Una calavera, un sombrero de mariachi y un par de pistolas sirvieron de portada e inspiración para El Pistolero, segundo disco de la banda australiana Tracer. La ilustración realizada por Linzi Bryant es impactante ya que capta la atención y despierta el deseo por saber su contenido. Unas cuantas notas en caída libre y el salvaje ritmo que desata termina por dar el golpe certero.
Han pasado ya tres años de esta pequeña joya áspera y aún seguimos en pleno éxtasis gracias a su mezcla perfecta entre stoner a la versión californiana y grunge crudo bajo la escuela de la escena Seattle. El cabalístico trece era el número de temas incluidos en la placa, canciones llenas de guitarras directas y melodías que entraban a las neuronas sin freno alguno, y ahora con el paso del tiempo, han terminado de madurar hasta demostrar que este disco fue realmente una maravilla.
El Pistolero realmente es un disco temático, una colección de tracks llenos de arena que se ubica en algún lugar en la frontera entre México y Texas, quizá Ciudad Acuña, en Coahuila, México... aquel lugar que sirvió de escenario natural para El mariachi, ópera prima de Robert Rodríguez. Y esta idea no es una locura, el propio Michael Brown confesó en diversas entrevistas sobre el origen de este disco. Algunos acordes en guitarra acústica y la contemplación en las películas Desperado de 1995 y Machete de 2010 llevaron al guitarrista y vocalista de Tracer a identificarse con los personajes de dichos rodajes hasta mimetizarse con ellos, respirarlos y terminar cantando sobre sus historias, sus fechorías y sus enfermedades.
Fue así que la banda originaria de Adelaide, Australia construyó un derroche de narraciones sobre malhechores, forajidos y asesinos con hambre de venganza que azotan los pequeños poblados de la frontera. El calor del desierto nos obliga a meternos a la cantina más próxima, pero quizá en ella sólo encontraremos balas, sangre y muerte.
Con los temas bajo el brazo y un nuevo bajista, Tracer se embarcó a Los Ángeles, California para meterse a los Revolver Studios (¿acaso otra casualidad dentro del concepto del disco?) bajo las órdenes de Kevin Shirley, productor que ha trabajado con gente de la talla de Aerosmith, The Black Crowes, Iron Maiden y Silverchair. ¡Y vaya que se siente la mano de Shirley en El Pistolero! La banda dejó a un lado el sonido directo de su debut L.A.? para lograr un poderosa aplanadora que logra mezclar ese stoner y rock desértico al estilo de Queens of the Stone Age junto con la agresividad y la entonación grunge de grupos como Soundgarden yPearl Jam.
No podemos dejar de escribir la obvia comparación de la voz de Michael Brown con el tono cavernario de Chris Cornell, ícono de bandas como Soundgarden, Temple of the Dog y Audioslave. Sin embargo, no todo queda reducido a un color de voz semejante, sino también a una inspiración melódica que logra un camuflaje por medio de las distintas capas de distorsión y aridez instrumental. Para lograr esta fórmula, la fuerza de Andre Wise en la batería y la profundidad del recien integrado Jett Heysen-Hicks en el bajo lograr crear una atmósfera impenetrable que, como tormenta en el desierto, nubla la mirada y distorsiona el sonido para volverlo rasposo, crudo y poderoso.
Para poder explicar lo que hasta aquí hemos escrito, es necesario escuchar el track inicial, ése que bautiza al disco. "El pistolero" es un golpe directo al rostro, una sacudida en el suelo y un denso huracán que arrasa con todo a su paso. Las guitarras distorsionadas chocan directamente con la estereofonía de una bajo omnipresente, combinación de logra encerrar en sí misma cualquier cosa sin permitir el escape de nada. Es un muro sonoro que frena cualquier intento de huida y que consigue al mismo tiempo una fuerza increíble qué sólo es rota por algunos segundos por los platillos de la batería, esos que asemejan golpes certeros de machete.
