El día de hoy, 16 de noviembre de 2016, toca Black Sabbath en el Foro Sol de la Ciudad de México como parte de su gira de despedida de los escenarios. Los culpables de que exista la obscuridad en la música han decidido despedirse y hoy será la última oportunidad de verlos en vivo. Los arquitectos del heavy metal se jubilan, pero aún tenemos la suerte de escuchar sus últimos acordes y darles las gracias por su legado a través del aplauso y la ovación.
¿Y cuál sería la razón para ver a un viejo loco come murciélagos que es manipulado por su mujer (Ozzy Osbourne), a un excéntrico anciano de bigote que golpea en los bares a la menor provocación (Geezer Butler) y a un senil tipo con los dedos cortados que acaba de salvarse del cáncer (Tony Iommi)? Pues aquí van nuestros motivos...
A finales del 2011 comenzó a escucharse el rumor de que los miembros originales de Black Sabbath se volverían a juntar tras su Reunion de 1998 y The last supper de 1999. Todo fue confirmado en noviembre de dicho año cuando anunciaron una serie de conciertos y la grabación de un disco con temas nuevos con Rick Rubin tras el intento fallido hecho en el 2001. Sin embargo, y como siempre ha ocurrido con la banda, las cosas se tornaron distintas.
En enero de 2012 Tony Iommi fue diagnosticado con un linfoma y en febrero Bill Ward se bajaba del barco alegando por diferencias económicas con el resto de sus compañeros. Tras muchas dudas y misterios alrededor de Black Sabbath, todo concluyó con la presentación de Osbourne, Butler y Iommy junto con Tommy Clufetos en la batería, músico experimentado que había tocado en la banda de Ozzy (además de con Alice Cooper, Ted Nugent y Rob Zombie). Pero por si fuera poco, al fin vería la luz un disco con temas inéditos de los tres supervivientes de la alineación original del grupo desde el contradictorio Never say die! de 1978.
13 fue publicado a través de Vertigo el 13 de junio de 2013. El disco recupera aquellos viejos riffs de los años setentas así como las obscuras letras nacidas de la retorcida mente de Geezer Butler, sin embargo, el material nos muestra al melodioso Ozzy Osbourne de los ochentas, una producción bajo los cánones ya establecidos por Rick Rubin y el apoyo como músico de sesión a Brad Wilk, baterista de bandas como rage Against the Machine, Audioslave y The Last Internationale. Sin aquella fuerza sonora que tienen los primeros discos de Black Sabbath donde las distorsiones naturales de los instrumentos lograban hacer vibrar las bocinas a través del volumen y unos cuantos pedales analógicos, para este 13 escuchamos a una banda grabada bajo la estética sonora de la última década del siglo pasado donde la guitarra eléctrica se escucha muy limpia, el bajo en un segundo plano y los platillos de la batería bastante agudos (¿acaso tenemos de referencia el famoso álbum negro de Metallica?).
Sin embargo, los ocho tracks que conforman esta placa van más allá del resultado final obtenido en los estudios de grabación. La magia que alguna vez tuvieron tres de los miembros fundadores de Black Sabbath se escuchaba otra vez por los amplificadores, el misticismo de los ambientes creados por los riffs de Tony Iommi regresaban intactos tras décadas de naufragios sin remedio, el recuerdo de esa banda fundadora de aquello que llamamos metal y doom se materializaba en un presente con la promesa de regreso a los escenarios. Ochos temas colosales, ya sea en tiempo o en construcción melódica, nos hacen retornar la esperanza por tener en el nuevo siglo a los maestros de la obscuridad entre nosotros.
Una muestra de lo que es 13 se escucha en su primer track, "End of beginning". Este tema es un heredero directo del riff de clásico "Black sabbath" del primer disco de la banda, ya que recupera la densidad y letargo que rompió con los ritmos dominantes del ya lejano 1970 y que ahora en el 2013 vuelven a sacudir con su intensidad y su sensación abismal. Como podría esperarse, la melodía se transforma en un caballo desbocado que abre paso a los fundamentales solos de guitarra de Iommi y tras de ellos la eterna persecución de las figuras del bajo de Geezer. Ocho minutos que nos pasean por todo el camino recorrido por la banda maldita, un recorrido por las posibilidades sonoras de un grupo con más de cuarenta años de carrera bajo tensiones, vicios y mucha pasión por la obscuridad.
Este tema fue utilizado en unos de los capítulos de la serie norteamericana CSI: Crime Scene Investigation, lo que motivó a que Black Sabbath tocará en el set de filmación cuando se grabó el último programa de la temporada. Dicha presentación fue grabada y se convirtió en el video oficial de "End of beginning" con la intención de promocionar el disco recién estrenado. En sus imágenes podemos observar a la gente de la producción televisiva levantar las manos al ritmo del apocalíptico tema que critica a la tecnología y la postura del ser humano ante ella, pero ello queda muy lejos de los verdaderos fanáticos de la banda quienes podrían haber disfrutado del poder de los de Birmingham y comprender el mensaje de sus líricas.
"¿Es éste el final del comienzo o el inicio del final? ¿Estás perdiendo el control o estás ganado? ¡Es tu vida real o sólo una pretensión? Para encontrar el motor para la solución tendremos que reiniciar el sistema, reanimar la secuencia y rebobinar el futuro a través del pasado. Tu vida está sobrecargada, es necesario limpiarla para alcanzar los secretos de su código propio, ahí donde está tu identidad. No sabes qué camino tomar y quizá estés perdido y confundido, pero ésta es tu segunda oportunidad. El tiempo y el espacio se han transformado. Almas cibersónicas que tienen en el hombre a su huésped, analizan y clonan de manera implacable hasta que finalmente te dejan libre. No deseas ser un robot fantasma, así que necesitas levantarte y resistir para ser dueño de tu destino. No observes hacia el pasado vive el ahora, mañana será demasiado tarde..."
Ha llegado el gran día y tan sólo quedan algunos segundos para despedirnos de la banda que cambió el curso del rock. Será acompañada esta noche por Rival Sons, grupo que se ha diluido hasta ser una caricatura hipster de sí mismos hasta abandonar la posibilidad de ser una de las mejores bandas del vintage rock en esta década; pero podemos confiar en los maestros de la obscuridad y sus razones para escogerlos como teloneros. Varias generaciones estaremos presentes en el Foro Sol esta noche, gritaremos a todo pulmón cada tema y gritaremos cada vez que Ozzy nos lo pida, pero el mejor momento de la velada será cuando México ovacione a Black Sabbath cuando sus últimos estertores se escuchen en las bocinas del lugar...
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