Al teclear Saskatoon en Google, podemos encontrar un pequeño y congelado lugar en la provincia canadiense de Saskatchewan. Al rascar un poco sobre dicho lugar, nos enteramos que la cantante de folk Joni Mitchett comenzó su carrera musical en dicho lugar o que Shannon Tweed, esposa Gane Simmons (bajista de Kiss), pasó su juventud ahí antes de convertirse en playmate y actriz de los años ochentas. Sin embargo, este pequeño paraje nevado del Canadá vió nacer a un gran músico que a fuerza de calidad interpretativa e incendiarias presentaciones en vivo a logrado que los reflectores se dirijan hacia él.
Jordan Cook es un multi-instrumentalista de gran pasión por el hard blues electrificado, el cual canaliza su gusto explotando bocinas y derrochando energía. Sin embargo, el camino para él no ha sido nada fácil: un disco fallido, cambio de residencia, la formación de una banda de soporte y el lanzamiento de dos sencillos por medio de las plataformas electrónicas.
Durante el año de 2010, Cook lanzó de manera independiente su Seven deadly sins, una placa de rock alternativo lleno de guitarras planas, sintetizadores y melodías cercanas al rock pop. En algunos momentos del disco podemos descubrir las raíces bluseras del canadiense, pero termina convirtiéndose en una colección de temas sin gran trascendencia que se atrapado en el sonido de rock comercial de su momento sin mucho futuro ni profundidad.
Al intentar darle un mejor soporte a sus canciones, Jordan Cook se dedicó a buscar excelentes músicos que pudieran potencializar la esencia real que tenían sus composiciones. Fue así que coincidió con el baterista de mil batallas Matt Chamberlain, aquel que formó parte de Pearl Jam durante la gira del Ten y que desde entonces se convirtió en músico de sesión para un amplio abanico de artistas que van desde Elton John, Peter Gabriel, David Bowie o Morrisey. A su vez, Chamberlain invitó al proyecto al bajista de Soundgarden, Ben Sherpherd para que acompañaran a Cook a girar por Canadá.
Una vez terminada la gira, Chamberlain buscó la forma de convencer a Cook a continuar con su proyecto en Seattle, Estados Unidos, un lugar lleno de espacios para tocar, con una escena clara en lo referente a lo musical, con distintas plataformas para compartir su concepto y, finalmente, cerca de su tierra natal. Fue de esta manera que Cook decidió abandonarlo todo para replantear su sonido, dejando a un lado a los legendarios músicos de la escena grunge noventera.
Sin embargo, el cambio tenía que ser radical, y ello conllevaba a tomar decisiones radicales. Fue así que dejó a su lado su nombre y rebautizó su nuevo concepto como Reignwolf, un espacio musical donde se abandonaba la comodidad de los estudios y la "superproducción" para darle espacio al artista y su capacidad interpretativa. Ahora convertido en un lobo, Cook se dejó crecer el cabello y la barba para transformarse en un verdadero "frontman". Micrófono, batería y una guitarra conectada a una buena cantidad de pedales y efectos analógicos serían las armas para darle vida a un verdadero hombre orquesta en plena era eléctrica.
Reignwolf busca resaltar aquellas raíces bluseras de Jordan Cook, llevando a las estrellas algunas de esas melodías que formaron parte del Seven deadly sins, pero ahora con un nuevo rostro. La potencia de las guitarras llenas de fuzz, slides y juegos a través de POG de Electro-Harmonix convertirían las viejas melodías de rock pop en un colorido hard blues con sabor a garage, que con un poco de rock desértico y furia interpretativa, lograrían atrapar a todo aquel que observara su espectáculo. ¿Acaso Cook había vendido su alma al diablo en un cruce de caminos como lo cuenta esa vieja leyenda sobre Robert Johnson?
