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lunes, 6 de junio de 2016

Grim Comet : observarse, destruirse y reconstruirse


Apenas hace una semana se publicó el segundo disco de la banda madrileña Grim Comet, un grupo que hace heavy metal con algunos toques doom y stoners, además de una que otra referencia setentera. Tras el explosivo debut Pray for the victims, los españoles le bajan a la intensidad y tiñen de negro cada una de las ocho rolas que conforman el God is dead, let's eat him, creando así un álbum denso, obscuro y lúgubre. 

En palabras del guitarrista, vocalista y compositor de la banda, Willy Black, esta última placa podría entenderse como un regresar la vista para revisar lo que se ha hecho, un descubrimiento y aceptación de los errores propios, una oportunidad para borrar todo rastro y comenzar de nuevo. En tres palabras, God is dead, let's eat him es observarse, destruirse y reconstruirse.

Luego de varios cambios en la alineación de este power trío, para esta grabación Willy Black se encuentra acompañado de Alvarito Arias en el bajo eléctrico y Jorge Mánver en la batería, par de músicos que han construido la aletargada base necesaria para el nuevo concepto de Grim Comet. Con un trabajo realizado durante tres de febrero de 2016 en el Goldfish Studio y la producción, mezcla y masterización de Guillermo Laorga, la banda logra descender a los infiernos para sufrir sus pecados hasta dejar desnuda el alma a punta de riffs poderosos, definidos y sin premura, permitiendo que nos quememos lentamente en su pesadumbre innegable.

Sin ser una banda que calque o imite a otras bandas del pasado, la obscura atmósfera de las guitarras nos llevan a paisajes ya recorridos, que lejos de ser un error o un paso hacia atrás, logra establecer un sonido propio para Grim Comet. Es imposible no aceptar un rompimiento con lo hecho anteriormente, pero si desmenuzamos cada track, podemos descubrir una madurez en la banda al querer romper con etiquetas musicales y realmente utilizar los sonidos del pasado como sencillas influencias sin que éstas se conviertan en obligadas referencias que se conviertan en lugares comunes.


Tras el lanzamiento en noviembre de 2015 como sencillo de dos temas incluídos en el álbum como single (Ghost / Echoes), para la presentación del God is dead, let's eat him se ha escogido a "Overdriven reality" como punta de lanza para la presentación de la placa completa. Canción identificada por una profundo bajo descendente que como enferma espiral en caída libre nos arrastra a los abismos del ser. La batería acompaña a cada paso hacia abajo, pero al entrar la guitarra sabemos que no habrá regreso alguno. El coro explota en una insistente plegaria que implora escapar de esta bajada sin final, pero una vez resignados a la falta de salida, permitimos que el cuerpo se suelte y se derrumbe completamente.

"Ella se ha ido y yo lentamente me voy también. No son necesarias las drogas ni el dinero, así que ¿qué es lo que deseas conservar? ¿qué es lo que realmente importa para ser libre? ¿A dónde voy sin mí mismo? ¿Qué es lo que vendrá? Será mejor que me apartes de tu "mundo ideal" y que me alejes con un soplo de él, porque yo no quiero compartir el mismo aire que el tuyo. ¡Déjame fuera de esta realidad tan desgastada!"


Acompañando el lanzamiento de God is dead, let's eat him, Grim Comet publicó un video para "Overdriven reality" a través del canal de su disquera Art Gates Records en YouTube. Este trabajo gráfico está realizado por Víctor Jiménez Aparicio en el cual podemos observar como el sufrir de una chica secuestrada y su intento por escapar de dicho encierro; la cual está interpretada por la actriz Ayla Amat. Sin embargo, la sorpresa está cuando descubrimos quiénes son sus captores: ¡ella misma! Más allá de la liberación física, lo realmente importante es huir, cortar y romper con la mente, con el alma, con uno mismo.

Es inevitable comparar lo que nos ofrecen los españoles con su "Overdriven reality", pero rascando en sus detalles podemos descubrir ciertos destellos retomados del pasado: la guitarra eléctrica de las estrofas recuerdan las figuras de la sueca Linnéa Olsson en varios instantes del álbum debut con The Oath, la voz rasposa y pasmada de Willy Black nos remite directamente al eterno Dave Mustaine, y el ritmo entrecortado y tétrico nos llevan a los senderos metaleros que fueron recorridos por Danzig en su primer disco.


Poco a poco, Grim Comet comienza a ganar reconocimiento y cartel en la creciente escena española de metal, stoner y doom, lo que los ha llevado a ser banda abridora de gente como los suecos Casablanca, los americanos Night Demon y sus compatriotas Lizzies. El God is dead, let's eat him tiene el suficiente material para que el grupo levante el vuelo, mismo que habrá que escucharlo en vivo y ver cómo Grim Comet lo desarrolla en el escenario. Por lo pronto, nos quedamos con el concepto visual de "Overdriven reality", mismo que nos ayuda a terminar de entender hacia dónde soplan los nuevos vientos que orientan a estos madrileños.


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