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viernes, 13 de mayo de 2016

“Thrones in the sky” de Son of a Witch : una pesada invasión que cae del cielo


Desde hace varios años algunas etiquetas rockeras se han fusionado hasta romper los límites de la comprensión para aquellos que sólo desean escuchar la música, además de comprometer cualquier opinión de quienes escribimos en un blog, una revista o un comentario impreso/electrónico. Stoner, metal y doom podrían ser caracterizados cada uno de manera separada, pero cuando una propuesta musical los tiene como influencia, usarlos como subgéneros nos hace entrar en los abismos de lo desconocido.

Al colocar estos conceptos sobre el álbum debut de los brasileños de Son of a Witch, tendríamos la oportunidad de ser perdonados, redimidos y salvados de la hoguera porque dentro de su sonido caben perfectamente cada una de estas etiquetas. Riffs de estructura demoníaca, ambientes abismales donde el peso nos hunde hasta el fondo, y sonidos ácidos y desérticos que se desbaratan en los oídos. Fuerza, densidad y distorsión encapsuladas en cinco temas apoteóticos  que pueden asustar a cualquiera, pero que a la vez, pueden enganchar al más exigente.


Más allá de géneros y nombres, Thrones in the sky realmente cumple con aquella imagen de William Burroughs sobre “un metal pesado que cae desde el cielo”. Escuchar a Son of a Witch es como ser pisados por un enorme Mastodonte, es como recibir un knock-out de un peleador de peso completo, es como un fuerte viaje psicotrópico sin retorno asegurado, es como un taladro rompiendo los tímpanos, es como una sesión de electroshocks matando cualquier neurona que esté a su paso… Hemos abierto la puerta para dejar pasar a este monstruo de cinco cabezas, así que tomen asiento y permitan ser devorados.




¿Pero quién carajos son estos tipos?

Natal es una de las principales ciudades brasileñas donde sus playas y sus dunas llenan las pupilas hasta el éxtasis. A unos cuantos kilómetros de ella, se encuentra el centro de lanzamiento de cohetes “Barrera del Infierno”, fundada a mediados de los años sesentas. Viajes espaciales, referencias satánicas y el momento donde el rock fuerte comenzó a gestarse, sirvieron de suficiente inspiración para la formación de una banda pesada llena de arena y polvo de estrellas.

Dos de los integrantes de Outset, importante banda brasileña de Death Metal y Grindcore, decidieron hacer un proyecto alterno donde pudieran desarrollar su gusto por el rock stoner más clavado, teniendo como inspiración a grupos como Kyuss, Sleep y Down. Haciendo un juego de palabras con la conocida ofensa, nace el nombre de esta idea musical: Son of a Witch.


Patrick Schafstein tocaba el bajo con Outset, pero para el nuevo grupo decide colgarlo para tomar la guitarra eléctrica. Bajo el seudónimo de “Space ghost”, Patrick adquirió una nueva personalidad que llevara a su nuevo instrumento a una ruta cósmica, sucia y golpeada por asteroides errantes.

La guitarra principal continuó en las manos de Flávio França, pero su nombre se mutó al desértico apodo de “Gila Monster”. Dunas, arenas, playa o desierto…no importa, todos sirven de ambiente ideal para un reptil mágico que sirve de guía espiritual a través de sus seis cuerdas densas.

El año de 2008 fue el momento en que esta pareja se encaminó a una aventura que en principio fue instrumental, que como lo demostraron los maestros stoners, era la base fundamental para viajar en el tiempo y en el espacio, en otras palabras, usar la música como si fuera un “hoyo de gusano”. Para cumplir esta idea, contaron con la participación de Felipe en la batería y Adriano en el bajo.

Para el año 2009 llegó Nelson Macedo, quien tomó el sobrenombre de “King Lizzard” en un recuerdo obligado a Jim Morrison. Sin embargo, esta inclusión de vocales en el muro sonoro que estaba creando la banda en ese momento, obligó que los colores se tornaran obscuros y tétricos, desgarradores gritos llenos de grietas y sueños de lejanas galaxias.


