Las palabras han sido erradicadas, arrancadas del sonido y lanzadas al olvido. El ruido se levanta con todo su poder mientras el dulce humo es inhalado y la realidad se torna difusa, quizá distinta tan sólo. Una nube psicotrópica ahoga el ambiente hasta que la estridencia toma el control de las neuronas para dejar su infeccioso aguijón clavado como aquellos mortíferos insectos del desierto. Los ásperos acordes desgarran la piel mientras el canábico ritual se lleva acabo entre los devotos al viaje y el estruendo.
La amenaza estaba lanzada, pero el encuentro completo con aquello que apenas fue pronunciado ha roto con cualquier expectativa. En un primer momento, Greend fue un colosal tema presentado como single en noviembre de 2018, una calada para preparar el terreno. Sin embargo hace unos días Greend se convirtió en un álbum completo, el nuevo material discográfico de Sementales Salvajes que había sido probado sobre los más insospechados y obscuros rincones de México hasta condensar las densas improvisaciones en un conjunto de cápsulas bien definidas grabadas en el estudio BandInc.
Nuestra referencia inmediata sobre Sementales Salvajes era Vol. 0 (reseña-review), aquel álbum hecho a base de vibrante stoner metal con tufo desértico que fue coronado con una impactante portada que nos mostraba una mujer desnuda preparada para participar en algún ritual satánico. Tras cuatro años de su publicación, la banda originaria de Durango regresó a los escenarios con la intención de darle continuidad a lo realizado en dicha ocasión.
Si bien en ese disco de 2014 podíamos escuchar temas instrumentales de gran manufactura, hoy en Greend han quedado desterradas las líricas para ofrecernos una tormenta auditiva llena de furia y hierba quemada. Los juegos de palabras están ahora encadenados bajo los títulos de los abismales monstruos sonoros del álbum para explotar su múltiple significado y provocar resquemor en las buenas conciencias.
Mientras las dulces hojas quedan inmortalizadas en un Santo Grial, el sonido que se escapa por las bocinas golpea irremediablemente los tímpanos del viajero psicotrópico. El potente impacto de las percusiones de Isaac Sánchez ofrece una referencia en el tiempo para las pantanosas líneas de bajo de José Peyro, pero las hirientes figuras de la guitarra de Isaac Sosa logran penetrar la piel hasta ofrecer la sangre inocente en sacrificio al maligno. "Beqa" nos prepara para el ritual con sus lisérgicas figuras, quizá el inicio de una senda maldita que encontrará su objetivo en "Greend", un espesa oda de dimensiones titánicas que arrastra al viejo stoner desértico hacia los confines del doom más visceral y el sludge más sincero.
Para los oídos no adiestrados, Greend puede ser un material estridente y reiterativo que no llega a ningún lugar. Sin embargo, es necesario dejar que cada tema hable por sí mismo para que cada acorde se impregne sobre la piel y su vibración logre trasmitirnos su sagrado mensaje. La melodía de "Grimoire di opium" quizá pueda ser el tema ideal para adentrarse a las ásperas mareas sonoras de Sementales Salvajes gracias a su ritmo hipnótico que poco a poco nos ahoga hasta dejarnos sumergidos en sus abismales aguas. En cambio, si lo que buscamos es energía que sature las neuronas hasta perdernos en algún confín olvidado del Universo, "The eternal man" puede ser la dosis perfecta.
Para los oídos no adiestrados, Greend puede ser un material estridente y reiterativo que no llega a ningún lugar. Sin embargo, es necesario dejar que cada tema hable por sí mismo para que cada acorde se impregne sobre la piel y su vibración logre trasmitirnos su sagrado mensaje. La melodía de "Grimoire di opium" quizá pueda ser el tema ideal para adentrarse a las ásperas mareas sonoras de Sementales Salvajes gracias a su ritmo hipnótico que poco a poco nos ahoga hasta dejarnos sumergidos en sus abismales aguas. En cambio, si lo que buscamos es energía que sature las neuronas hasta perdernos en algún confín olvidado del Universo, "The eternal man" puede ser la dosis perfecta.
Si uno es de aquellos aventureros arriesgados que saben navegar por aguas profundas, Greend será una joya en bruto digna de ser admirada. Las bestias guardadas en su interior requieren la quema de las dulces hojas verdes para que su vibración se pueda sentir en cada poro de la piel. La saturación sonora de "Green VVitch" es la muestra ideal del atascado ruido que se eleva junto con el humo para hechizar al más preparado. Sus insistentes figuras se pierden entre constantes golpes tribales y acordes desgarradores que no dejan ni por un segundo de rasgar, poderoso viaje canábico que golpea de frente contra una muralla de sonido imposible de cruzar.
Si tras los primeros cinco track de Greend no hemos quedado atizados ante el fuerte olor a hierba, además de cimbrados por el escándalo, Sementales Salvajes nos recetan un obscuro instrumento mental hecho a base de palabras sin sentido titulado "Black mantra", un hipnótico y monótono canto que logra rescatar nuestro espíritu para abandonarlo en el vacío. Mientras un extraño misticismo sustituye al barullo eléctrico, sólo nos queda ante nosotros el recuerdo de un zumbido insistente que mezcla lo prohibido con lo sublime, la magia del poder instrumental con la infinita posibilidad de significados, el sonido saturado en búsqueda de un cauce donde poder fluir y depositar toda su fuerza.
El ritual ha terminado por este momento, pero sabemos que el escandaloso veneno ha infectado a todo el torrente sanguíneo. Sin remedio, regresamos la aguja al punto de inicio para permitir que el vicio vuelva a ofrecernos aquella pasión que nada más puede satisfacer. México tiene en Greend de Sementales Salvajes una colosal obra doom para presumir al Universo...
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