia vocal de Jay Buchanan que busca acercarse a un joven Robert Plant. El video de la canción muestra a la banda tocando con todo su equipo de sonido mientras los escenarios cambian a cada golpe de la batería: el desierto, una escuela, una fábrica, un auditorio, una cárcel, una cancha de básquetbol, un jardín… todo en completo abandono, sólo vemos a Rival Sons y su energía interpretativa.


Only one: La melancolía llega con la noche. El artista tiene su trabajo, pero su mujer tiene sus necesidades. Él deseo conseguir sus sueños, pero también sabe que ella es el amor de su vida. Cuando los momentos son difíciles sólo debe cerrar los ojos y ahí estará, pero el camino de regreso a casa será largo… Esta es la primera pausa del Pressure and time, una dulce balada que habla sobre el debate entre seguir los sueños y las metas o quedarse en casa con el verdadero amor. Los teclados de Arlan Shierbaum recrean una atmósfera rhythm & blues que embelesa la melodía, logrando colocarnos en la encrucijada que se narra. Forzando la comparación de los Rival Sons con Led Zeppelin, “Only one” sería el “Thank you” del Led Zeppelin II, guardando su debida distancia.
Get mine: El artista duerme con una pistola bajo la almohada. Requiere mucho dinero, pero sabe muy bien la cuenta que tiene que pagar por ello. Su problema es encontrar la manera de obtener lo que quiere, todo aquello que desea… Guitarras fuzz atascan las bocinas en una melodía movida llena de hard pop sesentero. Rola ideal para mostrar la calidad de Scott Holiday como guitarrista, pero que quizá se queda a medio camino de lograrlo con plenitud.



Burn down Los Angeles: Vengo de las montañas de donde bajan los ríos, de donde el verano corta los caminos. Vengo con la rabia de mis sueños rotos para reclamar lo que es mío. Vengo a quemar a Los Ángeles… Los tambores marcan una rápida marcha, una donde se escuchan los pasos acercándose sobre la ciudad del pecado. La guitarra resbala notas a través de su slide atravesando todo lo que se le pone en el camino. Rola furiosa de golpe sostenido y de claras intenciones.


Save me: Todos necesitan a alguien a su lado, pero el músico mira a sus costados y no encuentra a nadie, todos sus amigos le han abandonado. ¿Quién vendrá a salvarlo? El río es profundo, el agua es helada y el sol quema los ojos, pero aún así mantiene la promesa intacta y seguirá peleando hasta hacer realidad sus sueños… Las guitarras rugen en una mezcla de clamor y furia. La batería no para de golpear el tiempo mientras la voz de Jay Buchanan vomita frase tras frase como lo hacía Robert Plant cuando el blues electrificado era el caballo de batalla favorito de Led Zeppelin. El sonido de las guitarras de Holiday nos llevan dentro del gran repertorio de Jimmy Page, desde el “How many more times” del Led Zeppelin I hasta el “Nobody’s fault but mine” del Physsical Graffity.


Gypsy heart: La vida del roquero puede ser comparada con la del gitano. De lugar en lugar, de escenario en escenario, el corazón del artista no encuentra razones para echar raíces. El sol anuncia un nuevo día, es momento de emprender el viaje de nuevo… Notas resbaladas sobre el mástil en metáfora de faldas gitanas agitadas por el viento y el baile. Guitarra muy eléctrica, muy energética, muy Page. Sin duda alguna, “Gypsy heart” es la canción más Zeppelin de todo el Pressure and time gracias a las guitarras que se pierden en el eco de su slide, gracias a los gemidos de Buchanan a la Robert Plant y gracias al hard blues de ritmo entre cortado y notas descendentes.


