Día a día,
noche a noche, momento a momento, Brasil nos regala música que simplemente nos
hace explotar la cabeza. Desde sus profundidades ha nacido un monstruo sonoro
decidido a devorar a quien cruce por su camino, una densa bestia que sin duda
aplastará a todo aquel que escuche su poderoso clamor nacido en el más obscuro
abismo. Sin oportunidad para salvarse, nos sumergimos en sus profundas
aguas hasta ahogarnos en la lúgubre atmósfera que la rodea.
Una tarde cualquiera
llegó un mensaje electrónico desde Brusque, Brasil. Quizá no debería extrañarnos
si dicho lugar fue uno de los primeros en América Latina que se abrió a las
nuevas tecnologías al ofrecer computadoras de manera pública. Un link de
Bandcamp y unas cuantas líneas escritas por Paulo Machado, columna vertebral de
Ruínas de Sade, habían llegado a nuestras manos a través de Facebook. Antes de
contestar algo, era obligatorio dar click y prestar atención a lo ofrecido…
pero la sorpresa fue enorme, un golpe directo a las neuronas, una gigantesca
sacudida apenas comparable con la majestuosa imagen de Cthulhu que sirve de
portada para este EP. Sin un momento más que perder, la respuesta fue enviada
con el deseo de establecer un puente de comunicación a pesar de la gran
distancia.
Ahora es el momento para
escribir del debut discográfico de Ruínas de Sade. Masticado y digerido los
tres enormes tracks que lo conforman, nuestras palabras fluyen para hablar de
un poderoso y lúgubre disco que, sin temor a equivocarse, nos sumerge en una
atmósfera abismal hasta ahogarnos con su peso, su fuerza y su intensidad.
Brusque es una ciudad
brasileña del estado de Santa Catarina, al sur del país. Siendo un lugar
fundado por alemanes y luego habitado por inmigrantes italianos y polacos, la
mezcla de culturas europeas y americanas inunda la sangre de los nacidos en
este bello lugar cruzado por el río Itajaí Mirim.
De entre sus calles
surgió una banda de hard rock y grunge con tintes progresivos setenteros que se
llamó Epitáfio da Luna, misma que se estrenó en los escenarios durante 2014. A
pesar de la aceptación que tenía la banda dentro de la escena local de Brusque,
el grupo comenzó a tomar otros rumbos melódicos que los llevó a destruir lo
alcanzado para comenzar desde cero en julio de 2015.
De los restos de Epitáfio
da Luna nació un nuevo proyecto instrumental que buscaba encontrar refugio en
el stoner, aunque poco a poco en los ensayos terminó siendo la base el doom. Para
el nombre de la banda, el bajista Paulo Machado mezcló dos ideas: la filosofía
del placer del Marqués de Sade y la palabra mágica ruinas, la cual tomó tras ver la película Saló de Pier Paolo Pasolini, la cual está basada en la historia de
Sade Los 120 días de Sodoma. De esta
manera, Ruínas de Sade está enmarcada por la referencia sado-masoquista,
erótica y transgresora del deseo humano.
En la metamorfosis de la
banda permanecieron el baterista Iuri Jordani y el guitarrista Gustavo, con los
cuales el grupo fue construyendo su nuevo sonido. Sin embargo, decidió convocar
a un vocalista para poner voz y letra al proyecto, encontrando al hombre
perfecto en Hugo Grubert (ex -vocalista de Blast Sallad, banda tributo a Black
Sabbath).
Para agosto de 2015,
Ruínas de Sade sufrió un cambio definitivo: Iuri decidió abandonar el barco para dedicarse al 10o por ciento a otra banda de la cual formaba parte. Ante esta situación, Gustavo Gamba se pasó a la batería y recomendó a su amigo Vitor “Bob” Zen para que se hiciera cargo de la guitarra
eléctrica . A pesar de los cambios, y lejos de
retrasar el trabajo de la banda, la nueva alineación se metió a casa del propio Gustavo para grabar parte de lo que estaban creando.
A finales del mismo 2015,
le grupo tenía preparadas tres poderosas canciones que fueron terminadas en Solana
Star Studio, mismas que fueron enviadas al Superfuzz Studio de Río de Janeiro
para que fueran mezcladas y masterizadas. Fue así que para marzo de 2016, el
primer EP de Ruínas de Sade fue publicado a través de Swap Metal Records, y en
un tiraje posterior, por South American Sludge Records del argentino Sergio
Chotsourian, guitarrista de la leyenda stoner Los Natas.
Para redondear tantos
logros en tan corto tiempo, la portada de la placa cuenta con la ilustración de
Ars Moriendee, un artista gráfico de Belo Horizonte que ha realizado trabajos
para gente como Christian Mistress o Son of the Witch, además de diversos
carteles para eventos y festivales de metal y doom. Para la tapa del EP de
Ruínas de Sade, podemos observar una monumental imagen de Cthulhu, aquella
mítica deidad del universo de H.P. Lovecraft cercana a un coloso pulpo que trae
consigo destrucción locura y caos.
