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viernes, 25 de septiembre de 2015

“Universevil” de Maligno: la maldad del doom mexicano


Una imagen blanca sobre un fondo negro nos hace llamar la atención. Le damos la oportunidad de revisión a esta portada y encontramos una dualidad en un dibujo que contiene íconos de antiguos dioses prehispánicos entrelazados con símbolos de nuestra época. Como encabezado leemos Maligno y nos viene al recuerdo aquella banda mexicana que entrelazaba el doom setentero con el hard rock y el metal del siglo XXI. A los pies de la imagen encontramos el título de la placa: Universevil.

Vida y muerte se enfrentan en una lucha sin fin, pero es la maldad la que comienza a imponer sus condiciones sobre una difícil y mágica realidad. Nacemos para morir, pasamos de un mundo a otro y el ahora es sólo un instante doloroso de lucha contra el universo y contra nosotros mismos. Un recién nacido está de un lado mientras del otro observamos un hombre trajeado moderno tomado por el cuello. Tláloc se encuentra unido a Mictlantecuhtli mientras son rodeados por dos soles, un demonio con un elixir en la mano y una mágica mujer de fuego.

La mitología azteca sirve de pretexto para acercar el enigmático mundo de la muerte y la obscuridad al hard rock hecho en México. Fue con estas ideas con las que Maligno comenzó a trabajar en su segundo disco con la intención de consolidar su sonido  y establecer un concepto que diera unidad a su placa. Así fue como en septiembre de 2008 publicaron su Universevil, una grabación que logró establecer a esta banda de Monterrey como la más importante del género en este país y que permitió que otras latitudes voltearan la mirada a lo que se podía hacer en el pueblo heredero de Quetzalcóatl y Huitzilopochtli.

Guitarras llenas de riffs surgidos desde las obscuras aguas del Black Sabbath setentero en una mezcla con los huracanes metaleros de los años noventas. Una voz que dentro de su pago de tributo a Ozzy Osbourne, logra en ciertos momentos desprenderse hasta alcanzar su identidad propia. Esta es una banda que estaba construyendo su nicho en la historia musical de México dentro de un género olvidado, despreciado y en plena búsqueda de reconciliación con su pasado y un nuevo futuro.


¿Pero quién carajos son estos tipos?

En el año de 2004 se organizó la ciudad de Monterrey, Nuevo León una pequeña presentación para hacer un tributo a Black Sabbath, banda con gran arraigo en México. Tal fue el poder de las presentaciones y la respuesta del público que los miembros de dicho tributo decidieron formalizar el proyecto, lo que los llevó naturalmente a la composición de sus propios temas. Ello los llevó a convertirse en la banda abridora de gente como Metallica, Guns n’ Roses, Fear Factory y Mastodon. Durante ese camino que sentó las bases de la banda, su sonido fue madurando hasta llegar a hacer uno propio a partir de las enseñanzas de Sabbath. Fue precisamente de esto de donde salió el nombre del grupo: Maligno.

Del conjunto de músicos que participaron en tal tributo, cinco de ellos se establecieron en el concepto y crearon la banda. Del primero que tendríamos que hablar sería de Andrés Saénz, quien tomó la iniciativa de hacer la banda y poner su estudio para trabajar el lo que sería el primer disco de Maligno. La precisión en su forma de tocar la batería quedó demostrada al mutar el estilo que tenía con Genitallica (banda con la que se dio a conocer y con la que obtuvo los recursos suficientes para montar La Nave, su estudio de grabación) para transformarlo en un proyecto más serio en el concepto y de mayor calidad en la interpretación.


En el bajo se encuentra Marco Gil, un joven con experiencia en el mundo metalero de México tras forma parte de la banda de death y black Toxodeth. Sus figuras en las cuatro cuerdas buscan respetar el estilo de Gezeer Butler, pero al introducir diferentes efectos especiales en su sonido, podemos escuchar cosas cercanas al stoner.


