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viernes, 3 de julio de 2015

“The Eldritch Dark” de Blood Ceremony: un obscuro ritual desde Canadá


El provocador sonido de la flauta se deja escuchar, que como en la historia recuperada por los hermanos Grimm sobre aquel músico errante que llega a Hamelín, caemos como hipnotizados ante una extraña y mágica melodía sin remedio. Probablemente el místico ritmo haya sido inventado por el mismísmo Pan, aquella deidad griega de naturaleza salvaje y sexual que con su instrumento de viento enamoraba ninfas en los bosques. Quizá sea un Fauno, aquel espíritu profético del bosque que en sus oráculos creaba apariciones espectrales y sonidos terroríficos…

Abrimos los ojos y nuestra mirada se postra sobre un dibujo parecido a las pinturas hechas en Medievo y que muestra un grupo de demonios asediando a unas personas mientras unos seres zoomorfos los observan desde las alturas. Esta es la portada del The Eldritch dark de la banda canadiense Blood Ceremony publicado por Rise Above Records en 2013, un grupo que logra reunir en un mismo lugar el misticismo pagano y el doom del corte más cercano a la psicodelia de finales de los años 60.

A través de mágicas historias del pasado y obscuras películas sobre sacrificios rituales, Blood Ceremony crea melodías que bien les pudieran servir de soundtrack. Brujería, ritos satánicos y ceremonias paganas son narradas por medio de un sonido vintage heredado de dos vertientes: por un lado la acidez de una psicodelia insipiente de bandas como Jefferson Airplane y The Big Brother and the Holding Company, y por otro la crudeza de las melodías cambiantes de riffs de guitarra arriesgados basados en el siniestro sonido del tritono (Si bemol, la nota del diablo) de bandas como King Crimson, Black Sabbath y Jethro Tull. Al escuchar a los canadienses, nos vendrá a la mente el sonido psicodélico de Purson, el retro de Jess and the Ancients Ones o el metalero de The Devil’s Blood, pero Blood Ceremony lograr establecerse con un sonido propio dentro de la ola de bandas de hard rock con mujeres en las vocales.

Teclados, guitarras, bajo y percusiones unidas en una danza maligna gracias a una flauta transversal que nos toma por asalto. Rendidos ante el hipnótico sonido y las misteriosas líricas, sólo queda soltar las amarras para ahogarse en un plácido viaje hacia las profundidades de lo desconocido, lo obscuro y lo misterioso.

¿Pero quién carajos son estos tipos?

Blood Ceremony es una banda nacida en Toronto, Canadá. Al ser una de las principales ciudades del norte del continente, y por su cercanía con Estados Unidos, la influencia por la cultura anglosajona es irrenunciable. En un mercado musical inundado de la música americana y británica, nació esta banda en un intento de hacer sus propias composiciones a partir de su propio gusto por grupos de hard rock que escucharon durante su adolescencia.

La cabeza pensante de los canadienses es Sean Kennedy, un guitarrista de gran manufactura e imaginación fértil, que a partir de los conceptos musicales de su gran héroe, Tony Iommi de Black Sabbath, construye melodías para “musicalizar” viejas leyendas y películas mudas de historias mórbidas. Asimismo, él mismo escribe todas las letras de las canciones de la banda bajo el mismo concepto: dar voz a los personajes de aquellas películas, intentando meterse en la mente de esos personajes misteriosos que están fuera de la normalidad moderna.


Sin embargo, quien tiene el papel preponderante en los escenarios es Alia O’Brien. Mujer de extraña belleza, que cual mística bruja, inunda el escenario con su presencia. Ella pone la voz a las líricas escritas por Kennedy, lo que produce una extraña contradicción: aunque las letras hagan hablar a hombres y demonios sedientos de sangre de vírgenes, una mujer nos relata las lúgubres historias. Su voz recuerda directamente a la de Grace Slick de la banda californiana de Jefferson Airplane mezclada con la de Marianne Faithfull, aunque logra despuntar hasta dejar un sello propio. Así mismo, Alia crea las tétricas atmósferas por medio de los teclados y órganos, pero quizá su aportación más importante en el sonido de Blood Ceremony es la interpretación de la flauta transversal, que bajo el indudable sabor a Ian Anderson de Jethro Tull, logra transportarnos a épocas tan remotas como el medievo, el barroco o el siglo XVIII.


El encargado de completar las densas atmósferas creadas por las composiciones de Kennedy es Lucas Gadke, un bajista que lograr demostrar sus habilidades a la menor provocación. Y por si fuera poco, Gadke ayuda a Alia con las voces de soporte, o como en el caso de la rola “Lord Summerisle”, hace dúo con ella además de escribir parte de la letra. Desde que grabó el disco Living with the ancients de 2011, el bajista se ha vuelto parte fundamental de la banda.


Finalmente, en 2013 se unió a Blood Ceremony el baterista de origen latino Michael Carrillo, un músico que logró desarrollar su destreza para complementar el sonido del grupo, alcanzando una excelente mancuena con Gadke en el soporte rítmico de la banda.

