El provocador sonido de
la flauta se deja escuchar, que como en la historia recuperada por los hermanos
Grimm sobre aquel músico errante que llega a Hamelín, caemos como hipnotizados ante
una extraña y mágica melodía sin remedio. Probablemente el místico ritmo haya
sido inventado por el mismísmo Pan, aquella deidad griega de naturaleza salvaje
y sexual que con su instrumento de viento enamoraba ninfas en los bosques.
Quizá sea un Fauno, aquel espíritu profético del bosque que en sus oráculos
creaba apariciones espectrales y sonidos terroríficos…
Abrimos los ojos y
nuestra mirada se postra sobre un dibujo parecido a las pinturas hechas en Medievo
y que muestra un grupo de demonios asediando a unas personas mientras unos
seres zoomorfos los observan desde las alturas. Esta es la portada del The Eldritch dark de la banda canadiense
Blood Ceremony publicado por Rise Above Records en 2013, un grupo que logra reunir en
un mismo lugar el misticismo pagano y el doom del corte más cercano a la psicodelia
de finales de los años 60.
A través de mágicas
historias del pasado y obscuras películas sobre sacrificios rituales, Blood
Ceremony crea melodías que bien les pudieran servir de soundtrack. Brujería,
ritos satánicos y ceremonias paganas son narradas por medio de un sonido
vintage heredado de dos vertientes: por un lado la acidez de una psicodelia
insipiente de bandas como Jefferson Airplane y The Big Brother and the Holding
Company, y por otro la crudeza de las melodías cambiantes de riffs de guitarra
arriesgados basados en el siniestro sonido del tritono (Si bemol, la nota del
diablo) de bandas como King Crimson, Black Sabbath y Jethro Tull. Al escuchar a
los canadienses, nos vendrá a la mente el sonido psicodélico de Purson, el
retro de Jess and the Ancients Ones o el metalero de The Devil’s Blood, pero
Blood Ceremony lograr establecerse con un sonido propio dentro de la ola de
bandas de hard rock con mujeres en las vocales.
Teclados, guitarras,
bajo y percusiones unidas en una danza maligna gracias a una flauta transversal
que nos toma por asalto. Rendidos ante el hipnótico sonido y las misteriosas
líricas, sólo queda soltar las amarras para ahogarse en un plácido viaje hacia
las profundidades de lo desconocido, lo obscuro y lo misterioso.
¿Pero
quién carajos son estos tipos?
Blood Ceremony es una
banda nacida en Toronto, Canadá. Al ser una de las principales ciudades del
norte del continente, y por su cercanía con Estados Unidos, la influencia por
la cultura anglosajona es irrenunciable. En un mercado musical inundado de la
música americana y británica, nació esta banda en un intento de hacer sus
propias composiciones a partir de su propio gusto por grupos de hard rock que
escucharon durante su adolescencia.
La cabeza pensante de
los canadienses es Sean Kennedy, un guitarrista de gran manufactura e
imaginación fértil, que a partir de los conceptos musicales de su gran héroe,
Tony Iommi de Black Sabbath, construye melodías para “musicalizar” viejas
leyendas y películas mudas de historias mórbidas. Asimismo, él mismo escribe
todas las letras de las canciones de la banda bajo el mismo concepto: dar voz a
los personajes de aquellas películas, intentando meterse en la mente de esos
personajes misteriosos que están fuera de la normalidad moderna.
Sin embargo, quien
tiene el papel preponderante en los escenarios es Alia O’Brien. Mujer de
extraña belleza, que cual mística bruja, inunda el escenario con su presencia.
