Desde que el hombre
comenzó a tener consciencia, las preguntas surgieron en su interior. Al
encontrarse rodeado de otros seres iguales a él, su curiosidad se enfocó en
querer saber qué es lo que piensan los demás y cómo es que llegan a ello. Con
el paso de los siglos, la intriga por el deseo de conocimiento por el otro se
convirtió en morbo en aquellos momentos en que la maldad se postraba dentro de
la mente de las personas, llevándolos a
realizar actos fuera de lo establecido. Los retorcidos y enfermos pensamientos de aquellos que
trasgredieron el límite de lo permitido se convirtieron en objeto de estudio y
análisis, aunque también en una fuente de inspiración para narraciones,
pinturas y otras obras artísticas… y la música no fue la excepción.
El rock siempre ha sido
un género que ha buscado cruzar la frontera entre lo permitido y lo prohibido,
y con el paso de los años, han surgido diversos movimientos que la han
alimentado en búsqueda de libertad y rompimiento. A principios de los años 70
surgieron diversas bandas que utilizaron el hard rock, el bues y la psicodelia
para crear música más pesada y densa que lograra despertar en su audiencia
temor, zozobra, angustia y desesperación con los ritmos lentos y las líricas
tétricas. La muerte se convirtió así en su tema recurrente y poco a poco se
construyó un subgénero que se conoció como doom, palabra que engloba condena,
perdición y amargo destino.
Con el resurgimiento de
este tipo de música desde los años 90, muchas bandas en diversas latitudes del
planeta comenzaron a componer nuevas canciones bajo la estética obscura del
doom. Fue así que surgió en Japón el grupo Church of Misery, una banda que tomó
como estandarte las lúgubres atmósferas musicales de bandas como Black Sabbath,
Pentagram y Saint Vitus para hablar sobre lo que ocurre en el interior del ser
humano cuando se habla de la muerte; pero en lugar de ponerse en el lugar del
que muere, la banda nos pone frente a frente con los pensamientos del que mata.
Doom más asesinatos en serie son la fórmula de Church of Misery, combinación
que desata las más aterradoras imágenes de tortura, violación y sadismo a
través de desbocadas melodías que pueden sacudir a cualquiera.
¿Pero
quién carajos son estos tipos?
A mediados de la década
de los noventas se dio el fin de la banda nipona Salem, un grupo que se movía
dentro del trash metal. Con la intención de seguir en el mundo de la música y
aprovechar el eco que había hecho la banda en Inglaterra, el bajista del grupo,
Tatsu Mikami decidió crear un nuevo proyecto en 1995. La idea de esta nueva
agrupación era fusionar la fuerza del metal que tenía Salem con su gusto por
las bandas doom de los años 70, recuperando también así un poco del gusto que
existe en Japón por las bandas hard rock (recordemos las épicas presentaciones
de Deep Purple que quedaron registradas en su Made in Japan o el gran fenómeno
que fue en Tokio la banda de covers Flower Traveling Band creada por Yuya
Uchida).
En un primer momento,
Mikami reclutó a Hideki Shimizu en la batería, Kazuhiro Asaeda en las vocales y
al guitarrista Tomohiro Nishimura. Con esta formación, la banda se metió a los
estudios y grabaron un demo bajo el título ADV.1996
con la intención de hacerse conocer y lograr así espacios para realizar
presentaciones. Sin embargo, la disquera Doom Records de Estados Unidos publicó
las cintas sin permiso de la banda, metiéndolos en una disputa legal por los
derechos y las regalías. Irónicamente, la difusión de este disco pirata logró
llamar la atención de los nuevos fanáticos del doom que buscaban ávidamente
propuestas frescas alrededor de este subgénero. Fue así que en 1997 lograron
ser incluidos en una recopilación hecha por Cornucopia Records bajo el título
de Doomsdays recitation junto con
otras bandas niponas como Millarca, Berenice y Eternal Elysium.
Como proyecto personal
de Mikami, Church of Misery ha sufrido muchos cambios de alineación, siendo
diversos los motivos de la salida de sus integrantes. En este momento en que
lograban contratos para presentaciones en vivo, Asaeda deja la banda y se
incorpora como nuevo vocalista Nobukazu Chow con quien grabaron el EP Taste the pain y un disco compartido con
la banda canadiense Shevy, logrando así una reputación en la escena underground
de su país natal.
