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miércoles, 1 de julio de 2020

Kryptograf : el retorno de la obscuridad y el misterio del sonido noruego


Los sonidos imperecederos del rock obscuro que ha sido rozado por el hedor del maligno han logrado penetrar por los pasillos de la creación de infinidad de bandas por el planeta, pero quizá sean pocos los que han tenido la habilidad para descifrar sus características y terminar logrando la construcción de melodías con aquella esencia mientras proponen algún elemento que despierte el interés más allá de lo conocido y esperado. Aquí es el lugar donde hemos tenido la suerte para encontrarnos con Kryptograf y su hermoso álbum debut que es obligado degustar con detenimiento y deleite.

Con anterioridad, Noruega nos ha ofrecido a varias bandas que han sabido recuperar aquel tufo misterioso ahogado de maldad y obscuridad que el proto-doom propuso a principios de la década de los setentas del siglo pasado. De manera inmediata nos llegan los nombres de grupos como Dunbarrow, Tempelheks, Saint Karloff o Magmakammer, pero lo logrado por Kryptograf requiere ser valorado en su justa dimensión gracias a este material que sabe alimentarse de los clásicos del género como Black Sabbath o Pentagram mientras recupera algunos elementos recién establecidos por gente comoWitchcraftKadavar o Uncle Acid & the deadbeats.


El homónimo álbum debut de Kryptograf fue develado con anticipación a través de dos singles que de manera inmediata despertaron el interés de los amantes de los ritmos ahogados en zozobra y veneno adictivo. Al buscar información sobre los culpables, nos encontramos con cuatro jóvenes de la ciudad noruega de Bergen que han logrado retomar la fuerza tóxica de los riffs del hard rock vintage para crear temas hipnóticos que al mismo tiempo desarrollan historias que rondan el mundo del ocultismo y el misterio literario. Los cuatros jinetes que doman a esta bestia hechicera son Vegard Strand y Odd Erlend Mikkelsen en las guitarras, Eirik Arntsen en la batería y Eivind Standal Moen en el bajo.

Kryptograf se distingue por sus sombrías atmósferas creadas a través de riffs de guitarra que atrapan de manera inmediata con sus ganchos infecciosos, pero al mismo tiempo podemos encontrar melodías adictivas creadas a través de una serie de acordes bien seleccionadas a partir de despertar el interés del oyente entre la tensión creada entre el misterio y las armonías múltiples que tres voces pueden lograr dentro de su combinación que no busca el protagonismo. Para identificar estas característcas, nos acercamos a la onírica "Seven", track de tiempos contradictorios que en su mística podemos saborear la vieja psicodelia envolvente transformándose en los primeros instantes del rock progresivo espacial mientras el mundo se desmorona a su alrededor entre explosiones cósmicas y suaves entonaciones que permiten apreciar todas las posibilidades sonoras de la banda.


Aunque bien podríamos calificar a "Seven" como el tema central del álbum, Kryptograf  ofrece muchos más matices que requieren su detenida escucha si se desea aprovechar y disfrutar lo mejor de ellos. Aprovechando el sesgo interestelar de dicho track deja, la banda noruega nos regala "Crimson horizon", una melodía rabiosa de acordes concretos que logra crear un estribillo infeccioso que obliga a corear junto con la banda. Sin embargo, Kryptograf puede elegir el espectro contrario para regalarnos una armonía maldita bajo el nombre de "Omen" con ese sabor al proto-doom que sólo los escandinavos saben crear a través de una colección de acordes sombríos y aquella densa neblina sonora que se filtra por las bocinas que sabe nublar todo el audiorama.

Los sonidos más densos del álbum los podemos localizar en "New colossus" y sus distorsiones que asemejan a una tormenta eléctrica imposible de detener por su poder y contundencia. Para sorprendernos, el cuarteto de Bergen nos permite escuchar algunas figuras acústicas en su "Ocean", un tema que se hace sublime con su onírico juego vocal y sus tenues teclados atmosféricos pero que tan sólo sirve como puente sonoro dentro de la fuerza sonora de la totalidad del material. Esa suavidad también la podemos oír en la introducción de "Sleeper", pero el tema rompe con un riff asesino que desgarra por su síncopa precisa que sabe inyectar su veneno y su pesada atmósfera que ahoga. Finalmente, Kryptograf cierra con una sonora neblina enigmática titulada "Infinite", la cual sirve como último toque para un álbum mágico lleno de posibilidades.


Quizá el tema más directo y sin ninguna contemplación sea "The veil", track inaugural del álbum debut de Kryptograf que también sirvió como primer single de la banda noruega. Su riff de guitarra seca sabe erizar la piel y al mismo tiempo sabe dotar de sentido al ambiente tétrico que sólo el cuarteto de Bergen sabe construir a su alrededor, algo que termina coronado con una armonía infecciosa que obliga a ser seguida por sus acordes tan logrados y la intensidad de la voz. Por si fuera poco, el grupo tienen la capacidad de cambiar el ritmo acompasado para crear un bólido de velocidad alta y sostenida que servirá de refugio para un obligado solo de guitarra explosivo. El track es veneno puro, pero sí aun queremos sorprendernos más, todas estas maravillas se encuentran contenidas en una pequeña cápsula de tres minutos y diecisiete segundos.


El virus mortal ha comenzado a ceder y está permitiendo que las bandas muestren sus trabajos sonoros sobre el escenario, así que en breve tiempo tendremos la oportunidad de escuchar el álbum debut de Krytograf en directo y plenitud. Por lo pronto es necesario regresar a sus surcos para internarnos en sus abismos y ensoñaciones que permiten sembrar de nuevo las esperanzas de escuchar aquellos sonidos sombríos y místicos que el reciente proto-doom escandinavo prometió y se estaba quedando estancado sin posibilidad de nuevos ingredientes. Kryptograf ha logrado crear un disco poderoso y mágico, así que está en nosotros sólo la opción de escucharlo y descubrir en él como han confluido los sonidos de dos épocas separadas por el tiempo pero re-encontradas por la imaginación y el ruido que provoca la obscuridad.


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