Hace algunos años atrás, un niño tuvo como compañero de juegos a un caballo imaginario, un amigo que lo acompañó por mucho tiempo y por todos lados. Ese infante creció y terminó transformando al onírico equino en un animal motorizado con el cual rodó sobre las carreteras. Ahora, la metáfora sirve de título para un disco lleno de sonidos tribales, raíces sonoras de aquellos pueblos olvidados en los polvorientos caminos, y como encuentro entre las percusiones arcaicas y la electricidad personificada en una guitarra.
Imaginary horse es el álbum debut de The Picturebooks, banda alemana que mezcla pasión y sonido a través del amor por las motocicletas. Fynn Claus Grabke y Philipp Mirtschink se conocieron en un parque con pista de patinaje y skatebording en su natal Gütersloh. Entre patinetas, este par de chicos tuvo la oportunidad de platicar sobre distintas cosas, encontrando así su gusto por la música de The Smiths, The Cure y Minor Threaf. Esto los llevó a formar un grupo en el garage de su casa, buscando un sonido propio que los identificara.
Poco a poco fueron componiendo una serie de canciones hasta tener un repertorio suficiente como para presentarlo en vivo. Todo quedó así reducido a la guitarra y vocales a cargo de Fynn y la batería en manos de Philipp. Gracias a su calidad interpretativa, su potencia sonora y su explosión escénica, el dúo llamó la atención de distintos promotores quienes los fueron contactando para presentarse en diferentes eventos por toda Europa. Con esta base, el grupo tomó la decisión de saltar el charco para irse a radicar por un tiempo a California, aprovechando la oportunidad que se les había ofrecido: ser la banda abridora de los Eagles of Death Metal.
Todo el 2013 se quedaron en Estados Unidos, lo cual aprovecharon para disfrutar de su música, pasear en motocicleta por la Pacific Coast Highway, firmar un contrato con la disquera RidingEasy Records y comprar instrumentos de segunda mano para adaptarlos y dotar de personalidad a su sonido. A principios de 2014 se regresaron a Alemania, se encerraron en su garage a grabar lo que sería su álbum debut. Dicho lugar tenía piso de concreto, en el techo estaba la tubería del aire acondicionado y a su alrededor sus motocicletas. Por si fuera poco, el improvisado estudio se encontraba en medio de la nada, lo que ayudó a que en el proceso de grabación no hubiera distracciones.
Recordando aquella vieja historia sobre su "amigo de la infancia", Flynn propuso para título del disco Imaginary horse, nombre en el que coincidían el amor por las motocicletas y las raíces del ser humano: el poder de su mente y de su alma. El año que estuvieron The Picturebooks en la costa oeste norteamericana, les sirvió para acercarse al sonido tribal de los pueblos antiguos, el misticismo de su música ritual y el eterno retorno a lo más esencial. Es así como podemos escuchar el blues más rural en mezcla perfecta con cascabeles y sonajas, tambores espectrales y campanas ferrocarrileras.
La búsqueda por el sonido deseado por la pareja alemana, los llevó a experimentar en el estudio, pues su intención era crear una atmósfera mágica, abismal e íntima donde la música pudiera encontrar sonidos crudos, directos y poderosos. Aquel garage ofrecía la reverberación natural como si se encontrara en alguna cueva perdida en los cañones desérticos de Estados Unidos, en alguna fábrica llena de trabajadores negros de Chicago, en algún rincón olvidado de la ciudad donde dos amantes se pueden demostrar toda su pasión.
Imaginary horse se publicó en enero de 2015, y uno de los singles que se desprendieron del disco fue "The rabbit and the wolf", un blues primitivo que mezcla el dolor negro de los campos en el delta del río Mississippi y el misticismo ritual de los indios en el desierto, un encuentro entre la modernidad eléctrica que surge del llanto de la guitarra en slide y el pasado cercano a la naturaleza y a la magia que brota a cada golpe de mazo en los tambores. Un lamento ahoga todo a nuestro alrededor y los cascabeles reptantes se agitan en la obscuridad, la noche y la ansiedad ante el vacío, la fuerza y el deseo.