El
concepto
Ruínas
de Sade es un monstruo sonoro apenas comparable con el que se
encuentra en la portada del disco. Acordes lentos que asemejan pasos que
arrastran un pesado grillete, ritmos aletargados que nos sumergen en las
obscuridades abismales y fuertes estruendos que cimbran la tierra desde sus
cimientos contenidos en tres tracks sin piedad ni clemencia.
Aunque las líricas pueden
remitirnos en un primer instante a las obvias referencias del doom sobre
muerte, seres de ultratumba y monstruos sobrenaturales caídos desde otras
galaxias, Ruínas de Sade tiene como trasfondo en sus letras la filosofía
existencialista y el nihilismo de Friedrich Nietzsche en equilibrio con el
mórbido erotismo del Marqués de Sade; una extraña mezcla que al escarbar sobre
ella podemos encontrar un punto de coincidencia: el rompimiento de la moral
establecida para abrir las posibilidades a nuevos caminos para el hombre.
Bajo estas ideas, sería
obvio que la banda trabajara la música para que encajara con las profundas
líricas creadas por Hugo Grubert y las ideas de Paulo Machado; sin embargo, lejos
de crear las melodías a través del clásico jamming, el grupo construye todo a
partir de riffs que va tejiendo meticulosamente hasta consolidar una canción
completa, odas monumentales que son finalmente coronadas con las letras una vez
conformado en denso telón de fondo.
El sonido de Ruínas de
Sade se remite directamente al Black Sabbath más lúgubre, al stoner más denso
inspirado en Sleep y al doom lisérgico de Electric Wizard, aunque la propia
banda habla también de Queens of the Stone Age y Stoned Jesus como referencias;
pero aclaran que jamás como un tributo o una copia, gracias a su afán de crear
un sonido propio.
Ruínas
de Sade fue creado y grabado “en casa”, en el cuarto de ensayos y en el garage que directamente nos llega a los oídos. Fuerza bruta sin mediaciones
ni filtros que no hace entender que unos cuantos guitarrazos bien
estructurados, una lírica bien pensada y un colosal sonido puede crear un
maravilloso y virtuoso caos. La destrucción lleva a la reconstrucción y nos
regala un pedazo de disco fenomenal, un devenir creativo que rompe con
cualquier cosa esperada para sorprendernos con su poder, su densidad y su
obscuridad.
Canción
por canción
Funeral
do Sol: “Será mejor que lo aceptes y no decir adiós, porque
a veces existe un regreso. Ahora están aquí, pero no te engañes a ti mismo,
ellos ya no son lo que solían ser. La noche caerá y llegará el funeral del sol.
Un estruendo golpea los oídos cuando escuchas el grito seco de los heridos
rodeados por una neblina de formol. El miedo y el dolor arrancan el calor de la
espina que sabe a hierro. ¿Cómo pueden seguir andando, moviéndose, arrastrando
sus cadenas a pesar de la condena que
ahora es su destino? No existe la suerte cuando tu propia muerte camino a tu
lado…”
Una marcha fúnebre, una
oda a los muertos vivientes, despojos humanos que han salido de sus criptas para
encontrar venganza a su terrible muerte. Acordes secos golpean sin piedad
marcan el penoso paso de los sin vida en donde el umbral entre el más allá y
nuestra realidad se entrelazan y rompen sus barreras. Riff lento que sólo
cambia en su volumen e intensidad en recuerdo directo al himno homónimo de Black
Sabbath, mismo que es partido a la mitad por una pausa misteriosa tras un sublime
y pasmado solo de guitarra para abrir paso a una danse macabre que sirve de
fondo para un salvaje aquelarre. Las brujas y los demonios bailan eufóricos
frente a la fogata mientras el hombre comprende su destino: lo único seguro que
tiene es su muerte. Angustia y desesperación que sólo encuentran la cura en
este baile de zombies sin salvación.
Para promoción de la
banda, se decidió extraer esta canción del EP y lanzar un video promocional en
el canal de YouTube de Ruínas de Sade. Tomando escenas de la película
norteamericana “Night of the living dead”, filme de terror a blanco y negro de serie B publicada en 1968
que fue dirigida por George A. Romero, “Funeral de sol” sirve de soundtrack para las famosas escenas
de sangre y muerte. Aprovechando el descuido del productor de eliminar la declaración
de derechos de autor en la edición final, la banda utilizó la película para los
más de nueve minutos que dura la rola, debido a que se puede utilizar
libremente sus imágenes.
Divindade
abissal: “Aquellos que cruzan el océano no lo confiesan, pero
profesan otro tipo de fe. Cuando están en el mar no rezan por nadie más. Ahí
están tambaleándose como borrachos, consumiéndose en el miedo por la locura y
enfermedad que provoca la tormenta. Aquí en la profundidad, en la
obscuridad y en la belleza que causa la
muerte, el corazón siente el efecto de la profundidad. Las criaturas que
habitan el fondo del abismo vuelan alarmadas porque sienten su despertar.
