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lunes, 31 de agosto de 2020

Psychlona : al borde del áspero universo


El stoner desértico de los noventas que se desarrolló en la árida California tuvo la fortuna de irse desarrollando en diferentes vertientes hasta lograr salir del valle de Coachella y sumar otros sonidos y conceptos a su definida figura. El género cruzó el océano Atlántico para incrustarse en la Europa bajo la idea de la recuperación del sonido clásico y líricas inspiradas en el cosmos, manteniendo siempre el poder del pedal fuzz sobre las cuerdas electrificadas. Así es como nos encontramos con bandas como Truckfighters de Suecia, Taiga Woods de Noruega, Deadly Vipers de Francia o Dune Pilot de Alemania; pero ahora es momento de escribir sobre los ingleses Psychlona y escuchar detenidamente su última producción titulada Venus skytrip

 Lo primero que supimos de Psychlona fue a partir de su álbum debut presentado en noviembre de 2018 Mojo rising, un material heredero del original stoner de melodías aletargadas y densas donde cada acorde es arrastrado como una losa sobre la espalda mientras el calor abrasador provoca fuertes alucinaciones. Aquella extraña mezcla entre Kyuss y Hawkwind logró penetrar en el gusto de los amantes del stoner cósmico de manera directa y sin muchas pretensiones... Pero ahora había llegado el momento de dar el siguiente paso. 

Publicado en agosto de 2020 a través de las disqueras Ripple Music y Cursed Tongue Records, Venus skytrip busca expandir las posibilidades sonoras de la banda originaria de Bradford, al norte de Inglaterra, con la finalidad de brindar un álbum multicolor dentro de diversos ritmos y efectos sonoros que transporten al escucha hacia otras galaxias sin perder el eterno toque arenoso y áspero del fuzz rock. Desde el primer instate en que bajamos la aguja sobre el vinil y por las bocinas se escapan las lisérgicas notas de "Blast off" con su energético riff, sabemos que nos encontramos ante un álbum que tendrá la capacidad de arrancarnos los pies de la tierra para tomarnos de la mano y mostrarnos el universo en un audiorama psicotrópico y potente.

Más allá del uso de las obvias referencias sonoras de las comunicaciones entre astronautas y naves intergalácticas, el segundo álbum de Psychlona se transforma en un bólido conformado por un poderoso V8 que sabe acelerar por las desérticas y polvorientas sendas californianas hasta que es elevado con sendos cohetes de propulsión a chorro hasta que es abandonado ante la ausencia de gravedad. Sin duda alguna hubo un toque de hierba, una penetración de aquel ácido líquido o hasta una mordida al hongo mágico, pero Venus skytrip tiene la capacidad de mirar hacia el cielo a partir de una noche estrellada a la mitad del desierto.


Las guitarras de Dave y Phil tienen la capacidad bipolar de soltar un golpe directo a la mandíbula y al mismo tiempo abandonarte a la mitad del espacio, es decir, provocar un viaje ambivalente entre distorsión y alucine entre saturaciones y ensoñaciones. Una muestra clara de ello es "10,000 volts" con sus claras posiciones contradictorias que terminan explotando por las bocinas sin remedio alguno. Sin embargo, la banda retorna a sitio seguro con su aletargada y constante "Blow" donde el clásico sonido del stoner californiano es imposible de esconder, algo que termina irremediablemente siendo confesado en la sostenida "Star" que nos remite al rock desértico de ritmo constante y potente.

Un rastrero bajo en manos de Martyn nos ofrece la zozobra sonora con la que está creada "Resin", track que provoca la confianza con aquel tufo al Pink Floyd onírico y luego te engaña con su golpe certero sin contemplación. Otro guiño al Kyuss clásico se encuentra en "Tijuana", un tema de cuerdas impresionantes con la batería de Scott golpea sobre el suelo de manera seca como meteoritos sobre la arena. Por si fuera poco, el Venus skytrip cierra con un riff viscoso pero áspero llamado "The owl", una melodía lisérgica de acordes aletargados que saben tronar los amplificadores mientras su paso concreto asemeja el andar de un coloso infernal que llega con su terror cósmico desde algún punto lejano de nuestra constelación. 


Uno de los temas más interesantes del Venus skytrip es "Edge of the universe", un track de voces lisérgicas que saben aprovechar el efecto hipnótico de las guitarras en fuzz de figura sostenida y repetitiva que semejan el avance monótono de algún vehículo sobre los rectos senderos olvidados del desierto. Como si se tratara de la marca distintiva de la banda, Psychlona nos ofrece un galáctico puente sonoro que intenta mostrarnos el espectáculo estelar del universo, pero todo retorna a la magia envolvente y áspera de la distorsión sonora que desgarra las bocinas. Mientras escuchamos una lírica que sabe jugar con la metáfora del corcel de hierro que nos transporta a otras galaxias, observamos un trabajo visual que sirve de promoción a través del correr de aquellos club de motocicletas por las polvorientas carreteras como si se tratara de una trasmutación entre el correr motorizado y el viaje espacial.


Lejos de lo que se podría creer, el stoner ha encontrado durante la segunda década del siglo XXI un lugar seguro a través de su irremediable encuentro con el hard psych y sus referencias cósmicas. Muchas bandas han explotado esta fórmula y han encontrado un espacio referencias dentro del espacio sonoro, pero es necesario saber discernir entre la amplia oferta para detectar a los grupos que tienen una buena capacidad interpretativa y una gran imaginación para aprovechar los recursos que muchos están empleando sin disimulo. El Venus skytrip nos muestra que los británicos de Psychlona es una de aquellas agrupaciones que requieren ser valoradas dentro de dicha escena gracias a su colección de temas ambivalentes que logran el viaje psicotrópico y el quiebre sonoro a través del encuentro de sonidos oníricos frente a los acordes ásperos del fuzz. Aquí está la invitación a su travesía cósmica, pero en ustedes estará la capacidad y la habilidad para poder distinguir aquellos elementos que los hacen destacar sobre otras bandas construidas bajo los mismos conceptos. Buena suerte, jinetes...



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