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sábado, 13 de junio de 2020

Fabricantes : el ruido como medio para la sanación



El poder del sonido brinda la posibilidad del escape, quizá para la salvación y el alivio. Las vibraciones que provocan el ruido construyen escenarios propicios para que el alma encuentre refugio y un medio para descargar su furia, pero también la posibilidad para encontrar la sanación. Los audioramas se levantan salvajes, colosales, completos... pero esos fragmentos sonoros son tan sólo un pedazo pequeño y breve de todo lo que busca expulsar el cuerpo, una catarsis escandalosa al encuentro de la resistencia, la contemplación y la introspección. Todas las circuntancias se conjugan en una combinación de elementos que dotan de sentido al momento que explota en una colección de sonidos con un mismo sentido, aquel que se transforma en melodía y lamento, aquel que no requiere palabras ni más explicaciones.

El difícil sendero que llevo a la banda argentina de Fabricantes para crear su más reciente álbum es quizá una tortuosa historia de enfermedad, transformación y recomposición que terminó reflejada en la composición de nueve tracks que divagan entre el escándalo y la reflexión, la vieja fórmula del ruido frente al silencio que busca crear armonías que reflejen lo que resguarda el alma y expresen lo que las neuronas desean trasmitir. Bajo el nombre de El alquimista encontramos un disco definitivo que sirve de punto de fuga para múltiples posibilidades, que lejos de extraviar la brújula, condensan las diversas atmósferas que puede sobrevolar el hombre tras el cruce de la adversidad.


Tras la publicación del poderoso y concreto La selva incrustada, la banda originaria de Córdoba, Argentina recibió a principios de 2017 a Javier Bochaka en las percusiones, convirtiéndose en cómplice perfecto para las ideas que desarrollaban Gabi Díaz en el bajo y Manu Montoya en las voces y cuerdas; sin embargo el desgaste en las cuerdas vocales en éste a finales del mismo año provocó un cisma de larga duración y difícil asimilación. Luego de una intervención quirúrgica, Fabricantes se quedó sin la posibilidad del uso de líricas y la obligatoria reformulación de su concepto tras dos materiales definidos por los sonidos distorsionados y los rugidos intencionados.

Lejos de significar el final de Fabricantes la banda tomó la restricción como una posibilidad, lo que focalizó los esfuerzos en la construcción de audioramas que reflejaran ideas definidas y atmósferas mágicas. Sin embargo, la sombra se postró nuevamente sobre Manú Montoya al vivir un duelo relacional, provocando un prologando momento de reflexión e introspección que se ve reflejado en el material definitivo que conformó a El alquimista, un disco grabado a mediados de 2019 en Lvto Recordings. Y si aún fuera esto poco, tras las sesiones de grabación, Gabi Díaz abandonó a la banda, dejando a Fabricantes en un dúo con el árduo trabajo de terminar su siguiente álbum.

 
Con el trabajo de mezcla y materización de Exequiel Sticca más el sorprendente arte visual de Pelvh, El alquimista fue finalmente presentado en junio de 2020. Tras una primera escucha del material, nos enfrentamos con una multiplicidad de opciones sonoras que requieren una segunda mordida para degustarlo realmente. Aquella rabia que se respiraba en los discos anteriores ahora era dirigida hacia otras sensaciones sin perder su esencia, logran crear un álbum rico, versátil y ambiental. El ruido inicial de "La épica del bien común" podría anunciar un material ahogado en distorsiones, su paso lento y denso ofrece obscuridad y dolor que sabe aprovechar los espacios de silencio entre eco y virtuosismo, pero al escuchar "Deux Ex-machina" sabemos que Fabricantes ha abierto sus posibilidades compositivas hacia otros horizontes más allá del hard rock y el stoner para adentrarse al los derroteros progresivos y, ¿por qué no?, hasta psicodélicos.

La onírica "Oleaje" nos ofrece un remanso de notas y un sublime paseo interior, la colosal "La marcha roja" se impone con fuerza a través de acordes definitivos sin posibilidad de escape, y la breve "Aparición" nos sumerge en los abismos del ser entre tormentas eléctricas y vacío; tres temas que nos permiten apreciar todas las posibilidades armónicas que Fabricantes tienen ahora en su baraja. Y aunque luego de conocer la historia que precedió a El alquimista, encontramos en "Loop ácido" un track con lírica que refleja el deseo de evasión de la realidad mientras el sonido lisérgico rescata la energía para levantar el vuelo hacia otros horizontes. Finalmente, el disco nos regala dos divagaciones auditivas totalmente intimistas tituladas "Mantra" e "Introspectiva": la primera un mágico viaje aletargado que busca construir una burbuja que divida al ser frente al mundo exterior y la segunda una breve caída hacia el interior del individuo donde la guitarra toma el control completo de las bocinas para tomarnos de la mano y abandonarnos a nuestra suerte en algún punto desconocido del universo.

 
El track que ha servido de primera prueba de El alquimista es "Arde", una melodía que arrebate en fuerza y violencia más allá de sus posibilidades oníricas derivadas de una guitarra que sobrevuela un vólcan en erupción. El riff inicial es lava corriendo sin freno mientras las percusiones cimbran el suelo en sísmicas sensaciones que denotan la destrucción y el final de lo que conocemos previamente, ofreciendo de la misma manera la posibilidad de un viraje total hacia una armonía hermosa que sabe alzar la mirada para observar los astros aunque por debajo todo es corroído. La sangre se agolpa entre desgarre y dolor, pero el alma resguardada dentro del cuerpo clama por salvación a través del fuerte ruido de estertores y gemidos acallados. 


El alquimista se ofrece ante nosotros como una herida abierta que sangra sin control, pero al mismo tiempo como una cicatriz que se muestra con orgullo donde el tiempo y la reflexión conviven hasta crear una obra hermosa, multifacética y abismal. Los demonios internos han fluido por los parlantes para demostrar que la enfermedad, el abandono y la transformación son semillas para el sentimiento, el pensamiento y la creación, todas ellas distintas miradas de un mismo ser que se enfrenta al simple hecho de vivir. Una vez sanado el individuo, la magia se filtra por los poros hasta ofrecernos un regalo sonoro lleno de posibilidades resguardadas en cada acorde, una posibilidad para asimilar las sombras que nos acompañan y una opción para gritar de nuevo...


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