Para la grabación del The Eldritch dark, se contó con la producción de Ian Blurton y con la masterización de una leyenda como Nick Blagona, quien ha trabajo con gente del nivel de Deep Purple, Rainbow y Chicago. Utilizando los estudios de ProGold en su natal Toronto, Blood Ceremony logró plasmar la acidez psicodélica, la obscuridad del folk británico y la fuerza del hard rock de principios de los setenta para crear a su vez un sonido propio.


El concepto

The Eldritch dark es un disco donde confluyen todas las obsesiones musicales y líricas de Sean Kennedy, guitarrista de la banda. Podemos escuchar relatos sobre brujas, entes demoniacos, sacrificios humanos para dioses paganos y misas negras. Sin embargo, las líricas de esta serie de canciones buscan un objetivo muy claro: ser una puerta hacia la obscuridad sobrenatural, un paso hacia lo mágico y una ruta hacia lo fantástico por medio de un ritual de sangre y sacrificios.

La dualidad se encuentra en todo el camino trazado por The Eldritch dark, donde podemos confluir la belleza y la pureza como ofrenda al maligno para obtener favores, poderes y revelaciones místicas. De esta manera el disco queda salpicado de ritos paganos, antiguas deidades, elementos astrológicos y criaturas mitológicas gracias al gusto por los miembros de la banda por las viejas películas de culto y la literatura fantástica.

La obscuridad sobrenatural se posa sobre el ambiente hasta terminar con el brillo de todo lo que existe. Las brujas y los demonios se toman de la mano para hacer un aquelarre, un rito místico en busca de poder y conocimiento de aquello que asusta, una puerta que al atravesarla nos muestra los más profundos secretos del maligno, de lo profano y de la muerte.

Canción por canción

Witchwood: la magia negra se ha postrado sobre aquel solitario pedazo del bosque. Los rituales para antiguos dioses llenan el silencio con cantos, alabanzas olvidadas, gaitas y extrañas palabras. El ritual pagano ha comenzado y no hay escapatoria, no hay a dónde huir… Una guitarra limpia realiza unos cuantos acordes para dar paso a un acompañamiento de instrumentos que logran trasmitirnos que lo que escucharemos a lo largo de la placa. Un tétrico teclado nos trasporta a esas viejas películas de terror y serie B,  para que de manera inesperada, un hard rock de sabor vintage de fácil digestión sature nuestras  bocinas. La voz de Alia O’Brien se escucha con fuerza, segura de sí misma dentro de su papel de maligna bruja. Los cambios de ritmo de la canción nos lleva en un vuelo de escoba sobre el lugar embrujado. Sobresaliente el duelo de solos de guitarra y flauta sobre un acelerado ritmo que recuerda a Black Sabath, el cual se pierde sobre frases del actor Chistopher Lee en su papel de Lord Summerisle en la película The wicker man.

Goodbye Gemini: el ritual de la separación, la bifurcación de los caminos, la obscuridad que separa el día de la noche, la palabra que divide la verdad y la mentira, el paso entre la vida y la muerte. Una invitación a dar el salto definitivo a través de la canción del luto. Sueño, hechicería y sacrificio: todos como rutas para escapar de este plano de la realidad… Poderoso single del The Eldritch dark que muestra todo lo que es Blood Ceremony: el misterioso sonido folk progresivo de la flauta transversal, el agitado ritmo de una guitarra que corre como caballo desbocado, la clara voz de Alia relatando místicas historias paganas y un coro que trae el gancho para llegar al gusto por su recuerdo al pop psicodélico de Jefferson Airplane. El video promocional nos muestra a la banda tocando en una especie de monasterio olvidado mientras se desarrolla un ritual donde dos bellas mujeres serán sacrificadas, haciendo una representación de la separación del día y la noche por medio de las máscaras que portan.

Lord Summerisle: tras las frases sueltas de Chistopher Lee en su papel de Lord Summerisle al final de “Witchwood”, era necesario hacer una rola completa sobre dicho personaje de la película inglesa The wicker man. Basada en la novela de David Pinner llamada Ritual, la película de 1973 dirigida por Robin Hardy se convirtió en un filme de culto gracias a su historia. Ella cuenta el relato del policía Neil Howie, el cual investiga la desaparición de una niña de nombre Rowan Morrison en una remota isla llamada Summerisle donde sus habitantes rinde culto a viejas deidades paganas de origen celta. Poco a poco su investigación lo lleva deducir que la joven fue raptada por la propia población para utilizarla como ofrenda en un rito para lograr buenas cosechas. Lord Summerisle es el líder de la isla y es él quien va envolviendo a Hardy en una serie de intrigas que lo orillan a realizar un acto desesperado: tomar parte de una festividad pagana ha realizarse en el lugar para encontrar a la niña Rowan. El policía forma parte de la procesión que terminaría con un sacrificio bajo una efigie de mimbre, lugar donde encuentra amarrada a la niña extraviada. Al querer salvarla, Robin es atrapado, y Lord Summerisle le dice que todo ha sido una trampa: el candidato ideal para la ofrenda mortal es él, debido a su celibato y devoción ferviente. El final es más que obvio…Rola de enigmáticos arpegios de guitarra eléctrica que mágicamente se transforman en una melancólica balada acústica cantada por Lucas Gadke, bajista de la banda, con el acompañamiento de Alia O’Brein. El sabor folk británico y escoses se respira profundamente, recordándonos a la obra de Fairport Convention, Donovan o hasta algunas canciones acústicas de Led Zeppelin compuestas en Bron-Y-Aur, una pequeña cabaña del siglo XVIII perdida en los bosques de Gales.


