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lunes, 5 de febrero de 2018

Deadheads : la energía del rock n' roll sueco


De nuevo Suecia lo ha hecho de nuevo... otra vez Gotemburgo es cuna de una bomba sonora capaz de hacer explotar las neuronas, aunque en esta ocasión lo hace a punta de guitarrazos secos y directos sin mayor pretensión que hacer rock n' roll. Bajo el nombre de Deadheads nos encontramos con un cuarteto que desde finales de 2012 está sobre los escenarios compartiendo espacio junto con otros referentes del género como Turbonegro, Monster Magnet o la última banda del mítico Nick Anderson Imperial State Electric; así que ahora es momento de compartirlos.

Hace unos días fue publicado a través de la disquera alemana High Roller Records el tercer disco de Deadhead, un material que lleva por título This one goes to 11 compuesto obviamente por once temas que bien podríamos describir en una sola palabra: energía. En las venas de esta banda corre el sonido garage de The Hellacopters mezclado con los primeros momentos de punk cercano a The Damned, por lo que bien podemos imaginarnos hacia donde se dirige este disco.


Conformada por Manne Olander en las vocales y guitarra, Tim Ferm en la batería, Rickard Hellgren en la guitarra principal y Olle Griphammar en el bajo, Deadheads es una banda de alto octanaje que no queda atrapada en el estigma del rock directo de otros grupos suecos tan distantes entre sí como los mediáticos The Hives o los mórbidos The Damhers, ya que This one goes to 11 logra dar un paso más hacia adelante con temas bien construidos, variadas melodías y una clara producción realizada por Kristoffer Ragnstam y una mezcla hecha por Kalle Lilja que permite apreciar cada instrumento más allá del muro sonoro que construyen a base de alto volumen e intensidad.

Deadheads recupera las líneas melódicas del rock sin mediaciones de mediados de los años sesentas (que también fuera inspiración de la primera oleada punk durante los setentas) para interpretarlo con la fuerza alcanzada por el rock garage de finales de los noventas y principios del nuevo siglo. A pesar de que este concepto pudiera resultar obsoleto, el cuarteto de Gotemburgo logra sonar fresco gracias a sus juegos vocales, a las guitarras bien definidas y a las bases musicales constantes que no caen en la repetición que pudieran convertir al disco en una inaguantable reiteración tema tras tema. 


This one goes to 11 arranca con "Black out" y su golpe directo a la mandíbula llego de guitarras hirientes que no frenan un solo segundo, pero al escuchar detenidamente el disco, descubrimos que éste transita entre la deuda sonora a The Hellacopters con sus melodías pop sesenteras bajo la estética salvaje del garage como en "My time" o en "Somebody along the way" y el rock n' roll  desenfrenado y directo como en "Manic mondays" o en "The plan", sin olvidar algunos bien logrados deslices como la suave "Too lost to be found".

La primera mordida a este nuevo material de los Deadheads es "Don´t mind the ghost", el cual fue escogido como single promocional debido a que encapsula en un poco más de tres minutos lo que es la banda: instrumentos que atrapan las neuronas tras invadir las trompas de eustaquio, melodías infecciosas que construyen estribillos adictivos y juegos vocales claros que aprovechan el horizonte estereofónico. Con la grave fuerza del bajo eléctrico al centro de las bocinas y una batería asesina, el tema explota sin contemplaciones para que las guitarras atraviesen la piel como un millón de astillas. 

Desde diciembre de 2017, Deadheads lanzó en su canal de videos en YouTube el trabajo visual para "Don´t mind the ghost" que fue realizado por Max Ljungberg. Dentro de sus imágenes podemos observar a la banda interpretando el tema tras un velo que produce un juego de sombras y siluetas fantasmagóricas hasta que cae para permitirnos ver al grupo tal y como sería sobre un escenario. Un pequeño niño disfrazado de fantasma logra enamorarnos por su inocencia, pero al mismo tiempo nos hace recordar que los temores pueden ser tomados como un juego.


Frente a las propuestas que toman al rock como un medio intrincado para inundar el mundo con metáforas y secretos guardados bajo llave, Deadheads nos regalan una colección de temas sin mediaciones sin que ello signifique que sean banales. This one goes to 11 es un excelente disco que vuelve a poner bajo los reflectores aquel sonido sucio y crudo que sólo las bandas suecas pueden hacer, pero el cuarteto de Gotemburgo lo han refrescado con un estilo honesto lleno de intensidad y gran calidad interpretativa. Ahora es momento de descubrir cómo se escucharán sus once temas sobre los escenarios...

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