Desde hacía algunos
años, ya sea en medios especializados o en aquellos blogs que inundan la red, una banda de Islandia estaba haciendo mucho ruido. Las
recomendaciones eran inevitables y la búsqueda de su música comenzaba a ser
obligatoria para aquellos que gustan del hard rock con reminiscencias de lo
hecho en los años 70. Así fue como nos encontramos con The Vintage Caravan, un
power trio que a fuerza de sus
energéticas presentaciones y a su calidad musical se ha ganado un espacio en el
cada día más competitivo mundo del rock con sabor retro.
Originarios de
Álftanes, una pequeña población ubicada
en la bahía humeante de fuentes termales y geisers donde también está la
capital Reikiavik, este trío de muchachos comenzaron a tocar hasta que la necesidad
de expresar sus propias ideas se dieron a la tarea de escribir su propia
música. Con dos producciones hechas a través de Sena, un sello discográfico
local, The Vintage Caravan se dieron a conocer en su local Islandia y
comenzaron a ser escuchados en otras partes de Europa; pero no fue hasta que
los firmó Nuclear Blast en 2014, el grupo logró despegar y ha ser conocidos en
otras partes del mundo.
Y gracias precisamente
a esta firma, tenemos en nuestras manos la redición del segundo disco de The
Vintage Caravan, una obra de potencia musical y grandes letras que invitan a un
viaje ácido con un rock pesado del que presumen otras bandas y que al final
terminan careciendo. Nos subimos a una antigua carroza que es arrastrada por un
par de osos polares para comenzar un fuerte viaje a través del cosmos y la
mente de un tercio de chicos que buscan divertirse y hacer excelente música.
¿Pero
quién carajos son estos tipos?
Uno podría pensar que
estar en una pequeña población dentro de una enorme bahía de una remota isla
volcánica podría ser factor para estar alejados del mundo. Sin embargo, un par
de adolescentes se encontraron este extraño lugar de lava petrificada y frío
constante para conocer música y comenzar a componer. Óskar Logi Águstsson y
Gudjón Reynisson coincidieron en la escuela y descubrieron en el rock un punto
de encuentro que logró despertar sus anhelos de tocar y de llenar auditorios.
Tras cuatro años de aprendizajes y trabajo arduo, lograron publicar The Vintage Caravan en 2011, lo que les
aseguró difusión en su país y mayores compromisos con su proyecto.
Óskar es un frontman en
toda la extensión de la palabra. Además de componer las líricas de todas las
canciones de la banda, él es el guitarrista y el vocalista. Muchacho de largo y
lacio cabello con gran carisma en el escenario, quien termina bailando en el
escenario emulando a Mark Farner de Grand Funk Railroad, pero que su forma
melódica recuerda a Ian Guillan de Deep Purple. Armado con una Gibson Les Paul,
Óskar inunda el escenario de riffs y notas que demuestran su calidad
interpretativa, pero quizá lo que destaque más sea su fértil imaginación para
crear atmósferas melódicas acompañadas de mágicas líricas.
Como compañero en este
viaje, Gudjón sirve de soporte, de fuente de poder y de empuje. Baterista de
gran fuerza y figuras originales que beben directamente del hard rock y el
progresivo de los años setenteros. En contraste a su cara de niño, Gudjón llena
el escenario de tambores y ritmos que han logrado llamar la atención de
diferentes bandas enamoradas del sonido vintage. Remates, acompañamientos y
juegos que complementan el universo paralelo de Óskar.
No fue hasta 2012 y
buscando alguien que pudiera redondear el concepto de la banda, que Óskar y
Gudjón decidieron cambiar de base de operaciones a Reikiavik, preparar su
segundo disco y cambiar de bajista. Así fue que encontraron a Alexander Örn
Númason, chico citadino que traía en sus venas la fuerza metalera y que en The
Vintage Caravan tiene la oportunidad de explotar. Y la verdad es que Alex no se
contenta con ser sólo un apoyo melódico de Óskar, sino tiene la capacidad de
crear sus propias figuras hasta abrir un espacio para hacer solos y lucirse en
el escenario.
