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miércoles, 23 de agosto de 2017

Los Planeta Rojo : el regreso


Aquí está el regreso de la banda argentina nacida en Merlo, aquel trío sucio y rasposo que causó pánico en el club Detroit y que hasta tuvo el descaro de grabarlo y editarlo en un disco (reseña-review). Proto-punk sin restricciones ni cadenas que se mira así mismo para hablar de la miseria y el desdén que provoca la vida, sonidos ásperos que buscan trasgredir el alma y sacudir a las aletargadas neuronas. Este es el regreso de Los Planeta Rojo...

A finales de julio de 2017 nos enteramos por medio de la página de Facebook de la banda que lanzarían un nuevo single tras un año del lanzamiento del Pánico en Detroit. El trío argentino nos regalaba dos nuevos temas resguardados bajo una poderosa portada a blanco y negro de un auto corriendo por la carretera y con el sugerente título de Ruta miseria, un nombre que inmediatamente nos remite a la difícil situación que se vive en la tierra gaucha tras años de malos gobiernos y la desidia de una sociedad absorta entre medios de comunicación, el hartazgo y la falta de acción.


Los Planeta Rojo se metieron a los estudios de Aerosilla Records en junio de 2017 para grabar dos temas que sirvieran de un simple promocional de la banda mientras se preparan para nuevas cosas y caminos alternos. Con un lanzamiento vía streaming a través de su página de Bandcamp y el apoyo de las disqueras independientes Emisiones Subterráneas, South American Sludge Records y Manicomio Discos, el grupo publicó el Ruta miseria con la intensión de mostrar que ellos siguen presentes a pesar del silencio discográfico y que se ya comienzan a cocinarse nuevos temas dentro de su cacerola alternativa.

Este pequeño single contiene a la acústica "D-shopping", blues simple que dentro de su sencillez alcanza una extraña mística alucinante que nos sumerge en extraños ambientes melancólicos donde es fácil perderse. Este tema rompe directamente con cualquier cosa que hayamos escuchado de Los Planeta Rojo, pues deja un lado la distorsión de sus guitarras eléctricas para tocar bajo un sopor campirano y natural con lluvia y aburrimiento que terminan sarcásticamente terminadas en una invitación banal, lírica digna para una banda realmente transgresora.


Sin embargo la carta a presumir es "El playero", un tema acompasado y despreocupado que juega con la combinación de guitarras atascadas contra otras de acordes limpios para crear un ritmo venenoso dentro de la escuela del primer punk, el surf garage y rock directo sin pretensiones. Una que otra figura con slide para otorgar mayor intensidad y tenemos frente a nosotros una canción que habla de la monótona vida de un joven en algún pueblo olvidado en el Interior que busca la forma de escapar de la sensación de vacío. La contagiosa melodía cambia súbitamente como una simple muestra de lo que el playero busca para salir de su estado catatónico: un viaje neuronal que quiebra todo lo esperado y logra besar las estrellas sin pedirle permiso a nadie.



"Todos los días despierto temprano, me lavo la cara, desayuno y me voy..."

La advertencia está hecha: Los Planeta Rojo han regresado y todo es posible dentro de su concepto musical. Sin embargo, no es fácil ser una banda alternativa fuera de los focos de los medios tradicionales para hacer llegar su propuesta a más lugares; pero gracias al apoyo de disqueras y colectivos que le apuestan a sonidos frescos, el grupo ha encontrado un cómodo nicho que le permite experimentar sin traicionar sus ideales para probar con nuevas posibilidades más allá de los cánones que marca la moda y las tendencias musicales.

Ya no está lejos el día en que tengamos más temas de esta banda afincada en los suburbios de la gran Buenos Aires, grupo que busca lanzar el anzuelo con sus líricas con la intención de despertar conciencias y mostrar otro el otro lado de la juventud argentina más allá de imaginarios y clichés. Los Planeta Rojo no se quedan con el proto-punk en el terreno de lo musical, sino cruzan la frontera para tomarlo como una actitud frente a la simpleza de un mundo desinteresado y ensimismado... ¡¡Ojála tuviéramos más propuestas como la de ellos!!



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