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viernes, 14 de septiembre de 2018

Death Yak : el fresco sonido áspero mexicano


Muchas voces había hablado sobre la calidad interpretativa de un trío mexicano que se encontraba rodando por su capital, un grupo basado en la intensidad del hard rock de altos volúmenes y sonido áspero inspirado en el stoner y la psicodelia pesada. La oportunidad de vivir la recomendación se dio en una noche de llovizna pertinaz y el ruido mágico que solamente las noches de humo eléctrico podían resguardar. Este es el momento para escribir algunas palabras que busquen capturar ese momento de sorpresa y admiración.

Death Yak nació en el ya lejano 2014 como un intento por cruzar la barrera entre un grupo de covers y una verdadera banda que tuviera algo propio qué ofrecer. Desde entonces tenemos la oportunidad de escuchar a tres chicos que realmente saben disfrutar la música y que terminan por contagiar al público de su pasión. Alan Lazcano en la guitarra y voces, Pato Mejía en el bajo eléctrico y Fernando Lazcano en la batería son la columna vertebral de esta experiencia eléctrica que de manera difícil puede ser contenida en una grabación.


Sin embargo, la banda ha tenido la oportunidad de entrar a los estudios de grabación para registrar una parte de lo que saben hacer y compartirlo de manera independiente en materiales discográficos directos que tienen la capacidad de morder y soltar su veneno. La primera granada llevó por nombre Endless, un compilado de cinco temas presentados en marzo de 2015 con el apoyo de la banda venezolana radicada en México Cardiel por medio de su estudio Vesubio34. El disco respeta la estridencia del grupo y su intensión por querer devorar el mundo en un solo trago, por lo que podemos escuchar una propuesta energética que al mismo tiempo se permite respirar para explorar otras alternativas más oníricas.

Luego de un rato de silencio, en mayo de 2017 Death Yak regaló por medio de su página de Bandcamp el single Mad Max, tema con una obvia referencia a la apocalíptica película de 1979 protagonizada por Mel Gibson. Su violento riff se acelera por los polvorientos caminos mientras todo explota a nuestro alrededor. El sensación seca en la boca que te deja el track es gracias al trabajo de José A. Medina quien grabó y mezcló a la banda en el estudio Uniphonic de la Ciudad de México, además de la masterización del material realizado por Mika Jussila en el estudio Finnvox de Helsinki, Finlandia.


Finalmente fue liberado en mayo de 2018 el EP Bos Mutus, trabajo que contiene los restantes cuatro temas trabajados con la grabación de Medina y la masterización de Jussila. El nombre científico del bóvido sirve de nombre al material salvaje creado por Death Yak, además de inspiración para la espectacular portada realizada por el reconocido ilustrador Mike Sandoval, quien ha trabajado en el diseño del Discord de Black Overdrive y en el slipt de Vinnum Sabbathi y Bar de Monjas Fuzzonaut.

Con tales antecedentes, lo único que podíamos encontrar en Bos Mutus es un material denso que ataca contra quien ose cruzar su camino. Con líricas sinceras que buscan reflejar la realidad cotidiana y los sentimientos del público amante de hard rock: el llamado a la resistencia y la constancia de quien se dedica al difícil mundo del rock n´roll en "Gary", la maldad y la irónica crítica a las creencias en "Motoryak", los misteriosos senderos del amor violento de "Flower killer" y el reconocimiento de la autodestrucción tóxica en "For the blood".


Death Yak reconoce dentro de sus influencias desde las bases fundamentales del hard rock como son The Who, Black Sabbath y Led Zeppelin hasta los maestros del stoner metal Mastodont, aunque hay algunos momentos en Bos Mutus en que el estilo delata su origen. Como resulta obvio por su título, "Motoryak" nace directamente como homenaje al Motörhead de Lemmy Kilmister a través de una melodía incendiaria de velocidad sostenida de guitarra violenta y un bajo incontrolable. Mientras la batería golpea sin piedad, escuchamos las pequeñas voces que nos susurran al oído mientras nos exigen un sacrificio para obtener la energía vital. Si acaso nos quedaba alguna duda sobre el poder de este trío mexicano, en menos de tres minutos sabemos que su mezcla entre stoner y heavy metal clásico es la fórmula ganadora para levantar la mano cornuta mientras el tercio de bovinos desbocados nos arrastran a su ruidoso abismo.

"Pequeñas voces hablan en tu cabeza pidiendo libertad, Ven conmigo y tendrás lo que quieres porque yo soy Dios, yo soy la luz. Difunde mi palabra, mata si es necesario. Haz que crean en mí. Muere por mí y olvidaré tus pecados porque yo soy la guerra, soy el fuego. Te guste o no, no puedo ser destruido sin importar lo que intentes, el mal nunca morirá. Es pura energía y no hay remedio. Un trueno cruzando la espina dorsal..."


Una corriente de poderosa energía cruzó aquella vieja casona abandonada que sirvió de refugio para la noche de humo eléctrico hasta llegar a los tímpanos de quienes nos animamos a ingresar al recinto. Tres chicos seguros subieron al escenario y llenaron de veloces decibeles ese espacio que buscaba resguardar lo nuevo de Pirámide, el regreso de La Maquinaria del Sueño, la onírica magia de The Wizard y los primeros instantes de vida de lo recién publicado por Rivers of Gore; pero lo hecho por Death Yak en aquella noche lluviosa de agosto, permite creer que en México existe una escena llena de propuestas distintas que al unísono toman un instrumento para sumergirnos en lisérgicas excursiones a través de lo que algunos todavía llamamos rock...



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