Sin embargo, Mikami no
estaba contento con el sonido de la banda y decide despedir a Chow y a Shimizu
con la intención de reformar a Church of Misery y darle así más fuerza y presencia
en los escenarios. Fue así que en el año 2000 entra al grupo Junji Narita en la
batería, quien se convertiría por casi quince años en el compañero de Mikami en
la base rítmica de la banda gracias a su potencia e ingenio en los tambores.
Asimismo, en ese mismo
año año se incorpora como vocalista Yashiaki Negishi, quien terminó tocando
también algunos teclados con la intención de darle más presencia y atmósfera a la música del grupo. Por si
fuera poco, la experiencia de Negishi en bandas de death metal y hardcore punk
le otorgó mayor agresividad al sonido de Church of Misery, elemento necesario
para las líricas sobre asesinos en serie hechas por el propio Tatsu Mikami.
Con esta alineación,
Church of Misery se metió a Los Angeles Club Studio de Tokio de la mano del
productor O-MI para grabar lo que sería su primer álbum oficial bajo el título Master of Brutality y distribuido por la
marca Southern Lord Recordings de Estados Unidos. La publicación de la placa se
realizó en 2001 y llegó inmediatamente al gusto de los seguidores del doom
metal de todo el mundo, ganándose el apodo de “la banda más pesada del Japón”.
Tal fue el impacto de
este disco, que en 2011 fue relanzado por medio de las reconocida disquera
norteamericana Metal Blade Records de la mano de la británica Rise Above
Records, bajo una nueva portada que tributaba la original de Black Sabbath para
su Master of reality que inspiró el
nombre a la placa de Church of Misery. En esta edición se pueden escuchar tres
rolas como bonus track, dos incluídas en el single Boston Strangler publicada por una disquera finlandesa en 2002 y
una en vivo que formó parte de un compilado llamado Blood curdling nightmare. Estas tres canciones ya no cuentan con
Tomohiro Nishimura en la guitarra, quien por motivos personales y de búsqueda
de nuevos horizontes musicales dejó la banda a unas cuantas semanas de
publicado originalmente el Master of
brutality. Para cubrir su vacante, Makami recluta a Takenori Hoshi para
cubrir las fechas comprometidas para la promoción del disco y quien entiende
perfectamente el concepto musical que buscaba la banda y que al final de cinco
años de arduo trabajo del bajista líder estaba reflejado en el ansiado álbum
debut.
El
concepto
Tratar de entrar en la
mente de una persona para conocer sus pensamientos siempre será una anhelo del
hombre, pero cuando esa mente corresponde a la de un asesino, el interés crece
hasta crear un morbo alrededor de querer saber cuáles fueron los motivos que
orillaron a un ser humano a convertirse en un monstruo.
Esto es precisamente lo
que intenta realizar Tatsu Mikami al conformar su Church of Misery. Al poner a
los asesinos seriales en primera persona para que expongan sus ideas, sus actos
y sus reflexiones, el escucha lo único que podrá es estremecerse con las
mórbidas narraciones. Poco a poco las líricas se construyeron alrededor de las
notas periodísticas, las viejas grabaciones y transmisiones radiales, los
libros y las películas que han tratado sobre aquellos asesinatos que
conmovieron y aterrorizaron a las sociedades en distintos momentos.
Al escoger cinco de las
seis canciones que conformaron la primera edición del Master of brutality, se escogieron aquellas en que los ataques
narrados fueran contemporáneos entre sí, aunque no fue elegido al azar cualquier
momento de la historia. Mikami y su inseparable bajo Rickenbacker decidió tomar como ventana del tiempo para su
disco debut exactamente cuando se estableció el metal y el doom como géneros
musicales, esa época de explosión del hard rock que sembró la semilla que
muchas bandas han cosechado: finales de los años sesentas y toda la década de
los setentas. El nudo que ata a dichas rolas es un cover a una de las bandas
que formaron parte de este movimiento musical (Blue Öyster Cult), la cual
denotara la importancia del rock como forma de expresión y rebeldía.
