Los helados vientos del norte comienzan a soplar. Los campos tornan a blanco gracias a la nieve que cae sin freno ni clemencia. Las hojas secas que cayeron en el otoño, el invierno las ha congelado para dejar sin alimento a muchos. Sin embargo, el hombre encuentra en el cruel clima un motivo de fiesta y alegría. El agua que está apunto de convertirse en hielo se transforma en el medio ideal para el deporte, la competencia y la velocidad. Una tabla y los esquí nos sirven del medio ideal para deslizarse sobre las laderas a gran velocidad... El invierno está aquí.
Gracias a esta helada imagen, de manera inmediata nos viene a la mente aquel poderoso tema que publicaran a finales de 2013 los canadienses de Evil Can Evil con el que titularían a su segundo álbum: Winter rider. Aquella portada realizada por Alexandre Goulet no dejaba lugar a dudas: un casco y unos goggles denotaban nieve, velocidad y fuerza extrema, todos elementos ideales para una banda con el stoner como bandera.
Evil Can Evil es un cuarteto formado en la ciudad de Quebec, Canadá en 2007 que tras mucho tiempo de trabajo en conjunto, lograron presentar su álbum debut en febrero de 2010. Jean-François Fortier en las vocales y guitarra rítmica, Manuel Grenier en el bajo, Mathie Henri en la batería y Sebastien Harveay en la guitarra principal buscaron crear su sonido a partir de su gusto por bandas como Clutch, Nebula, Monster Magnet, Red Fang, Dozer, Karma to Burn y Truckfighters.
De aquel primer disco se podían rescatar temas de buena manufactura como las aceleradas "Queen", "The land" y "78" o la áspera "Front line" y la blusera "Feel the fuel". Desde sus primeros acordes uno podía sentir el frío correr por la piel, por lo que bien lográbamos separar el stoner arenoso que en aquel momento regresaba al gusto de la gente por aquellos sonidos gestados en la costa este norteamericana. En lugar de encontrar la inspiración en los desiertos de California, Evil Can Evil tenía el difícil clima del Océano Ártico.
Sin embargo, el despegue de Evil Can Evil como banda lo lograron con el genial Winter rider, energético disco publicado en diciembre de 2013. El álbum es más áspero que su antecesor gracias a sus melodías más rápidas y directas que dejan congelado de manera inmediata, pero que quizá sea en su madurez en la composición y en el excelente trabajo de mezcla y masterización realizada por Raphael Malenfant que el material alcanza su cometido.
Winter rider arranca de manera impresionante con "I'm alive", una avalancha imparable que satura las bocinas con su distorsión incansable y su ritmo constante, pero si por dicho tema tuviéramos que esperar que el resto del disco fuera igual, estamos totalmente equivocados. Evil Can Evil logró en su segundo disco un equilibrio entre la potencia irresistible de un hombre desnudo corriendo a través de una tormenta de nieve en búsqueda de refugio y la paciencia de quien intenta calentarse al calor de una buena fogata. Estos dos extremos los podemos escuchar con "Power" y "Arsenal" por un lado y con "Gentleman" por el otro, aunque el disco tiene más colores.
Es inevitable pensar por momentos en Neil Fallon, vocalista de Clutch, gracias a ciertos tonos de la voz de Jean-François Fortier, pero el disco ahuyenta dicho fantasma gracias a que sus temas van más allá de una copia de la banda norteamericana. "Love and hate" en un tema poderoso con personalidad propia, siendo quizá una muestra del estilo que marque el sello de Evil Can Evil; pero otros caminos posibles los podemos detectar otras canciones de ritmos diferentes como "Be my love" o "Vipères" (ésta última cantada en francés).
Pero esta estación del año nos ha traído al recuerdo de Evil Can Evil gracias a su "Winter rider", tema de infeccioso riff que resbala por las cuerdas mientras nos deja caer por un tobogán congelado. Poder encapsulado en casi cinco minutos que se van como un descenso libre por una montaña nevada. Las guitaras juegan con distintas figuras hasta que logran crear la melodía ideal para la voz. Hacia su parte media, la canción nos otorga un entrecortado respiro, aunque en él no cesa la tormenta de notas. Los platillos de la batería saturan el horizonte auditivo a cada golpe dado, evitando dejar un solo segundo sin sonido. El bajo completa la obra con una necesaria base grave que sostenga al resto de los instrumentos. Como si fuéramos patinadores de snowboarding, "Winter rider" nos lleva a salvajes kilómetros por hora entre curvas y montículos cubiertos de nieve hasta que la fuerza inicial termina de un solo golpe.