White noise: Este es el mensaje que presenta la pantalla de televisión, aquel que cambia a los individuos hasta hacerlos inferiores e incompletos. Este es el mensaje que se escucha tras el llamado del teléfono celular, aquel que mata poco a poco con su energía y que nos recuerda que jamás estaremos solos. Este es el ruido blanco, auqel que envenena  a todos… Un intenso y monótono juego de notas graves de bajo eléctrico hipnotiza al escucha mientras la batería lo acompaña con fuertes golpes a los platillos hasta la estridencia. El escándalo que sirve de base melódica a la canción trae a la memoria el recuerdo “Tomorrow never knows” de The Beatles, aquel primer intento ácido que hizo el cuarteto de Liverpool en su Revolver. La línea melódica que canta la guitarra junto con la voz terminan siendo un lamento místico que intenta escapar del ruido que lo abarca todo. Sin embargo, la guitarra sobresale del muro de sonido por medio de golpes eléctricos, ecos y efectos de fuzz y pedal wah, un tributo del Jimmy Page psicodélico de su época con The Yardbirds.



Face of light: Nuevamente la melancolía se postra sobre el artista en esta noche. Ha gastado su tiempo en la arena esperando que su barco llegue, sin saber ya ni quién es. Si logra pasar de esta dura noche, el amanecer le traerá la respuesta que necesita. Por el momento sólo queda aferrase al rostro lleno de luz del recuerdo, del amor, del pasado. Este es el instante de dejar atrás lo errores y buscar lo verdadero… Segunda balada del Pressure and time, una rola electro-acústica de tintes folks y de reminiscencias al Led Zeppelin III. La melodía va subiendo de intensidad hasta que los instrumentos explotan junto la ansiedad relatada en la letra, teniendo en los teclados un perfecto halo de magia. El sabor pop refresca la canción, aunque la voz tan cercana a Robert Plant  y la guitarra eléctrica contrapunteando la armonía nos regresa en el tiempo hasta los años setentas. Observar a los Rival Sons tocando “Face of light” en un paisaje campirano y frío, el ambiente folk de la rola se hace más patente. 


Aquí están los escasos treinta minutos del Pressure and time de Rival Sons, un disco que logró cimentar el sonido de la banda para encaminarlo como una de las propuestas vintage más sólidas en los Estados Unidos. Para la re-edición del disco, Earache adjuntó tres bonus track con la intención de alargar la duración de la placa; rolas que ya habían sido presentadas anteriormente en su EP: "Torture", "Soul" y "Sleepwalker". El tiempo ha pasado, el grupo ha lanzado dos discos más, ha formado parte de carteles en grandes festivales y han tenido cambios en su alineación; pero el gusto por recuperar aquel blues eléctrico al estilo Led Zeppelin no ha decaído, situación que para los que amamos este tipo de música deberíamos agradecer a este tipo de bandas. 



miércoles, 24 de febrero de 2016

Spiritual Beggars : un nuevo diamante para Michael Amott


Escribir sobre Spiritual Beggars es hacerlo sobre una de las primeras bandas, que en la búsqueda de tributar aquel sonido hard rock de los años setentas, crearon una tendencia musical vintage en Europa que con los años se convertiría en algo común. Veinticuatro años de carrera y ocho discos de estudio nos hablan de toda la experiencia que Michael Amott y su banda han adquirido, donde el gusto retro sirve de inspiración para crear nuevas joyas.

Este 2016 nos recibió con el anuncio de que la banda de origen sueco publicaría su nuevo disco, que bajo el título de Sunrise to sundown, significaría su regreso a los escenarios luego del Earth blues de 2013. Como muestra de lo que será dicha placa, el pasado 19 de febrero se presentó el video de "Diamond under pressure", el cual es una pequeña animación donde podemos ver la letra de la rola a través del arte del disco; mismo que fue realizado por Costin Chioreanu y Twilight 13 Media.


¿Qué es lo nuevo que nos ofrecen Spiritual Beggars? Por irónico que pudiera resultar, precisamento lo nuevo es lo viejo. Por lo que podemos escuchar en "Diamond under pressure", la banda le apuesta por acercarse más a las estructuras líricas de los años setentas, dejando a un lado la influencia del metal melódico que en algún momento fue básico en el sonido del grupo. Es así como podemos escuchar en este sencillo aires muy cercanos a Rainbow, a Whitesnake y, obviamente, al Deep Purple de la época de David Coverdale.