Para la reedición que
hicieron Metal Blade y Rise Above en 2011 del Master of brutality, se añadieron como bonus tracks dos rolas que
fueron publicadas en un EP que vió la luz inmediatamente después del álbum
debut del grupo y que precisamente entraban en el concepto de asesinos en serie
que realizaron sus fechorías en el momento que buscaba Mikami como hilo
conductor para su disco. Así mismo, se sumó una rola en vivo de difícil
adquisición y que formaba parte de la época de difusión de la placa, y que
dentro de la obsesiva idea del bajista líder de Church of Misery, unificaba
varias líneas conceptuales del disco: asesinos seriales y la música como medio
de expresión que puede hablar de cualquier cosa.
Canción
por canción
Killfornia
(Ed Kemper): Un coche a toda velocidad por los
caminos del norte de California sintoniza la radio para buscar alguna nota que
hable sobre el brutal asesinato de una señora de edad mediana a martillazos en
la cabeza. Giro y giro en el dial y nada aparece. Un joven de más de 2 metros
de altura y 130 kilos se aparece en la comisaría y confiesa su crimen: Ed
Kemper había matado a su madre, una señora violenta a la cual le tenía
resentimiento por los castigos severos y los encierros en su niñez. Pero este
crimen no era el único: había matado a sus abuelos con una escopeta por “sólo
saber qué se sentiría”, asesinó a seis jóvenes universitarias porque “siempre
quiso que las personas lo admiraran”. Necrofilia y canibalismo fueron los
cargos en su contra. Los cuerpos fueron decapitados y sus restos yacían en la
cajuela trasera de su camioneta hasta que eran regados en barrancos o
sepultados en campos alejados. Un tipo con coeficiente intelectual muy elevado
que deseaba saborear su triunfo sobre la muerte de los demás. Un hombre
quedaría tras las rejas cumpliendo una cadena perpetua luego de sembrar la
pesadilla en la que sería conocida como la capital mundial del asesinato.
Unos extraños sonidos
de cintas al revés se dejan escuchar, las cuales terminan sirviendo de fondo a
una vieja grabación donde se escucha una entrevista a Ed Kempler, aquel asesino
con nivel 145 de IQ y que atemorizó California por el sadismo con el cual
cometió sus crímenes. Un bajo ahogado de fuzz y wah nos va marcando el riff de
la melodía hasta que el resto de los instrumentos termina acompañando la
fúnebre marcha. La desgarrada voz de
Yashiaki Negishi toma el papel del asesino y poco a poco nos lleva a los
momentos en que montado en su camioneta Kempler busca desesperadamente
sintonizar en su radio la noticia que anuncie que él asesino a su propia madre.
El solo de guitarra de Tomohiro Nishimura es grabado en un doble track, lo que
termina igualando el sonido de Tony Iommi de Black Sabbath. Hacia el final de
la rola, el bajo se queda solo en una figura tétrica mientras se escuchan
suspiros que brindan un suspiro hasta que un desgarrado grito de dolor rompe
con todo y nos hace caer en un muy profundo abismo.
Ripping
into pieces (Peter Sutcliffe): Un joven trabaja
excavando tumbas para ganarse algunos centavos, hasta que la calma desaparece y
una voz se deja escuchar en su mente: “mata a las prostitutas”. El chico
introvertido y apasionado por la mecánica automotriz y el fisicoculturismo se
transformaría en quien la prensa inglesa conocería como el “destripador de
Yorkshire”. El rencor contra su padre infiel y su incapacidad de tener hijos
con su esposa terminaron por destruir la agitada mente de Peter Sutcliffe para
convertirlo en un asesino de más de 20 mujeres. La prensa amarillista, cartas
de falsos asesinos y la torpeza de la policía alargaron por cinco años el
terror creado por el destripador, hasta que por un golpe de suerte hizo que un
investigador encontrara un martillo ensangrentado y tras días de
interrogatorios, la frágil y esquizofrénica mente de Sutcliffe aceptó todos sus
crímenes.