Evil Can Evil no ha publicado nada desde Winter rider, teniendo la excepción sólo en el lanzamiento de "Psycho", un tema inédito del primer disco de la banda. El deseo por escuchar nueva música de la banda canadiense se hace cada día más grande, sin embargo podemos saber por su página de Facebook que no han desaparecido, y que aún mejor, siguen teniendo presentaciones en vivo. Ojalá ello sea un indicativo de que pronto regresarán a los estudios de grabación para ofrecernos nuevo material. Por lo pronto, disfrutemos del frío invernal a través de su velocidad y su furia descontrolada mientras colocamos nuestro deseo de navidad bajo el árbol...
Gracias a esta helada imagen, de manera inmediata nos viene a la mente aquel poderoso tema que publicaran a finales de 2013 los canadienses de Evil Can Evil con el que titularían a su segundo álbum: Winter rider. Aquella portada realizada por Alexandre Goulet no dejaba lugar a dudas: un casco y unos goggles denotaban nieve, velocidad y fuerza extrema, todos elementos ideales para una banda con el stoner como bandera.
Evil Can Evil es un cuarteto formado en la ciudad de Quebec, Canadá en 2007 que tras mucho tiempo de trabajo en conjunto, lograron presentar su álbum debut en febrero de 2010. Jean-François Fortier en las vocales y guitarra rítmica, Manuel Grenier en el bajo, Mathie Henri en la batería y Sebastien Harveay en la guitarra principal buscaron crear su sonido a partir de su gusto por bandas como Clutch, Nebula, Monster Magnet, Red Fang, Dozer, Karma to Burn y Truckfighters.
De aquel primer disco se podían rescatar temas de buena manufactura como las aceleradas "Queen", "The land" y "78" o la áspera "Front line" y la blusera "Feel the fuel". Desde sus primeros acordes uno podía sentir el frío correr por la piel, por lo que bien lográbamos separar el stoner arenoso que en aquel momento regresaba al gusto de la gente por aquellos sonidos gestados en la costa este norteamericana. En lugar de encontrar la inspiración en los desiertos de California, Evil Can Evil tenía el difícil clima del Océano Ártico.
Sin embargo, el despegue de Evil Can Evil como banda lo lograron con el genial Winter rider, energético disco publicado en diciembre de 2013. El álbum es más áspero que su antecesor gracias a sus melodías más rápidas y directas que dejan congelado de manera inmediata, pero que quizá sea en su madurez en la composición y en el excelente trabajo de mezcla y masterización realizada por Raphael Malenfant que el material alcanza su cometido.
Winter rider arranca de manera impresionante con "I'm alive", una avalancha imparable que satura las bocinas con su distorsión incansable y su ritmo constante, pero si por dicho tema tuviéramos que esperar que el resto del disco fuera igual, estamos totalmente equivocados. Evil Can Evil logró en su segundo disco un equilibrio entre la potencia irresistible de un hombre desnudo corriendo a través de una tormenta de nieve en búsqueda de refugio y la paciencia de quien intenta calentarse al calor de una buena fogata. Estos dos extremos los podemos escuchar con "Power" y "Arsenal" por un lado y con "Gentleman" por el otro, aunque el disco tiene más colores.
Es inevitable pensar por momentos en Neil Fallon, vocalista de Clutch, gracias a ciertos tonos de la voz de Jean-François Fortier, pero el disco ahuyenta dicho fantasma gracias a que sus temas van más allá de una copia de la banda norteamericana. "Love and hate" en un tema poderoso con personalidad propia, siendo quizá una muestra del estilo que marque el sello de Evil Can Evil; pero otros caminos posibles los podemos detectar otras canciones de ritmos diferentes como "Be my love" o "Vipères" (ésta última cantada en francés).
Pero esta estación del año nos ha traído al recuerdo de Evil Can Evil gracias a su "Winter rider", tema de infeccioso riff que resbala por las cuerdas mientras nos deja caer por un tobogán congelado. Poder encapsulado en casi cinco minutos que se van como un descenso libre por una montaña nevada. Las guitaras juegan con distintas figuras hasta que logran crear la melodía ideal para la voz. Hacia su parte media, la canción nos otorga un entrecortado respiro, aunque en él no cesa la tormenta de notas. Los platillos de la batería saturan el horizonte auditivo a cada golpe dado, evitando dejar un solo segundo sin sonido. El bajo completa la obra con una necesaria base grave que sostenga al resto de los instrumentos. Como si fuéramos patinadores de snowboarding, "Winter rider" nos lleva a salvajes kilómetros por hora entre curvas y montículos cubiertos de nieve hasta que la fuerza inicial termina de un solo golpe.
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