Las guitarras rítmicas están a cargo de Zef Vega, un tipo con una cercanía en su imagen a Dimebag Darrell de Pantera y que sin duda su aspecto es lo más cercano al cliché de lo que “debe” ser un metalero. Sus bases rítmicas dan soporte a la banda y sobre ellas es donde Maligno se desarrolla.


Las líneas melódicas fluyen a través de una Gibson Les Paul en los dedos de Iván Tamez, guitarrista principal de Maligno. Su experiencia se generó por medio de diversas bandas en las cuales participó, pero con las que no tuvo mucho éxito: Acarnienses, Mamíferos Habituales, Reaktor, Warning y Gigur. Su estilo está basado en las enseñanzas de Tony Iommi, pero podemos detectar ciertos pincelazos de Jimmy Page, Ritchie Blackmore, Frank Zappa o Robert Fripp.   


Finalmente, para cerrar el círculo, tenemos a Luis Barjau en las vocales, un tipo que por medio de imitar el estilo vocal y melódico de Ozzy Osbourne, lograr encajar en el sonido de la banda. Sin embargo, si ponemos un poco de atención, podemos encontrar otros colores que permiten a Barjau despegarse de su mentor y permitirle a Maligno una identidad propia.


Tras la grabación de su primer disco en 2006 a través de sus propios medios y la difusión por medio de Asenath Records, Maligno jaló los reflectores a su propuesta. Las presentaciones se fueron volviendo habituales y la gente los fue reconociendo en su calidad musical y compositiva. Una vez terminada la promoción de su álbum debut, la banda se encerró  nuevamente en los estudios de Saénz para trabajar con su segunda placa, la cual fue masterizada  en los West West Side Music de Nueva York por Alan Douches, quien ha trabajo con gente del calibre de Cannibal Corpse, Mastodon, Death, In Solute y Black Tusk. 

Por si fuera poco, el Universevil cuenta con una portada hecha por Gary Rosas, vocalista de la banda texana de sludge y doom Mala Suerte. En ella podemos ver las animaciones de los distintos personajes que se mencionan durante el disco: la bruja roja, el demonio, el hombre del traje obscuro, los dioses antiguos de piedra y la muerte representada con un cráneo.


El concepto

Después de su disco debut publicado a finales de 2006, Maligno se concentró a depurar su concepto musical y a trabajar fuertemente con su sonido. A pesar de los excelentes resultados que tuvo Maligno con el público y con la prensa, la banda buscaba definir más su propuesta, con la intención de dar el golpe maestro.

Universevil es una placa lleva de rock pesado que por medio de su sabido gusto por Black Sabbath, logra un despegue hacia nuevos horizontes cercanos al metal de los años noventas. Más arriesgado que su disco anterior, las líricas versan sobre la maldad que ha reinado en la realidad desde épocas antiquísimas. A donde se coloque la mirada, se puede ver ese manto obscuro que es la maldad postrado sobre la vida, la naturaleza y el hombre. Maligno lo rescata y lo relata por medio de historias propias y otras ya contadas por nuestros ancestros, llevándonos a un universo de lucha, sacrificio y horror que nos identifica como seres para la muerte.


Este disco no sólo rescata la ideología llena de conflictos y contradicciones del mexicano, sino que lo hace a través de la música que ha logrado calar hondo en su gusto, pero que muchas veces es negada o hecho menos debido al sentimiento de “traición” por lo nacional. Con líricas en inglés y la búsqueda de la recuperación de los sonidos análogos en su producción, Maligno hace una obra redonda que retoma ese gusto por el doom setentero que encuentra en la idiosincrasia del mexicano una fuente excelente de temas qué explotar.

La música que se escucha en todo el disco es “tenebrosa” (como ellos mismos la han calificado), lo que logra un gancho inmediato con los que buscan a aquellas bandas que tocan rock fuerte con sabor vintage. Esto motivó que el disco fue muy bien recibido no sólo en México, sino en otras partes de America Latina (sobre todo Argentina) y en otras latitudes como Europa y Estados Unidos.


