Un buen día, inesperadamente un correo electrónico llegó a la bandeja con una solicitud. Entre las líneas se encontraba el link para escuchar una propuesta musical hecha en Alemania. Abiertos a todas las posibilidades que el maravilloso mundo de la música nos ofrece, pulsamos sobre la opción y nos encontramos con un blanco europeo de penacho sobre la cabeza y playera negra donde se puede leer Kaiser. Otro click más y una misteriosa melodía se escapa por las bocinas, atmosférico sonido que sorprende y nos hace preguntar quiénes son los culpables: Tourette Boys.
Bajo el nombre de un síndrome que refiere a un trastorno neurológico que se caracteriza por tics motores y vocales, tres jóvenes radicados en Dresden conformaron una banda desde 2012 que a partir de la magia del blues psicodélico creara lentos temas donde los densos ambientes dominaran y el alma escapara suavemente en el sopor de acordes hipnóticos. Benjamin Butter en las vocales y una guitarra, Paul-Willy Stojan en la otra guitarra y Conrad Brod en la batería iluminan la obscuridad de la noche con una tenue luz eléctrica que explota en una distorsión sonora que sacude las neuronas.
Tourette Boys tienen un sonido abismal, enigmático y etéreo. En una música que mezcla el blues electrificado más pantanoso que puede existir y la psicodelia más quimérica, el power trio nos sumerge en un denso paseo en el cual es fácil perderse. Bajo la influencia directa de bandas norteamericanas como The Flying Eyes y All Them Witches, los alemanes entran a los terrenos de los antiguos dioses Hipnos y Morfeo hasta un punto sin retorno, idea que inspira a su álbum debut, publicado de manera independiente en 2014.
Desde entonces, la banda se ha dado a la tarea de tocar por toda Alemania para dar a conocer su proyecto, además de publicar algunos materiales en compañía de otros músicos, como el Past con Tim Holehouse y Folter & strafe con Gaffa Ghandi. Durante el verano de 2015 se metieron a los estudios de grabación bajo el mando de Bernard Camelleri en Berlín para registrar lo que sería su segundo disco, el cual fue publicado hasta mayo de 2016 con el nombre de Kaiser, mismo que también ha sido editado de forma independiente.
Con lo hecho en Point of no return, escuchar el Kaiser es avanzar un paso más allá al mundo onírico gracias a las atmósferas creadas, mismas que se vuelven tan pesadas que logran desprender los pies de la tierra de quien anima pisar en sus terrenos. A través de las seis extensas odas que conforman el disco, Tourette Boys nos muestran su gran calidad interpretativa, donde el sentimiento llega a lo más hondo del ser para sacar a flote aquello olvidado en las profundidades.
Como primera prueba a este material, los alemanes nos ofrecen "Heirarchy", un tema de acordes impresionantes y aletargado ritmo, tal y como si se tratara del penar de un condenado a muerte que arrastra su grillete que tiene atado al tobillo. A través de la combinación de las guitarras eléctricas y la serie de efectos sonoros que las acompañan, la banda logra abarcar todo el espectro tonal que van desde los graves más profundos hasta los agudos necesario para delimitar la melodía. Cortejo fúnebre que acompaña a esta queja sobre el poder y la jerarquía que caracteriza a las sociedades en el mundo, una densa crítica a las diferencias que separan a los pueblos y enfrentan a los hermanos
Con un video realizado por Artourette/Foto Görner y presentado en abril de 2016 a través de su canal de YouTube, Tourette Boys promociona "Heirarchy". Dicho trabajo visual muestra diversos personajes enfermizos mientras el teclado que sirve de introducción al tema ahoga todo a su alrededor. Las guitarras comienzan su tétrico lamento y un baile de extraños personajes se presenta ante nuestros ojos. Locura y paranoia se pasean frente a la cámara mientras la sangre comienza correr sin control entre cadáveres y amplificadores, apocalíptica pesadilla que sencillamente podría confundirse con la realidad.
Este es el proyecto que nos comparte el trío alemán, que a través de sus paseos por los abismos muestra los horrores de la humanidad, pasajes obscuros que la distorsión del sonido hace temblar a su paso y sacude a fuerza de golpes certeros en la conciencia. Tourette Boys busca crecer más allá de lo que han logrado hasta este momento, pues dos discos propios y dos EP's compartidos apenas es el comienzo. Ya han tenido la oportunidad de alternar con gente del nivel de Siena Root, Naam y Black Lung, pero ellos saben que este es tan sólo el arranque. Si ustedes buscan un espeso viaje de guitarras impenetrables y batería colosal, no duden en escuchar Kaiser hasta quebrar su consistencia sólida y saborear lo que hay en su interior...
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