Ballad of the weird sisters: inspirada en Macbeth, una obra de William Shakespeare, la canción versa sobre las profecías que hacen las tres brujas o hermanas fatídicas sobre el destino del Rey de Escocia: su llegada al trono, la muerte de su predecesor y el asesinato durante un banquete. Inspiradas por el mismo demonio, los susurros de estas mujeres se dejan escuchar, sembrando la semilla de la ambición y de la codicia por medio de sangre y muerte… Canción de marcada guitarra que lleva el suave ritmo, un vals pensado para amenizar un lujoso banquete. La melodía se desenvuelve gracias a la flauta y un violín (interpretado por Ben Plotnick) para tomarnos de la mano durante el baile y presenciamos los horribles actos que buscan mantener el poder. Innegable la influencia folk de los británicos Fairport Convention y la voz de Sandy Denny, aquella que hizo dúo con Robert Plant en “The battle of evermore” incluida en el legendario Led Zeppelin IV.


Eldritch dark: un órgano se posesiona de todo a nuestro alrededor, anunciando a su paso la llegada de la obscuridad desconocida, sobrenatural, ajena a este plano de la realidad. Todo está preparado para el ritual, para recibir la sagrada sangre de la virgen, el cuchillo está postrado sobre su cuerpo. Una canción que mezcla el paganismo, la brujería y una celebración celta conocida como Imbolc, el cual es conocido en el mundo moderno occidental como el Festival del Fuego: ritual pagano de iniciación, de fertilidad, un bautizo de fuego… La atmósfera creada por Alia por medio de los teclados logra su punto más alto de este disco, donde la energía de la melodía interpretada por la guitarra y el bajo acusan de recibido la herencia de Black Sabbath. El puente medio de la canción se sumerge en una profundidad que merece llamarse doom en toda la extensión del género musical, logrando su explosión con el solo de flauta y su duelo final con el bajo.


Drawing down the moon: esta canción es una oda a Hécate, la antigua diosa que conforme el paso de los años fue asociada con la hechicería gracias a su poder de controlar la maldad entre el mundo de los vivos y el de los espíritus, lo que la relacionaría directamente con la luna, la luz y el brillo sobre la obscuridad de la noche. Esta canción no es otra cosa más que un ritual de iniciación, un bautizo de fuego que nos abre la puerta a lo místico, a lo negativo, a lo prohibido… El bajo marca una figura de notas que giran sobre si misma hasta cambiar la melodía en una escalera descendente.

Faunus: pieza instrumental que nos muestra la capacidad interpretativa de Blood Ceremony y la habilidad de Alia O’Brien en la flauta transversal. Una pequeña suite en honor al Fauno,  aquel personaje parecido a una cabra y que fue adorado como dios según la mitología romana bajo dos ideas: por un lado la naturaleza y por otro lado la profética. Relacionado con el dios Pan de los griegos, Fauno porta un instrumento de viento con el que enamora a las ninfas del bosque, haciendo referencia a un ser lascivo y salvaje. Asimismo, el Fauno está vinculado con las festividades orgiásticas dionisiacas, donde se representa a este ser como un monstruo de carácter alegre y caprichoso que invita al hombre a acercarse a sus instintos naturales.  

The magician: canción hecha a partir de la película muda The magician del director Rex Ingram que fue filmada en 1926, la cual se basó en el libro de W. Somerset Maugham del mismo título. Inspirada en la vida del famoso ocultista Aleister Crowley, la historia nos habla de un médico, mago y alquimista de nombre Oliver Haddo, quien en busca de sangre de una joven virgen para experimentos que dotaran de vida a entes inanimados, encuentra en Margaret Dauncey a la candidata ideal. Una pelea entre el bien y mal donde la mujer como objeto del deseo toma el papel principal…Unos arpegios de guitarras nos dan la bienvenida a un aquelarre donde Oliver Haddo es nuestro anfitrión. Brujas y demonios bailan alrededor de una fogata eterna donde será ofrecida la bella dama. Alia toma la voz del enfermo médico y nos confiesa sus obscuros pensamientos. Quizá está rola sea la que ejemplifique el sonido de Blood Ceremony: riffs de guitarra memorables heredados de Black Sabbath, melodías cercanas al pop psicodélico de los 60 y puentes musicales que tributan a Jethro Tull. Hacia el final de la canción se puede escuchar un tétrico piano que cambia la melodía hacia un maligno vals, símbolo de la sangre que se ofrecerá al demonio.


