Las manecillas del reloj giran hacia atrás, los días
regresan y todo queda atrapado en aquellos instantes donde el rock, la
psicodelia y el blues se volvieron uno solo gracias a la fuerza de aquellas
bandas reducidas al trío básico. Sentimiento, acidez y poder unidos por un
ritmo que dominó a finales de los años sesentas y que ahora, en pleno siglo
XXI, ha vuelto a tomar el control de los escenarios gracias al deseo por
recuperar las verdaderas raíces y recuperar aquel hermoso sonido análogo.
Nadie se ha salvado de esta oleada salvaje llena de
heavy blues y hard pschy. Los power trios se han establecido como
formación lógica con el deseo de regresar a esos días donde el rock era
directo, salvaje y lleno de improvisación. Las aguas del océano vintage inundaron
toda la Europa, así que Suiza no fue la excepción. Ya por las líneas virtuales
de Earthquaker hemos escrito sobre Sons of Morpheus (con su
hard blues al estilo de los suecos Kamchatka) y de Those Furious Flames (con ese
buen rock que mezcla sonidos psicodelicos, grunge y hasta vaqueros), pero ahora
es el momento de compartirles la música de The Dues.
Nos ubicamos en la
pequeña ciudad de Winterthur, hermoso lugar cercano a Zurich. En sus historias
calles que datan desde la Edad Media, un grupo de jóvenes decidió retomar su
gusto por el viejo rock sesentero para crear nueva música con ese sonido
vintage. Pablo Jucker en la guitarra y voces, Dominik Jucker en la batería y
Stefan Huber en el bajo crearon en 2011 a The Dues, banda basada en la fuerza
de un power trio que recupera la acidez del hard blues creado por The Jimi
Hendrix Experience y Cream, el sonido áspero de las distorsiones crudas de Blue
Cheer, Grand Funk Railroad y The Who, además del ritmo de la psicodelia pop que marcó su estilo
entre colores, metáforas y realidades alternas.
A partir de los ensayos y la
improvisación, la banda comenzó a construir sus propios temas, los cuales
fueron presentados en los primeros eventos en los que tuvieron la oportunidad
de participar, Gracias a su calidad interpretativa sobre los escenarios y sus
temas adictivos, The Dues comenzó a crear una excelente reputación en la
pequeña escena local. Esto los llevó a grabar un EP titulado Pay your dues en 2013, producción que luego fue
complementada con Live at
Albani de 2014 con la
intención de ganarse de un nombre en el país helvético.
No fue sino hasta este 2016 que recibimos el álbum debut de The Dues bajo el nombre de Thief of time a través de la disquera francesa Bad Reputation, digno título para un grupo revival que ha robado ese sonido hipnótico de antaño cuando los miembros de las bandas de rock se metían todos al mismo momento al estudio para grabar de manera directa y pocos trucos de producción, solos con sus instrumentos y su destreza para hacerlos escuchar al unísono.
Sin embargo, gran parte del sonido logrado en Thief of time se debe a la participación de Chris Winter, vocalista y guitarrista de la banda sueca de hard rock Dollhouse. Winter se llevó a The Dues a los estudios Blacklake Music de Svartsjo, Suecia para grabar el disco. Producción, mezcla y el arreglo de los diez temas que conforman la placa estuvieron a su cargo, logrando crear que el sonido del power trio saliera por las bocinas como los tuvieramos en la sala de nuestra casa. Para coronar lo logrado por Winter en el estudio, Jean-Yves Legrand masterizó las cintas en el estudio Coppelia de Paris, Francia hasta completar lo que podemos escuchar en estos momentos en nuestros oídos.
Bajamos la aguja sobre el vinil y un asesino riff de guitarra quiebra el silencio sin piedad, una mezcla de figura a la Jimmy Page (en sus momentos más filosos con Led Zeppelin) y sonido desgarrador a la Leigh Stephens (guitarrista de Blue Cheer que realmente lograba que su instrumento se deshiciera por los amplificadores). Un ritmo directo y venenoso entra por las venas, el bajo sostiene la melodía y la batería golpea sin cesar. Estamos frente a "Beast", el infeccioso tema inicial de Thief of time que atrapa a quien lo escuche con su adictiva idea musical y su letra sobre una posesión demoníaca que recuerda algunas el famoso coro de "Sympathy for the devil" de The Rolling Stones.