Siendo imposible negarlo, este single es lo más lejos que Michael Amott ha estado de su estilo "metalero" que lo ha identificado tras su participación con bandas como Carcass y Arch Enemy. Sin embargo, este regreso en las manecillas del reloj de Spiritual Beggars no ha significado un cambio en su alineación. Amott le ha apostado por la continuación del grupo desde 2010, cuando grabaron su Return to zero; por lo que escucharemos la voz del griego Apollo Papathanasio (ex- Firewind), el marcado bajeo de Sharlee D'Angelo (Arch Enemy, ex-Witchery y ex-Mercyful Fate), la batería de Ludwig Witt (Grand Magus) y los teclados calcados del estilo Jon Lord por cortesía de Per Wiberg (Kamchatka, ex-Opeth y ex-Candlemass).


Un teclado cercano a aquella mágica combinación de Hammond y Leslie se deja escuchar mientras marca una melodía, una ahogada voz entona algunos gemidos, mismos que nos sirven para saber hacia dónde se encamina esta canción. El hard rock truena en las bocinas y nuestro recuerdo corre hacia la Mark III de Deep Purple, aquella alineación de la mítica banda británica que combinó el rock duro con la cadencia del funk, el soul y el blues blanco. La guitarra de Amott expulsa su solo de guitarra por medio de la potencia sonora de los clásicos amplificadores Marshall en un tributo directo a ese estilo que mezcla la velocidad y el misticismo oriental muy Ritchie Blackmore. 



"Has construido murallas a tu alrededor, has hecho a un lado a todo el mundo. Sin embargo, lo único que te rodea son tus propios temores, una apuesta perdida desde el inicio... y cualquiera lo puede ver. Una mirada dentro de tus ojos y se puede ver lo que eres: un diamante bajo presión. Puedes tomar otro camino, ¿por qué no lo escoges antes de que pierdas irremediablemente?"



Bajo el cuidado del productor e ingeniero de sonido Staffan Karlsson durante cinco días de grabación, esta primera prueba del Sunrise to sundown nos da una idea sobre cómo sonará el disco completo: teclados omnipresentes, riffs de guitarra bien definidos, una batería cortante, un bajo soportando todo el peso del grupo y la voz de Apollo más Coverdale que nunca. Este es un disco que busca sonar analógico dentro de la era digital.

Staffan Karlsson
Bajo el auspicio de Inside Out Music y Century Media Records, Sunrise to sundown llegará a las tiendas a finales de marzo de 2016, placa que contendrá 11 cortes en su edición ordinaria, pero que en su versión de lujo incluirá un disco extra con cinco temas en vivo extraídas de la presentación de Spiritual Beggars en el festival Roadburn de 2013 y dos covers, uno a Mountain y otro a Ten Years After. 

Amott y su banda están de regreso. Con disco en las tiendas y una gira que cruzará media Europa, tenemos a Spiritual Beggars para un buen rato. Con el disco más retro de toda su carrera,  el grupo deja claro quienes fueron los primeros que buscaron la recuperación del hard rock setentero, encontrando una fuente de inspiración para sus composiciones y creando así un puente de comunicación entre las distintas generaciones que adoran este tipo de música. 




lunes, 22 de febrero de 2016

La Patrulla Espacial : un viaje (psicodélico) en el tiempo


Argentina siempre ha sido un país con una gran tradición roquera. Desde los años sesentas, la construcción de una escena propia logró que el género tomara nuevas directrices hasta crear un sonido propio. Si a ello le sumamos aquella época de los ochentas que, tras la guerra con Gran Bretaña por las islas Malvinas, se prohibió la trasmisión en los medios de comunicación de música y películas en habla inglesa; el rock se tuvo que cantar en español. Luego tomado como estandarte y medio de expresión contra las dictaduras, el rock se enraizó en lo profundo de la cultura argentina.

Sin embargo, existen pocas bandas nacionales que tienen la capacidad de mirar hacia atrás para recuperar las raíces de un género musical que logró crear lo que hoy en día escuchamos. La onda vintage que se ha vivido durante lo que va del siglo XXI se ha orientado ha desempolvar a los grupos norteamericanos e ingleses que dominaron la escena durante los años setentas. Rascando en los recuerdos nos encontramos con La Patrulla Espacial, una verdadera cápsula para viajar en el tiempo que nos lleva a escuchar en plenos años 2000 lo que era el rock en Argentina durante el amargo despertar tras el flower power y la época de la dictadura militar (autonombrada irónicamente "La revolución argentina").