Les presentamos The Eldritch dark, el tercer disco de Blood Ceremony. Esta es la placa que logra la definición de estos canadienses como banda, donde el concepto se mezcla con la idea musical para lograr un círculo perfecto. Disfrútenlo...


miércoles, 1 de julio de 2015

"Goatpussy": una probada al rock desértico de Palmanana


Dentro de la ola de bandas que buscan rescatar sonidos de antaño, encontramos a Palmanana, una banda que retoma el rock desértico al puro estilo noventero de la escena de Palm Desert, Califonia de bandas como Kyuss, Fu Manchu, Nebula y Queens of the Stone Age.


La banda está conformada por un trío de chicos de Palermo, Italia. Amigos desde la infancia, estos jóvenes conformaron un grupo que lograra expresar por su gusto por el stoner en un país donde el género no es muy conocido. La cabeza de este proyecto es el baterista Giulio Scavuzzo, un chavo inquieto fanático del hard rock de los setentas (Led Zeppelin, Rush, The Doors) y del heavy metal (Motorhead, Pantera) que tras formar parte de la banda siciliana de hard blues, psicodelia y doom Elevators to the Grateful Sky y publicar su Cloud eye a principios de 2013 por medio de Transubstans Records; decide formar un nuevo grupo donde pudiera explotar su gusto por el stoner.


De esta manera, Giulio recluta a Ricardo Ingrao  y a Emanuele Tandillo. Ricardo en un chico de pequeña estatura pero gran poder vocal y gran ingenio para producir pesados riffs  y efectos sonoros a través de su guitarra eléctrica, gracias a su gusto por bandas como Wo Fat, The Mars Volta y Queens of the Stone Age. En cambio, Emanuele es un joven de largo cabello que por medio de su bajo atascado de fuzz busca reflejar su gusto por la música más espesa del corte de Electric Wizard y Sleep.

De manera independiente y, obviamente, con sus propios recursos, publicaron en diciembre de 2013 su primer disco llamado Green, un disco que mismo Palmanana han conceptualizado como "Desert-psych". Una mujer de impresionante cuerpo nos inunda la pupila al observar la portada. Uno puede sentir el sabor ácido de un viaje que mezcla el asfixiante calor del desierto y la mágica mística del cosmos, un recorrido que hace constantes referencias a la mujer como punto de referencia sexual ubicada entre cactus y estrellas. Los títulos de sus rolas son directas señales de su concepto: Cosmic cactus, Gianna Michaels, Cameltoe o Universal instant trip.


Hoy queremos compartir una de las rolas que refleja la idea musical y lírica de Palmanana: Goatpussy. Por medio de un rápido rock stoner la banda hace un plegaria a la mujer perfecta, la única. En una mezcla de ideas entre la sexualidad (pussy, vagina) y lo demoníaco (goat, la cabra como símbolo del maligno), la canción se convierte en una alabanza a lo prohibido y al deseo que emana de él. Guitarras distorsionadas, batería de fuertes remates y un bajo que insistentemente marca las notas. Un viaje sonoro que logra hacernos despegar al cosmos en una travesía alucinógena con el deseo de conquistar un anhelado orgasmo. 



lunes, 29 de junio de 2015

En versión lunática: la ácida psicodelia de "Colour your mind"


Fuera de época y rompiendo las tendencias musicales de su momento, a mediados de los 80 nació Tyrnaround, banda australiana que basó su sonido en la psicodelia más ácida de finales de los años 60. El grupo de Melbourne publicó sólo un disco y algunos EP, ya que la muerte de su líder y vocalista, Michael Philips, provocó su separación definitiva.


La única canción que posicionó en el mapa a Tyrnaround fue "Colour your mind", una composición del guitarrista Pete Fidler y que fue publicada en un EP del mismo nombre de 1986. Esta rola es un viaje lisérgico que invita al escucha  a dejar la aburrida y gris vida para transformarla en una ensoñación atascada de colores y alucinantes teclados que logran evadir la realidad.


Incluída en el disco EP Delirio Dei Sensi de 2013 publicado por Fruits de Mer Records, la banda alemana Vibravoid realizó un cover a "Colour your mind", un intento de rescatar del olvido a Tyrnaround y de tributar a una de las bandas que les han servido de influencia. Conformados por Christian Koch en las vocales y guitarra, Robert Braune en la batería y M. Lammert en el bajo y los teclados, este grupo de Düsseldorf se ha convertido en el estandarte del nuevo Krautrock en Alemania, llevando la psicodelia hasta sus últimas consecuencias.


Armados de un sonido Vox (desde amplificadores hasta guitarras modelo Continental), Vibravoid son un ácido combo que busca recuperar el pop psicodélico de los años 60 para mezclarlo con un poco de hard rock, space, garage y un ligerísimo toque stoner; reformulando lo hecho por bandas como The Seeds y su garage, Pink Floyd y los viajes alusinógenos de Syd Barret o Strawberry Alarm Clock y la estridencia de sus teclados.