Para completar su sonido, Cook reclutó a Stitch (David Rapaport) para que lo ayudara a crear los sonidos graves con algunas guitarras y bajos, y a Texas Jo (Joseph Braley) en la batería. De esta manera, Reignwolf terminó transformándose en un monstruo de dos cabezas: en algunos momentos Jordan Cook es un impresionante pulpo que toca todo lo que se le pone enfrente y en otros un power trío de potencia impresionante.
¿Qué es lo que se puede escuchar en Reignwolf? En principio, el grupo es hard blues, una electrificación en la máxima potencia de gente como Robert Johnson, B.B. King o Muddy Watters, pasando por héroes de la guitarra del nivel como Jimi Hendrix o Johnny Winter, hasta llegar al sonido de reconocidas bandas como The Whites Stripes de Jack White o The Black Keys de Dan Auerbach, y servir de inspiración para Royal Blood de Mike Kerr.
¿Acaso esta banda no es una nueva versión de la exitosa y repetida receta de blues con rock distorsionado que hemos gozado desde los años sesentas? No lo sabemos, pero de lo que podemos estar seguros es que el proyecto de Jordan Cook cala hasta los huesos, por lo que le ganó formar parte de reconocidos festivales como Lollapalooza, Hangout Music o Coachella hasta ser abridor de los conciertos de Black Sabbath en la gira de su 13. El tipo nos atrapa con verlo como da su vida en el escenario: puede brincar desde su bombo, se avienta al público con todo y su guitarra, puede seguir tocando bajo un diluvio sin importarle quedar electrocutado o puede romper sus instrumentos al término de su presentación... Ufff!! Diversión garantizada!!
Para comprender un poco la mutación de Jordan Cook, hemos decido mostrarles una de sus canciones más explosivas desde sus dos distintos lados de la moneda. "Electric love" es quizá la rola más salvaje del Seven deadly sins, una melodía de guitarra distorsionada muy cercana al rock desértico y stoner que busca hacer volar las neuronas. Con una voz muy encadenada al rock alternativo, Cook se queda corto con todo lo que su propia canción puede dar, sublimando la energía en un potente solo de guitarra.
Sin temor a equivocación, las líricas son una plegaria de amor y sexo. Tras un abandono, la letra nos advierte que a pesar de la huida, será imposible escapar o esconderse de esta gran pasión. Sangre, sudor y lágrimas que sólo un alma atormentada puede ofrecer. El amor eléctrico termina fulminando todo lo que encuentra a su paso, implorando el regreso inevitable.
Tras la metamorfosis de Cook hacia Reignwolf, "Electric love" se convirtió descaradamente en un blues hacia el más viejo estilo de John Lee Hooker o Robert Johnson donde el hombre se encuentra solo con su guitarra, el golpe de sus pies para marcar el ritmo y el lamento de su voz. El hard blues que corre por las venas de esta versión exorciza todo a su alrededor y nos muestra al desnudo toda la calidad de un músico que se muere sobre el escenario.
Compartimos con ustedes una de las versiones más incendiarias y salvajes de "Electric love" hecha por Cook bajo su piel de lobo. Realizada para un stream de la página electrónica Jet City en los estudios de Rogue Island, esta rola se convierte en un escaparate perfecto para mostrar el salvajismo de Jordan Cook en el escenario, además de enseñarnos de lo que es capaz cuando se decide a ser un hombre orquesta dueño de todo lo que tenga a la mano.
Es extraño pensar que con la gran calidad interpretativa de Cook y su gente, sumado a su vez esa base blusera que tiene el corazón y el alma en sus manos, apenas tengan dos sencillos lanzados en tres años. Muchos deseamos que Reignwolf se meta a los estudios para crear un disco completo de arponazos directos como los son aquellas canciones con las que ha rolado en los diferentes festivales desde hace ya un tiempo. Aunque quizá, si nos detenemos a pensar, los límites de un estudio puedan domesticar a este lobo salvaje; por lo que sería mejor dejarlo en libertad para sólo disfrutarlo en su hábitat, sin cadenas ni rejas, suelto y gozando con lo que sabe hacer, explotando y llevándonos con él hasta el propio límite...
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