Con cuatro chicos originarios de la Patagonia y radicados en La Plata, La Patrulla Espacial se convirtió en una de las bandas argentinas que tomaron realmente la bandera de lo retro para navegar sobre aquellas aguas pantanosas del recuerdo, donde gente como Pappo's Blues (reseña), Vox Dei o Pescado Rabioso (reseña) tronaban las bocinas con su mezcla de hard rock, acidez psicodélica y sentimiento bluesero. Como si no hubiera pasado el tiempo, los acordes del llamado "rock nacional" nos toman de la mano para pasear por el cosmos y llenarlo de colores. Bajamos la aguja sobre el vinil y la cuenta regresiva marca la entrada para el despegue.

Todos los ocasos fue su primer disco, publicado en 2009 pero creado desde los orígenes de la banda en el lejano 2005. La banda se metió un sábado de julio de 2007 en  "La Burbuja Estudio" junto con Gualberto de Orta para grabar las doce canciones que lo conformaron, aunque terminaron incluyendo voces y armónicas editadas en el estudio "Hombre en llamas" por el resto del año hasta mediados de 2008.  Por medio de Mandarinas Records, la placa fue editada en formato físico con la posibilidad de su descarga electrónica desde su página.


Para ese momento, la banda estaba conformada por Tulio Simeoni en la batería, Lucas Borthiry en la guitarra rítmica, Tomás Vilche en la voz y guitarra líder, y Werner Schneider en el bajo y segunda voz. Esta fue la alineación que puso algunos miligramos de ácido lisérgico al hard blues de la vieja escuela argentina, logrando conformar un hipnotizante disco lleno de imágenes technicolor y líricas que buscan la liberación de la mente.

El corte promocional para Todos los ocasos fue "El perfume", segundo track de la placa que resume su sonido: rock basado en las estructuras del blues electrificado, efectos sonoros nacidos de rock espacial y la psicodelia, líricas llenas de metáforas y estribillos que no se pueden dejar de cantar. Las guitarras llenas de pedal Wah, un ritmo adictivo que nos hace mover los pies, frases inspiradas directamente del "En el camino" de Jack Kerouac y la onda beatnik, y una melodía que tributa sin duda alguna a Norberto Napolitano, "El carpo".


"Nada es como lo piensas: todo es un engaño, una interpretación. Intentar domar a mujer desnuda como a la verdad será en vano. Su lengua bípeda susurra al oído mientras el naufragio irremediable se observa llegar. Bailamos sobre nuestra propia tumba una danza sexual y tribal que sin remedio nos empalaga hasta la perdición. Todo el universo contenido en el perfume de sus ojos, aquel embeleso que tiende un puente entre ella y todo aquel que la mira pasar como un hermoso cometa"



Con un video más cercano a lo hecho por las bandas de grunge noventero y rock alternativo de principios de este siglo que a un intento de recuerdo psicodélico con imágenes kaleidoscópicas incluídas, La Patrulla Espacial lanzó "El perfume" como promoción para su álbum debut. Fue así que la banda pudo hacerse de un nombre en el circuito de grupos de su natal La Plata, abriendo la posibilidad de incursionar a la metropolitana Buenos Aires.

El camino para La Patrulla Espacial se encontró con dificultades a pesar de la excelente aceptación del Todos los ocasos y su segundo plato con título homónimo a la banda presentado en 2012. La salida de Tomás Vilche obligó al grupo a una reconfiguración en su estilo y en su propio sonido, llevando a que Werner y Lucas tomaran las voces y cambiaran la ruta. La "viola" principal está ahora en manos de Fernando Naon, pero para los que se enamoraron del estilo ácido y blusero de los primeros años del grupo, seguirán reprochándole a Vilche su decisión de bajarse de la cápsula sonora que los llevó hasta la estratósfera hacia aquel pasado argentino.