Su versión a "Colour your mind" busca definir más cada uno de los instrumentos a diferencia de su versión original, que era un bloque y denso muro de sonido. Vibravoid logra convertir esta rola en un juego de colores más vívidos gracias a los efectos de fuzz y wah muy ligeros que tiene la guitarra, además de crear ambientes lisérgicos de gran definición con los teclados. El plus que encontramos por lo hecho por Vibravoid es lograr enmarcar la canción original de los 80 bajo el sabor Krautrock de principios de los 70, además de arrancarnos del suelo para lograr un despegue ácido a través de la improvisación final en los últimos segundos de la rola.




viernes, 26 de junio de 2015

“2013” de Lord 13: stoner griego que busca libertad.


Dentro de la creciente escena de stoner que existe en Grecia, una banda ha destacado a través de los años por su trabajo en los estudios de grabación y sus presentaciones como cabezas de cartel para festivales organizados por ellos mismos o como abridores para bandas reconocidas en el género y que visitaran el país helénico (Cathedral, Hawkwind, Nebula, Red Fang o Los Natas); un grupo que durante 15 años han moldeado su sonido en tributo directo a bandas clásicas (Kyuss, Sleep, Fireball Ministry o Orange Goblin); una agrupación que en base a trabajo y esfuerzos propios se ha colocado en el gusto de la gente y ha posicionado este tipo de música en su país natal: Lord 13.

En portada observamos una bella mujer sobre una enorme motocicleta, un obvio homenaje al Time travelling blues de Orange Goblin de 1998 . Alrededor de esta llamativa imagen se pueden ver los instrumentos de la banda sobre un escenario que asemeja la superficie lunar: una guitarra SG de Gibson, un pedal conectado, una batería y amplificadores Sound City y Ampeg. Sobre un panorama sideral, se puede leer el nombre de la banda y el nombre del disco: 2013.


Escuchas los primeros segundos de la placa y sabes que estás frente una banda que busca recuperar el sonido desértico al estilo de las bandas noventeras de Palm Desert, California. Una guitarra llena de fuzz nos da la bienvenida, abriendo paso a un macizo conjunto de acordes pegajosos. Contrario a lo que se podría esperar, una voz controlada y más cercana al sonido grunge nos relata el difícil momento que viven los jóvenes griegos, pero lejos de ser un disco “localista”, logra identificar a quien sea dentro del ambiente de la inconformidad y el pesimismo derivado de un entorno social, político, económico y, sobretodo, anímico.

¿Pero quién carajos son estos tipos?

En 1999, un grupo de amigos en Atenas, Grecia se juntaron para tocar covers de sus bandas favoritas. Poco a poco fueron conformando un árido y grave sonido que los identificara como banda sobre las demás, pero ante la difícil situación económica de su país tuvieron que hacerse de sus propios medios para construir un estudio de grabación, fundar una disquera (Faster Louder) y empezar a publicar sus trabajos. Tras la grabación de dos demos, en 2006 presentaron su disco debut con el cual recibieron excelentes críticas dentro de su país, pero no fue hasta con 2013, su segunda placa, lograron atraer los reflectores de otras partes del mundo.


Tras 15 años desde que se creó Lord 13, su formación ha permanecido intacta hasta el día de hoy: Dee en el bajo exacto y pesado amplificado por medio de un combo Ampeg, Costas en la poderosa y rudimentaria batería, John en las densas guitarras llenas de fuzz amplificadas a través de un viejo Sound City de bulbos modelo 1969 y Jim en las vocales que intentan imitar la voz ahogada o amarrada de John García de Kyuss, pero con un color cercano al Chris Cornell de Soundgarden o al de Eddie Vedder de Pearl Jam,


El sonido de Lord 13 gira alrededor de una extraña mezcla de distintas vertientes del rock en los 90: el stoner californiano (Kyuss, Fu Manchu), el hard rock (Orange Goblin y Monster Magnet) y el grunge (Soundgarden). Al juntar estos diferentes sonidos, la banda adquiere una personalidad propia de fuerza, velocidad y unidad.

El concepto

Ante la crisis económica en su natal Grecia, y con el apoyo de su amigo Ben Ward (vocalista de Orange Goblin), Lord 13 grabó durante 2011 su segundo disco en los estudios Pulse de Londres, Inglaterra. Teniendo a su alcance un mejor equipo, la producción del disco buscaría alcanzar dos objetivos: por un lado construir un sonido más cercano al de las bandas que admiraban, y por el otro crear un ambiente ideal que sirvieran de telón de fondo para las ideas que buscaban trasmitir.


2013 es un disco que plantea varias opciones para expresar lo que pasa con la inconformidad que existe en los jóvenes, habla sobre las cadenas que frenan el pensamiento, la acción y el deseo. Ahora es el momento de despertar, de sacudirse las ataduras y de rescatar el libre albedrío. La sociedad, el sistema, la familia y los valores quedarán vapuleados tras la crítica cada rola; sin embargo, todo queda ahora en manos del individuo alcanzar realmente ese rompimiento que le permita reconstruirse y encontrar nuevos caminos.


