Han pasado ya varios meses desde que Crypt Trip publicó su Haze county, el último álbum completo de la banda originaria de San Marcos, Texas que sorprendió a más uno por la recuperación de los viejos sonidos del rock americano y al mismo tiempo romper con lo que la propia agrupación había logrado durante su meteórica carrera. Tras un largo tiempo de escucha y degustación , ha llago el momento de escribir sobre un disco fuera de lo establecido dentro de los cánones del vintage y revival rock.
La historia del trío texano comienza en 2013 tras el encuentro del bajista Sam Bryant, el guitarrista Ryan Lee y el baterista Mario Rodriguez cuando conformaron una banda que desarrollara el hard rock desde aquella venenosa vertiente que mezcla el proto-doom y el heavy psych, logrando así en noviembre de 2014 publicar un demo con ocho temas. Sin embargo, al poco tiempo se integró Cameron Martin como nuevo baterista y su estilo terminó por establecer gracias a la fuerza e intensidad adquiridas que quedaron demostradas en el sorprendente e incendiario EP Mabon songs de abril de 2016.
De manera definitiva, Crypt Trip colocó su nombre entre las bandas más llamativas dentro del género vintage gracias a su debut Rootstock de enero de 2018, disco que presentaba cinco ácidos temas más los tres salvajes animales del EP de 2016. Así fue que cuando se anunció la continuación discográfica del trío texano, todos esperábamos una nueva tormenta de acordes soportados en la fuerza del fuzz, pero las cosas fueron muy distintas...
Al observar la portada del Haze county presentado en marzo de 2019 nos encontramos con la banda montada sobre viejas motocicletas mientras se enmarca un polvoriento camino, lo que nos recordaba a aquellos grupos motorizados que recorrieron las carreteras norteamericanas al estilo de The wild one, pero al bajar la aguja sobre los primeros surcos del vinilo las sorpresas arrancan de manera inesperada. Una balada instrumental hecha a base de guitarras slide bajo un ritmo country nos sacude con su belleza campirana y su sutil tufo a Buffalo Springfield. Esta inicial declaración de intenciones llamada "Forward" terminaría siendo una afrenta directa a los amantes del hard rock lisérgico y el proto-doom endemoniado.
Al dejar fluir cada uno de los temas que conforman el Haze county nos encontramos con un grupo que ha sabido refrescar su estilo al recuperar otros estilos sonoros de la Norteamérica setentera. Sin abandonar ese gusto por aquel primer hard rock, Crypt Trip le ha apostado en esta ocasión para hacer un álbum que recorre la paleta sonora de la antigua radio que en los Estados Unidos se estableció como acompañante de los jóvenes tras el final de la guerra de Vietnam y la administración de Richard Nixon. Desde los sonidos rurales ahogados en folk rock como se escuchan en 16 ounce blues y hasta acústicos como en "Pastures" hasta el rock n' roll lleno de energía e imaginación como queda demostrado en la desbocada "To be whole", el trío texano nos demuestra que ha logrado domar sus impulsos para hacer cosas más tersas sin abandonar su gran capacidad interpretativa.
Efectivamente, Crypt Trip ha dejado a un lado su hard psych que los identificó en un principio con la finalidad de ampliar su panorama sonoro hacia múltiples posibilidades. Aun hay frenéticos momentos instrumentales de gran velocidad e intensidad, pero al mismo tiempo se mezclan aires tenues de southern rock y baladas campestres como escuchamos en "Free rain". Quizá Haze county encuentra en su propio nombre la definición del nuevo estilo de la banda, pues queda de manera clara esta fusión entre instantes ácidos y pasajes folk, un encuentro entre suaves guitarras slide y pedales fuzz/wah amaestrados. Bajo esta estética escuchamos "Wordshot" con sus claros cambios de ritmo así como el single "Gotta get away" con sus acordes controlados que terminan fugándose mientras la batería busca cualquier oportunidad para explotar.
Tras esa campestre introducción que es "Forward", Crypt Trip nos muestra de manera formal su estilo sonoro adquirido en Haze county por medio de "Hard times". Tras un pequeño azote de acordes, el tema nos ofrece un riff rebuscado que sirve de soporte para una tenue armonía que roza por instantes a aquellos momentos en que coincidieron el folk con el rock progresivo. Sin embargo, de manera sorpresiva la melodía se transforma en un rock entrecortado que obliga a llevar el tiempo en los pies que poco a poco ofrece el terreno ideal para golpearnos una tormenta de notas que nos remiten a la gran capacidad interpretativa del trío texano mientras un solo de guitarra termina por coronar la obra. Aunque el grupo ha comentado que la inspiración para este tema se encuentra en algún punto intermedio entre Grateful Dead y The Who, sin lugar a dudas "Hard times" es el track más versátil de todo el álbum gracias a su tendencia a mutar y a su posibilidad de mantener nuestra atención durante sus casi cinco minutos de duración.
Haze county es un giro de 180 grados sin duda alguna dentro del sonido de Crypt Trip. Sin embargo, para el contexto texano donde se han desarrollado sus integrantes, esta transformación sonora es natural más allá del hecho de integrar el pedal-steel como instrumento básico e componer estructuras melódicas inspiradas en el country rock. Aquel rock obscuro y cavernario ha quedado varado en aquel rock sureño que tiene su mirada fija en su entorno campirano. Ahí están aún los instrumentos distorsionados, para ahora se han superpuesto el slide y los acordes ligeros que ofrecen aires más cercanos a The Allman Brothers y The Byrds que a Grand Funk Railroad o a Blue Cheer. Pocos se han animado ha rescatar estos sonidos, pero Crypt Trip no sólo se ha arriesgado a hacerlo, sino que el trio de San Marcos lo ha hecho de manera excelente...
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