Descarga del disco por cortesía de Mandarinas Records:
http://mandarinasrecords.com.ar/discos/la-patrulla-espacial-todos-los-ocasos/




viernes, 19 de febrero de 2016

Wolfmother : en búsqueda de una nueva victoria


El nombre de Wolfmother dentro de la escena quedó inscrito sin lugar a dudas gracias a su explosivo y (en su momento) fresco sonido nacido directamente por la recuperación del hard rock de principios de los años 70. El proyecto creado por el australiano Andrew Stockdale lo llevó a la estratósfera del éxito, abriéndole la puerta para compartir escenario con los grandes del género. Hoy, un poco más de diez años después de la publicación de su álbum debut (reseña-review),  se presenta su cuarto disco de estudio: Victorious.

El trayecto para llegar hasta esta nueva placa no ha sido nada fácil, desde el rompimiento de Stockdale con los miembros fundadores del grupo con quienes moldeó el sonido de la banda (Chris Ross en el bajo y Miles Heskett en la batería) hasta la formación de una nueva mancuerna musical con el bajista y tecladista Ian Peres, pasando por algunos baches creativos y un disco del propio Stockdale como solista editado en 2013.


El día de hoy, 19 de febrero de 2016, es publicado oficialmente Victorious, quizá el disco más personal de Andrew Stockdale bajo el nombre de Wolfmother. El reconocido músico australiano compuso todo los temas, además de interpretar en su totalidad las voces, guitarras y bajos de la placa. En calidad de músicos invitados, el cuarto disco de Wolfmother cuenta con Ian Peres en los teclados y a dos bateristas de sesión que han trabajado con grandes nombres del medio: Joey Waronker (Beck, R.E.M. y Atoms for Peace) y Josh Freese (DEVO, Nine Inch Nails, A Perfect Circle, Rob Zombie, Queens of the Stone Age y Slash).

Andrew Stockdale y John Freese
New crown, disco anterior de la banda presentado en marzo de 2014, tuvo una crítica ambivalente, la cual iba desde el reconocimiento a Stockdale por regresar la vitalidad y la energía a Wolfmother con sus nuevas composiciones, hasta una ácida crítica a la producción musical hecha por el propio frontman, donde el calificativo "inconsistente" era el más insistente de todos los descritos en las columnas periodísticas y blogs especializados. Es por eso que para este Victorious, Stockdale trabajó bajo las órdenes del legendario productor e ingeniero de sonido Brendan O'Brein, el cual ha trabajado con bandas de la talla de Pearl Jam, Soundgardem, Red Hot Chili Peppers, Audioslave, Korn, AC/DC, Mastodon o Aerosmith.

Andrew Stockdale y Brendan O'Brein

Fue así que Stockdale se encerró en los Henson Recording Studios en Hollywood, California durante gran parte de 2015 para crear, interpretar y grabar diez tracks que conforman el Victorious. A la primera oída de la placa, podemos escuchar un repaso por las diferentes etapas de Wolfmother durante su carrera musical, pasando por el hard rock con reminiscencias setenteras, las baladas de cruces entre guitarras acústicas y distorsionadas, algunos elementos ácidos del stoner y el salvajismo de ese rock nacido directamente en los escenarios. 

Como primera prueba para el disco, el 20 de noviembre de 2015 se lanzó como sencillo el tema que le da nombre al disco. "Victorious" llegó al lugar 34 del US Billboard Mainstream Rock Songs, lo que nos daba ya una idea de lo que podría ser el disco completo. El sencillo es un juego de guitarras entrecortadas que marcan la melodía en recuerdo directo a las primeras canciones de Wolfmother. Las voces entonan el coro en una escalada hacia lo más alto del rango que alcanza Stockdale, lo que logra darle a la canción una buena intensidad. El puente hecho con acordes de guitarras acústicas otorga a la melodía un respiro dentro de su agitado galope, pero un nuevo cambio en el riff nos arrastra a los polvorosos terrenos del stoner al estilo desértico.


