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martes, 8 de septiembre de 2020

Ball : el ácido retorno de los adoradores de Satán


"Nada bueno queda en la tierra
y el pecado no es sino un nombre.
Ven Diablo, pues a tí
se te ha dado este mundo..."
(El joven Goodman Brown, Nathaniel Hawthorne.1835)

Hace tres años escribíamos sobre una bizarra banda sueca que nos ofrecía el elixir maldito del angel expulsado del paraíso mientras su poder se extendía por la Tierra. Aquella mezcla de garage lisérgico y hard rock obscuro dedicado al maligno era creado por una enigmática banda llamada Ball, la cual era más cercana a una sociedad secreta dedicada a los ritos más enfermos y de la cual sólo podíamos conocer sus terribles intenciones a partir de su álbum debut (reseña-review). Ahora, el hard psych ahogado en profundos efectos fuzz ha retornado para invadir a la galaxia...

Bajo el impresionante título de Like  you are... I once was... Like I am: You will never be, Ball nos ofrece una dosis satánica y alucinante de odas diabólicas donde las melodías saturadas ahogan nuestras bocinas mientras nuestras neuronas pierden el control a través de un sopor de ruido y colores estridentes. Una colección de ocho ritmos que hipnotizan por medio del trance del ritmo venenoso, el mensaje enfermo y un ambiente mágico que sabe seducir más allá de las incontables capas de sonido distorsionado y analógico. 

El retorno del power trio dirigido por Syrék Ball fue anunciado en noviembre de 2019 a través de la presentación del single "Debauched", un track de sonidos cósmicos y figuras rastreras que merodea por la obscuridad hasta que lanza su venenosa mordida para hacernos caer bajo su tentación. Este himno dedicado al poder de Lucifer es un éxtasis que valora el riff de una guitarra áspera mientras los graves sonidos del bajo construyen una esfera que lo envuelve todo en un sorprendente efecto circular que logra ahogar la atmósfera a nuestro alrededor. Este tema es colosal gracias a su intensidad que es lograda con la suficiente paciencia y repetición de sus acordes, aunque quizá sea su obvio tufo a lo-fi lo que provoca aquella sensación de saturación e irremediable perdición.

Sin embargo, Like  you are... I once was... Like I am: You will never be logra establecer los sucios conceptos de Ball al ofrecernos temas bajo un mismo ambiente sonoro pero una multiplicidad de melodías tóxicas que provocan la adicción desde el primer sorbo. Bien podemos abandonar nuestro cuerpo para que baile frenético encerrado en alguna jaula a-go-go por medio de "Death deals a hand" y su inminente referente al clásico garage psicodelico de The Sonics, o dejar que todo fluya a través de un caleidoscopio atascado de luces y colores cósmicos como bien podemos escuchar en "Satan's wish" mientras los efectos sonoros pasan frente a nosotros como meteoros que anuncian el deseo de Belcebú de controlar este cúmulo de estrellas.


Aun con estas descripciones desarrolladas hasta este momentos nos hemos quedados cortos con todo lo que encapsula el segundo álbum de Ball. Si bien en su álbum debut podíamos escuchar esta atmósfera lisérgica dedicada al maligno, sus largas odas provocaban que los oídos sensibles huyeran irremediablemente, pero si algo tiene el  Like  you are... I once was... Like I am: You will never be es la capacidad de ofrecer temas muy concretos que saben enganchar con el cuerpo hasta provocar el deseo de continuar. Cuando escuchamos los primeros segundos de "Black magic", un torrente eléctrico corre por las venas hasta producir un deseo irreprimible de baile como si se tratara del éxtasis provocado por un aquelarre que busca la forma de salir de nuestro interior mientras la guitarra eléctrica explota con una cascada interminable de notas ásperas.

La parte más sensual del álbum la encontramos en "Fyre eyes" con aquel sonido funky que está hecho con toda la intención de provocar un orgasmo, logrando que el recuerdo nos lleve a la música de fondo de esa antiguas películas porno de los años 60's y 70's. En contraste, el track más áspero lo escuchamos en la entracortada "Have you ever dead" con su afilada guitarra que cruza la carne como navaja mientras alcanza el cielo con aquel frénetico solo que demuestra la capacidad interpretativa de Ball. Finalmente, el álbum cierra con el ahogado sonido de "Tonight's the night", una melodía que mantiene la barahúnda general del material pero como si estuviera saliendo de un pozo profundo mientras sus percusiones cavernarias mantienen el ritual frente al fuego sacrílego. 


Uno de los temas más interesantes del segundo álbum del trío sueco es "Sacred snow", un track donde la áspera guitarra fuzz se hace pantanosa a través del uso del wah mientras construye un riff sucio a través del espacio cavernoso provocado por la gravedad del casi imperceptible bajo. Las voces depravadas no dejan de hacer alusiones sobre Belcebú bajo un tufo ácido que cubre el ambiente como si se tratara de una neblina que cubre todo alrededor. Podemos saborear algunos rasgos de bandas como Uncle Acid & deadbeats o Salem's Pot, pero en esta escandalosa oda podemos comprobar de todas las sensaciones que es capaz de provocar Ball. Mientras escenas de viejo porno sadomasoquista inundan la pantalla, las bocinas desgarradas permiten que los sonidos se hagan más profundos hasta construir una melodía tétrica de la cual surgen un incontrolable pandemonio que eriza la piel. 


Sin lugar a dudas, Like  you are... I once was... Like I am: You will never be es el material definitivo de Ball, pues además de establecer claramente su ecléctico sonido borrascoso, logra construir una colección de himnos concretos que saben condensar sus enfermas ideas sin perder por un segundo la brújula. La estridente neblina psicotrópica que se posa sobre el segundo álbum de la banda sueca requiere ser descifrada de manera paciente si se quiere descubrir todo lo que oculta en su interior. El viaje será bastante fuerte y sus mensajes heréticos son bastante claros, así que como la propia banda lo sugiere, escúchelo bajo su propio riesgo...

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