Según lo que explica el propio Fynn Claus Grabke, las canciones del Imaginary horse nacen a partir de un ritmo descomunal que guía a una guitarra blusera y a una voz que no para de aullar. Sin embargo, sus líricas se escribieron por medio de un método utilizado por David Bowie: a partir de anotar algunas palabras sueltas, se creaban ideas en un intento por unirlas, darles sentido sin perder su fuerza propia. Como resultado tenemos historias de suplicio y añoranza a la mitad de la noche.
"Cuando se animaron, el conejo y el lobo ya no escondieron más la semilla, aquella tan inocente y tan pequeña. Yo lo sé, es difícil creerlo... El carnívoro y la bestia al fin se están tratando de conocer ahora que están atrapados en un callejón sin salida... La ciudad llora mientras estás sangrando. Aquí están: buscados, cazados"
La letra de "The rabbit and the wolf" busca reflejar lo que es la banda y lo que significa para ellos estar de gira y convivir con el público. Es por ello que decidieron hacer un promocional del grupo con diversos extractos de videos que ellos mismos y distintos amigos habían filmado durante sus presentaciones en Europa y Estados Unidos, los cuales en su mayoría fueron grabados en pequeños lugares antes de que la banda fuera firmada por su disquera. En pocas palabras, este video es un agradecimiento para el público que les ha dado la oportunidad de mostrar su trabajo, pero a la vez, es una probada a la potencia que tiene The Picturebooks en el escenario y una muestra de los elementos que conforman a la banda: motocicletas, desierto, patinetas, hermosas mujeres, carretera y rock primitivo.
El estilo musical de The Picturebooks podría ser encasillado junto a lo hecho por gente como Black Rebel Motorcycle Club, Royal Blood y los primeros álbumes de The Black Keys y All Them Witches, sin embargo, el dúo germano es mucho más salvaje, más crudo, más tribal. Aquella guitarra slide con reverberación natural, esa batería sin platillos ni baquetas de golpes graves y abismales, además de las voces indias de coros rituales que buscan liberar el alma son inigualables. A éso se escucha el Imaginary horse.
Una vez hipnotizados con magia del chaman, el cascabel en la cola de la serpiente y el calor del desierto despiadado, nuestras neuronas exigen más; sin embargo, tendremos que esperar... The Picturebooks ha anunciado que está trabajando en estos momentos con su siguiente disco, mismo que será publicado a través de Another Century; por lo que no sabremos nada de los alemanes hasta principios de 2017. Así que no nos queda de otra mas que tomar la motocicleta, agarrar carretera y disfrutar del paisaje árido que nos ofrece el caballo imaginario, aquel compañero fiel que no abandona y vive en nuestro interior junto con nuestros peores demonios...
Todo el 2013 se quedaron en Estados Unidos, lo cual aprovecharon para disfrutar de su música, pasear en motocicleta por la Pacific Coast Highway, firmar un contrato con la disquera RidingEasy Records y comprar instrumentos de segunda mano para adaptarlos y dotar de personalidad a su sonido. A principios de 2014 se regresaron a Alemania, se encerraron en su garage a grabar lo que sería su álbum debut. Dicho lugar tenía piso de concreto, en el techo estaba la tubería del aire acondicionado y a su alrededor sus motocicletas. Por si fuera poco, el improvisado estudio se encontraba en medio de la nada, lo que ayudó a que en el proceso de grabación no hubiera distracciones.
Recordando aquella vieja historia sobre su "amigo de la infancia", Flynn propuso para título del disco Imaginary horse, nombre en el que coincidían el amor por las motocicletas y las raíces del ser humano: el poder de su mente y de su alma. El año que estuvieron The Picturebooks en la costa oeste norteamericana, les sirvió para acercarse al sonido tribal de los pueblos antiguos, el misticismo de su música ritual y el eterno retorno a lo más esencial. Es así como podemos escuchar el blues más rural en mezcla perfecta con cascabeles y sonajas, tambores espectrales y campanas ferrocarrileras.
