Las contradicciones en el seno de una sociedad compleja conllevan a que los mecanismos de represión orquestados por los diferentes grupos de poder se traduzcan en un día posterior en condiciones para la participación ciudadana y el cambio. El lado obscuro de la realidad permaneció oculto, pero su influencia logró crear un imaginario colectivo restringido, censurado y sepultado. El carácter de mito se posa sobre la historia hasta silenciar a sus actores y colocar un velo de misterio difícil de eliminar.
Pero es precisamente en la insistencia del activista, la palabra del poeta, la enseñanza del profesor, el esfuerzo del campesino, la imagen del fotógrafo y el acorde del músico cuando la memoria se resiste al olvido y comienza a labrar un nuevo camino para redimir las heridas y buscar los nuevos mecanismos para la lucha por la equidad, la libertad de expresión, la educación y la comunicación como forma de vinculación entre todos... Es en ese lugar donde se inscribe Bordelique.
Con la idea de crear un colectivo experimental que sirviera de punto de encuentro y fuga para músicos, fotógrafos, videastas y artistas conceptuales, en el año de 2015 nació Bordelique, proyecto que logra la interacción entre el sonido y la imagen, un espacio donde la música cobrar un valor trascendental mediante el uso de lo visual. Con el paso del tiempo, esta comunidad de artistas fue definiendo sus conceptos a través de la idea central del desorden, significado de la palabra que nombra al proyecto que poco a poco ha cobrado un matiz más definido hasta llegar a la noción de alcanzar el límite y el desconcierto.
Aunque la gran Ciudad de México sirvió de primera base, las circunstancias han difuminado los espacios físicos hasta encontrar en los digitales la posibilidad de creación, trabajo y encuentro. Ahora Bordelique se concibe como una plataforma en expansión y comunión entre diversas disciplinas, rompiendo los límites de las condiciones para generar música por medio de la experimentación de nuevas áreas y herramientas de expresión artística. Una amplia variedad de géneros musicales confluyen en su sonido como una oportunidad de dar sentido a un estilo arriesgado de expresión, provocando a su vez innovadoras experiencias artísticas y multidisciplinarias que se desarrollan hasta sus últimas consecuencias.
Aquel flexible y complejo colectivo encuentra en Joe, Lex, Darius y Rojo sus soportes creativos e interpretativos más visibles, pero el trascurrir de ideas y personas interesadas en colaborar en este proyecto se transpira en cada elemento de su propuesta audiovisual, granos de arena que hoy encuentran en su nuevo trabajo una muestra de pasión y entrega. Earthquaker se une a esta plataforma participativa para presentar Paramensia.
Una figura de guitarra en loop infinito se escapa por las bocinas para crear un ambiente de tensión y lograr un estado de hipnosis, onírica figura que te extra de la realidad para perderte en lugares desconocidos, quizá ocultos. Los remates de batería rememoran aspas de esos helicópteros militares que sobrevolaron los campos de arroz bombardeados en Vietnam o acaso aquellos que vigilaron las selvas de Chiapas y las multitudinarias marchas estudiantiles realizadas en conjunto con otros sectores sociales contra la represión y la privatización desde los años sesentas hasta el nuevo siglo. Líneas de bajo contenidas y encerradas como el preso político dentro de un bunker olvidado, como la mente de quien busca negar lo ocurrido y finge bajo el sopor de un falso bienestar. Una segunda guitarra eléctrica toma el control a través de un riff nocturno lleno de zozobra que de manera inesperada se transforma en acordes hirientes que ha manera de collage nos remite al sonido pantanoso de Creedence Clearwater Revival, la agresividad interpretativa de La Revolución de Emiliano Zapata y al psych que hace coincidir lo ácido con lo árido como lo hecho por Black Angels, Brian Jonestown Massacre, Psychic Ills o The Walking Who.
¿Por qué un Estado asesina a sus gobernados? Porque le son un peligro a su posición de poder. En el origen de los estados modernos, se concibió el concepto del Estado benefactor y protector de sus ciudadanos a través de un contrato social que dotaría de sustento al funcionamiento del sistema. Sin embargo esto no sucede... Desde hace mucho tiempo, en México y en el resto de los países latinoamericanos se desaparece, se elimina y se asesina. La constante en nuestras tierras es la matanza de estudiantes, de campesinos, de ciudadanos, de todo aquel que piense diferente. ¿Y por qué olvidamos ésto? Porque la verdad está velada, mutilada, sepultada o trasgiversada. Con versiones a medias y leyendas llenas de misterio, la memoria colectiva crea imágenes falsas de los hechos del pasado o simplemente los omite por completo. El no hablar de estos hechos ha generado una indiferencia, una opacidad por conocer las causas de los eventos ocurridos, aquellas razones ocultas y silenciadas. Para entender el presente, esta realidad que vivimos, el motivo por lo que el pasado duele está en entender la historia como una afrenta contra la muerte y la mentira. ¿Por qué no debemos olvidarlo? Porque duele y aún no se ha hecho justicia...
La censura icónica siempre ha sido una consecuencia de la eficacia emocional de las imágenes plasmadas, de su capacidad turbadora e insurrecta. El rescate de aquellos extractos visuales censurados que fueron resguardados en controlados archivos históricos sirven como herramientas para que Javier Sánchez construyera un video hecho totalmente de manera análoga donde observamos los dispositivos del poder para ejercer el control, instantes captados en cinta que confiesan la represión sistemática contra los actores y los testigos presenciales de una realidad que fue anulada mientras otro imaginario sustituyó los recuerdos de una época pasada. La denuncia del escritor mexicano Fernando del Paso al recibir el Premio Cervantes de manos del Rey de España en 2015 tan sólo es un intento por darle voz a quienes por años permanecieron en silencio. Aquí está la memoria borrosa que enfrenta al recuerdo en blanco y negro contra el destello onírico y multicolor del presente y el engaño de los sentidos condicionados de la mediación.
Aquí está tan sólo una probada de la multifacética propuesta de Bordelique, una de sus opciones para acercarse al borde del abismo y sentir el conflicto interno. Su propuesta instrumental encuentra un significado a través de su título y un trabajo visual concreto que busca despertar sensaciones y asociaciones conceptuales, pero sin olvidar la posibilidad de obtener una simple apreciación estética del producto audiovisual sin referente alguno. Sin palabras, sonidos e imágenes se encuentran en una flexible plataforma artística que rompe con lo convencional en búsqueda de una propuesta abierta, reflexiva y, finalmente, compleja...
Un poco más de Bordelique en: http://soundcloud.com/bordelique-musique
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