Afortunadamente para
los amantes del blues, dentro del resurgimiento y recuperación de los sonidos
que construyeron el rock a finales de los sesentas, se han formado algunas
bandas con la intención de crear nueva música a partir de aquella mágica mezcla
entre el blues, el jazz, el hard rock y la psicodelia. Es así como hemos
escuchado las propuestas de Kamchatka (reseña), All them witches (reseña), Radio Moscow, Electric
Zoo (reseña), Divididos, The Stone Foxes y Blues Pills (reseña), pero ahora les presentaremos una
banda recién salida desde Suiza: Sons of Morpheus.
Esta banda ante del
hard blues nos llega desde Basilea, una de las ciudades más importantes de
Suiza, y que por su cercanía con la frontera de Francia y Alemania, este lugar
recibe la influencia multicultural. Aún así, Sons of Morpheus toman el idioma
inglés para componer sus melodías con la intención de llegar a más lugares con
sus líricas. Bajo el panorama de una hermosa ciudad antigua europea bañada por
las aguas del río Rin, esta banda toma como estandarte el blues electrificado
como forma para compartirnos sus cualidades interpretativas en cada uno de sus
instrumentos.
Con una formación
clásica de power trio, Sons of Morpheus retoman los conceptos musicales de
bandas como Cream, Led Zeppelin y, sobretodo, The Jimi Hendrix Experience.
Tomando como base el blues, podemos escuchar algunas pizcas rítmicas de rock n’
roll, algunos sonidos y figuras psicodélicas y hasta uno que otro efecto y
distorsión del stoner. La clásica guitarra Fender Stratocaster de Hendrix se
fusiona con alguna octavación perdida del stoner que busca alcanzar el espacio
exterior, regresándonos a la memoria bandas tan distantes como Queens of the
Stone Age y The Mars Volta.
El poder del grupo está
en su capacidad interpretativa, la cual nos arrastra sin duda a un maravilloso
mundo de sentimientos que erizan la piel del cual será muy difícil escapar. Los
hijos del viejo dios griego nos llevan a su universo de sueños, magia y rock
que, irónicamente, despierta las emociones hasta el grado de augurar un futuro
promisorio para una banda que le apuesta todo a su hard blues. Por si fuera poco, dentro de su corta carrera han tenido la oportunidad de ser la banda abridora de grupos de la calidad de Kamchatka y Karma to Burn, lo que habla de su calidad y capacidad en los escenarios.
Sons of Morpheus está
integrado por Manuel Bissig en las vocales y la fantástica guitarra eléctrica,
la fuerza y los juegos de notas graves están a cargo del bajo de cinco cuerdas
de Lukas Kurmann, y finalmente, el ritmo y los remates son cortesía de Simon
Gautsch; quien apenas hace unas semanas tomó la decisión de abandonar el grupo,
por lo que ahora Rudy Kink se encuentra encargado de marcar el tiempo en la
banda.
En septiembre de 2014
publicaron por medio de Deepdive Records su álbum debut, el cual fue grabado en
los Waterworks West Recording Studios de Tucson, Arizona bajo la producción de
sonido análogo y mezcla de Jim Waters, reconocido ingeniero de sonido que ha
trabajado con gente tan distinta como The Jon Spencer Blues Explosion hasta
Sonic Youth, pasando por Nortec Collective.
La carta de
presentación de la placa es su primer track, que bajo el título de “Pay for
me”, nos presenta un hard blues de riff entrecortado que permite escuchar la
voz de Bissig en plenitud. Una mezcla de instrumentos de sonido fuerte se
entremezcla con la esencia blusera del grupo. La guitarra eléctrica explota en
un solo fabuloso de guitarra mientras un poderoso y distorsionado bajo le da
soporte a su improvisación. El desbocado ritmo baja a una suave melodía donde
escalas salidas de los instrumentos de cuerda se enfrenta a remates de batería
de innegable origen jazzero. Nuevamente se agita la rola para dar entrada a
otro espectacular solo de guitarra con un bajo que por momentos parece
derretirse en las bocinas. La batería no deja de golpear los platillos hasta
que el eco de la última nota de la guitarra es rasgueado.
Para la promoción de
este sencillo, se realizó un video bajo la producción visual de Sven Probst con
locación en un bar de la ciudad de Lucerna, Suiza. En este promocional podemos
observar a la banda tocando en el local mientras el lugar es deslumbrado por la
entrada de tres hermosas chicas. Mientras observamos cómo se resbalan los dedos
de Bissig y Kurmann sobre las cuerdas de sus instrumentos, podemos ver a varios
jóvenes jugando cartas entre el humo de cigarro y tarros de cerveza, reflejando
algunas de las ideas de la lírica de la rola.
Mientras los
amplificadores explotan con la potencia sonora de la banda, la música nos hace
despegar los pies de la tierra hasta la propia Vía Láctea. Cada instrumento nos
muestra el virtuosismo de sus ejecutantes mientras que juntos construyen una
melodía que nos habla sobre juegos de cartas y mujeres. Energía pura capturada
en tan sólo cuatro minutos de intensidad y potencia blusera salpicada con
algunos granos de arena del desierto.
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