El concepto se fue afinando con el paso de los años, pero ello generó cambios en la estructura de Son of a Witch. Fue así que llegó Carlos Garibaldi para adueñarse de las baquetas con su fuerza y con el sabor que tienen los brasileños para las percusiones, aquellas que tienden a adentrarnos a lo profundo de la selva donde las tribus danzan en ritos místicos. Ahora con la identidad de “Asteroid Mammoth”, el elefante lanudo toma el control del ritmo y golpea con toda energía sobre la arena planetaria.



Finalmente, en 2010 se integra el bajista Gustavo Rocha, pero en su transformación a “Bong Monkey”, los tonos graves de su instrumento se volvieron aún más densos, desbaratados y profundos. Por si fuera poco, su incorporación a  la banda significaría tener también a un artista plástico que ayudaría a definir su imagen.


Tras un arduo trabajo de composición y definición de su sonido, Son of a Witch se metió a os estudios para grabar lo que sería su primer EP, bajo el título de Snake arms woman, publicado en diciembre de 2011 con la pequeña disquera Space Ghost Records. Sin embargo, este mismo material con tres canciones fue nuevamente editado de manera independiente en enero de 2012 con el sencillo nombre de Son of a witch EP.


Este material logró captar la atención de muchos especialistas y de aquellos amantes de la música fuerte, lo que los llevó a tocar en diferentes partes de Brasil, obteniendo así un contacto con la productora Abraxas quien los llevó al Estudio Superfuzz de Río de Janeiro para grabar lo que sería su primer álbum y participar en varios festivales, como el organizado para septiembre de 2015 donde compartieron cartel con gente como Kadavar y Monster Coyote. Dicha casa productora ha llevado a Brasil a gente del nivel de Mars Red Sky, The Flying Eyes, Jeremy Irons & the Ratgang Malibus, Radio Moscow y Stoned Jesus.


Gracias al trabajo de estudio realizado durante mayo de 2014 bajo las órdenes de Gabriel Zander, Son of a the Witch conformó lo que sería su primer disco completo, el cual fue titulado como Thrones in the sky; mismo que está acompañado gráficamente por las ilustaciones de Ars Moriendee y el diseño de Gustavo Rocha, bajista del grupo. Sin embargo, el lanzamiento de la placa fue realizada de manera independiente hasta febrero de 2016, aunque tendrá una re-edición en vinil hecha por la disquera Kozmik-artefactz. Por si fuera poco, la banda ha sufrido la salida del propio Bong Monkey, quien ha sido sustituido por Claudio Eyh Nascimiento, "Old goat" dentro de la mística cósmica del grupo.





El concepto

Tras varios años de picar piedra hasta pulir su sonido para convertirlo en algo propio (más allá de las evidentes influencias y referencias musicales), Son of a Witch hace de su Thrones in the sky un colosal trabajo sonoro que sólo los arriesgados intentarán penetrarlo en sus más abismales rincones.

Cinco canciones repartidas en más de cincuenta y siete minutos nos hablan del poder del universo como fuente de vida y muerte, un caos creativo y destructor de fuerza inconmensurable más allá de cualquier tiempo y cualquier espacio. El hombre sólo queda un espectador, un cosmonauta perdido en la inmensidad estelar sin poder hacer otra cosa que aceptar su diminuta existencia y su irremediable e intrascendente aniquilación. Espectáculo hermoso y terrible en sí mismo, la ironía y la contradicción, inicio y fin, alpha y omega.


La ilustración hecha por Ars Moriendee que sirve de portada para el disco nos da la bienvenida a esta densa atmósfera de poder cósmico. El rayo contenido por el puño de los dioses nos muestra el control sobre la naturaleza, dando origen a todo lo conocido y conteniendo su final. El manto estelar se ilumina para regalarnos un solo mensaje: todo está aquí en este momento y en cualquier otro desaparecerá.