"En un sórdido bar en Zaragoza he visto al diablo con tan sólo una pistola en la mano, una bala en el corazón. La luz se vuelve tenue para él mientras se mueve en la obscuridad. Él dispara, explota y pierde el control. Sólo con su arma ha desgarrado el lugar, como un animal salvaje. Nadie jamás se ha puesto en el camino del hombre que llaman El Pistolero. Nunca había visto algo como éso antes: tiene un estuche de guitarra está lleno de armas para tomar la ley en sus manos y hacer caer a cualquiera como fichas de dominó. Aplicando al sentencia del "ojo por ojo", tan sólo le pido que me salve y perdone mi alma..."
Con un video dirigido por Tim Pine, Tracer lanzó "El Pistolero" como primer sencillo del álbum, trabajo visual que logra reflejar aquellas hostorias contadas por Robert Rodríguez en las películas que conforman su trilogía México. Para este corto promocional podemos ver una historia que la narra como es asesinada una chica en un callejón olvidado. Un arete arrancado en la mano de la joven delata a los culpables, mismo que serán buscados por "El Pistolero" para cobrar venganza por la muerte de su mujer. Los asesinos han matado a la mujer equivocada, situación que los obliga a regresar al lugar de los hechos con su jefe; pero esta decisión regala la oportunidad de encuentro con el hombre cegado por la ira y la muerte que los espera.
Tracer muestra su poder mientras se cuenta la historia de sangre y muerte. Revolvers, balas y piñatas zoomorfas llenas de colores que se rompen los "Cinco de Mayo" en la zona de la frontera atascan la pantalla. Pero por si fuera poco todo el juego de imágenes, hay otra cosa que nos llama la atención: la vestimenta de la banda. Michael guarda toda la imagen del Antonio Balderas en Desperado (camisa blanca, chamarra negra), Andre presume su playera con la imagen de la histórica disquera Sun ("el lugar donde nació el rock n' roll) y Jett nos muestra la famosa silueta del Subcomandante Marcos, líder del movimiento revolucionario de México EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional).
Los años han pasado, el rock nuevamente ha retomado el lugar que había perdido y Tracer publicó otro disco el año anterior. Sin embargo, nuestra memoria regresa a aquel 2013 que nos regalo diversas joyas musicales y Australia logró conquistar un lugar en nuestro corazón stoner-grungero con El Pistolero. Las arenas del recuerdo azotan la memoria y sin remedio retornamos a lo mejor que ha hecho el power trio de Adelaide. Quizá no vuelvan a crear una obra como ésta, pero todos deseamos que algún día regresen la mirada hacia esa inhóspita y violenta frontera donde las historias, las balas y la muerte ofrecen una fuente de inspiración para quienes buscan algo de qué hablar...
Han pasado ya tres años de esta pequeña joya áspera y aún seguimos en pleno éxtasis gracias a su mezcla perfecta entre stoner a la versión californiana y grunge crudo bajo la escuela de la escena Seattle. El cabalístico trece era el número de temas incluidos en la placa, canciones llenas de guitarras directas y melodías que entraban a las neuronas sin freno alguno, y ahora con el paso del tiempo, han terminado de madurar hasta demostrar que este disco fue realmente una maravilla.
El Pistolero realmente es un disco temático, una colección de tracks llenos de arena que se ubica en algún lugar en la frontera entre México y Texas, quizá Ciudad Acuña, en Coahuila, México... aquel lugar que sirvió de escenario natural para El mariachi, ópera prima de Robert Rodríguez. Y esta idea no es una locura, el propio Michael Brown confesó en diversas entrevistas sobre el origen de este disco. Algunos acordes en guitarra acústica y la contemplación en las películas Desperado de 1995 y Machete de 2010 llevaron al guitarrista y vocalista de Tracer a identificarse con los personajes de dichos rodajes hasta mimetizarse con ellos, respirarlos y terminar cantando sobre sus historias, sus fechorías y sus enfermedades.
Fue así que la banda originaria de Adelaide, Australia construyó un derroche de narraciones sobre malhechores, forajidos y asesinos con hambre de venganza que azotan los pequeños poblados de la frontera. El calor del desierto nos obliga a meternos a la cantina más próxima, pero quizá en ella sólo encontraremos balas, sangre y muerte.