Canción por canción

The red witch: Olvidada en el tiempo, las profecías las recuerdan. La sangre de cientos de bastardos es lo que ha derramado esta batalla por el fin. La bruja roja ha regresado desde el fuego eterno para encontrar su venganza… Un pequeño remate da pie a que un riff de guitarras nos abrace sin remedio. Unas pequeñas figuras en bending sobre las cuerdas nos quieren hablar de dolor, las cuales son interrumpidas por una metalera melodía que nos hace saber de qué viene el disco. Inesperadamente, las distorsiones cambian hacia un sonido trash que no puede evitar que movamos la cabeza.


Two suns: Las sombras caen poco a poco sobre las montañas sagradas. La ilusión mata la mente mientras la mente se pierde. El sol se sumerge en una obscuridad momentánea que ciega las miradas hasta que, finalmente, de sus entrañas nace uno nuevo…Una ligera guitarra con delay repta sigilosamente sobre el piso como si se tratara de una obscura sombra. Los instrumentos se suman uno a uno hasta que explotan al unísono en un riff totalmente “sabbath”. El solo de guitarra encuentra su lugar, pero termina cediendo su espacio a un atascado bajo en wah que nos adentra al misterioso eclipse que nos relata la letra.

Waits is to fall: varias voces rondan en el interior en búsqueda de una respuesta. Se vuelve la mirada hacia atrás y sólo se observa desgracia. Viviendo a la espera de un poco de suerte, sin embargo, cualquiera espera es en vano…Una figura lenta de notas arrastradas como cadenas amarradas a los pies nos recuerda la melodía y el sonido de “Electric funeral” del Paranoid de Black Sabbath. Luego de pagar tributo con esa introducción, la rola abre paso a un salvaje ritmo fortalecido por la voz de Barjau en pleno homenaje a Ozzy Osbourne y excelentes arreglos de la guitarra de Tamez para redondear la obra. Al término de la canción, los efectos sonoros sobre las voces nos hacen perder el suelo en un abismo sin fondo.


Dirty black suit: La lucha por el poder puede ser cruel. La ambición conlleva destrucción y muerte. Los corazones miserables se creen los reyes con sus sucios trajes obscuros. En los círculos del poder piensan que ellos tienen el control, pero no es así… Como si fuera un túnel en el tiempo, esta rola retrasa los relojes hasta la época del hard rock de principios de los setentas. Una guitarra slide de sabor blusero en combinación con otra en distorsión a la Tony Iommi, hacen que esta canción se convierta en una joya para los amantes de los sonidos vintage. Mágicamente, la rola se transforma en un agitado trash metal donde podemos presenciar la calidad de Andrés Sáenz en la batería y una voz más “ruda” de Barjau. Hacia el final de la melodía se puede escuchar un cortante solo de armónica muy a la Robert Plant que termina coronando el viaje.

Astral bachanalia: La mirada se dirige al cielo para admirar el espectáculo: una bacanal astral. Sin inicio y sin final, el universo muestra sus respuestas mientras los planetas colisionan entre sí. Ante un Abraxas totalmente borracho en el éxtasis del cielo, sólo nos queda hacer un tributo al sol… Melodía de ritmo lento pero de gran fuerza y equilibrio entre sus guitarras distorsionadas y llenas de pedal wah. Rola muy hard rock, muy vintage y de innegable sabor a Sabbath. El teclado de la parte media juega con el misterioso espectáculo que estamos presenciando en el cielo. Hacia el final de la canción, escuchamos una ligera y mágica improvisación que nos permite viajar al propio espacio sideral.