Dos golpes marcan la
entrada para un riff de guitarra obscuro como si se trataran de golpes de
martillo. Acompañado un bajo con efecto wah va dejando su propio rastro sobre
aquel cementerio donde escuchó sus primeras voces internas Peter Sutcliffe. A
pesar de la marcada melodía, Tatsu Mikami termina improvisando sobre la línea
musical muy al estilo de Geezer Buttler, dejando a la guitarra como simple
instrumento de acompañamiento. El puente instrumental de la rola termina siendo
una competencia entre la guitarra y el bajo, hasta que final se escucha
victoriosa una guitarra aguda que demuestra la gran calidad de Nishimura en su
instrumento.
Megalomania
(Herbert Mullin): su fecha de nacimiento selló su
destino: 18 de abril, aniversario del gran terremoto que destruyó San Francisco
a principios del siglo XX. Las voces que Herbert Mullin escuchaba en su mente
le decían que tenía que matar a seres humanos para lograr un equilibrio con la
naturaleza, evitando así que un nuevo terremoto borrara del mapa a California.
Su esquizofrenia lo llevó a tener una crisis de identidad, saltando de hippie a
militar, pasando a un ferviente seguidor católico. Muchas muertes habían
sucedido en Vietnam, pero el término de la guerra en 1972 rompía el
“equilibrio” del que hablaba Mullin. Finalmente, el pasaje bíblico de Jonás y
el gran pez desató la carnicería: “mátenme para que otros puedan salvarse”. 13
sacrificios para salvar la tierra, cuchillos y pistolas las herramientas
rituales. Una vez detenido y sentenciado, fue encarcelado a un lado de la celda
de Ed Kempler, quien nunca dejó de culparlo por “robarle” los sitios donde
dejaba sus cadáveres.
Golpes de tres tiempos
con precisos slides de guitarra anuncian una acelerada melodía que al llegar a
su estrofa baja la velocidad para darle paso a la cruda voz de Yashiaki
Negishi. El riff de las guitarras Nishimura es simplemente un gancho al que
irremediablemente quedamos prendidos en él, además de su solo de guitarra bajo
la escuela de Tony Iommi. Hacia el puente de la rola, el bajo y la guitarra
entonan en conjunto la melodía en un loco juego de wah y fuzz que convierte la
rola en una delicia, lo que termina creando una contradicción con la lírica de
la canción, una ironía que refleja las diferentes identidades que un
esquizofrénico puede presentar.
Green
river (Gary Ridgway): ¿Quién podría imaginar que un ferviente
devoto que la iglesia pentecostal que toca de puerta en puerta realmente fuera
un asesino en serie? ¿Quién podría saber que detrás del hombre amable que
presume a su hijo en una fotografía realmente es aquel que recoge prostitutas
en su pick up y tirar sus cuerpos sin vida de en el río Green? Gary Ridgway mató
a más de cincuenta mujeres del condado de King, en el estado de Washington, un
misógino que le gustaba estrangular a las mujeres mientras las penetraba.
Intentando saber qué tenía en su mente, sólo podíamos descubrir el odio que le
tenía su madre por el maltrato que recibió en su niñez, asociando la
provocativa forma de vestir de ella con la de las mujeres de la calle. Tener
relaciones con los cadáveres de sus víctimas representaba para el sexo gratis.
Asesino cuidadoso que siempre cuidó la escena de sus crímenes para no dejar
huellas, hasta que una serie de circunstancias
y el desarrollo de las técnicas de identificación de ADN lo llevaron a juicio.
Como curiosidad, dentro de los tantos años de duró la investigación del caso,
se contó en un momento con la colaboración de otro asesino serial (Ted Bundy),
para que se pudiera comprender la mente criminal de Ridgway. En el juicio que
se llevó en su contra, se puede rescatar esta declaración suya: He asesinado
tantas mujeres que me cuesta acordarme de todas ellas… Elegí a las prostitutas
porque creí que podría matar cuantas quisiera sin ser atrapado”.
Melodía instrumental
compuesta por el guitarrista de la banda, Tomohiro Nishimura con la intención
de hacer un conjunto de notas tétricas y fúnebres que nos llevaran a imaginar
la espantosa imagen de los cuerpos asesinados por Ridgway flotando en las
márgenes del río Green. Siguiendo la idea de Black Sabbath de meter puentes
instrumentales en sus discos, Church of Misery presenta esta mórbida marcha
llena de ecos y efectos whammy que logra sumergirnos en las tétricas aguas para
dejarnos ahogados en ellas.