Con los temas bajo el brazo y un nuevo bajista, Tracer se embarcó a Los Ángeles, California para meterse a los Revolver Studios (¿acaso otra casualidad dentro del concepto del disco?) bajo las órdenes de Kevin Shirley, productor que ha trabajado con gente de la talla de Aerosmith, The Black Crowes, Iron Maiden y Silverchair. ¡Y vaya que se siente la mano de Shirley en El Pistolero! La banda dejó a un lado el sonido directo de su debut L.A.? para lograr un poderosa aplanadora que logra mezclar ese stoner y rock desértico al estilo de Queens of the Stone Age junto con la agresividad y la entonación grunge de grupos como Soundgarden yPearl Jam.
No podemos dejar de escribir la obvia comparación de la voz de Michael Brown con el tono cavernario de Chris Cornell, ícono de bandas como Soundgarden, Temple of the Dog y Audioslave. Sin embargo, no todo queda reducido a un color de voz semejante, sino también a una inspiración melódica que logra un camuflaje por medio de las distintas capas de distorsión y aridez instrumental. Para lograr esta fórmula, la fuerza de Andre Wise en la batería y la profundidad del recien integrado Jett Heysen-Hicks en el bajo lograr crear una atmósfera impenetrable que, como tormenta en el desierto, nubla la mirada y distorsiona el sonido para volverlo rasposo, crudo y poderoso.
Para poder explicar lo que hasta aquí hemos escrito, es necesario escuchar el track inicial, ése que bautiza al disco. "El pistolero" es un golpe directo al rostro, una sacudida en el suelo y un denso huracán que arrasa con todo a su paso. Las guitarras distorsionadas chocan directamente con la estereofonía de una bajo omnipresente, combinación de logra encerrar en sí misma cualquier cosa sin permitir el escape de nada. Es un muro sonoro que frena cualquier intento de huida y que consigue al mismo tiempo una fuerza increíble qué sólo es rota por algunos segundos por los platillos de la batería, esos que asemejan golpes certeros de machete.
"En un sórdido bar en Zaragoza he visto al diablo con tan sólo una pistola en la mano, una bala en el corazón. La luz se vuelve tenue para él mientras se mueve en la obscuridad. Él dispara, explota y pierde el control. Sólo con su arma ha desgarrado el lugar, como un animal salvaje. Nadie jamás se ha puesto en el camino del hombre que llaman El Pistolero. Nunca había visto algo como éso antes: tiene un estuche de guitarra está lleno de armas para tomar la ley en sus manos y hacer caer a cualquiera como fichas de dominó. Aplicando al sentencia del "ojo por ojo", tan sólo le pido que me salve y perdone mi alma..."
Tracer muestra su poder mientras se cuenta la historia de sangre y muerte. Revolvers, balas y piñatas zoomorfas llenas de colores que se rompen los "Cinco de Mayo" en la zona de la frontera atascan la pantalla. Pero por si fuera poco todo el juego de imágenes, hay otra cosa que nos llama la atención: la vestimenta de la banda. Michael guarda toda la imagen del Antonio Balderas en Desperado (camisa blanca, chamarra negra), Andre presume su playera con la imagen de la histórica disquera Sun ("el lugar donde nació el rock n' roll) y Jett nos muestra la famosa silueta del Subcomandante Marcos, líder del movimiento revolucionario de México EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional).
Los años han pasado, el rock nuevamente ha retomado el lugar que había perdido y Tracer publicó otro disco el año anterior. Sin embargo, nuestra memoria regresa a aquel 2013 que nos regalo diversas joyas musicales y Australia logró conquistar un lugar en nuestro corazón stoner-grungero con El Pistolero. Las arenas del recuerdo azotan la memoria y sin remedio retornamos a lo mejor que ha hecho el power trio de Adelaide. Quizá no vuelvan a crear una obra como ésta, pero todos deseamos que algún día regresen la mirada hacia esa inhóspita y violenta frontera donde las historias, las balas y la muerte ofrecen una fuente de inspiración para quienes buscan algo de qué hablar...
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