Estos son los miembros
de The Vintage Caravan que grabaron el Voyage
en 2012, y que tras dos años de presentaciones y giras, lograron llamar la
atención de los ejecutivos de Nuclear Blast para obtener mayor promoción, una
reedición de este disco y la posibilidad de entrar nuevamente a los estudios de
grabación.
El
concepto
The Vintage Caravan es
un trío de jóvenes, que apenas con 18 años, entraron a los Studio Reflex para grabar su segundo
disco, el primero en estudios profesionales y con el reto de forjar un sonido
propio como banda al incorporar a un nuevo bajista. Con la supervisión técnica,
producción y mezcla de Flexi, la banda arrancó su Voyage, disco que literalmente los elevó hasta las estrellas, más allá de
las referencias oníricas y la acidez de sus letras.
Fue así que Óskar Logi
Águstsson se apresuró a componer líricas con una idea muy fija en su mente: describir qué es lo que pasa por el interior
de un joven músico que desea hacer un paseo por su mente a través de drogas
alucinógenas, con la intención de encontrarse a sí mismo y experimentar nuevas
sensaciones que lo transporte a otros universos. Expandiendo las posibilidades, Óskar no
sólo lograría escribir un mundo nuevo, sino que podría hacer crecer su música
hacia nuevos horizontes; encontrando en Alexander Örn Númason, un aliado que lograría
empujar sus conceptos musicales hacia la potencia del hard rock de los
setentas, donde el duelo y la improvisación logran revestir las psicotrópicas líricas.
La placa quedó limitada
a una promoción dentro de Islandia, pero gracias a su difusión en los medios
electrónicos, el disco llegó a los oídos de los ejecutivos de Nuclear Blast,
que tras la búsqueda de nuevos valores en Europa donde encontraron a bandas como Kadavar o Blues Pills, inmediatamente
les ofrecieron un contrato. Fue así que en 2014 tomaron la decisión de difundir
al grupo en Estados Unidos y el resto de Europa con el Voyage, pero en una reedición que cambiara el orden de las
canciones y como agregado extra, un bonus track.
De esta manera, Voyage se convierte en un anhelo, en el
ansia del músico por encontrarse así mismo para ofrecer algo a los demás, lo
que lo obliga a abandonarlo todo: casa, amigos, amores y lugares. Una apuesta
fuerte para construir al ser, pero que al final del paseo, sólo puede quedar
algo: la música.
Voyage
no sólo es un paseo por el subconsciente, en una aventura por los arriesgados
deseos de la juventud, que sin freno y reparo, se avienta hacia el abismo de lo
desconocido tomando como referencia el único punto fijo que se tiene a la mano:
los gustos, las aficiones y los deseos. Así que no será una sorpresa que en
esta trayectoria nos encontremos como punto de inicio a Led Zeppelin, a The
Jimi Hendrix Experience, a King Crimson, a YES, a Black Sabbath o a Cream.
Pasajes líricos, efectos sonoros, riffs de guitarra, improvisaciones y
atmósferas ya asimiladas para despegar hacia un nuevo universo personal que
abre sus puertas a todas las posibilidades. Eso es Voyage: un sendero que mira hacia las estrellas pero que no olvida
la tierra, una trayectoria por el hard rock clásico pero que busca su propio
estilo para expresarse, un camino lleno de posibilidades pero que tiene sus
riesgos y dificultades.
Canción
por canción
Craving:
Con la cabeza en la almohada y los ojos cerrados, los sueños llegan a la mente
y los anhelos se palpan. Se desea tener sus labios, su dulce voz y su amor.
¿Qué es lo queremos tener a nuestro alcance? Esta es una metáfora que mezcla el
deseo sexual con el ansiado estrellato: “Estaremos geniales juntos, como rock y
cuero”… Notas fuertes que suben una pendiente para alcanzar el firmamento. Las
líricas se recitan tras dejar las notas sueltas, recordando la forma de
“narrar” la letra de Óskar como lo hacía el mismísimo Ian Guillan de Deep
Purple. Los remates de batería nunca se detienen, logrando el lucimiento de
Gudjón y sus capacidades como baterista. Las escalas pentatónicas que suben
insistentemente sobre las estrofas nos llevan directamente al recuerdo del riff
final de Chindren on the grave de
Black Sabbath o las figuras de los solos de guitarra de Mark Farner de Grand
Funk Railroad. El agitado cambio del puente logra que la rola termine
explotando en un espectacular solo de guitarra lleno de wah. Gran rola abridora
del disco.