"Por mi propia conservación he dejado caer mi alma. Esta es la maldad a la perfección y ahora está en mi mente tomando control de ella. Lucifer está en mi cerebro y ahora los pecadores son los santos. No puedes huir y no puedes esconderte. Me gustaría presentarme a mí mismo: soy el demonio en persona y estoy aquí para robar sus almas y llevarlas al infierno..."
En febrero de 2016 fue presentado el video promocional de "Beast", el cual es una selección de algunas escenas de la película muda escandinava de 1922 Häxan (La brujería a través de los tiempos) del director Benjamin Christensen. Dicho filme fue hecho como un encuentro entre el documental y una historia de horror donde se muestran varias dramatizaciones sobre el ocultismo, magia negra y brujeria desde la visión de la Edad Media y la Santa Inquisición. Como sería de esperar, el personaje principal de la película y de la selección realizada para el video, es el Diablo, entidad del mal que podemos observar rodeado de brujas, castigos de tortura y aquelarres.
Rock vintage, demonios y paseos en el tiempo son la fórmula que utiliza The Dues para crear un concepto musical que sin duda atrae, gusta y hace vibrar a quien lo escucha. Gracias a este collage y a su poder interpretativo sobre el escenario, la banda a tenido la oportunidad de alternar en el escenario con gente del nivel de Radio Moscow, Earthless, Death Alley, Joy, The Black Explosion y, obviamente, Dollhouse. Ahora que tenemos en las manos el Thief of time, podemos escuchar una y otra vez el disco para disfrutarlo segundo a segundo sin que este trío de ladrones nos quiten el precioso y fugaz instante de la música viva, directa e irrepetible...
Sin embargo, gran parte del sonido logrado en Thief of time se debe a la participación de Chris Winter, vocalista y guitarrista de la banda sueca de hard rock Dollhouse. Winter se llevó a The Dues a los estudios Blacklake Music de Svartsjo, Suecia para grabar el disco. Producción, mezcla y el arreglo de los diez temas que conforman la placa estuvieron a su cargo, logrando crear que el sonido del power trio saliera por las bocinas como los tuvieramos en la sala de nuestra casa. Para coronar lo logrado por Winter en el estudio, Jean-Yves Legrand masterizó las cintas en el estudio Coppelia de Paris, Francia hasta completar lo que podemos escuchar en estos momentos en nuestros oídos.
Bajamos la aguja sobre el vinil y un asesino riff de guitarra quiebra el silencio sin piedad, una mezcla de figura a la Jimmy Page (en sus momentos más filosos con Led Zeppelin) y sonido desgarrador a la Leigh Stephens (guitarrista de Blue Cheer que realmente lograba que su instrumento se deshiciera por los amplificadores). Un ritmo directo y venenoso entra por las venas, el bajo sostiene la melodía y la batería golpea sin cesar. Estamos frente a "Beast", el infeccioso tema inicial de Thief of time que atrapa a quien lo escuche con su adictiva idea musical y su letra sobre una posesión demoníaca que recuerda algunas el famoso coro de "Sympathy for the devil" de The Rolling Stones.
"Por mi propia conservación he dejado caer mi alma. Esta es la maldad a la perfección y ahora está en mi mente tomando control de ella. Lucifer está en mi cerebro y ahora los pecadores son los santos. No puedes huir y no puedes esconderte. Me gustaría presentarme a mí mismo: soy el demonio en persona y estoy aquí para robar sus almas y llevarlas al infierno..."
Rock vintage, demonios y paseos en el tiempo son la fórmula que utiliza The Dues para crear un concepto musical que sin duda atrae, gusta y hace vibrar a quien lo escucha. Gracias a este collage y a su poder interpretativo sobre el escenario, la banda a tenido la oportunidad de alternar en el escenario con gente del nivel de Radio Moscow, Earthless, Death Alley, Joy, The Black Explosion y, obviamente, Dollhouse. Ahora que tenemos en las manos el Thief of time, podemos escuchar una y otra vez el disco para disfrutarlo segundo a segundo sin que este trío de ladrones nos quiten el precioso y fugaz instante de la música viva, directa e irrepetible...
Gran reseña. El disco es fantástico.
ResponderEliminarSaludos desde España.