Cities
on flame: Para tocar rock se requiere tener un corazón
obscuro y unos labios fríos. Trescientas guitarras nos ven llorar mientras
nuestros oídos se derriten. Y mientras nos debatimos en una guerra de
amplificadores Marshall y Fender, la ciudad se quema bajo las llamas del rock
n’ roll… Esta es una declaración de intenciones por parte de Church of Misery,
quienes no dejaría de interpretar un cover en cada uno de sus álbumes. Esta es
su versión a la rola original de los neoyorkinos Blue Öyster Cult incluída en
su disco homónimo y debut publicado en 1972, la cual fue escrita por su
productor Sandy Pearlman, el guitarrista Buck Dharma y el baterista Albert
Bouchard. A diferencia de la versión original, los japonés les suben a la
velocidad y convierten el rockcito en una rola pesada de sabor blusero donde
llevan a la realidad la idea de unas guitarras que se derriten en nuestros
oídos. El solo de guitarra de Tomohiro Nishimura se lleva los aplausos gracias
a su genialidad que supera por mucho lo que hizo Buck Dharma en el 72. La voz
de tragavidrios de Yashiaki Negishi no le envidia nada a la de gente de la
talla de Lemmy Kilmister o Tom Waits.
Master
of brutality (John Wayne Gacy): Varios jóvenes se han
perdido en la vecindad y nadie sabe de ellos. Tras varios años, 33
desapariciones se sumaban hasta que se encontró un cabo en la investigación. Un
muchacho había ido a pedir trabajo con John Wayne Gacy, aquel vecino que todos
respetaban por ser el “ciudadano ejemplar”: hombre de negocios exitosos que
tuvo un gran esfuerzo para titularse y que los fines de semana se disfrazaba de
payaso para alegrar a los niños recién ingresados al hospital de la localidad.
Tras registrar su casa se encontró una sala de tortura repleta de objetos
sexuales. Al confesar sus asesinatos, se descubrieron algunos de los motivos
que pudieron convertir al ciudadano
modelo en un depravado sexual: de niño fue abusado, su padre lo golpeaba y
dudaba de su orientación sexual, además de sufrir un golpe en la cabeza que le
provocó un coágulo en el cerebro. Un paño lleno de cloroformo para hacer perder
la conciencia de los jóvenes raptados, un terrible encierro para convertirlos
en esclavos sexuales, una larga serie de asesinatos como forma de sacar el odio
a sí mismo por su homosexualidad y un sótano lleno de cadáveres. Un largo
encierro es resistido con pinturas al óleo, pero al final del juicio se dicta
el veredicto: el payaso Pogo deberá morir por inyección letal, a lo que el
asesino responde: “Bésenme el trasero!”.
Se escuchan una vieja
nota sobre el juicio que se lleva contra John Wayne Gacy, mientras que un bajo
eléctrico en wah se deshace en nuestros oídos para dar entrada a una melodía
aletargada y densa en un intento en sentir el peso del payaso asesino y el
largo sufrimiento que sintieron sus víctimas durante las torturas sexuales que
les realizó. Los instrumentos se vuelven viscosos como si trataran de escapar
de alguna trampa pegajosa. A la mitad de la rola, el ritmo cambia a un riff
marcado con la intención de hacernos ver la otra cara de Gacy, la de Pogo
y su transformación en un asesino
confeso, retador y sin miramientos. El solo de guitarra de Nishimura es una
espiral de notas que trata de salir de la melcocha y se retuerce sobre sí mismo
hasta que nuevamente cambia la melodía para bajar a un ritmo lento como si nos
hubieran colocado un pañuelo con cloroformo y empezáramos a perder la razón.
Boston
stangler (Albert DeSalvo): Se oye un golpe en la puerta y al
ser abierta comenzaba la pesadilla. Mujeres de todas de las edades comenzaban a
aparecer muertas en sus propias casas. La ciudad de Boston estaba aterrorizada
por la serie de ataques sexuales que mantenían un mismo sello: mujeres
estranguladas con sus propias prendas y la alteración de la escena del crimen
para aparentar asalto. La búsqueda del “Estrangulador de Boston” fue tan larga
y difícil, que hasta en un momento participó en ella Peter Hurkos, un detective
psíquico. Un golpe de suerte y un esposo atento logró detener a Albert DeSalvo,
un militar con un pasado lleno de violencia familiar y una líbido desmesurada.