Las líricas nos hablan de una chica guerrera, aquella que podría convertirse en la elegida. El misterio ronda alrededor de ella, pero siempre saldrá victoriosa de toda batalla. Conspiraciones buscan su destrucción, esperando su cansancio para convertirla en víctima del odio y la maldad. Sin embargo, el destino ya está escrito... el triunfo siempre estará de su lado.


Inspirado en las viejas películas de ciencia ficción de los años setentas de serie B, el director Brother Willis elaboró un video para "Victorious", el cual fue presentado el 25 de enero de 2016. Bajo el recuerdo de la clásica imagen de Barbarella, el video del single nos muestra a una bella guerrera intergaláctica (interpretada por la modelo Ariela) quien lucha contra soldados zoomorfos y su malvado líder en cósmicos y desolados paisajes de alguna estrella perdida en el universo. Tras un duelo a muerte, la combatiente estelar sale bien librada gracias al poder de su mágica espada y una extraña guitarra-bazooka en forma de nave espacial (la cual nos trae a la memoria aquellas que salen en Star Wars).


Es así que Wolfmother se encuentra en plena promoción de su nuevo disco, donde se anunció una gira bajo el nombre de "Gipsy Caravan Tour 2016", se están subiendo algunos videos promocionales de otras canciones que conforman el álbum y hasta se entregó la guitarra galáctica que se observa en el video de "Victorious"a través de un concurso organizado por la revista británica Kerrang!. 

Se han barajeado varios nombres para tomar el lugar de baterista en la nueva gira del grupo, siendo quizá Dave Atkins (quien fue miembro de Wolfmother durante la etapa del Cosmic Egg) el que animó mayoritariamente a los fanáticos de la banda. Sin embargo, el puesto será ocupado Alex Carapetis, quien además de ser un reconocido músico de sesión, ha formado parte del equipo de trabajo de Julian Casablancas (vocalista de The Strokes) bajo su proyecto The Voidz. 


Quizá extrañemos la fuerza que alcanzó Wolfmother con su primer trabajo, pero de lo que podemos estar seguros es que Andrew Stockdale ha madurado hasta alcanzar una variedad sonora que otorga nuevos colores a su paleta sin perder su esencia. "Victorious" recoge todo el camino recorrido por el grupo, tratando de recuperar lo mejor de él y dejar a un costado aquello que en algún momento se convirtió en un lastre. Esta es la nueva batalla de Stockdale y su Wolfmother, una que seguramente ganará haciendo explotar los escenarios con su guitarra eléctrica en la mano.


miércoles, 17 de febrero de 2016

Heat : una sangrienta devoción sobre la carretera



Un viejo Dodge Charger V8 corre a toda velocidad por el asfalto de una olvidada carretera en medio de una zona boscosa. Una serie de asesinatos en dicho sendero han llenado de horror y muerte el ambiente. Un jugoso cargamento dentro de la cajuela trasera del vólido conllevará a una serie de enfrentamientos, persecuciones y  asesinatos. 

Esta es la reseña de la película alemana Trip, la cual fue estrenada en su primera versión en el ciclo de cortometrajes organizado en México conocido como "Mórbido Film Fest " en su edición de 2013. Robert Kuchenbuch, el conductor protagonista de la cinta, nos ahoga con su frialdad y dureza a través de una historia de traición y muerte. Dirigida por Armin Riedel y con la fotografía de Jens Spöri, el film nos muestra una colección de rudas escenas llenas de autos, sendas polvorientas y sangre hasta saturar la pantalla. Catalogada como "rock n' roll action roadmovie", Trip nos ofrece un catálogo de rolas necesarias en la colección de cualquier fanático del hard rock vintage, mismas que fueron compuestas e interpretadas por una sola banda: Heat.


La musicalización de dicha cinta corre a cargo de Heat, quienes colocaron como soundtrack gran parte de su Labyrinth, segunda placa de la banda que fue publicada en agosto de 2014 por medio de This Charming Man Records. Las siete canciones que lo conforman son un recorrido por el aquel viejo rock fuerte y directo que se hizo en los años setentas, ese que busca tronar las bocinas mientras logra agitar las melenas.  

