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miércoles, 15 de abril de 2020

Lucifer : los nuevos cielos que sobrevuela la rubia bruja


Cuando fue publicado el álbum debut de Lucifer (reseña-review), eran obvias las referencias directas a lo que había hecho su hermosa líder Johanna Sadonis en The Oath, banda que basaba su sonido en aquel primer metal áspero sobre el cual se posaba la obscura sombra del primer atisbo del doom cómo género sonoro. Sin embargo cuando los cambios de integrantes en el grupo trajeron como elemento fundamental al mítico Nicke Andersson (líder de Imperial State Electric y ex-integrante de The Hellacopters), Lucifer abandonó su fuerte sonido que abrir paso a diversos elementos como la energía del hard rock setentero y las líneas melódicas del pop sesentero.

A través de Century Media Records, el tercer disco de Lucifer fue presentado a finales de marzo de 2020 y desde el primer momento sabemos que aquel sabor a metal viejo se ha esfumado y ahora todo es un heavy metal revestido de occult rock gracias a la pasión de la rubia bruja por el esoterismo y la magia negra. Efectivamente hay aún en las líricas referencias a demonios, almas en pena y fantasmas errantes, pero ahora todo se encuentra enmarcado sonoramente en la recuperación del sonido de bandas como Blue Öyster Cult y las construcciones armónicas del Fleetwood Mac setentero de Stevie Nicks.


Durante el mes de abril de 2019, Sadonis y Andersson junto con el bajista Alexander Mayr y los guitarristas Linus Björklund y Martin Nordin se encerraron en el estudio The Honk Palace de Estocolmo para escribir y grabar lo que sería el tercer álbum de Lucifer. Bajo esta nueva estética sonora, la banda resguardaría su esencia mística en la hechizante voz de la rubia bruja en temas sombríos como la inaugural "Ghost" aunque su ritmo cortante nos arrastre a otras atmósferas a pesar de su sombrío puente intermedio y efectos sonoros.

Sin embargo, Lucifer III es el álbum más versátil dentro de la discografía de la banda. Desde aquel inicio acústico de "Leather demon" que prepara el camino para un tema aletargado y frío con arreglos de piano que por un instante intenta explotar hasta la quizá única proto-doom "Coffin fever" con aquel riff demoníaco y estructura heredera de The Oath, Lucifer vaga entre guitarras afiladas pero amaestradas y melodías que juegan entre dardos directos y rebuscamientos que logran hacer de manera inmediata al escucha de atención frágil.


Aunque escuchemos a un macho cabrío balar, en aquel track que le da nombre a la banda sólo podemos escuchar un tenue himno que sólo obtienen su halo maligno en su lírica, pero sus insistentes arreglos musicales llenos de remates y acordes buscan una grandiosidad que termina anclada a una producción sonora que controla cualquier posibilidad de explosión. Para salir de la posible decepción, Lucifer nos ofrece otros track más crudos como la hipnótica "Stay astray", una canción clavada en el hard rock setentero de riff insistente y guitarras ahogadas en wah; pero quizá encontramos la vena más valvular de Sadonis y los suyos  a través de "Flanked by snakes" aunque sin escapar del influjo de Nicke Andersson y su visión armónica al más fiel estilo de The Hellacopters.

Entre aquellos tenues arreglos de pianos y guitarras gemelas, Lucifer logra ofrecer canciones obscuras como "Pacific blues" donde más allá de la melodía pop podemos descubrir elementos proto-metaleros que terminan en algún buen duelo de solos de guitarra y la hipnótica voz de la bruja rubia. Finalmente, Lucifer III cierra con otro onírico y aletragado track llamado "Cementary eyes" donde el embeleso de los acordes buscan arropar a Sadonis en una clara contradicción a la primera lógica sonora de la banda de rompimiento donde la voz luchaba por salir de un áspero abismo ruidoso.


Uno de los sencillos del es "Midnight phantom", quizá el track que tiene las guitarras más agresivas del álbum gracias a su sugerente y misterioso riff que logra transformarse en un previo embeleso auditivo que sirve para preparar un coro pegajoso ahogado en pop melódico más allá de sus acordes insistentes. Un tenue aullido y una campanada fatal ofrecen la bienvenida al fantasma de la medianoche, aquel ente que anuncia a los amantes que es momento de ofrecerse el último beso antes de la despedida definitiva. Colores sepia acompañan a la hermosa bruja rubia mientras su voz pasa por filtros lisérgicos como si se tratara de una vieja presentación de televisión. Calaveras, humo de cigarro y un extraño piano metálico hacia el final del tema presagian la última transformación de una banda ahogada en obscuridad y malicia.


Entre las criptas de donde surge aquella tétrica carroza fúnebre motorizada, la portada del Lucifer III sólo a cuatro de los cinco integrantes de la banda, lo que nos permite observar a la parca oculta tratándose de integrar al grupo. Gracias a esta imagen podemos comprender los cambios que ocurrirían en la banda, pues desde diciembre de 2019 tuvimos la noticia de la salida de Alexander Mayr en las cuatro cuerdas, quien sería sustituido para la promoción del álbum por Harald Göthblad; algo que podremos escuchar una vez que sean reprogramadas las fechas de sus presentaciones tras el término de la contingencia de salud que afecta al mundo.

Efectivamente, aquí tenemos la versión más tersa y melódica de Johanna Sadonis. No podemos esperar en Lucifer III alguna explosión sonora ya que todo queda controlado bajo un espeso velo pop que logra domar cualquier intento de rabia o dolor que bien podríamos esperar a través de su viejo doom y proto-metal. Aun está la obscuridad presente gracias a las obsesivas líricas que hablan de seres malignos y muerte, pero melódicamente hablando debemos tener unos oídos muy abiertos para eliminar el prejuicio hacia el tenue hard rock y brindar una posibilidad hacia el occult heavy pop que podemos escuchar en cada uno de los nueve tracks que nos ofrece Lucifer.


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