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jueves, 24 de enero de 2019

Samavayo : cuando las sirenas recuerdan los vientos de guerra


Si existe una banda que ha sabido hacer coincidir al stoner con el metal progresivo es Samavayo, grupo alemán que conforme el transcurrir de siglo XXI se ha consolidado como una referencia obligada de los sonidos distorsionados y destructivos creados en Alemania. Gracias a la publicación de su sexto álbum a finales de noviembre, lograron colocarse como una de las mejores producciones del 2018; pero es necesario desmenuzar lentamente todos sus elementos para valorarlo con toda la razón y, finalmente, disfrutar su potencia sonora y su fértil imaginación compositiva.

Samavayo nació en Berlín a principios del nuevo siglo a partir de la intención de los hermanos Voland por crear una banda que retomara el estridente sonido del stoner desértico creado por Kyuss y potencializado por Truckfighters; aunque todo terminaría tomando un rumbo alternativo al inspirarse en el estilo de los eclécticos Tool. Stephan en la batería y Andreas en el bajo conformaría la base sonora de su agrupación, a la cual se sumarían Marco Wirth en las vocales y Behrang Alavi en la guitarra; éste último un chico de Teherán, Irán que se había ido a radicar a Alemania tras la caída del muro. Sin embargo, en 2013 Wirth abandonaría al grupo, Alavi tomaría el control de las vocales y Samavayo tomaría un nuevo rumbo sobre aguas mucho más profundas como jamás lo habían hecho antes.


Dakota de mayo de 2016 nos demostró la mutación sónica que el ahora trío pudo lograr por medio de riffs rabiosos y ritmos rebuscados con un descarado reto a los tiempos convencionales, lo que obtuvo el aceptación de un amplio público y el reconocimiento de la prensa especializada. Sin embargo, sería hasta la publicación de Vatan, sexto álbum del grupo, con lo que Samavayo establecería su estilo propio a través de largos pasajes musicales que demuestran una gran calidad interpretativa, composiciones llenas de furia que vagan por sombríos campos minados y líricas profundas que reflejan los sentimientos de una Berlín sumida en sentimientos encontrados tras la guerra fría y el choque de diversas culturas.

La complejidad alcanzada por el trío alemán podría desconcertar al escucha primerizo que quedó atrapado por la belleza de portada lograda por Dark Joao Paes de Barros (quien es además el guitarrista de Fuzzly), pero una vez que el oyente se engancha con algún potente riff o una frase venenosa, Vatan se transforma en una enfermedad que obliga a darle vuelta al álbum una y otra vez con el afán de descubrir en él otro secreto más gracias a ese obscura áurea que lo rodea y termina por otorgarle un misticismo más allá de su estridencia. Si en dado caso buscas un responsable para dicha atmósfera, quizá tengas en el trabajo de grabación y mezcla de Richard Beherns al culpable perfecto; quien refleja su experiencia como bajista de Samsara Blues Experiment y Heat, además de producir a Wucan, Travelin Jack o Limestone Whale.


Samavayo ha creado un disco complejo que no puede quedar reducido a un solo tema. Los tétricos sonidos con los que arranca el álbum sirven de ambiente perfecto para una línea de bajo rastrera que poco a poco ofrece soporte a lo que se llamará "Prevarication nation", tema abridor con un innegable tufo a Tool que sólo es quebrado cuando escuchamos el track que le da nombre al material por medio de su insistente figura y sus tenues figuras que a su paso van construyendo un obscuro sendero del cual no habrá retorno. "Hate of thousands" confiesa la línea más desértica de la banda de Berlín, pero sus diversas líneas melódicas juegan con algunos elementos tenues del doom y el metal progresivo hasta romper cualquier estereotipo. Las figuras funky de "Time to die" nos podría sacudir en un primer momento, pero una vez comprendido el momento, la intensidad nos toma por asalto para sorprendernos una vez más. Los ambientes sombríos de "Marionette" logran ser un base para los diversos experimentos sonoros que intenta Samavayo, aunque la furia de la concluyente "Children  of Kobane" es el tema que logra condensar todos los estilos intentados por la banda durante todo el Vatan.

Con la intención de ser un faro para nuestra errante navegación, Samavayo presentó "Sirens" como el primer single de su sexto álbum. Las alarmas anuncian un eminente peligro, un temor que repta por el suelo y lo hacer cimbrar hasta sus cimientos. Una tormenta de acordes oníricos comienza a crear escozor en la piel mientras escuchamos una lírica que inevitablemente nos arrastra hasta los recuerdos de una terrible y mortífera guerra sin tregua ni final. Su tóxico riff se filtra por los poros hasta saturar las células, sus retorcidos tiempos provocan la atención fija al sonido que escapa por las bocinas, su contradictoria furia se mezcla entre la zozobra y la incertidumbre que no logra descifrar cuando será el próximo ataque.

"Cautivo de un pasado quebrado, hundiéndose en el vacío. Delirios y sueños paralizantes como sirenas de ansiedad. Inquieto, vacío e indefinido. No hay diferencia si vivo o muero. Perseguido por espantosos recuerdos, escucho incesantes sirenas. Atrapado entre gritos implacables, sirenas torturan mi mente. Atrapado y sin aliento en esta noche, la muerte llega desde el cielo. Tropezando entre las tumbas de las masas, el futuro, el presente y el pasado están en cenizas..."

Entre diversas locaciones del viejo Berlín oriental, Samavayo interpreta su "Sirens" con la inyención de mostrarnos los estragos sufridos por aquella ciudad durante la guerra fría, pero al mismo tiempo nos demuestra las crueles coincidencias de lo vivido entre los integrantes de la banda, ya sea en Alemania o en Irán. El horror ha provocado paranoia y delirio de persecución, una necesidad de huida y miedo infinito. Los tambores retumban mientras el filo de las cuerdas desgarran con su eléctrico estertor hasta que los recuerdos se agolpan en la mente enferma por la muerte y la guerra. 


Definitivamente Vatan no es una cápsula para ser ingerida de un solo trago. Sus siete temas distribuidos en 45 minutos requieren ser repasados constantemente para descubrir en sus surcos las diversas posibilidades que sus acordes y sus líricas pueden generar, desde oníricos pasajes que deslumbran hasta desgarradoras pesadillas que confiesan los pensamientos más obscuros. Samavayo ha creado una obra de arte para los que buscan la coincidencia entre el stoner metal y el progresivo más áspero, pero el álbum logra romper con los términos para crear un desgarrador material lleno de pensamientos, sensaciones y sonidos que muy pocos podrán alcanzar...


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