Ella pone la voz a las líricas escritas por Kennedy, lo que produce una extraña
contradicción: aunque las letras hagan hablar a hombres y demonios sedientos de
sangre de vírgenes, una mujer nos relata las lúgubres historias. Su voz
recuerda directamente a la de Grace Slick de la banda californiana de Jefferson
Airplane mezclada con la de Marianne Faithfull, aunque logra despuntar hasta
dejar un sello propio. Así mismo, Alia crea las tétricas atmósferas por medio
de los teclados y órganos, pero quizá su aportación más importante en el sonido
de Blood Ceremony es la interpretación de la flauta transversal, que bajo el
indudable sabor a Ian Anderson de Jethro Tull, logra transportarnos a épocas
tan remotas como el medievo, el barroco o el siglo XVIII.
El encargado de
completar las densas atmósferas creadas por las composiciones de Kennedy es
Lucas Gadke, un bajista que lograr demostrar sus habilidades a la menor
provocación. Y por si fuera poco, Gadke ayuda a Alia con las voces de soporte,
o como en el caso de la rola “Lord Summerisle”, hace dúo con ella además de
escribir parte de la letra. Desde que grabó el disco Living with the ancients de 2011, el bajista se ha vuelto parte
fundamental de la banda.
Finalmente, en 2013 se
unió a Blood Ceremony el baterista de origen latino Michael Carrillo, un músico
que logró desarrollar su destreza para complementar el sonido del grupo,
alcanzando una excelente mancuena con Gadke en el soporte rítmico de la banda.
Para la grabación del The Eldritch dark, se contó con la
producción de Ian Blurton y con la masterización de una leyenda como Nick
Blagona, quien ha trabajo con gente del nivel de Deep Purple, Rainbow y
Chicago. Utilizando los estudios de ProGold en su natal Toronto, Blood Ceremony
logró plasmar la acidez psicodélica, la obscuridad del folk británico y la
fuerza del hard rock de principios de los setenta para crear a su vez un sonido
propio.
El
concepto
The
Eldritch dark es un disco donde confluyen todas las
obsesiones musicales y líricas de Sean Kennedy, guitarrista de la banda.
Podemos escuchar relatos sobre brujas, entes demoniacos, sacrificios humanos
para dioses paganos y misas negras. Sin embargo, las líricas de esta serie de
canciones buscan un objetivo muy claro: ser una puerta hacia la obscuridad
sobrenatural, un paso hacia lo mágico y una ruta hacia lo fantástico por medio
de un ritual de sangre y sacrificios.
La dualidad se
encuentra en todo el camino trazado por The
Eldritch dark, donde podemos confluir la belleza y la pureza como ofrenda
al maligno para obtener favores, poderes y revelaciones místicas. De esta
manera el disco queda salpicado de ritos paganos, antiguas deidades, elementos astrológicos
y criaturas mitológicas gracias al gusto por los miembros de la banda por las
viejas películas de culto y la literatura fantástica.
La obscuridad
sobrenatural se posa sobre el ambiente hasta terminar con el brillo de todo lo
que existe. Las brujas y los demonios se toman de la mano para hacer un
aquelarre, un rito místico en busca de poder y conocimiento de aquello que
asusta, una puerta que al atravesarla nos muestra los más profundos secretos
del maligno, de lo profano y de la
muerte.
Canción
por canción
Witchwood:
la magia negra se ha postrado sobre aquel solitario pedazo del bosque. Los
rituales para antiguos dioses llenan el silencio con cantos, alabanzas
olvidadas, gaitas y extrañas palabras. El ritual pagano ha comenzado y no hay
escapatoria, no hay a dónde huir… Una guitarra limpia realiza unos cuantos
acordes para dar paso a un acompañamiento de instrumentos que logran trasmitirnos
que lo que escucharemos a lo largo de la placa. Un tétrico teclado nos
trasporta a esas viejas películas de terror y serie B, para que de manera inesperada, un hard rock
de sabor vintage de fácil digestión sature nuestras bocinas. La voz de Alia O’Brien se escucha
con fuerza, segura de sí misma dentro de su papel de maligna bruja. Los cambios
de ritmo de la canción nos lleva en un vuelo de escoba sobre el lugar
embrujado. Sobresaliente el duelo de solos de guitarra y flauta sobre un
acelerado ritmo que recuerda a Black Sabath, el cual se pierde sobre frases del
actor Chistopher Lee en su papel de Lord Summerisle en la película The wicker man.