La búsqueda por el sonido deseado por la pareja alemana, los llevó a experimentar en el estudio, pues su intención era crear una atmósfera mágica, abismal e íntima donde la música pudiera encontrar sonidos crudos, directos y poderosos. Aquel garage ofrecía la reverberación natural como si se encontrara en alguna cueva perdida en los cañones desérticos de Estados Unidos, en alguna fábrica llena de trabajadores negros de Chicago, en algún rincón olvidado de la ciudad donde dos amantes se pueden demostrar toda su pasión.
Imaginary horse se publicó en enero de 2015, y uno de los singles que se desprendieron del disco fue "The rabbit and the wolf", un blues primitivo que mezcla el dolor negro de los campos en el delta del río Mississippi y el misticismo ritual de los indios en el desierto, un encuentro entre la modernidad eléctrica que surge del llanto de la guitarra en slide y el pasado cercano a la naturaleza y a la magia que brota a cada golpe de mazo en los tambores. Un lamento ahoga todo a nuestro alrededor y los cascabeles reptantes se agitan en la obscuridad, la noche y la ansiedad ante el vacío, la fuerza y el deseo.
Según lo que explica el propio Fynn Claus Grabke, las canciones del Imaginary horse nacen a partir de un ritmo descomunal que guía a una guitarra blusera y a una voz que no para de aullar. Sin embargo, sus líricas se escribieron por medio de un método utilizado por David Bowie: a partir de anotar algunas palabras sueltas, se creaban ideas en un intento por unirlas, darles sentido sin perder su fuerza propia. Como resultado tenemos historias de suplicio y añoranza a la mitad de la noche.
"Cuando se animaron, el conejo y el lobo ya no escondieron más la semilla, aquella tan inocente y tan pequeña. Yo lo sé, es difícil creerlo... El carnívoro y la bestia al fin se están tratando de conocer ahora que están atrapados en un callejón sin salida... La ciudad llora mientras estás sangrando. Aquí están: buscados, cazados"
La letra de "The rabbit and the wolf" busca reflejar lo que es la banda y lo que significa para ellos estar de gira y convivir con el público. Es por ello que decidieron hacer un promocional del grupo con diversos extractos de videos que ellos mismos y distintos amigos habían filmado durante sus presentaciones en Europa y Estados Unidos, los cuales en su mayoría fueron grabados en pequeños lugares antes de que la banda fuera firmada por su disquera. En pocas palabras, este video es un agradecimiento para el público que les ha dado la oportunidad de mostrar su trabajo, pero a la vez, es una probada a la potencia que tiene The Picturebooks en el escenario y una muestra de los elementos que conforman a la banda: motocicletas, desierto, patinetas, hermosas mujeres, carretera y rock primitivo.
El estilo musical de The Picturebooks podría ser encasillado junto a lo hecho por gente como Black Rebel Motorcycle Club, Royal Blood y los primeros álbumes de The Black Keys y All Them Witches, sin embargo, el dúo germano es mucho más salvaje, más crudo, más tribal. Aquella guitarra slide con reverberación natural, esa batería sin platillos ni baquetas de golpes graves y abismales, además de las voces indias de coros rituales que buscan liberar el alma son inigualables. A éso se escucha el Imaginary horse.
Una vez hipnotizados con magia del chaman, el cascabel en la cola de la serpiente y el calor del desierto despiadado, nuestras neuronas exigen más; sin embargo, tendremos que esperar... The Picturebooks ha anunciado que está trabajando en estos momentos con su siguiente disco, mismo que será publicado a través de Another Century; por lo que no sabremos nada de los alemanes hasta principios de 2017. Así que no nos queda de otra mas que tomar la motocicleta, agarrar carretera y disfrutar del paisaje árido que nos ofrece el caballo imaginario, aquel compañero fiel que no abandona y vive en nuestro interior junto con nuestros peores demonios...
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