Let
me be: Todos requerimos un momento para estar a solas, un
momento para uno mismo y dejar el mundo atrás. Todo lo que se necesita para
estar bien es tener la guitarra colgada en el hombro y dejar que las cosas
pasen por sí solas… En palabras de Alexander, ésta es una de esas canciones en
que necesitas estar listo para tocarla o si no olvidarla por completo. Rola de
gran poder a través de sus remates de batería, un bajo lleno de fuzz y
energéticas figuras de guitarra, la cual logra resumir en su solo los tres
pilares del hard rock inglés: un riff basado en Tony Iommi de Black Sabbath,
velocidad y cambios de melodía al estilo de Jimmy Page Led Zeppelin, e
ingeniosas figuras y efectos sonoros como los de Ritchie Blackmore de Deep
Purple.
Do
you remember: La estrella de rock se da un momento
de tranquilidad y voltea a su pasado. Aquellos días de los acetatos de Simon
and Garfunkel en el tocadiscos, flores en las paredes y de tardes enteras en
casa se han quedado atrás. Los recuerdos se agolpan en la memoria, la distancia
es enorme y ahora las miradas están puestas hacia el futuro… Baladita con sabor
a pop setentero al estilo de bandas como Bread o America en su estrofa, pero
con un tufo a rolita noventera a la forma de Creed. Las notas del solo de
guitarra fluyen sobre sí mismas, lo que la convierte en un puente entre el
pasado y el presente, siendo coincidente con el concepto del disco. Una ligera
guitarra electroacústica y un tenue
teclado acompañan toda la melodía, dejando una sensación a melancolía que no lo
abandona en ningún momento.
Expand
yor mind: Una invitación al viaje, una insinuación al desenfreno, una plegaria a la liberación.
La mente está llena de cuestionamientos y las respuestas siempre engañan, pero
al romperle sus cadenas podremos encontrar la paz y tranquilizar al corazón.
Este viaje será ácido, los colores explotarán y las voces se dejarán escuchar
en murmullos… Una introducción de batería abre la puerta a un pegajoso riff de guitarra
y bajo que acompañará cada estrofa. El coro es un verdadero gancho gracias a su
melodía que asciende y desciende en cada línea, jugando con la idea de la
lírica. La rola comienza su despegue gracias a un espectacular duelo de solos
entre Alex en el bajo y Óskar en la guitarra, donde el efecto fuzz satura las
bocinas. El ritmo baja en acordes místicos logrando un efecto ácido de viaje,
pero este vuelve a tener una subida con un segundo solo de guitarra (muy cercano
al sonido de Tony Iommi de Black Sabbath) mientras el resto de los instrumentos
golpean sin freno.
Esta canción fue el primer sencillo del Voyage, para lo cual se le hizo un
genial video dirigido por Bowen Staines donde se puede observar el peculiar paisaje
de Reikiavik mientras el grupo se dirige a un pequeño bar, lugar que los recibe
con unos hongos alucinantes gigantes. The Vintage Caravan entra al bar y de
fondo se escucha “Do you remember”, y aquí es donde comienza realmente el
viaje. Cada integrante del grupo encontrará el elemento mágico que le permita
expandir su mente. Luego de lamer un conejo, Óskar tiene un viaje psicodélico
de colores y figuras distorsionadas que lo llevará desde su cerebro hasta el
espacio sideral, teniendo a un pez como su guía. Alexander decide comer una
hamburguesa psicotrópica que le ofrece una bella mujer, lo que lo trasporta a un
viaje de animaciones donde el mismo pez le rememora la emoción del concierto de
la noche anterior. Finalmente, Gudjón es devorado por su propia bacteria para
sumergirse en un extraño sueño donde observa una lobotomía y recibe una
orientación mística por un cuyo que está rodeado por un par de hermosas
mujeres, quien además le ofrece unas “baquetas de anfetaminas” con la intención
de alejarlo de la maldad. Este fuerte viaje termina cuando el propio cuyo ayuda
al grupo a aterrizar a la realidad.