Goodbye
Gemini: el ritual de la separación, la bifurcación de los
caminos, la obscuridad que separa el día de la noche, la palabra que divide la
verdad y la mentira, el paso entre la vida y la muerte. Una invitación a dar el
salto definitivo a través de la canción del luto. Sueño, hechicería y
sacrificio: todos como rutas para escapar de este plano de la realidad… Poderoso
single del The Eldritch dark que
muestra todo lo que es Blood Ceremony: el misterioso sonido folk progresivo de
la flauta transversal, el agitado ritmo de una guitarra que corre como caballo
desbocado, la clara voz de Alia relatando místicas historias paganas y un coro
que trae el gancho para llegar al gusto por su recuerdo al pop psicodélico de
Jefferson Airplane. El video promocional nos muestra a la banda tocando en una
especie de monasterio olvidado mientras se desarrolla un ritual donde dos
bellas mujeres serán sacrificadas, haciendo una representación de la separación
del día y la noche por medio de las máscaras que portan.
Lord
Summerisle: tras las frases sueltas de Chistopher Lee en su
papel de Lord Summerisle al final de “Witchwood”, era necesario hacer una rola
completa sobre dicho personaje de la película inglesa The wicker man. Basada en la novela de David Pinner llamada Ritual, la película de 1973 dirigida por
Robin Hardy se convirtió en un filme de culto gracias a su historia. Ella
cuenta el relato del policía Neil Howie, el cual investiga la desaparición de
una niña de nombre Rowan Morrison en una remota isla llamada Summerisle donde
sus habitantes rinde culto a viejas deidades paganas de origen celta. Poco a
poco su investigación lo lleva deducir que la joven fue raptada por la propia
población para utilizarla como ofrenda en un rito para lograr buenas cosechas.
Lord Summerisle es el líder de la isla y es él quien va envolviendo a Hardy en
una serie de intrigas que lo orillan a realizar un acto desesperado: tomar
parte de una festividad pagana ha realizarse en el lugar para encontrar a la
niña Rowan. El policía forma parte de la procesión que terminaría con un
sacrificio bajo una efigie de mimbre, lugar donde encuentra amarrada a la niña
extraviada. Al querer salvarla, Robin es atrapado, y Lord Summerisle le dice
que todo ha sido una trampa: el candidato ideal para la ofrenda mortal es él,
debido a su celibato y devoción ferviente. El final es más que obvio…Rola de
enigmáticos arpegios de guitarra eléctrica que mágicamente se transforman en
una melancólica balada acústica cantada por Lucas Gadke, bajista de la banda,
con el acompañamiento de Alia O’Brein. El sabor folk británico y escoses se
respira profundamente, recordándonos a la obra de Fairport Convention, Donovan
o hasta algunas canciones acústicas de Led Zeppelin compuestas en Bron-Y-Aur,
una pequeña cabaña del siglo XVIII perdida en los bosques de Gales.
Ballad
of the weird sisters: inspirada en Macbeth, una obra de William Shakespeare, la canción versa sobre
las profecías que hacen las tres brujas o hermanas fatídicas sobre el destino
del Rey de Escocia: su llegada al trono, la muerte de su predecesor y el
asesinato durante un banquete. Inspiradas por el mismo demonio, los susurros de
estas mujeres se dejan escuchar, sembrando la semilla de la ambición y de la
codicia por medio de sangre y muerte… Canción de marcada guitarra que lleva el
suave ritmo, un vals pensado para amenizar un lujoso banquete. La melodía se
desenvuelve gracias a la flauta y un violín (interpretado por Ben Plotnick)
para tomarnos de la mano durante el baile y presenciamos los horribles actos
que buscan mantener el poder. Innegable la influencia folk de los británicos
Fairport Convention y la voz de Sandy Denny, aquella que hizo dúo con Robert
Plant en “The battle of evermore” incluida en el legendario Led Zeppelin IV.