Una pléyade de bandas que ahora son leyendas forman parte de la influencia directa de estos alemanes: Thin Lizzy, Black Sabbath, Deep Purple, UFO, Scorpions o Wishbone Ash. Sin embargo, más allá de su escuela, Heat se encuentra dentro del circuito de grupos que están creando a través del su gusto por lo "retro" hasta conformar su propio sonido como los suecos Graveyard y Horisont o sus compatriotas Wedge y Kadavar. 


Conformados en Berlín durante 2010, Heat se ha hecho de un espacio propio dentro de la escena vintage europea con esfuerzo propio, calidad interpretativa y salvajes presentaciones dignas de su género. Los años han pasado y en sus placas se puede notar: los matices han cambiado, la fuerza es notable y las líricas más afiladas. Rolas con duración mayor que denotan a un grupo maduro que logra construir melodías que llevan a sus escuchas por distintos ambientes hasta meterlos en ellos.

Labyrinth fue grabado y mezclado por Charlie Paschen en los Big Snuff Studio de Berlín, quien dirigió a Patrick Fülling en las voces, Marco Rischer y Ingo Börner en las guitarras, Richard Behrens en el bajo y Marcus Töpfer en la batería. Esta alineación recorrió los laberintos internos de la mente y del alma para crear una serie de rolas energéticas llenas de riffs e instantes memorables.


Para promoción del disco, Heat lanzó el video de "Loving devotion", mismo que contiene escenas de Trip intercaladas con otras de la banda tocando en un pequeño bar. En sus imágenes podemos ver el Dodge Charger V8 quemando sus llantas sobre el asfalto, mismo que termina manchado de sangre tras las peleas y los disparos que buscan la muerte y la venganza.

"Loving devotion" es una rola de riff directo que inmediatamente muerde y no suelta al que lo escucha. Una vez infectados, el cuerpo queda hipnotizado en una tétrica atmósfera de ansiedad que busca romper con cualquier atadura. Su puente quiebra las sensaciones hasta volverlas dulces y sosegadas, pero todo ello nuevamente se torna hosco y violento gracias a un profundo grito hecho por Fülling.



Desde el fondo de la melodía, un teclado interpretado por el propio Paschen hace acto de aparición para aletargar el paso de la canción. Poco a poco todo se torna mórbido, ácido y pesado, en un tributo directo por aquel viejo doom setentero. Los solos de guitarra interrumpen el momento para hacernos recordar que la energía eléctrica es la que busca sacudirnos las neuronas en una salvaje danza de acordes directos.

La canción acaba y a su vez una gran pelea en el antro se da por terminada. El viajero deja tras de si los restos de la confrontación. Sube al escenario, deja desangrar a los heridos y continua su paso sin tocar a los integrantes de la banda. Lo único que mata al silencio es el sonido de los amplificadores encendidos y las quejas de los moribundos.


"No hay a dónde correr, no hay dónde esconderse. Dando vueltas sobre este circuito tomo la carga que es difícil soportar y no interfiero el paso. Trataré de ignorar la cuota que impone este camino, aunque ésta me queme por dentro. Las emociones chocan dentro de mi mente. La libertad sólo podrá ser alcanzada a través del dolor. Apago las luces, cierro los ojos y permito que esta devoción explote, abandonándome hasta desaparecer..."


Tras la presentación del Labyrinth, la banda sufrió un cambio en su alineación: Ingo abandonaba a Heat, pero sería sustituido por Matthias Schult. Desde entonces, el grupo se ha encontrado girando por Europa, alternando con gente como Saint Vitus, Brutus, Goatsnake, Castle, Wedge, Ruby the Hatchet y Kadavar. Mientras esperamos una continuación a esta pequeña joya alemana, les dejamos el disco completo y la película de Riedel para completar el viaje...


Trip, Armin Riedel: https://vimeo.com/78984069



lunes, 15 de febrero de 2016

"Drowning" de Brutus : un nuevo golpe del barbado vintage nórdico


Desde hacía algunos meses corrían los rumores de que Brutus, aquella banda vintage escandinava conformada por músicos suecos y noruegos establecidos en Oslo, se encontraba grabando su tercer álbum de estudio. Algunas fotografías subidas por la propia banda en su página de Facebook desde agosto de 2015 ofrecían algunos indicios, pero todo fue confirmado hasta diciembre. 