La publicación de su foto llevó a su reconocimiento por varias de sus víctimas,
pero su confesión se llevó a cabo bajo a un proceso de hipnosis. A pesar de que
se le dictaminó tener esquizofrenia y una “ruptura de personalidad” por no
recordar de manera consciente sus actos
criminales, fue sentenciado a cadena perpetua. Unos cuantos meses después,
DeSalvo escapó de la cárcel, pero al cabo de unos días se entregó solicitando
una mejora en la condición del hospital de la carcal donde estaba recluido. Fue
trasladado a una cárcel de máxima seguridad donde, irónicamente, fue encontrado
asesinado a puñaladas en la clínica del lugar.
Sigilosamente se
escucha un juego de bajo de Mikami mientras un locutor de radio relata sobre
los horrores cometidos por el estrangulador de Boston. De la tranquilidad que
el manto de la noche recrea, una sombra misteriosa acecha con seguridad, al
igual que las guitarras de Takenori Hoshi, las cuales se inundan en efecto wah
muy parecido a lo que hace Mikami en su bajo en rolas como “Master of
brutality” o “Megalomania”. El ritmo cambia y asesta un fuerte golpe con su
marcada melodía que nos toca a la puerta para que irremediablemente lo dejemos
entrar confiadamente. Quizá esta rola de Church of Misery se la que siga más
fielmente las enseñanzas de Black Sabbath gracias al estilo de su nuevo
guitarrista y su intención de encontrar un sonido muy cercano al doom
setentero. Hacia el final, la rola se sumerge nuevamente en las profundidades
de la noche como si buscara escapar de la escena del crimen, pero al voltear se
puede el cuerpo derrotado con una prenda colgando de su cuello.
Candy
man (Dean Corll): Varios chicos de Houton , Texas
comenzaron a desaparecer con una sola pista en común: los testigos hacían
referencia a una furgoneta blanca. Nadie sabía el paradero de los muchachos
hasta que un enfrentamiento entre dos personas puso todo al descubierto. Elmer
Wayne Henley raptaba jovencitos para entregárselos a Dean Corrl por la ridícula
cantidad de 200 dólares cada uno, quien lo hacía en una furgoneta blanca que el
propio Corrl le había regalado tras haber cometido varios secuestros en el
mismo vehículo. Una vez en casa Corrl, los jóvenes eran encerrados en un cuarto
de torturas donde eran violados y sodomizados hasta que encontraban su muerte
cuando eran estrangulados o asesinados con un disparo en la cabeza. Los cuerpos
fueron enterrados en un cobertizo de la casa de Corrl o en las cercanías de los
lagos de la ciudad. Henley terminó en una discusión con Corrl que terminó con
seis disparos en el cuerpo del torturador. Una vez detenido Henley confesó
dónde estaban los cuerpos. Al hallar las fosas clandestinas, algo sorprendió
aún más que las propias muertes: los cuerpos habían sido enrollados en
plásticos cual si fueran caramelos. Dean Corrl había trabajado por muchos años
en un negocio familiar de dulces con su madre, donde tenía la costumbre de
regalar dulces a los niños. A pesar de levantar sospechas, nadie imaginó que el
“hombre de los dulces” era un asesino en serie que para generar confianza en
los jovencitos, les regalaba caramelos para convercerlos y subirlos a su camioneta
mientras ellos buscaban un “aventón”. Tras esta historia nació la frase “no
aceptes dulces de extraños”.
Una sucesión de notas
descendentes nos dan la bienvenida y sin alternativa nos dejamos llevar por un
ritmo adictivo de fuerza y energía que sólo Church of Misery puede lograr con
su música. Escuchamos las primeras palabras de Elmer Henley cuando es detenido
por el asesinato en defensa propia contra Dean Corrl, pero donde termina confesando
cuánto cobraba por cada jovencillo que dejaba en las garras del hombre de los
caramelos. Nuevamente sentimos en las venas de esta canción correr la sangre
heredada de Black Sabbath donde los duelos entre el bajo y la guitarra mientras
la batería no cesa de golpear son innegables señas particulares y que a la vez
nos hace imaginar el duelo a muerte entre Henley y Corll. Rola pesada con sabor
ácido surgido de un pasado que se busca recuperar pero que con la adolorida voz
de Yashiaki Negishi nos regresa a un crudo presente que nos lleva a desenterrar
mortajas como si de dulces se trataran. Gracias a esta rola, Takenori Hoshi se
gana su lugar en Church of Misery.