La portada del disco es una representación simbólica de ese anhelo de liberación que se persigue, y lo logra gracias a los elementos que se presentan en ella: la libertad física y la imagen de la motocicleta (rebeldía y velocidad en los caminos polvorientos), la libertad mental y la imagen de los instrumentos musicales (el escape de las ideas por medio de la música) y la libertad sexual con la imagen de la mujer (el elemento sensual que remite a la satisfacción de la libido).

¿Por qué nombrar a su disco 2013 si la placa fue grabada y publicada en 2011? Si comprendemos esta producción como una invitación para buscar la libertad, la idea de un futuro sin cadenas debe de llegar lo más pronto posible, como si se tratara de un mañana próximo, algo que no se debe posponer por mucho tiempo.

Canción por canción

Fire: todo está cambiando a nuestro alrededor y esos cambios buscan meterse en nuestra cabeza como si ésta fuera una caja negra. Sin embargo, cambiar no significa que será para mejor. Un cambio, un giro, una transformación no siempre logrará alejarnos del peligro, de la perdición, del fuego… Un riff de guitarra ahogado en fuzz nos invita a comenzar un escape hacia algo que nos quiere devorar y que no deseamos que nos atrape. Rock de sonido stoner pero de sentimiento acelerado. La lírica pone en duda las voces que piden una revolución, pero que a la vez no lograrán encontrar una salida al problema. La voz de Jim logra imponer paciencia ante el caos que se avecina por el cambio.


Love and hate: el tiempo corre rápidamente hasta rebasarnos y hasta ha alcanzado el mañana. Este es el momento de pedir ayuda antes de ahogarse en un mar de arrepentimientos y disculpas. Volteamos hacia atrás y nos damos cuenta que sólo queda el amor, el odio y las sonrisas que hemos dado, los sueños que hemos alcanzado y las palabras que hemos dicho para encontrarnos a nosotros mismos. … Aprovechando el eco final de la rola anterior, las guitarras marcan temerosamente algunas notas hasta que se deciden a marcar un ritmo stoner muy en la escuela de Kyuss. El solo de guitarra con wah suena bajo cortes de ritmo que rompen la monotonía de la melodía, sacudiendo al escucha. Finalmente, la melodía va ascendiendo en una carrera loca muy difícil de alcanzar. Uno de los mejores momentos del disco.

Get you hide: hay mujeres que roban totalmente la mente de los hombres, una sonrisa y cae rendidos a sus pies. La pasión y el amor se convierte en una droga, una que hace volar la cabeza hasta alturas insospechadas… Continuación sonora de Love and hate donde se destaca la unidad de los instrumentos para convertirse en un muro de sonido, el cual se rompe hacia el final de la canción debido al enfrentamiento de notas secas contra el riff de guitarra.


Off the edge: el sistema nos satura con sus conceptos con la intención de cercar nuestras ideas. La presión se hace más fuerte cada día hasta llevarnos al límite. ¿Hasta dónde aguantaremos? … Tenue rasgueos de guitarra en delay que choca nuevamente contra un bloque sonoro muy compacto, como si quisiera representar el enfrentamiento del individuo contra un mundo reacio a él. A la mitad de la rola escuchamos un puente de percusiones que logra dejarnos al borde de un abismo, hasta que entra el solo de guitarra que nos anima a intentar saltarlo.

Free: una oda al intento por romper las cadenas que atan al individuo, por alcanzar la liberación de una mente abrumada. La libertad no sólo debe de ser física, debería también de ser interna… A base de tamborazos a destiempo se construye un alocado y agitado rock stoner. La guitarra marca los tiempos a base de notas ásperas mientras su solo explora las posibilidades del pedal wah. En algunos momentos podemos escuchar algunas voces en off, lo que ayuda a crear la idea de las voces que escuchamos en nuestro interior.


The warning: el poder del sexo y la pasión tiene dos caras: por un lado es una cadena que nos arrastra a las más bajas pasiones hasta llevarnos a la perdición, y por otro puede ser la llave que nos libere el cuerpo y la mente. La advertencia está hecha, ahora el individuo se arriesga al caer en sus redes… Rola de ritmo constante como si mantuviéramos una misma velocidad sobre alguna carretera que cruce alguna zona desértica. Hacia el final de la canción nos encontramos con un puente de notas cortantes y que rompen el ritmo inicial, hasta que encuentra su remate por medio de un juego de notas en escala pentatónica.

Grind it: la lucha ha sido muy difícil por encontrarla. En el esfuerzo por alcanzarla, se ha perdido todo. Las voces se levantan para advertirnos los peligros por esta búsqueda, pero no importa, el intento continuará hasta lograrlo. Pero ¿de qué estamos hablando? ¿qué estamos persiguiendo? ¿una mujer? ¿la libertad? … El riff de guitarra toma el control sobre el juego de notas pentatónicas, cercanas al final de The warning. El ritmo se acelera y nos trea a la mente la imagen de una motocicleta que corre sobre el caliente asfalto. Hacia la mitad de a canción, un resgueo de tímida guitarra en delay sirve de base para arrancar un viaje ácido que sube a alturas insospechadas.

