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viernes, 19 de junio de 2015

El álbum debut de Barbarian Overlords: la versión californiana de Led Zeppelin .


Ante la invasión de bandas vintage que han inundado la escena musical desde algunos años, se ha creado un debate muy fuerte entre los que apoyan a las bandas que están componiendo a partir de los conceptos musicales del hard rock de principios de los años setenta y entre aquellos que los tachan de falta de originalidad y creatividad (y, ¿por qué no?, hasta de plagio). Una de las tantas bandas que se encuentran en esta disyuntiva son Barbarian Overlords.

Con un obvio tufo a Led Zeppelin, estos californianos publicaron su primer disco a finales de 2011, y desde entonces, adoradores e inquisidores se lanzaron sobre su trabajo. Sin embargo, desde la primera canción que se escucha de la placa, sólo existen dos posibilidades: o te hacen poner play una y otra vez por el excelente tributo o terminas irremediablemente tirándolos a la basura por el sacrilegio.


Lo que no se puede negar es que dentro de las bandas que usan de punto de partida al zeppelín de plomo como Rival Sons, Scorpion Child o Mad Shadow, Barbarian Overlords se llevan los aplausos por su capacidad de asimilar las ideas de Page y compañía, por la forma en que ejecutan de sus instrumentos, y por arriesgarse a componer melodías desde los himnos sagrados de una de las bandas más importantes del hard rock británico.

¿Pero quién carajos son estos tipos?

Los Ángeles, california vio nacer en sus entrañas a Barbarian Overlords, un grupo que se gestó por el encuentro del guitarrista Joe Spadaro y el baterista Brandon Kachel gracias a su gusto musical por Led Zeppelin. Tras probar a varios cantantes, la fortuna los llevó a encontrar a Brent A. Nuffer, quien se unió al grupo sin dudarlo. Finalmente, un guitarrista que se hacía conocer como GK Via tomó el bajo eléctrico para formar parte de este proyecto.

Con largo cabello rizado e imagen de corsario, Joe Spadaro busca cumplir con el prototipo del guitarrista fan de Zeppelin. No sólo es igualar la imagen de Jimmy Page, sino también encontrarse con íconos como Steve Perry de Aerosmith, Slash de Guns n’ Roses o Craig Ross de la banda de Lenny Kravitz. Una guitarra Gibson Les Paul colgada al hombro y escoltada por amplificadores Marshall, además de la habilidad de emplear un slide sobre el mástil de su instrumento, elementos obligados.

Brandon Kachel es un amante de John Bonham, al grado que su set de batería es idéntico al de él, poco a poco ha cambiado su imagen para parecerse físicamente y ha formado parte de la legión de bateristas que participan en el festival  Bonzo Bash evento que se organiza como tributo al músico inglés y donde han partcipado gente de la talla de Steven Adler de Guns n’ Roses, Charlie Benante de Anthrax, Dave Lombardo de Slayer o Mike Portnoy de Dream Theater. Sin embargo, antes de la música, el baterista de Barbarian Overlords se dedicaba a la lucha libre y su musculoso cuerpo lo demuestra; pero hasta en su sobrenombre (Brandon Bonham - Kid Krazy) su pasión musical era delatada.

Tras un proceso de audiciones, Brent A. Nuffer fue escogido por Brandon y Joe como vocalista de la banda. El color de voz tan semejante al de Robert Plant y el amplio rango vocal que tiene, aseguró su espacio en Barbarian Overlords. A lo anterior podemos sumar su gran presencia en el escenario y su conocimiento musical que le permite tocar la armónica y hacer algunos arreglos en los teclados.


El último en incorporarse al grupo fue GK Via, un músico en ascenso en la escena rockera de Los Ángeles que formó parte de la banda Gods and Monsters como guitarrista. Sin embargo, su capacidad como músico lo llevó a convertirse en un gran bajista que logra compaginar sus líneas melódicas con el poder en la batería de Brandon Kachel. Obviamente, su sonido está construido a partir de amplificadores Ampeg para lograr una profundidad y fuerza.


El concepto

El álbum debut de Barbarian Overlords es un gran conjunto de rolas compuestas en tan solo 6 meses. Esta velocidad logró que el sonido del disco sea crudo, salvaje y directo. Asimismo, las líricas giran alrededor de lo que una banda de hard rock del oeste norteamericano podría hablar: mujeres, fama y la búsqueda desesperada de la calma perdida.

En Barbarian overlords se respira California: es como si Led Zeppelin relatara sus correrías en la costa oeste de los Estados Unidos tras sus primeras giras con las que lograron conquistar América. Si damos una revisada a las tantas biografías del zeppelín de plomo, podemos encontrar muchas leyendas sobre lo que vivieron los integrantes de la banda mientras giraban por este rincón norteamericano. De eso se trata esta placa: rock, drogas, mujeres y sol.