Es así como Son of the Witch recrea un soundtrack para este paseo intergaláctico. Luces nos visitan de otras galaxias y nos toman de la mano para presenciar lo que es el cosmos. La música como sonda espacial, acordes fuertes que muestran lo magnífico, lo espectacular y lo colosal. Guitarras llenas de distorsión, un bajo que se deshace por el calor infernal del Sol, una voz agrietada por las arenas y el tiempo y una batería que golpea sin piedad como si de una lluvia de meteoritos se tratara. Bajamos la aguja y abrimos la caja de Pandora… demonios, cometas y truenos contenidos en cinco cápsulas tóxicas que intentan hacernos comprender el espectáculo del universo.



Canción por canción

Thrones in the sky: Se puede observar un anillo de fuego entre las densas nubes. Las criaturas de los cielos descienden en sus luminosos tronos con su sabiduría y una advertencia para el hombre. Antorchas ardientes, un sol cegador y carros de guerra que muestran su gran poder. Naciendo desde los océanos, levantando su vuelo desde cuevas ocultas, escribiendo sobre piedra la voluntad de los creadores entre sabiduría y advertencia. Ellos siempre nos han observado y sólo esperan la resurrección. ¿Acaso vendrán a ayudarnos o este será nuestro fin?... Una extraña voz distorsionada se escucha en las bocinas, una mezcla entre ser de otro y planeta y el “Iron man” de Black Sabbath. Pero si esto fuera poca referencia a uno de los padres del metal, el riff pasmado, misterioso y abismal nos lleva al recuerdo de “Electric funeral” y su guitarra que se deshace con su efecto wah. Antiguos tambores tribales se dejan escuchar y abren paso a una extraña danza que sólo puede ser un preámbulo para lo peor. Un bajo en fuzz retumba mientras una mágica guitarra sobrevuela encima de nosotros, sonido perfecto para hacernos voltear al cielo y quedarse admirado por lo que tiene nuestra mirada al frente. Ellos ya están aquí y se siente su peso a cada acorde, a cada golpe, a cada frase.


Alpha Omega Astra: Antes no había nada de lo que hoy conocemos, sólo teníamos obscuridad y miedo, cosas fuera de nuestro control gracias a la soledad y el vacío. El universo fue creado en la vacuidad del tiempo, pero luego llegó la vida en todas sus formas, se crearon los planetas y aún hay parte de su polvo estelar en nuestras venas. En las arenas del presente ya no hay misterios, sólo nos queda esperar desnudos a los extraños del cielo que llegarán en sus resplandecientes carruajes. La vida que un día comenzó alguna vez terminará, en ello radica su fuerza. Alpha y Omega, principio y final… Golpes pesados, secos y directos. Acordes de fueres distorsiones que van acompañando lo que la batería dicta. Una oda de dos tiempos principales que identifican el inicio (Alpha, un Big Bang explosivo que implosiona con toda su fuerza) y un término (Omega, un navegar eterno por la nada, un vacío en expansión, obscuridad y soledad). La conjugación del riff denso y la poderosa voz de King Lizzard nos traen al recuerdo algunos momentos del Church of Misery de Tatsu Mikami. Melodía contradictoria, las dos caras de la misma moneda, ying-yang sonoro que se reduce a nuestra existencia y que terminará con nosotros mismos. El final de ritmo tribal simplemente nos recuerda al hombre y a su breve presencia dentro del correr de los tiempos cósmicos.


