Ha llegado el momento de Skaði, diosa del invierno según la
mitología nórdica. El frío, la nieve y las tormentas heladas cubren de color
blanco todo a nuestro alrededor. Las leyendas escandinavas cuentan al ser
asesinado su padre, buscó venganza en la mítica Asgard, pero el gran Odín le
ofreció para calmar su furia los ojos de su padre como estrellas de la noche y
a uno de los dioses para que se casara con ella, aunque sólo había una
condición: elegir a su compañero con sólo mirar sus pies. Su elección la llevó
a casarse con Njörðr el dios de la navegación, pero algo terminaría
separándolos: ella no podía dormir en los puertos y las costas por el canto de
las gaviotas, él no soportaba el aullido de los lobos que habitaban las
congeladas montañas.
Esta historia nórdica nos lleva al recuerdo de uno de los primeros sencillos
lanzados por la banda texana fundadora de lo que hoy conocemos como stoner
metal: The Sword. Se han cumplido diez años del lanzamiento de su álbum debut Age
of Winters, así que tenemos el pretexto ideal para regresar los tímpanos sobre
el tiempo y volver a escuchar el poder de sus temas, mismos que asemejan las
batallas que libraron aquellos guerreros vikingos que ahora descansan en el
Valhalla.
The Sword nace de la inquietud del guitarrista John D.
Cronise por armar una banda con la cual lograra fundir su gusto por las líricas
fantásticas al estilo de Led Zeppelin y la fuerza de los riffs a la manera de
Black Sabbath. Tras vagar por varios lugares de Estados Unidos, Cronise se asentó
en Austin, Texas, lugar donde formó a su banda en 2003 junto con el baterista
Trivett Wingo y el guitarrista Kyle Shutt, quienes comenzaron a trabajar con el
material hecho por Cronise tiempo antes. Un año despúes se integraría el
bajista Bryan Richie con quien terminaría conformado el cuarteto.
Los nueve temas que conformaron su primer disco fueron
trabajados insistentemente en el cuarto de ensayo y puestos a prueba sobre los
escenarios. The Sword coincidió en diversas ocasiones con la banda de metal
Lamb of God, y fue gracias a su guitarrista Mark Morton fue como llegaron a
firmar con la disquera Kemado Records, marca con la cual lograron publicar Age
of Winters el 14 de febrero de 2006. Con su álbum debut, The
Sword eliminaba la imagen del cupido que lanza flecha a los enamorados para
ofrecernos a la antigua diosa escandinava de certero arco en sus manos. Más
allá de lo que nuestra imaginación pudiera construir, Age of Winters es
un material que habla de la mitología nórdica en un a extraña mezcla con la
obra de H.P. Lovecraft (Los mitos de Cthulhu), George R.R. Martin (Games of
thrones), Robert E. Howard (Conan el bárbaro), Arthur C. Clarke (2001: a space
odysey) y las leyendas del Rey Arturo. Según la banda, el disco no es un álbum
conceptual, sin embargo se puede encontrar en él una coherencia lírica donde
encontramos elementos metafóricos, alegorías y fantasías que logran crear un
mismo ambiente mágico.
Musicalmente, el primer disco de los texanos es un monstruo
sonoro que nos remite a una tormenta invernal que arrasa con todo lo que está
en su camino. En su combo sónico podemos escuchar desde figuras clásicas del
hard rock setentero de Black Sabbath y Deep Purple hasta el trash ochentero de
la escuela de Metallica y Slayer, pasando por los eclécticos Melvins, la
imaginación metalera de Iron Maiden y el stoner cercano al doom de Sleep.
Guitarras distorsionadas marcando poderosos riffs como si de relámpagos se
tratara, un denso bajo soportando la pesadez del sonido sobre sus hombres y una
batería que nos deja sordos a punta de platillazos sin piedad. Para
completar este barco vikingo dispuesto a cruzar la furia de los mares
congelados, Cronise encarna las voces de mando que orientan sus velas.
Aunque no tuvo mucho éxito en las listas de popularidad, Age of Winters es recordado por el single "Freyna", tema conocido al ser incluido en el videojuego Guitar Hero que habla sobre la diosa nórdica del amor y la fertilidad. Sin embargo, en este frío recuerdo deseamos traer a la memoria, quizá mejor track sea "Winter's wolves" ya que es el mejor que puede ilustrarnos el sonido de The Sword; aquel con el que logró ser reconocido y tuvo la oportunidad de alternar escenarios con Lacuna Coil, Trivium, Nebula, Cluth, y obviamente, Lamb of Gob.
Notas secas caen sobre nosotros, un gélido aviso que los instrumentos entonan al unísono para preparar el vendaval que se acerca sin remedio ni escape. Haciendo honor a su nombre, la banda nos ofrece un entrecortado ritmo que inevitablemente nos hace seguirlo hipnotizados por su fuerza y su adictiva figura. La estridencia congela las bocinas hasta hacerlas explotar en diminutas e hirientes cuchillas que atraviesan nuestro cuerpo. Las guitarras juegan con la velocidad y la intensidad para lograr que ni un segundo se pierda nuestra atención. A lo lejos se escucha el tenebroso aullar de los lobos, los copos de nieve caen hasta cubrir todo el panorama y la fuerte melodía quiebra el hielo que nos separa entre el mundo real y el mítico de los antiguos dioses.
"¿No puedes ver lo que se ha forjado aquí? Sangrientas batallas se librarán, las montañas se levantarán contra ti, las orbes bloquearán tu camino, tu hacha se romperá... conocerás lo que es mi ira. Podría montar sobre sus cabeza y sus ensangrentadas lanzas a las puertas de su palacio mientras las ciudades quedan en ruinas. ¿No puedes ver lo que se ha forjado aquí? Hay una maldición sobre tí y toda tu descendencia. Sangrientas batallas se librarán en espera de la perdición y final de tu imperio. Los ríos crecerán hasta ahogarte, la tierra tragará a tus huéspedes y los lobos del invierno te rodearán hasta rasgarte la vida desde tu garganta..."
El tiempo ha pasado y el día de hoy The Sword es una banda de primer nivel a lo que stoner metal se refiere, ya sea encabezando festivales o publicando poderosos discos (siendo High country el último de ellos). Sin embargo, siempre será bueno regresar las manecillas del reloj para recordar cuáles fueron los primeros pasos de un grupo que en estos momentos lleva la batuta dentro de su género. Las cosas han cambiado con el cuarteto de Austin, ya sea desde la salida de Wingo en la bateria para ser sustituido por Santiago "Jimmy" Vela III hasta la presentación de un disco con versiones acústicas. Por lo pronto, los aires polares nos arrastran hasta la memoria de un gélido disco que sirvió como soporte para una banda de amplios horizontes y conceptos definidos...
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