El hard rock de la vieja escuela está sacudiendo todos lados. Bandas surgen todos los días con la intención de crear buena música y compartirla con los demás. México no se ha escapado de esta tendencia, pero si rascamos un poco sobre la costra de la radio comercial y centralizada de la capital, podemos encontrar excelentes grupos que tienen ya muchos años picando piedra sobre aquel rock directo y salvaje desde antes que el "vintage" se pusiera de moda. Una de esas bandas es Caníbales y ésta es parte de su historia.
Nacidos en Culiacán, Sinaloa, los hermanos Pérez Castro se dieron a la tarea de crear una banda que retomara las bases del rock n' roll, un grupo donde se pudiera tocar sin inhibiciones ni etiquetas. Con la guía y dirección de Jesús, el concepto fue agarrando forma e identidad hasta lograr la composiciones de temas propios, cantados en español y con la furia suficiente para explotar las bocinas. Tras barajear varios nombre, "Caníbales" fue el que al final se quedó debido a la intención de la banda por hacer un rock primitivo y sin muchos efectos, aunque su origen viene también por las películas de horror que impactaron al líder.
Fue así que nació Jesús Caníbal, quien con guitarra y voces ha dado vida a un monstruo sonoro lleno de rudeza que desde 2005 ha ido construyendo su esencia y su propia personalidad. Hernán Descortéz en el bajo eléctrico se ha vuelto el cómplice inseparable que logra soportar el difícil camino de tener una banda más allá de los compromisos familiares y los objetivos personales. Con la intención de continuar sus estudios universitarios, Caníbales se mudó en 2007 a la ciudad de Guadalajara, Jalisco; aunque la diminuta escena roquera de su lugar natal fue determinante para la mudanza definitiva.
Sin embargo, el cambio de residencia y las propias exigencias que el concepto musical estaba generando el grupo, provocaron que los bateristas fueron rolando. Quizá "Ciego" Sevilla fue quien aguanto más el paso (con quien grabaron el Doom blues), pero para los nuevos aires que ha tomado Caníbales, el actual dueño de las baquetas es Daniel Sahagún. Aun así, la intención musical ha quedado intacta: un power trío de sonido básico que busca agitar a su público.
Gracias al esfuerzo y la tenacidad de Jesús, Caníbales ha logrado publicar su disco álbum debut en 2009, un EP en septiembre de 2010 titulado Mercenarios y, finalmente, el disco que les logró reconocimientos por parte del público y la prensa local jalisciense, el Doom blues de mayo de 2012. Sin embargo, el 2015 nos sorprendió con la publicación de su nueva placa, la cual lleva como nombre Bajo la influencia; disco que fue grabado en los estudios Rockweiler y editado por Self Destructo Records.
Como lo dice el título, este disco busca las bases primitivas del hard rock, un salvajismo perdido que es necesario recuperar. Es por ello que en las ocho rolas disco podemos oír desde un rock pesado al estilo Sabbath hasta cosas de gran velocidad en tributo a Motörhead, pasado por el punk, el stoner y el doom... pero eso sí, todo cantado en español con la intención de que cualquiera entender el mensaje de las líricas (todas escritas por el propio Jesús Caníbal).
Haciendo uso del juego de palabras, Bajo la influencia también sirve de pretexto para hablar del influjo que provocan en el individuo aquellos elementos "malignos" como lo son las drogas, las mujeres, el rock y hasta el mismísimo demonio... Tras un proceso compositivo de dos años, 30 canciones terminadas y ocho escogidas para la placa, Caníbales nos ofrece un rosario de maldades que son coronadas con la frase "Gloria a Satanás".
El último tema del disco es "El juicio final", un rock fuerte con cierto sabor psicodélico que golpea la mandíbula y sacude con su satánica letra. Siendo este corte el más "producido" en el estudio con sus guitarras cercanas a teclados setenteros y voces en doble track, la rola nos hace agitar la cabeza y levantar el puño para hacer la "mano cornuta". El lado oscuro toma posesión sobre el mundo, la noche domina sobre la luz y los fuegos infernales anuncian el final: "Gloria a Satanás".
En alguna entrevista, Jesús Caníbal habló de la sorpresa y gusto que le causó la aparición del disco debut de Wolfmother en 2005, mismo que le sirvió como inspiración para los primeros pasos de su banda. Es precisamente con "El juicio final" donde podemos escuchar un poco de ese sonido vintage de riff fuerte e infeccioso con voces agudas y forzadas que entonan una melodía pegajosa y concisa. Un tétrico órgano se escucha a través de un ritmo tribal, el cual sirve de puente para la rola y recrea la atmósfera perfecta para un solo de guitarra de notas sostenidas que no necesitan velocidad para tener la intensidad suficiente que logre volarnos los sesos.
Con imágenes de Caníbales tocando en el festival Darkcember celebrado en 2015 y organizado por la propia disquera Self Destructo Records y Turbojujend Satanika, Francisco II Suazo realizó el video promocional para "El juicio final". Aquí podemos ver la vibra de la banda en vivo mientras juegos visuales nos deslumbran la vista, acompañamiento perfecto para este knock out al hígado de tan solo dos minutos y medio.
En alguna entrevista, Jesús Caníbal habló de la sorpresa y gusto que le causó la aparición del disco debut de Wolfmother en 2005, mismo que le sirvió como inspiración para los primeros pasos de su banda. Es precisamente con "El juicio final" donde podemos escuchar un poco de ese sonido vintage de riff fuerte e infeccioso con voces agudas y forzadas que entonan una melodía pegajosa y concisa. Un tétrico órgano se escucha a través de un ritmo tribal, el cual sirve de puente para la rola y recrea la atmósfera perfecta para un solo de guitarra de notas sostenidas que no necesitan velocidad para tener la intensidad suficiente que logre volarnos los sesos.
Con imágenes de Caníbales tocando en el festival Darkcember celebrado en 2015 y organizado por la propia disquera Self Destructo Records y Turbojujend Satanika, Francisco II Suazo realizó el video promocional para "El juicio final". Aquí podemos ver la vibra de la banda en vivo mientras juegos visuales nos deslumbran la vista, acompañamiento perfecto para este knock out al hígado de tan solo dos minutos y medio.
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