Wicked thing: los ojos se ha abierto para reclamar el futuro propio, es el momento de despertarse y luchas contra lo perverso que está a nuestro alrededor. Hemos interpretado las señales y ahora tenemos la oportunidad de abrir la puerta para cruzarla y alcanzar la liberación de nuestra mente… La fuerza está en la unión, y Lord 13 lo busca reflejar en esta rola. Los instrumentos al unísono construyen una inflanqueable muralla sonora de paso sostenido, que cerca del final, se acelera para alcanzar su objetivo: la libertad. En esta rola participa el mismísimo Ben Ward,  vocalista de Orange Goblin.

Make it with you: una súplica por otra oportunidad, un ruego para reconstruir lo perdido, el deseo por alcanzar los sueños… Una rola stoner acelerada que heredaría 1000mods,  la también banda griega muy cercana al sonido de Lord 13. El juego de notas descendentes que conforman el coro, hacen referencia al deseo por no caer y mantener el vuelo metafórico.


Keep on riding: la pasión y la lujuria posee al cuerpo y a la mente del individuo, la única forma de liberarlas es saciando la necesidad imperiosa. Aquí está la invitación para hacerlo… Manteniendo el ritmo acelerado con sonido árido, esta rola es una desenfrenada carrera que nuevamente se enfrenta a un puente que rompe la velocidad y cae en un viaje ácido. En su video podemos ver a la banda tocar mientras un par de “mujeres de la calle” bailan entre grúas y maquinaria pesado de un tiradero de autos al ritmo de la rola.


Not over: una vez liberadas las ataduras, el cuerpo se suelta y descubre nuevas posibilidades, nuevas formas y nuevas experiencias. Ahora estamos hasta arriba, y no hay regreso… Quizá ésta sea la rola más stoner del 2013. Un verdadero viaje ácido muy largo que sin freno sube hasta la pérdida de la consciencia. El fuzz, el reverb y demás efectos sonoros toman el control para no permitir la caída. Las guitarras son obra de John y de S-Fx como invitado especial. El video que fue grabado en 2013,  muestra a un individuo meterse cocaína, mariguana, pastillas y alcohol para lograr un fuerte viaje, el cual lo lleva a un acelerado paseo en motocicleta sobre una carretera que cruza el desierto.


Walking in sin: ¿quién determina lo es malo o bueno? Los hombres viven sobre reglas morales que chocan directamente con su forma de pensar, y al encontrarse en contradicción, su movimiento queda frenado. En el momento que acepte sus acciones y pensamientos independiente a las estructuras establecidas, el hombre podrá caminar nuevamente… A forma de bonus track, la última pista del 2013 es una rolita acústica que logra el bajón tras el viaje ácido de Not over. Aquí podemos oír percusiones hindúes y una flauta para permitir otro escape mental al escucha, rompiendo totalmente el sonido del disco. En su video podemos observar a la banda paseando por la zona roja de Atenas mientras aparecen escenas de una mujer “de dudosa reputación” realizando una especie de “limpia” ante su vida llena de pecados.



Aquí está 2013 de Lord 13, un disco equilibrado entre su sonido y sus líricas. El mensaje es claro, pero por si quedara alguna duda, la banda se libera del mercantilismo y el afán de lucro al permitir la descarga gratuita del disco desde su página oficial. Les dejamos el link y el disco completo para escucharlo desde YouTube.


miércoles, 24 de junio de 2015

Electric Zoo: Rock revival hebreo



Cuando hablamos del Estado de Israel pensamos en medio oriente, judíos, guerras, ataques terroristas y tierras sagradas para diferentes religiones, pero muy pocas veces pensamos en su música y menos en el rock. Sin embargo, desde 2010 se fue conformando una pequeña escena independiente de bandas roqueras en la ciudad de Tel-Aviv, de las cuales sobresale Electric Zoo.

Así como lo ha hecho Parker Griggs con su Radio Moscow, Electric Zoo es el nombre del proyecto musical del guitarrista y vocalista Gal Davidson, quien recluta a músicos de la escena israelí para cristalizar sus ideas en los escenarios. De esta manera, Davidson tiene desde 2011 componiendo rolas y moldeándolas en las presentaciones que hacen por todas las tierras judías.


Gracias a la inquietud de los músicos de dicha escena y al apoyo de la estación de radio Kol Hacampus 106 FM, se conformó la pequeña disquera HaRaKe con la intención de editar copias físicas de las sesiones de las bandas hechas en la propios estudios de grabación de la radiodifusora. Fue así que en marzo de 2013 se presentó Diamonds in the sand de Electric Zoo, un espectacular combo de rock revival que nos muestra el poder del movimiento musical hebreo.


El disco es una definida combinación del rock psicodélico de The Jimi Hendrix Experience y el hard blues de Cream, la cual es aderezada con tintes de jazz y funky. 12 canciones que se van como agua entre las manos bajo el calor asfixiante del desierto, donde las imágenes de las líricas versan sobre la mujer y paisajes ácidos. Y si ésto fuera poco, la voz de Gal Davidson logra transportarnos a la época de la explosión psicodélica gracias a la cercanía de su color con el de Jack Bruce (bajista de Cream) y el de Greg Lake (bajista de King Crimson y de Emerson, lake and Palmer).

