Hay materiales que llegan a tus oídos debido a recomendaciones, otros por su gran difusión en los medios electrónicos, y otros por la gente de renombre que ha colaborado en ellos. Quizá para un álbum debut pueda ser difícil colocarse ante tantas opciones sonoras rondando por el aire, pero el empuje de alguien que ya está colocado en el gusto de la gente pueda servir para atraer la atención y brindar algunos segundos a su propuesta. Este es el caso del primer disco de los canadienses Mooch, así que les damos la oportunidad de que suenen por las bocinas...
Diversos medios comenzaron a escribir y hablar sobre Hounds, el álbum debut de un trío originario de Montreal que había sido grabado en el desierto de Joshua Tree por Brant Bjork, el mítico integrante de las arenosas bandas Kyuss, Fu Manchu y Vista Chino. Sin embargo, quizá toda la atención queda atrapada en esta referencia y no permite escuchar con detenimiento la propuesta sonora del grupo, por lo que es momento de permitir al disco que hable a través de su música para luego rescatar el trabajo técnico de tan memorable personaje de la escena stoner californiana.
Lejos de lo que se podría esperar, Hounds no es un álbum de rock desértico ni de stoner. El primer material discográfico de Mooch es una colección de temas versátiles construidos desde diversas perspectivas y atmósferas que son alimentadas por la esencia y la magia del desierto californiano. Con tan solo bajar la aguja sobre la inaugura "Mantra" sabemos que estamos frente a una banda que busca crear sensaciones místicas más allá de estilos pre-establecidos o de clichés provocados por la participación de una leyenda. Este onírico track de tiempo lento edifica poco a poco un denso ambiente en búsqueda de una hipnosis provocada por una dicotomía entre la luz y la obscuridad, el sonido y el silencio que nos toma de la mano para invitarnos a un viaje intenso que requiere paciencia y atención.
Sin embargo, es imposible no detectar el toque místico de Brant Bjork y su inseparable Bubba Dupree en el sonido final del disco, algo que podemos detectar en aquel contradictorio encuentro entre la suavidad de los ritmos que embelesan por su terso toque y la explosión definitiva de los acordes que es contenida de manera inteligente en las bocinas sin que se permita su desgarre irreversible. Esto lo podemos degustar de manera plena en "Blues man's face" con su reptante inicio por medio de una guitarra de rasgueo controlado, una línea de bajo intrigante y una percusión tribal que terminan creando una tormenta eléctrica a su alrededor sin perder por un sólo segundo el beat pegajoso (¿quizá funky?) que ha distinguido al estilo armónico de Brant Bjork en sus últimos discos como solista.
Es necesario aclarar en este punto que el Hounds no fue grabado en una sola de sesión de grabaciones, ya que la primera parte fue registrada en California durante agosto de 2018 cuando Mooch era un dúo conformado por el baterista Alex Segreti y el guitarrista y vocalista Ben Cornel. Las lineas de bajo fueron añadidas unos meses después por Joe Sagreti al integrarse a la banda Julian Iacovantuono como miembro definitivo. El resultado de su trabajo lo podemos escuchar claramente en la intensidad de "Super big things" o en los golpes secos de "Feel good" con aquel juego en las notas hecho en los espacios brindados por eco de los acordes distorsionados de la guitarra.
El álbum debut de Mooch se da la oportunidad de ofrecer espacios introspectivos y sonidos contenidos en temas como en la tenue "Lucid" o en la sombría "Resident sleepper", aunque esta última termina irremediablemente reventando el volumen sin perder su ritmo aletargado. Aun así, Hounds ofrece claros instantes de stoner clásico como en la sorprendente "Torn up" a pesar de su obvia inspiración en el fuerte blues electrificado o en "Giant lafy fingers" con sus figuras lisérgicas de tiempos lentos. Finalmente, el disco termina con el track que le da nombre, un tema de extrañas guitarras limpias que terminan apretando el pedal de distorsión mientras escuchamos una lírica que habla sobre persecución interna por medio de la metáfora de unos sabuesos que acosan constantemente al protagonista.
"Ella te llena de amor que va con la marea, viene y se va.
Tú has saltado y te sorprendes como ella te ha tragado en su agujero.
Su fusible es profundo y sus ilusiones te dejan mareado mientras explotan en la noche.
Ella es un agujero negro y sabes que quieres ser llevado hacia adentro.
Es una pena que te balancees sin ver que algo debe estar correcto.
Chica, ¿no ves que estoy sangrando? Así que ven y abrázame bien,
tan bien que sientes que estás perdiendo el control
Sé que no frenarás cuando lo necesite.
Estás corriendo lento, estás escapando.
No lo haré, no voy a frenarte desde este sentimiento
El agujero negro que esconde tu corazón
Puedo ver la forma en que me miras,
¿puedes sentir la forma en que jalo por tí?
Estoy bajando y te diré lo que necesito:
abrázame muy fuerte... tan fuerte que estás perdiendo el control
Puedo ver la forma en que me miras desde el cielo
con el vacío por dentro y por fuera
¿Puedes ver la forma en que te espero desde este lado?
y de éso se trata todo esto
Puedo ver la forma en que me miras,
¿puedes sentir la forma en que jalo por tí?
No sabes si es ahora o si será después
No sabes si la amas o la odias
Atravesando como un operador drogado
¿quién tiene el ritmo, quién tiene noticias?
Siéntelo ahora porque no lo sentirás después
El agujero negro jamás perderá..."
Quizá el track más adictivo del Hounds es "She's a black hole" por su tufo a rock desértico infeccioso y su atormentada lírica sobre una mujer tóxica y su metáfora cósmica de atracción y destrucción. A través de un riff hipnótico que avanza de manera sosegada pero sostenida poco a poco vamos acercándonos al horizonte de sucesos que construye la melodía hasta que caemos irremediable en la succión sonora que busca transportarnos a otra dimensión. Su fuerte cambio de armonía y tiempo hace que la atención quede de nuevo atrapada tras un solo de guitarra galáctico, pero la canción encuentra los medios necesarios para retornar a su fuerza demoledora y terminar con su tarea de eliminación de todo lo que pase cerca de ella.
Hounds es un álbum hechizante e hipnótico pero que al mismo tiempo tiene problemas para mantener dicho embrujo, y en su lucha por alcanzar su objetivo termina por caer en lugares comunes que el rock desértico el el stoner californiano tiene muy definidos. Sin embargo, el primer material discográfico de Mooch tiene varios tracks llenos de magia y energía que saben brillar por sí solos; pero si deseamos comprenderlos en el contexto del Hounds, requerimos escuchar el álbum de manera detenida y repetida para lograr descubrir todo lo que se resguarda en sus treinta y siete minutos de duración.
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