Lucifer
rising: Esta es la llegada de la era de Horus, la nueva
época que había anunciado Aleister Crowley. Según la religión que el propio
ocultista inglés fundó alrededor de la filosofía de Thelema, un pensamiento del
siglo XVI que tiene su base en la máxima “haz tu voluntad: será la única ley” y
que sirvió de lema en el siglo XVIII para el Club del Fuego Infernal de Francis
Dashwood. Según esta ideología, la
historia de la humanidad puede ser dividida en tres eones o espacio en el
tiempo: la era de Isis (la deidad femenina), la era de Osiris (la deidad
masculina) y la era de Horus (la deidad infante). Este es el momento en que la
humanidad podría autorealizarse gracias a su fórmula mágica y el gran interés
por las cosas espirituales. Esta es la oportunidad del ángel expulsado del
paraíso de tomar venganza contra el padre creador.
Esta rola es un
“jamming” en vivo inspirado en la película “Lucifer rising” del controvertido
director alemán Kenneth Anger, la cual cuenta con la participación de Marianne
Faithfull y el hermano de Mick Jagger en la actuación. La película es un
proyecto fílmico que busca incidir al espectador a construir un sentido a las
imágenes para que él mismo genere una interpretación de lo mostrado en la
pantalla: imágenes de viejas deidades egipcias, ovnis, magia y demonios.
“Lucifer rising” es un conjunto de simbolismos que sin el conocimiento previo
de la Thelema y Crowley se vuelve muy compleja para quien la ve. Originalmente
la música de la película sería realizada por Jimmy Page, quien fue convencido
de entrar al proyecto por su gusto por el ocultismo y la figura de Crowley,
pero sus composiciones instrumentales de guitarras de 12 cuerdas y theremin no
fueron del gusto del director. Fue así que solicitó a uno de los recurrentes
actores de las películas de Anger que realizara la musicalización: Bobby
Beausoleil.
Lo macabro que sirvió de inspiración para los largos y desgarradores 17 minutos y 40 segundos
de rola de Church of Misery es la historia de Beausoleil. El actor y compositor
se encontraba en prisión en los momentos que realizó y grabó la música de la película, pues estaba cumpliendo una condena por el asesinato de Gary Hinman, un músico y traficante
de mezcalina que surtía a la “familia” de Charles Manson. Al negarse Hinman de
entregar dinero y mercancía, Manson le cortó su oreja y les dijo a sus
seguidores que hacieran lo que quieran con él. Al día siguiente aparece el cuerpo
de Hinman totalmente tasajeado mientras que en una de las paredes se podía leer la frase
“political piggy” hecha con la sangre del asesinado. Tras una búsqueda
intensiva en los días subsecuentes, encontraron a Beausoleil circulando en el
coche de Hinman y con el arma homicida dentro del vehículo.
Por si fuera poco, existen coincidencias y vínculos entre Anger, Beausoleil y Manson que podrían desarrollar la mente de cualquiera. Uno de los
motivos que se especularon sobre el asesinato de Sharon Tate (una de
las muertes más conocidas realizadas por la Familia Manson) fue que su esposo,
Roman Polanski, dirigió la película de “Rosemary’s
baby”, la cual trata de la llegada del hijo del demonio a la Tierra al igual
como había ocurrido con Jesús. El director de cine recibió muchas amenazas
debido a tratar el satanismo como un tema para el espectáculo al estilo de
Hollywood. Irónicamente, uno de los símbolos que utiliza Anger en su película
conceptual es advenimiento de Lucifer como señal de una nueva época. Sin embargo, nunca se esclareció el terrible asesinato de la actriz y bella esposa de Polanski.
Este es el album debut de Church of Misery en su versión reeditada de 2011, la cual incluye sus tres bonus track descritos. Doom en su máxima expresión, terror implícito en sus líricas y una de las mejores bandas de música pesada del Japón...
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