M.A.R.S.W.A.T.T.: ¿Qué pasaría si un día llegara una nave
extraterrestre y aterrizara en la plaza central de la ciudad? Algunos gritan
asustados, otros desean ser llevados de paseo a través de las estrellas.
Mientras tanto, la nave desaparece frente a nuestros ojos… Un bajo inundado de
fuzz nos da la bienvenida a una rolita que bebe directamente del sonido que
tuvieron en a mediados de los setentas bandas como Aerosmith o Scorpions,
aunque el solo de guitarra recuerda en algunas notas a lo que hacía Slash en
Guns n’ Roses.
Cocaine Sally: la destrampada vida de una chica “fácil” que vende
su cuerpo en la noche de una ciudad cualquiera, un alma perdida que nunca
regresará a casa. La cocaína se inhala y solo así se podrá olvidar el aire frío
del invierno que sopla en las calles… Un rocknrolito que rememora las
estructuras melódicas de Led Zeppelin y que permite fluir una cascada de notas
de la guitarra de Óskar.
Winterland: ¿De qué otra cosa podría hablar una banda que vive
tan cerca del círculo ártico polar? Una fría canción parta la tierra del
invierno eterno… Una lenta balada de sabor melancólico llena de delay y reverb
que nos congela hasta los huesos, pero que en el momento más inesperado, el
delgado hielo se rompe y nos deja caer en un abismo salvaje y misterioso. El
sentimiento que se respire en el solo de guitarra de Óskar es indescriptible.
Midnight meditation: la obscuridad, las estrellas y la luna: la noche es
el mejor momento para encontrarse consigo mismo. Ante la inmensidad del
universo, el viaje hacia uno puede comenzar… Como caballo desbocado, los
instrumentos se sueltan en un ritmo indomable que es adornado con un cencerro
que golpea sin piedad. Hacia la mitad de la rola, un redoble de batería sirve
de fondo para un solo de guitarra que nos lleva a la estratósfera. Perfecta
melodía que sirve como segundo single del Voyage.
The king’s voyage: Islandia fue tierra de vikingos, una isla de hombres
de mar que lucharon por conquistar nuevos territorios. Sobre las olas se
encuentra el rey junto con cientos de guerreros con la intención de hacer
sentir el poder de sus espadas. Sin embargo, esta afrenta no fue alcanzada y
ahora abandonado en un ajeno lugar, el líder busca la forma de regresar a su
hogar… Melodía épica que narra historias similares a las de canciones como
“Immigrant song” de Led Zeppelin o “By-Tor and the snowdogs” de Rush. Los
cambios musicales que dotan de atmosferas a la historia del vikingo
conquistador son fabulosos: desde el salvaje cruce de olas en un embravecido
océano, la batalla con el enemigo, el extravío del guerrero en un mundo
tenebroso y el frío regreso a casa. Los efectos de sonidos del puente medio de
la canción son un tributo directo a “Whole lotta love” de Led Zeppelin. Doce
minutos que narran una odisea a través de una espectacular canción digna para
ponerse de pie.
Psychedelic mushroom man: El hombre que regresa de los horrores de la guerra en Vietnam se encuentra con su país en una revuelta juvenil que exige el amor
y paz. Los hongos alucinógenos crean su efecto con la intención de escapar del
mal sueño y acabar con los fantasmas y los espíritus. Es momento de abrir las
alas y salir de este plano de la realidad… Para la re-edición del Voyage con
Nuclear Blast, se decidió presentar esta rola como bonus track. Con dos riff
que diferencian las estrofas del coro, “Psychedelic mushroom man” nos enfrenta
la realidad contra el viaje alucinógeno. Las voces llenas de ecos y los
instrumentos en distorsión logran finalmente transportarnos fuera de este
mundo. La influencia de Jimi Hendrix en la guitarra de Óskar es innegable.
The Vintage Caravan es una con un gran futuro por delante, aunque la salida de Gudjón Reynisson tras la grabación de Arrival, el nuevo disco de la banda publicado este 2015, pone en duda lo que seguirá en el camino. Por lo pronto, regresamos la mirada a la producción que les hizo dirigir los reflectores hacia ellos... Voyage.
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