Las antiguas piedras nos hablan de remotas épocas, monolitos construidos por el largo paso del tiempo que delatan lo ocurrido en el lejano pasado. Las caprichosas figuras provocadas por la erosión en las rocas calizas de aquel paraje kárstico al sur de España sirven de atmósfera perfecta para el desarrollo de cavernarios sonidos y desgarradoras melodías con sabor prehistórico. Las megalíticas formas del Torcal crean el perfecto ambiente para que sus hijos construyan con sus instrumentos musicales los estertores de una raza que se enfrenta al término de otra edad en la Tierra. Aquí están sus lamentos...
A través de Alone Records, en febrero de 2019 fue presentado el álbum debut de Red Eye, cuarteto español originario de Antaquera, Málaga que inspirado en los místicos paisajes circundantes, ha creado un sonido abismal como si se tratara del encuentro entre dos dioses del estruendo: Tony Iommi y Matt Pike. Bajo el nombre de Tales from the days of yore, encontramos una colección de seis temas colosales que remiten a los primeros momentos del planeta, antiguas razas olvidadas y sombríos terrenos dominados por la muerte.
Red Eye se formó en el año de 2016 tras el encuentro de varios músicos con la ansiedad de crear densos y distorsionados sonidos alrededor de lo que se ha denominado stoner doom, aquel híbrido acústico que mezcla los lisérgicos pasajes delimitados por la psicodelia más ácida y los más lúgubres recorridos del incipiente metal mórbido a través de aletargadas figuras que permiten al escucha divagar entre sus neuronas dopadas y las criptas abandonadas. Bajo este concepto sónico, Red Eye se dedicó a trabajar hasta encontrar en la mística de los alrededores de su lugar de origen la dirección ideal para orientar sus pasos.
Fue en enero de 2018 cuando Red Eye se metió al Green Cross Studio para grabar su primer material discográfico. Las desgarradoras guitarras de Pablo Terol y Antonio Campos, el obscuro bajo de Juanan Román y la primitiva percusión de Ángel Arcas fueron capturadas hasta lograr un colosal muro de sonido áspero que es delineado por acordes concretos, golpes secos y voces trogloditas. Cuarenta y siete minutos y medio de desoladores paisajes inspirados por la piedra carcomida por el paso del tiempo mientras el ruido rasguña las neuronas sin clemencia ni pausa.
Quizá sea difícil digerir el Tales from the days of yore para aquellos que no están acostumbrados del stoner metal seco y el ruidoso doom, pero una vez que uno comprende la lógica sonora, el debut de Red Eye nos enseña ha apreciar las múltiples posibilidades estéticas del estruendo. Al escuchar los lacónicos acordes de "Encounter" nos enfrentamos con una melodía aletargada que aprovecha la larga duración de cada sonido distorsionado que choca directamente contra la roca hasta que finalmente se encuentra una armonía hipnótica que poco a poco se transforma en un paseo onírico. De esta manera, el disco nos sorprende gratamente al ofrecer un equilibrio entre las tenues mareas de ensoñación y las descargas eléctricas llenas de furia imposibles de contener herederas de Sleep, Monolord o Electric Wizard; lo que queda claramente reflejado en "Yagé" y su magnífica lírica que habla sobre la realidad deformada por nuestra propia apreciación.
Red Eye se permite jugar con pantanosos sonidos como se escucha claramente en "Azathoth", tema inspirado en el universo teológico de H.P. Lovecraft y la eterna guerra entre primigenios y arquetípicos. Sin embargo, la banda de Málaga se permite también tener un guiño hacia el doom más clásico de los maestros Pentagram o Sanit Vitus gracias al embrujo de "Waves" y sus múltiples figuras que tributan a la vieja escuela o la directa "Hall of the slain" con su mística lírica que habla sobre la búsqueda del descanso eterno de las almas y su irremediable juicio frente a los dioses.
"Los ves llegar en un carruaje de caballo negro. Mientras corrías cubierto por las nubes, la obscuridad fue coronada. La gente está llorando y yo puedo sentir el miedo. El carruaje del caballo negro atraviesa el pueblo y nadie sabe por qué. Los caballos se detienen y escucho una voz. Ellos están tratando de llevarme y es difícil luchar contra el impulso. Mi piel se torna negra y siento la sangre fría. Ahora soy uno de ellos y nunca seré el mismo. ¿Quién va en él? Por favor aléjate y jamás regreses... aquí está el carruaje del caballo negro."
A través de un trabajo visual que captura diversas imágenes mórbidas de distintas películas antiguas, Red Eye nos ofrece el video promocional de "BHC", la cual significa Black horse carriage. Como es obvio suponer, el tema nos habla de aquella leyenda sobre la muerte y su llegada sobre un negro corcel con la finalidad de recoger las almas de los difuntos. Como si simulara una marcha fúnebre, la aletargada melodía se arrastra lentamente sobre sus pasos mientras sentimos la llegada del maldito y temido carruaje. El ruido de las guitarras pesadas y desgarradoras es atroz, pero ante la presencia de la muerte logra contener su fuerza en una pausa llena de silencio sepulcral. Vale la pena además resaltar el lúgubre puente sonoro de "BHC", tétrico pasaje que eriza la piel y logra remitir al escucha hacia aquel umbral que divide a la vida de la muerte.
Las mutaciones dentro de la alineación Red Eye se dieron mucho antes de la publicación de su debut, las cuales provocaron la llegada de Antonio Muriel al control de las cuatro cuerdas. El cambio ha sido asimilado por la banda y ahora falta que nos nosotros descubramos lo que ocultan las densas neblinas del Tales from the days of yore mientras tenemos la oportunidad de vivirlo sobre el escenario. Entre antiguas razas humanas y los horrores que han desarrollado a través de los tiempos gracias a su enfrentamiento con la muerte, el álbum debut de Red Eye tienen todos los elementos para convertirse en un clásico instantáneo de su género que logra dejar frío a quien se anima a recorrer sobre sus lúgubres surcos...
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