Para este disco, Davidson se hace acompañar por Yuval Gesser en los teclados y el bajo Gibson EB-3, además de Amir Steinberg en la batería, quienes fueron la primera encarnación de Electric Zoo. Tras la publicación del disco, dichos músicos salieron y fueron sustituidos por Eric Harosh en el bajo y Yuval Garin en la batería. 


Dentro de las 12 joyas sacadas del desierto, rescatamos una que conjuga todos los sonidos contenidos en esta placa: "Ice Cream". Esta es una rola llena de figuras de guitarra que mezcla hard rock y funky muy al estilo de Hendrix, pero que termina explotando en juegos de fuzz y pedal wah. Enfundado en su Fender Stratocaster, Davidson nos lleva a un mágico paseo donde la letra se convierte en una plegaria para recuperar el amor perdido.


Les dejamos esta pequeña maravilla que muestra precisamente las sesiones de grabación del disco en la Kol Hacampus 106 FM, y como bonus, les compartimos la página oficial de HaRaKe, la cual contiene descargas gratuitas de las bandas de su pequeño catálogo, incluidos obviamente los Electric Zoo.




lunes, 22 de junio de 2015

En versión lunática: "Working man" de Rush y el stoner de Suplecs.


En el año de 1974 comenzó a escucharse frecuentemente en las estaciones de radio de FM una larga rola de riff de guitarra pesado e insistente. "Working man" era la carta de presentación de Rush, la banda canadiense que logró colocarse en el gusto de la gente por el hard rock y la calidad interpretativa de sus integrantes. 

Rush grabó su disco homónimo en Toronto, Canadá bajo las condiciones de grabación que tuvieron a su alcance: aprovechando los bajos costos de los estudios en los horarios nocturnos y con una grabadora multitrack de 8 canales. Con sólo 3,500 copias bajo el brazo, Rush lanzó su placa y poco a poco se fue ganando espacio radial, pero no fue que hasta una disc jockey de Cleveland, Donna Halper, la programó constantemente en la WMMS, logrando que la gente solicitara telefónicamente la transmisión de la canción de la manera insistente. Gracias a ello, los ejecutivos de Mercury Records les ofrecieron la re-edición del disco, lo cual se hizo con una nueva mezcla de las cintas originales con la intención de mejorar su sonido.


Rush estaba conformada por la potente y aguda voz de Geddy Lee, un gran bajista influenciado por gente como Jack Bruce de Cream, John Entwistle de The Who y Chris Squire de Yes. La guitarra estaba a cargo de Alex Lifeson, quien tenía como ídolos a Hendrix, a Clapton y Page. Finalmente, el baterista era John Rutsey, un chico con gran potencia e idea rítmica que tuvo que dejar el barco a un mes de comenzar la gira de promoción de la placa debido a la diabetes tipo 1 que padecía.


"Working man" es una poderosa canción que habla de la dura vida del obrero en las fábricas, el cual no tiene más vida que su pesado trabajo y sus deseos por disfrutar sus pocos minutos de ocio gracias a una fría cerveza. La rola se distingue por su estructura sonora de power-trío de herencia directa del hard blues y psicodelia de bandas como Blue Cheer, Cream y Led Zeppelin. Dos espectaculares solos de guitarra de Lifeson desarrollados sobre el libre estilo de Lee y la fuerza de Rutsey fueron la fórmula perfecta para el éxito y el reconocimiento.



En 2002, una disquera de rock stoner de Detroit, Small Stone Records decidió lanzar un compilado de covers a rolas clásicas del rock setentero en manos de las bandas de su catálogo. El disco se tituló Sucking the 70's y contaba con grupos como Five Horse Johnson, Clutch, Los Natas y Black NASA. Un combo ácido y pesado de rolas clásicas que son un manjar para los fanáticos de este tipo de música.

Dentro de este gran disco, una de las versiones sobresale de las demás: el clásico de Rush, "Working man", en la interpretación de Suplecs. Con fuerte distorsión, tonos graves y potentes voces, la rola se convierte en un genial muro sonoro stoner que hace lucir a la banda originaria de New Orleans.


La batería de Andrew Preen mantiene el fuerte ritmo sin romper la rola. El bajo de Danny Nick respeta lo hecho en la versión original de Geddy Lee, pero logra desarrollar su estilo propio gracias a la densa y fumada improvisación del momento climático de la canción. Finalmente, es necesario resaltar el solo de guitarra logrado por Durel Yates: un duelo de guitarras sobrepuestas en doble track muy al estilo de Black Sabbath, pero con un sabor stoner que logra hacer despegar del suelo a cualquiera.

Suplecs fue una banda muy activa durante la primera década de este siglo, sin embargo, desde su último disco publicado en 2011 (Mad Oak Redoux), sólo han tocado en un puñado de ocasiones dentro de las pequeñas giras que organiza su disquera y como teloneros de The Sword.

Aquí les dejo su versión a "Working man", un tributo stoner que no defraudará a los fans de Rush...