Cientos de ojos se abren, todo será observado. Aquí abajo todos saben que jamás
hubo un Cristo salvador. ¿Quién podría imaginar que un día llegaría tan hondo y
que con alegría se vería el fin del mundo?”
La ilustración de Ars
Moriendee en la portada del EP nos lo había advertido: la abismal deidad creada
por la imaginación de H.P. Lovecraft tendría su espacio dentro de acordes de
Ruínas de Sade. Este es el himno para Cthulhu, para el ser colosal caído en la
Tierra desde el cielo y que duerme en el fondo de los océanos encerrado en la
ciudad de R’lyeh. Las estrellas se han alineado y ahora es el momento en que la
criatura despertará de su profundo sueño para traer caos y violencia que acabará
con la humanidad.
El doom se apodera del
océano, un hipnótico vals de notas distorsionadas y tétricas que nos sumergen
en las aguas profundas hasta alcanzar la obscuridad eterna de los abismos. Una
voz ahogada y burbujeante nos cuenta sobre un extraño rito sobre un gigantesco
ser extraterrestre de tentáculos y alas en su espalda. Las guitarras se callan
para dar espacio a un poderoso bajo que no deja un solo instante de entonar la
monótona melodía, aquella que lleva el ritmo de las olas del mar. Un estruendo
y ensordecedor grito se escucha desde las profundidades, este es el sonido que anuncia
que la temida bestia ha despertado.
Cadáver
da Terra: “La humanidad ha caído en el complejo de Edipo.
Midiendo y calculando el tamaño del universo sin saber para qué, quizá lo único
que haga con ello será asesinar a su padre imaginario. Sobre el cadáver de la
Madre Tierra se desarrollan larvas que conllevan guerras, armas y esclavitud.
En las periferias del tercer mundo la banca basura ha sido tirada, un tóxico
que corroe todo pero que es justificado en nombre del progreso. Los niños
mueren llenos de dolor y agonía, un genocidio comparado con una orgía. La razón
debe ser guiada por el sentido de la vida y no ser el motivo o el motor para
nuestro ímpetu suicida. Se ha pasado el
momento de unidad, ahora ser racional significa dividir gracias a la idea de “sólo
pensar en mí mismo”. Juntos podemos enfrentar nuestro fin…”
El hombre enfrentado con
la naturaleza, la razón y la tecnología contra el azar y lo natural. En nombre
del progreso, la humanidad ha acabado con todo a su alrededor; pero no da
cuenta que al hacerlo se está matando a sí mismo. Este es el espejo que ha
cegado a Narciso, Ícaro retando a la muerte, la razón que despertó la ira de los dioses quienes encadenaron
a Prometeo. Sin embargo, todavía exista una última oportunidad, la
reconciliación entre los hombres más allá del egoísmo, el interés y la codicia.
Unidad contra individualismo, esa es la respuesta y la única posibilidad de
salvación.
Un guitarra oscila entre
dos acordes, un lento péndulo que se agita sobre nosotros como aquella cuchilla
que narraba Edgar Allan Poe. Un bajo reptante juega sobre el mástil para
ofrecer un múltiple juego de notas que se contrapone a la hipnótica melodía. La
intensidad crece segundo a segundo hasta que un nuevo riff nos roba la atención
con su densidad para ahogarnos en una atmósfera que da la bienvenida a los
cuatro jinetes del apocalipsis. Una fuerte voz entra para hablarnos del
suicidio del hombre en su afán de progreso tecnológico y conquista del mundo
natural sin freno ni reparo. El bajo cambia nuevamente la melodía tras su
abandono en un desolado abismo de silencio, un eco distorsionado que busca
regresar la mirada para encontrar una salida al laberinto que nosotros mismos
hemos creado. Un último cambio de ritmo
de escalas insistentes se convierte en un pesado grillete que sólo sirve de
entrada a un desgarrador final que implora un despertar tras el devenir. Cabe
resaltar que el solo de guitarra nos toma desprevenidos hasta que poco a poco
nos hace viajar hacia el más allá.
Las reseñas sobre el primer EP de Ruínas de Sade no se podían dejar de esperar, más allá de que sus tres melodías que lo conforman están cantadas en portugués y duran más 9 minutos cada una. La infinita densidad que se respira en ellas es imposible dejarla pasar, y al igual que un agujero negro, nos atrapa sin que podamos escapar de él.
La banda se encuentra trabajando en lo que podría ser su primer álbum completo o un split junto con otro grupo, mismo que tendría composiciones en inglés con la intención de alcanzar un mayor público. Por lo pronto están girando en su natal Brasil, aunque ha sufrido la salida de su baterista Gustavo Gamba, el cual ha sido sustituido por Carlos "Molly" Civinsky. Tendremos que estar atentos sobre lo nuevo que ofrezca Ruínas de Sade, deseando que lo alcanzado en tan poco tiempo les sirva para convertirse en una de las bandas más importantes del género.
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