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jueves, 4 de junio de 2020

Blackbird Hill : el nuevo blues electrificado de Francia



Luego de un tiempo siguiendo la escena francesa, hemos tenido la oportunidad de detectar algunas propuestas basada en el blues sucio que algunos se han arriesgado a utilizar como soporte para su estilo sonoro. Por estas líneas hemos analizado a Dirty Deep y a Birdstone, pero ahora toca el momento de reseñar el álbum debut de Blackbird Hill, un proyecto que rescata los ruidos del garage para construir un blues electrificado fuerte, directo y puro que requiere ser digerido y compartido.

Blackbird Hill nace en la ciudad francesa de Bordeaux a través del encuentro sonoro del guitarrista y vocalista Maxime Conan y el baterista Théo Jude bajo el concepto de rescatar el viejo sentimiento del blues negro en manos de gente como Robert Johnson y Blind Willie Johnson para alimentarlo con la potencia y la magia que produce la electricidad que ahoga una guitarra y la fuerza bruta de una batería que sabe jugar con los golpes y las pausas; teniendo como obvios referentes a bandas como The White Stripes, The Picturebooks, Royal Blood, Reignwolf o Blackwater Fever


Sin embargo, y lejos de lo que se podría esperar, el dúo francés nos ofrece en su primer material discográfico en febrero de 2020 un álbum sincero de demuestra la capacidad interpretativa de sus integrantes y la gran imaginación para componer temas afilados bajo una densa neblina que construye a su alrededor una niebla de zozobra y misterio que obliga a colocar la atención para saber qué será lo que ocurrirá a cada instante. Bajo una combinación de riffs asesinos y golpes de percusión contundentes, Blackbird Hill nos ofrece un material rico en posibilidades más allá de lo que puede otorgar la simple combinación de una guitarra distorsionada y una batería poderosa. 

Bajo el nombre de Razzle dazzle tenemos una colección de diez temas interesantes que por momentos repta por las aguas pantanosas del delta de Mississippi hasta que finalmente lanza la venenosa mordida que atrapa e infecta. Desde los primeros acordes de On the rocks sabemos que estamos frente a uno de esos discos de blues grasiento como los que en su momento nos ofrecieron The Bonnevilles en su Arrow pierce my heart (reseña-review) o el Nebula de Muñoz (reseña-review) bajo aquel tufo a Jack White, pero los franceses saben darle vuelta al cliché para crear un material discográfico fresco lleno de ganchos como ocurre en la tribal "Watery eyes" con aquellos juegos de slide sobre el mástil de la guitarra. 


Y si con dichos temas Razzle dazzle no ha terminado de atraparnos, Blackbird Hill guarda otros ases bajo la manga como la distorsionada "Two wolves" con su riff pantanoso y electrizante o la aletargada "Cut the boards", que a pesar de su paso lento, guarda en una rabia en su interior difícil de imitar. Y por si fuera ésto poco, el dúo francés nos regala otra granada llena de adicción titulada "To & Fros" hecha a base de acordes desgarradores y equilibrios perfectos entre sonidos y silencios que son aprovechados por el poder del eco; un elemento bien logrado en el estudio de grabación.

 Aun así, Blackbird Hill se da la oportunidad de regalarnos un track más experimental por medio de una melodía vaquera a través del metálico sonido de un banjo en el tema llamado "Wreckage". Finalmente, el Razzle dazzle cierra con dos canciones contradictorias entre ellas que permiten demostrar las distintas posibilidades sonoras de la banda: por un lado la sombría "The tide" con aquellos arranques de furia que sorprenden a más de uno, y en la otra esquina la melancólica "Breezing away" con su melodía lenta hecha a base de puros acordes si mayores arreglos. 


"Debería haberlo visto venir deslizándose entre las grietas.
Dagas frías y afiladas brillando orgullosamente en mi espalda.
Las mentiras sabían tan diferentes creciendo en mi lengua.
Tus borrosos ojos azules son distantes, ¿cuándo salió todo mal?

Mi corazón es débil y sus manos son frías.
Ella fue la primera en hablar y así fue como ella robó mi alma.

Me sigo preguntando cómo derribar todos los muros.
El polvo nunca se asentaría, nos perderíamos en la niebla.

Hemos comenzado un incendio, ahora nos estamos ahogando con el humo.
Las llamas suben más alto, pero la puerta no se desbloqueará..."

Uno de los temas más interesantes del Razzle dazzle es "Smoke & mirrors", un blues enigmático lleno de sentimiento soportado en esa mágica figura de batería de Jude que es secundada por la guitarra y los lamentos de Conan hasta que todo se convierte en una tormenta eléctrica que cae frente a nosotros, un incendio que crece y es imposible de apagar. Mientras el track explota suavemente en nuestras débiles bocinas, Blackbird Hill nos ofrece un trabajo visual realizado por Joff (Steven Carter) que muestra un extraño encuentro entre un vaquero y una extraterrestre a la mitad de la noche. 


Si tenemos que estar atentos al progreso de una banda, sin lugar a dudas es Blackbird Hill, ya que lo que han logrado con su álbum debut es una excelente mezcla de sentimiento e interpretación que logran alimentar a su blues electrificado de un alma propia. Razzle dazzle sabe darle variedad a un género repasado por muchos en los últimos años, pero lo hecho por el dúo de Bordeaux permite guardar esperanzas sobre un proyecto que puede fructificar si encuentra el mecanismo para desarrollar su blues de garage hacia un estilo propio sin perder la esencia.



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