Sin fecha tentativa de lanzamiento y sin un título para identificarlo, los nórdicos nos sorprendieron el pasado jueves 11 de febrero de 2016 con la siguiente noticia: "El gato ha salido de la bolsa: publicación de un video con el nuevo single del grupo desde la página electrónica de Metal Hammer". Sin tiempo qué perder, nos dimos a la tarea de darle seguimiento a la información, teniendo la oportunidad de ser de los primeros en escuchar una probada de lo que será el nuevo disco de Brutus. 


Tras la publicación del Behind the mountains en junio de 2013 (reseña - review), Brutus se había dado a la tarea de rodar por Europa con su combo de hard rock vintage y letras de introspección personal. Durante 2015  se metieron a los estudios para darle continuidad a dicha placa bajo la dirección de Christian Engfeldt y la participación de músicos invitados como Henning Solvang y Peter Olofsson de la banda noruega Brut Boongaloo. 

Antes de par el paso definitivo, la banda decidió lanzar un sencillo, con la intención de probar la crítica a su nueva producción y para tranquilizar a sus fanáticos quienes esperaban algo nuevo de Brutus tras años de espera. A través de la disquera filandesa Svart Records, se ha presentado "Drowning" en las plataformas electrónicas de YouTube, Spotify y Tidal, esperando su publicación en vinil en próximas fechas.


¿Qué es lo que nos ofrece "Drowning"? El nuevo sencillo de Brutus mantiene el sabor de sus primeras dos placas, aunque con una producción que logra darle brillo y claridad a cada instrumento sin perder la esencia vintage de su sonido. Con la sincronía entre las guitarras de Kim Molander y Johan Forsberg, la melodía mantenida por el bajo de "Krille" Hellqvist, el dulce ritmo de los tambores de Knut-Ole Mathisen y la voz grabada por medio de la técnica de "double-track" de Jokke Stenby; la canción es un pequeño tesoro que seguramente volverá loco a sus seguidores e interesará a quienes no los conocían.

El single es una recuperación por el hard rock setentero muy en la escuela de Black Sabbath, aunque en esta ocasión, Brutus juega con la cadencia melódica de un coro que golpea directamente las neuronas y las deja con los versos tatuados. La fuerza de los instrumentos acompañan las estrofas que narran la melancolía y el dolor, pero llegado el estribillo, todo se convierte en un irremediable reconocimiento del deprimente estado y una dulce resignación.


"Drowning" es un clamor, un ruego de auxilio. Esto es un canto para el hombre que está ahogado por su constante miedo, aquel que le encierra el corazón y hace que las palabras no salgan fácilmente de la boca. La felicidad se le escapa como arena entre las manos y su interior se derrumba completamente. Una posibilidad se ve al final del camino: que el alma se vuelva dura y fría ante lo que la rodea. Sin embargo, algo es muy claro: la debilidad y el temor son mayores. ¿Acaso esta sensación será única y personal? ¿Es el miedo un sentimiento universal? ¿Todos somos una sarta de débiles sin fuerza alguna?




El video que acompaña el lanzamiento del sencillo contiene parte del arte de su portada, el cual fue hecho por el dibujante holandes Maarten Donders, quien realizó la portada del Behind the mountains, además de carteles para eventos con gente como Goya, Blues Pills, Uncle Acid & the deadbeats y Heat, incluyendo los poster del conocido festival Roadburn en sus últimas ediciones.


Brutus regresa con fuerza y esas letras que calan hasta los huesos, lo que augura un regreso triunfal a la escena del rock vintage. Por lo pronto, "Drowning" está girando y sin lugar a dudas se convertirá en las favoritas de las páginas especializadas y todos aquellos amantes del hard rock retro y líricas llegadoras. Ahora sólo queda morderse las uñas en espera de la publicación de la placa completa, un disco que llegará a lo más alto de las listas de popularidad del género si la grabación guarda los estándares de su single.