Sin embargo, tras el desenfreno total que el Oeste ofrece, el rock star busca la calma, la tranquilidad para encontrarse consigo mismo tras perderse en el mundo de la fama y el dinero. El corazón y el cuerpo están satisfechos, pero la mente no. Se baja la velocidad y se desciende a los infiernos propios para encontrar la salvación.

Si queremos entender el punto de vista que tienen los chicos de Los Ángeles ante la invasión que realizó Led Zeppelin en los setentas, Barbarian overlords nos lo muestra de manera total. El disco explica lo que vive una banda de hard rock triunfadora en un mágico lugar donde las reglas se pueden romper. Mujeres sin ataduras en las calles, drogas rondando en cada esquina, espacios por doquier donde poder tocar y el desierto como lugar escapar, reflexionar y encontrar la redención de los pecados.

¿Cómo podríamos culpar de plagio a una banda que retoma el sonido de Led Zeppelin para crear y expresar sus propias ideas? ¿Qué bases tendríamos para reclamarle a un grupo californiano de reclamar lo suyo y que en venganza utiliza los medios de expresión de quienes compusieron sobre sus mujeres, sus lugares y sus aventuras? Quizá Barbarian Overlord lleva a su máxima expresión el viejo refrán que reza “ladrón que roba a ladrón…”.

Canción por canción

In a rush to meet the queen: una oda a la famosa Sunset Boulevard, una de las avenidas principales de la ciudad de Los Ángeles y que se ha convertido en un ícono contradictorio de la ciudad: por un lado el glamour de las celebridades de Hollywood y las tiendas de instrumentos musicales y por el otro la prostitución callejera y la zona roja de la ciudad. La paradoja está planteada y en medio de la disyuntiva del sinuoso camino se encuentra el músico… La canción abridora del disco es una declaración directa para quien la escucha. La batería marca el tiempo con un redoble y los demás instrumentos siguen el ritmo como una salvaje marcha cortante que recuerda el pesado tráfico automovilístico de Sunset Blvd. Inmediatamente llega a la memoria el sonido del Physical Graffiti de Led Zeppelin, y en especial a “The wanton song”; algo innegable. Una armónica nos recuerda el sabor a hard blues setentero mientras da la bienvenida a una voz que recita frases como si de una improvisación se tratara, pero que imita el estilo que impusiera Robert Plant. El vídeo de la canción fue dirigido por el propio Brandon Kachel y en él destaca la gran fotografía: la banda se instala en una mágica y espectacular locación en medio del desierto para demostrar su gran fuerza musical.


The company you keep: toda la gente que está alrededor de las estrellas de rock tienden una red de mentiras y falsedad con la cual ocultan sus verdaderas intenciones. La fama está rodeada por el interés. Las malas compañías sólo crean una neblina densa que oculta la verdad y ciegan al artista. Drogas y dinero, nada más. Sin embargo, al final de todo el músico está solo y no tiene otra opción que seguir en el ring y continuar con el espectáculo…Una rola con líricas sobre el mundo de perdición alrededor de la estrella de rock, tema abordado por Led Zeppelin en “For you love” del Presence. El ritmo de la guitarra es una marcha entrecortada que cuando llega al estribillo se convierte en una alegre melodía, a pesar de lo duro que trata la letra.


Code of the west: como aquellos aventureros que se lanzaron hacia el Oeste por la fiebre del oro, las bandas de rock se fueron a California durante el verano del amor para alcanzar la fama. Con tan solo los suelos y las ilusiones en el bolsillo, se deja Detroit (la ciudad del rock) para conquistar el Oeste (el lugar donde está el dinero). Los miedos se quedan atrás, pero siempre será necesario aferrase a algo para seguir respirando y no dejar de pelear… Un rockanrolito que nos recuerda a “Lemon song” del Led Zeppelin II, en una versión más acelerada. Las líricas de la rola no paran de brotar de la garganta de Brent A. Nuffer, como si nos quisiera hacer entender el ruego que hace la canción por encontrar una guarida para tomar aliento.


