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viernes, 29 de noviembre de 2019

Hazemaze : un densa neblina se posa sobre la ciudad


Cuando vaticinamos que Hazemaze podría ser la nueva banda favorita de los amantes del proto-doom, no nos equivocamos. El trío de Estocolmo ha publicado su segundo álbum y con él han confirmado aquella magia mística creada sobre acordes lentos y pegajosos que terminan arañando la piel a su sombrío paso. Sin embargo, para esta ocasión tenemos rabia, intensidad y maldad, lo que termina añadiendo a su propuesta sonora el toque ideal que requería para hacerlo genial.

Si aquel álbum debut publicado de manera digital en febrero de 2018 fue una afilada daga cruzando el cuerpo de todo aquel incauto que cayó en sus redes (reseña-review), su segunda oda titulada Hyms of the damned  presentada en noviembre de 2019 termina por hacernos caer rendidos a sus pies dispuestos a ser la ofrenda en su obscuro ritual. Editado por Cursed Tongue Records en vinil y por Ripple Music en CD, el último material de Hazemaze nos ofrece una colección de tétricas pero ácidas atmósferas que lo convierten en una referencia obligada para su género.


Hyms of the damned es un álbum que logra dar un paso adelante en la propuesta sonora de Hazemaze gracias a dos claros motivos. En primera instancia, tenemos una gran calidad en la producción técnica del material grabado, permitiendo al sonido una mayor profundidad más allá del impenetrable muro de ruido que levanta la banda frente a sí. En segundo lugar, el disco ofrece más sensaciones que en el anterior, pues a la zozobra general de aquel plato ahora tenemos una ira que se funde en una mezcla perfecta con el tufo lisérgico que ha identificado a la banda desde sus inicios en 2016.

La influencia de bandas como Electric Wizard, Beastmaker o Uncle Acid and the deadbeats junto con la omnipresencia del primer Black Sabbath se observan claramente en el sonido del trio sueco, pero al afinar un poco más el oído sobre los ocho tracks que componen el Hyms of the damned podemos detectar rasgos propios como en la gran imaginación para crear riffs adictivos, en la intensidad de las figuras melódicas que van más allá de la atmósfera densa que se narra en las líricas, y en el timbre que tiene cada instrumento que al final rompe con los esterotipos del doom como género sin salir de sus estructuras compositivas.


El segundo disco Hazemaze tiene la capacidad de llevarnos a diferentes escenarios a la más mínima provocación, logrando de esta manera que el álbum rompa con la monotonía del género y hasta sea un material dinámico lleno de colores dentro de su obscuridad. "Thrill seeker" arranca con una figura asesina que poco a poco hechiza hasta la hipnosis, pero conforme avanza nos ahoga en múltiples posibilidades que van desde un espectro metalero lleno de agresividad hasta hasta un ambiente lisérgico que permite la improvisación. De la misma manera, "Morbid lust" nos ofrece un ingenioso doom metal que a pesar del uso de silencios en su línea melódica, el áspero zumbido de sus distorsiones mantiene una capa ríspida de sonido que no cesa de salir por las bocinas.

 Conforme pasan los pesados himnos de la maldición, Hazemaze logra establecer su sonido entre densas nieblas que combinan la alucinación y la zozobra. Como primer single del álbum se presentó "Green river", que es un hipnótico riff construido de manera concreta bajo la más estricta escuela fundada por Toni Iommi y sus seguidores. Sin embargo, el segundo disco de la banda sueca nos ofrece diversas tonadas cavernarias como "Solicitor of evil" con su figura que nos hace recordar el paso de un mastodonte mientras la maldad se posa en cada uno de sus rincones sonoros y los tonos graves del bajo juegan de manera bilpolar con el arenoso fuzz y el psicotrópico wahj. De igual manera, "Forever trapped in hell" está creada alrededor de un estruendo que demuestra la fuerza por medio de una rabia eléctrica y las psicotrópicas voces que emulan almas en pena mientras nos hacen llegar sus lamentos entre el ensordecedor ruido.

Y si pensáramos que el trío de Estocolmo sólo basa su estilo en largas melodías de grávida esencia, el grupo nos aplica un duro golpe a la mandíbula con tracks directos como "Reverend death" con su hard psych que alimenta con colores a la base doomy que se filtra por los altoparlantes. Si esta idea no quedara del todo clara, Hazemaze nos regala en "Lobotomy" una colección de acordes afilados que diseccionan el cerebro a través de la guitarra de Ludvig Andersson que son seguidos de manera reptante por el bajo de Estefan Carrillo mientras las percusiones de Nils Ein toman el control bajo un diluvio de meteoritos salvajes fuera de control.


"La neblina está rodeando convirtiendo las calles en un gris lechoso.
Un hombre en gabardina se sorprende alrededor de la obscura bahía
mientras observa a una mujer parada, una dama de la noche
y agarra su espada de fatalidad, esparciendo el malvado temor.

Las calles están hirviendo, un loco está suelto.
Una sombra en la noche  jugando con el abuso.
Él clava su cuchillo en la profundidad y te gira al revés.
Cuando su mente está decidida, tú morirás sin duda.

Cuchillo en la noche
Asesinando a plena vista
Tú morirás
De nada sirve llorar

La ley lo intenta pero el destripador está libre.
Un ser mítico con una parranda sangrienta y asesina.
Las historias son muchas pero el temor sigue siendo un hecho.
No se logró justicia para las muchas vidas que él arrebató..."

El segundo sencillo que publicó Hazemaze para promocionar su Hyms of the damned fue el tema inauguaral del disco, "Shadow in the night". Bajo un halo espeluznante en tributo a la conocida historia del Jack el destripador (Jack the ripper), una lúgubre melodía basada en el referente himno doom que es "Black Sabbath" creado por la banda de Birmingham nos ofrece la atmósfera necesaria para relatar esta sangrienta historia. Aun así, los suecos se las arreglan para dotar de acidez al track sin abandonar el poder que los distingue hasta lograr una amalgama perfecta entre fuerza y alucinación. Mientras observamos el trabajo visual hecho por Carolina Haward, la melodía incrementa de intensidad en un frenesí eléctrica que nos obliga a bailar junto con el asesino como si se tratara de un mágico aquelarre.


Sin lugar a dudas, Hyms of the damned  es la consolidación de Hazemaze como referente obligatorio del doom lisérgico del nuevo siglo en Escandinavia. El trabajo logrado por la banda en el estudio Underjord  realmente provoca que la piel se erice mientras al mismo tiempo gozamos de un disco áspero con múltiples facetas melódicas, algo que fue logrado por el control técnico de Joonas Hassinen (quien ha trabajado con The Dahmers, Alastor y Saint Karloff). Con todos los elementos para convertirse en uno de los mejores discos del año dentro de su género, Hyms of the damned merece la atención de los amantes del viejo doom y de quienes buscan nuevos elementos dentro de la escena del hard psych obscuro...



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