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jueves, 13 de junio de 2019

HombreHumano : entre percusiones y el eterno regreso de las cosas


Tuvieron que pasar cuatro largos años para que tuviéramos nuevas noticias discográficas de aquella banda argentina que encontró en el fuzz y el stoner su forma de expresarte mientras las doble H se convertía en su signo inconfundible. Aquel primer rock valvular que sirvió como punto de arranque requería ser alimentado con nuevos ingredientes, así que la nave se lanzó hacia aguas azarosas en búsqueda de los sonidos que le dotaran de una mutación necesaria sin que ésta significara un abandono de sus raíces...

Desde que HombreHumano publicara su álbum debut (reseña-review) y éste fuera re-editado por etiquetas importantes como Ozium Rocords y South American Sludge Records, la banda originaria de Villa Devoto, Bs.As. se convirtió en referencia obligatoria del stoner inspirado en el rock desértico; sin embargo, en dicho material ya se podía detectar las directrices que finalmente el grupo tomaría para dirigir su sonido. El tiempo ha pasado y no fue sino hasta hace unas semanas que pudimos descubrir directamente los nuevos senderos sónicos de los argentinos por medio de su Crepuscular.


Aquel primer disco de HombreHumano contenía varios pasajes instrumentales generados por la gran capacidad de improvisación del grupo a partir del duelo constante entre las cuerdas electrificadas de Nahuel Rivas Pallares y Pablo "Bruja" Reif, aunque el verdadero soporte de dicha potencia sonora estaba en la magia de golpes y los truenos de Sergio Díaz. Poco a poco aquel espacio de sonido tribal de tambores primitivos fue requiriendo de un espacio propio hasta que hizo inevitable la integración de un nuevo miembro a la banda. Tras algunos intentos fallidos, las percusiones quedaron en las manos de Gabo Fritzler, logrando dotar de nueva identidad al grupo al ampliar las posibilidades compositivas más allá de un género por de más definido.

El puerto de origen de Crepuscular es de manera obvia el rock desértico con su aspereza característica, pero la banda de la doble H logra sobrevolar otros estilos como si se tratara de un caminar sobre el filo de un abismo, un riesgo constante entre mantener el equilibrio o caer irremediablemente en el fondo. Sin embargo, tras el correr de sus densas aguas, Crepuscular se convierte en un álbum rico en posibilidades que niega las reiteraciones, navega por mares desconocidos y sortea tormentas inimaginables hasta que rompe con todos los prejuicios creados.


Un constante aire sopla por las bocinas mientras unas percusiones delatan un sabor medio-oriental innegable. Este es el arranque del segundo disco de HombreHumano titulado "Nómada", un tema instrumental que busca transitar por aquellos sonidos desérticos arábigos sin renunciar a los californianos que le dieron su origen. Luego de siete minutos a la deriva, la banda nos ofrece un melancólico riff  bajo el nombre de "Primaveras del olvido" con la intención de crear atmósfera de zozobra que pareciera difícil de disipar, sin embargo la fuerza de la batería nos sacude la hipnosis para demostrarnos que aquel estilo que definió el álbum debut de los argentinos aún persiste. "Rolito" es un retorno a los caminos arenosos que sirven de soporte al correr de salvajes motores V8, por lo que era lógico que dicho track se convirtiera en el perfecto puente de transición entre ambas producciones discográficas.

Cuando el navío de Crepuscular llega a "Puerto gris", la banda de la doble H logra desprenderse de cualquier etiqueta y demuestra que es capaz de tocar cualquier cosa. Su lúgubre atmósfera cercana al blues eléctrico se transforma en una embarcación fantasmal que queda varada en altamar sin remedio como si se tratara de un denso sueño. Bajo el mismo ambiente también escuchamos "Metamorfosis", un largo y misterioso track que sube de intensidad poco a poco hasta romper cualquier cadena de pasado, quizá una confesión que hace la banda con respecto a los cambios que ha conquistado con el paso del tiempo. Por si fuera poco, HombreHumano llega a su destino final con la onírica "Del ensueño" con su tenue melodía que alcanza el remanso de aguas someras que permiten el anhelado desembarco.


Los ritmos tribales característicos de las sangrientas ofrendas dedicadas a dioses vengativos toman el control de los altavoces por medio de "Zombakice" gracias a su herencia afro/latina que recuerda inevitablemente al primer Santana del mítico Woodstock donde el uso primordial de las percusiones un elemento se torna en fundamento de la propuesta sonora; lo que sin lugar a dudas distingue al Crepuscular como queda claramente demostrado en este tema, en el final de "Primaveras del olvido" con su cadencia autóctona, y de manera sublime en "Ouroboro" con su salvaje sonido que nos remite hacia antiguos rituales ocurridos en algún lugar oculto de la gran selva amazónica.

La serpiente que se muerde la cola, el eterno retorno de lo mismo, la lucha eterna entre contrarios. La guitarra áspera entona su melodía hiriente mientras la música toma el control de nuestras neuronas. Aquella figura recursiva de la portada se transforma en canción bajo el nombre de "Ouroboro" entre un rock venenoso y una lírica que habla del tiempo, la contradicción y la repetición. Una vez hechizados por la fuerza melódica, todo se transforma en una danza ritual que nos habla de épocas remotas, pueblos olvidados y ceremonias llenas de magia y poder. El fluir de la vida corre sin freno, pero tras su largo recorrido, regresa inevitablemente al punto de origen como si se tratara de una travesía sin fin, circular y eterna...


Crepuscular significa para HombreHumano el quiebre de cadenas, un salto al vacío sin cuerda de seguridad, un viaje en círculo sin inicio ni final, una continuidad que abre nuevas posibilidades. Sin perder la esencia del stoner desértico, la banda argentina de la doble H logra despegar hacia nuevas constelaciones para construir atmósferas distintas que al mismo tiempo abren las posibilidades armónicas hacia infinitos destinos. Los tambores tribales suenan como preludio al salvajismo ritual que se encuentra contenido en el segundo álbum del grupo argentino, un material discográfico que de manera íntegra se comprende como una mutación que genera imaginación, creatividad y deleite. En cada rincón del Crepuscular existe escondida una razón para quien ose navegar por sus turbias aguas tenga la posibilidad de sentirse interpelado y termine varado en búsqueda de nuevos secretos ocultos. Inevitablemente, la aguja cae de regreso al surco inicial para recorrer los paraje de esta imprescindible obra sonora...


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