Son of Tlalocan: esta es la ofrenda que ofrecen los hijos de Tlaloc. Sacrificando sus vidas y ofreciendo sus almas, se entregan al poder de su dios en búsqueda de perdón y de un espacio en su lugar en el universo. Un tributo al dios de piedra para obtener rayos, tormentas y terremotos que alimenten la tierra…  Las guitarras entonan una salvaje melodía como si danzaran en honor a los dioses. El solo de guitarra logra despegar de la tierra para el encuentro con el tributo perfecto. El ritmo baja hasta convertirse en un doom reptante lleno de misterio y maldad, como si se encontrara empantanado en aguas estancadas. Un delicioso bajo cambia la melodía y nuevamente comienza la danza, convirtiéndola en un acto eterno.

Golden demons: Tratamos de observar a través de la tormenta de mentiras que cae. Los grandes demonios dorados nos traen miedo y confusión. La pelea ha comenzado y sólo queda evolucionar, cambiar nuestro estado mental y levantarse nuevamente para encontrar la verdad… El viento se deja escuchar y dentro de su fría sensación una tenebrosa melodía suelta sus primeras notas. La distorsión entra y sentimos su poder mientras escuchamos una letra que habla sobre la batalla entre la razón y la confusión. La voz de Barjau no puede negar su intento por calcar a la de Ozzy Osbourne. La parte media nos arranca de nuestros cimientos para permitirnos oír la capacidad de los integrantes de Maligno como grandes músicos: un bajo que juega con notas fluctuantes en wah, una guitarra fuerte que sirve para llevar la melodía, una batería que emula los ritmos tribales y un solo espectacular lleno de personalidad propia.

Killing sunshine: este es el pueblo del sol y este es su canto de contradicción y confusión interna. Entre viejos dioses de piedra y un libro sagrado que habla de destrucción para encontrar nuevos tiempos. La lluvia ácida cae sobre las almas y observamos como la madre tierra ha sido herida. La sangre corre bajo un brillo de sol asesino que poco a poco muere también. Este es el momento en que la obscuridad y sus pesadillas toman su revancha… Las graves guitarras derrochan su maldad sobre un juego rítmico de bajo y batería que cortan los tiempos. La música privilegia la lírica, lo que provoca que se pierda la unidad en la canción. Para contrarrestar ello, podemos escuchar un genial puente musical que un poderoso bajo provoca, permitiendo que el resto del grupo descargue las baterías.

Impossible: Navegando en el océano de la decepción, solo podemos ver que no hay redención ni mañana. La fuerza de la furia se siente con todo su peso y caemos en consciencia de lo imposible… Rompiendo totalmente el plano de la placa, “Impossible” comienza con un ritmo ligero y juguetón que cambia un poco al pisar el pedal de Metal Zone y encontrar refugio en el seno materno de Black Sabbath. El solo de guitarra termina en un suave canto sobre guitarras fuertes, lo que logra transportarnos a la atmósfera de contradicción que busca la rola.

Bloodworld: El mundo sangriento se postra ante nuestros ojos. No se requiere de profetas porque sabemos lo que está por ocurrir. Los sentimientos se materializan y sólo queda el temor por dentro…Como una cuerda que se rompe poco a poco, los instrumentos entran sobre la melodía hasta tomarnos de la mano a un lúgubre sendero de obscuridad y dolor. Hard rock de sabor doom setentero que logra transportarnos al mundo que nos narra la lírica. La parte media de la rola se convierte en un recuerdo por las bandas metaleras de los noventas gracias a su gran solo de guitarra. Las guitarras se transforman en un sonido stoner que nos sacude y nos dejan frente a una terrible visión. Finalmente, una guitarras acústicas se abren paso ante la niebla y el remanso de una marea nos muestra una ligera luz al final del túnel.


 Este es el Universevil, un poderoso disco que resultó extraño para un país que había dejado a lado su gusto porque el rock fuerte y que siempre le ha tenido miedo a la creación propia. Arriésguense y entren a este universo de maldad de Maligno…


2 comentarios:

  1. Wow, Alguien por fin entendio este disco...
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por darle una leída a este pequeño recuento de un gran disco... Saludos!!

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