Far away from dreaming (Giant spheres and humanoids): Más allá de este sueño, el cosmonauta terrestre se encuentra viajando a casa lentamente. Esferas gigantes, humanoides y utopías tecnológicas se mueven rápidamente dentro de este caleidoscopio, llevando cada vez más lejos de aquí. En esta obscuridad eterna, sólo se observan  estrellas, místicas nubes y encuentros cósmicos. Sólo en el dios místico que cabalga sobre aquel frío cometa hacia el mañana está la decisión sobre si algún día el hombre regresará a su lugar de origen y terminará en el infierno… Fuerte riff de inicio que en su efecto pareciese que se desbarata dentro de sí mismo. Quizá podamos percibir algunos remansos mágicos a través de un suave y ácido wah, un delay que se desvanece y un aletargado fuzz que sirve de soporte al lento sopor. Esta melodía contiene fuertes cambios de intensidad que de un momento a otro nos sacuden la ensoñación para arrastrarnos al mundo de las pesadillas. Canción que nos demuestra cómo una banda que trabajó a partir del jamming fue estructurando un monstruo sonoro unificado e identidad propia. Esta pieza formó parte del primer EP de la banda, pero a diferencia de aquella edición, aquí podemos sentir la notoria disminución de velocidad y fuerza para obtener una marcada frontera entre el abismo de Morfeo y la fuerza astral.


New monster: El día contra la noche desde antes de la existencia del mundo, como si se tratara de un llanto solitario o un juego de susurros. Sensación de soledad imparable a través de la noche, un deseo por escapar de la obscuridad que permanece. Quizá estén quemando el camino para lograrlo, quizá estén quemando este mundo… Este “nuevo monstruo” es un ejemplo de lo que debe ser ese stoner galáctico, aquel que por medio de la obscura e imponente noche se unen el manto estelar y el desierto: guitarras de fuertes distorsiones que se funden con los poderosos golpes de la batería y el bajo ahogado en fuzz, acordes nacidos del doom más abismal, riffs ácidos en pedal wah y líricas cósmicas narradas con una gran potencia vocal. Son of a Witch logra con esta rola encapsularnos en una sonda, enviarnos al espacio sideral y abandonarnos en pleno paseo en el total olvido. Punto extra por el juego de figuras que desarrollan las guitarras, ya que una vez que despegan, jamás nos permiten perder el viaje a golpe de una imparable cascada de notas.


Jupiter cosmonaut: Ahí está el Sol, despiadado como siempre, solitario, poderoso, dispuesto a derretir cualquier cosa que se acerque a él. A lo lejos, la quinta esfera que gira a su alrededor lo observa detenidamente. Astrónomos de tiempos ancestrales lo llamaron Júpiter, un coloso identificado por su gran mancha roja, sus satélites galileanos y su vasallo Gamínides. Aquí está el enorme cosmonauta acompañando al poder colosal del Sol… Comienza los primeros segundos y escuchamos cómo un bajo eléctrico se desbarata nota a nota, como si su trayectoria lo llevara directamente al Sol. Las guitarras eléctricas acompañan su viaje, una prueba de wah, delay y demás artilugios que nos permiten entender que estamos ante un escenario estelar, uno ácido y mágico al mismo tiempo. Aletargado ritmo heredero del doom más clavado que sirve de telón de fondo para admirar este espectáculo cósmico: el enorme gigante gaseoso Júpiter girando alrededor del Sol mientras éste se mata lentamente a sí mismo, una “danse macabre” lenta, estruendosa y magistral. Más de quince minutos impresionantes que nos caen del cielo como una pesadísima losa casi imposible de soportar. Oda épica que sirvió de primer sencillo del disco y que logra perder al viajero espacial en la nada total, un paseo sin regreso que hace explotar las neuronas, un final apoteótico que deja sin palabras a aquel que se decida entrar en su lúgubre pero ruidosa órbita.


Thrones in the sky de Son of a Witch, stoner mastodónico desde las dunas brasileñas que nos obliga subir la mirada hacia las estrellas. Cinco colosales piezas que tienen en su interior polvo de estrellas y arena, verdadero metal que cae desde el cielo y cimbra los cimientos de este planeta.



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