Running scared: la vida del rockquero exige abandonar muchas cosas con la finalidad de alcanzar el estrellato, y una de ellas es el amor de pareja. La soledad se vuelve tristeza y el abandono se convierte en desesperación. Las manos están llenas de cicatrices, el corazón está roto y la mente ahogada en preocupaciones. Sólo queda huir de todo y buscar la paz interior, sin embargo ello es vano y únicamente queda el cansancio y las huellas de las heridas… Se dice que cuando Led Zeppelin alcanzó el éxito total con “Stariway to heaven” fue el momento en que rompió su cordón umbilical con el blues que era su base musical. Aquí Barbarian Overlords busca hacer lo contrario: se escucha una guitarra hacer el riff inicial del mayor éxito de la banda inglesa pero con notas descendentes, lo que sirve de introducción para un blues duro, profundo y sentido. Al hacer correr las manecillas del reloj hacia atrás, la rola se convierte en un clásico blues zeppeliano muy al estilo de “Since I’ve been loving you” del Led Zeppelin III. La guitarra de Joe Spadaro suena espectacular en su solo, logrando un real estilo propio e independiente de Jimmy Page y llegando a lo genial cuando juega con las escalas pentatónicas que terminan siguiendo la batería y el bajo. De hecho, esta es la única rola del disco donde se escucha el bajo Rickenbacker de GK Via haciendo figuras independientes a la melodía de la guitarra eléctrica, elemento fundamental del blues eléctrico propio de Zeppelin, Cream o The Jimi Hendrix Experience.


Something in the brush: ¿qué nombre podemos ponerle a ciertos sentimientos que están dentro de nosotros y que no podemos explicar? Un zumbido nos acecha y no lo podemos desechar: ¿abejas? ¿cascabeleos? ¿mariposas en el estómago? En lugar de dejarlo pasar, es mejor dejar que se desarrolle esta sensación y que pase lo que tenga que pasar. Quizá y esto pueda ser amor… Otro rockanrolito al estilo de las primeras épocas del Zeppelin donde el solo de guitarra se queda anclado en los efectos de pedal wah. En algunos momentos se pueden escuchar unos efectos sonoros creados por el paso de un arco de violín sobre las cuerdas de la guitarra eléctrica (estilo patentado por Jimmy Page), tratando de “representar” esa extraña sensación que está invadiendo el cuerpo segín lo que dice la letra de la canción.

Somewhere to be: Detroit es la ciudad del rock y Chicago es la del blues, pero es necesario encontrar un lugar para alcanzar la paz mental, la tranquilidad, ni desenfreno ni dolor… Rock de sabor vaquero que trae al recuerdo a “Hot dog”, rola de Led Zeppelin incluída en el In through the out door de 1979, y al cover a “Hello, Mary Lou”que versionaron en la gira a la Costa Oeste de los Estados Unidos en 1972 y que fue éxito de Ricky Nelson en los 50 y relanzada por los Creedence Clearwater Revival también en el 72. La guitarra de Joe Spadaro juega con las notas resbalando los dedos sobre las cuerdas, logrando un sonido country ideal.


No lowly: sin modestia, ella sabe lo que nos provoca y sólo nos permite apasionarnos más con ella… Una comparación entre la mujer perfecta y la naturaleza, una imagen que recuerda las líricas del “flower power” del verano del amor. Rola mágica de mezcla ácida: por un lado el blues más negro del delta del río Mississippi con guitarra de slide metálico y del otro una voz llena de reverberaciones y vibratos que nos remiten a la psicodelia de finales de los 60. Esta canción es un tributo (¿fusil?) al clásico “Hats off to (Roy) Harper”, rola del Led Zeppelin III de 1970 que a su vez fue un tributo (nuevamente pregunto, ¿fusil?) al blues “Shake em’ down” de Bukka White y que la letra fue cambiada por Page y Plant para homenajear a su vez a Roy Harper, cantante de folk y blues que hizo conocer en Inglaterra la música de Lead Belly y Woody Guthrie.


The ambassador: en ocasiones las cosas se pueden ver difíciles, pero ésa es forma correcta. Sólo queda esforzarse y aprovechar las pocas oportunidades que se presentan, sólo queda ofrecer la mano a los demás y dejar a un lado el orgullo. Todos estamos juntos en este mismop barco, éso es lo que hay que entender... Tal como inició el disco, esta rola también es una re-elaboración del riff de “The wanton song” del Physical grafitti que publicó Led Zeppelin en 1975, pero basada en la estructura musical de “In my time of dying” del mismo disco, aderezada con efectos de guitarra en slide y eco invertido muy parecidos a los de “Whole lotta love” del Led Zeppelin II. Cabe destacar el poder de la batería de Brandon Kachel, quien desarrolla toda su técnica como ofrenda al mismísimo John Bonham.


Esta ha sido el disco debut de Barbarian Overlords, unos californianos que sólo hacen música como su banda favorita y lo disfrutan haciendo, logrando que los fans del zeppelín de plomo añoremos más al grupo más importante de hard rock de los setenta.



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