Eldritch
dark:
un órgano se posesiona de todo a nuestro alrededor, anunciando a su paso la
llegada de la obscuridad desconocida, sobrenatural, ajena a este plano de la
realidad. Todo está preparado para el ritual, para recibir la sagrada sangre de
la virgen, el cuchillo está postrado sobre su cuerpo. Una canción que mezcla el
paganismo, la brujería y una celebración celta conocida como Imbolc, el cual es
conocido en el mundo moderno occidental como el Festival del Fuego: ritual
pagano de iniciación, de fertilidad, un bautizo de fuego… La atmósfera creada
por Alia por medio de los teclados logra su punto más alto de este disco, donde
la energía de la melodía interpretada por la guitarra y el bajo acusan de
recibido la herencia de Black Sabbath. El puente medio de la canción se sumerge
en una profundidad que merece llamarse doom en toda la extensión del género
musical, logrando su explosión con el solo de flauta y su duelo final con el
bajo.
Drawing
down the moon: esta canción es una oda a Hécate, la
antigua diosa que conforme el paso de los años fue asociada con la hechicería
gracias a su poder de controlar la maldad entre el mundo de los vivos y el de
los espíritus, lo que la relacionaría directamente con la luna, la luz y el
brillo sobre la obscuridad de la noche. Esta canción no es otra cosa más que un
ritual de iniciación, un bautizo de fuego que nos abre la puerta a lo místico,
a lo negativo, a lo prohibido… El bajo marca una figura de notas que giran
sobre si misma hasta cambiar la melodía en una escalera descendente.
Faunus:
pieza instrumental que nos muestra la capacidad interpretativa de Blood
Ceremony y la habilidad de Alia O’Brien en la flauta transversal. Una pequeña
suite en honor al Fauno, aquel personaje
parecido a una cabra y que fue adorado como dios según la mitología romana bajo
dos ideas: por un lado la naturaleza y por otro lado la profética. Relacionado
con el dios Pan de los griegos, Fauno porta un instrumento de viento con el que
enamora a las ninfas del bosque, haciendo referencia a un ser lascivo y
salvaje. Asimismo, el Fauno está vinculado con las festividades orgiásticas
dionisiacas, donde se representa a este ser como un monstruo de carácter alegre
y caprichoso que invita al hombre a acercarse a sus instintos naturales.
The magician: canción hecha a partir de la película muda The magician del director Rex Ingram que
fue filmada en 1926, la cual se basó en el libro de W. Somerset Maugham del
mismo título. Inspirada en la vida del famoso ocultista Aleister Crowley, la
historia nos habla de un médico, mago y alquimista de nombre Oliver Haddo,
quien en busca de sangre de una joven virgen para experimentos que dotaran de
vida a entes inanimados, encuentra en Margaret Dauncey a la candidata ideal.
Una pelea entre el bien y mal donde la mujer como objeto del deseo toma el
papel principal…Unos arpegios de guitarras nos dan la bienvenida a un aquelarre
donde Oliver Haddo es nuestro anfitrión. Brujas y demonios bailan alrededor de
una fogata eterna donde será ofrecida la bella dama. Alia toma la voz del
enfermo médico y nos confiesa sus obscuros pensamientos. Quizá está rola sea la
que ejemplifique el sonido de Blood Ceremony: riffs de guitarra memorables
heredados de Black Sabbath, melodías cercanas al pop psicodélico de los 60 y
puentes musicales que tributan a Jethro Tull. Hacia el final de la canción se
puede escuchar un tétrico piano que cambia la melodía hacia un maligno vals,
símbolo de la sangre que se ofrecerá al demonio.
Les presentamos The Eldritch dark, el tercer disco de Blood Ceremony. Esta es la placa que logra la definición de estos canadienses como banda, donde el concepto se mezcla con la idea musical para lograr un círculo perfecto. Disfrútenlo...
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