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sábado, 12 de noviembre de 2016

Montenegro : un arrabal instrumental para la mente


El cambio es la única constante en el universo. La transformación nos muestra las múltiples caretas que las cosas tienen en sí. Todo es trastocado y como lo relata la teoría del caos, el más mínimo movimiento puede desencadenar grandes consecuencias... algunas desastrosas, otras maravillosas. El onírico mundo de la música no se escapa de esta condición obligatoria, por lo que la mutación se convierte en una musa inspiradora que crea obras maestras a través de poder revolucionario e innovador. Y para muestra, un ejemplo: Montenegro.

Nacidos en la Gran Buenos Aires, Argentina, cuatro jóvenes crearon un proyecto en el 2010 que fusionara toda la imaginación gaucha hasta los derroteros del stoner más denso, aquel heredero de los viajes ácidos de la psicodelia antigua. La idea terminó condensada en cuatro colosales temas bajo el título de Confusos recuerdos después del coma, material presentado en abril de 2013. Al año siguiente se enfrascaron en una enorme obra conceptual inspirada en el cuento del siglo XIX El matadero de Esteban Echeverría, la cual terminó unida en un mismo disco con otro tema de semejantes intenciones hecha por los rusos The Grand Astoria. Sin embargo, las cosas han tornado y la historia de hoy es diferente.


Las modificaciones en la alineación de Montenegro llevó a la banda a un cambio dentro de su concepto musical, aunque su esencia pesada se mantuvo a flote como idea original. Luciano Marchisio en el bajo y Gonzalo Rubio García en la guitarra han servido de pilares para un proyecto sonoro conciso basado en la experimentación, la virtuosidad y el sentimiento. Reclutando al baterista Arístides Catalano y olvidando por completo las vocales, el grupo se ha convertido en un power trio sin contemplaciones que permite fluir las sensaciones a través de melodías sin lírica y ensoñaciones distorsionadas llenas de electricidad.

Por si la nueva idea musical de la banda no fuera temeraria, Montenegro se subió a los escenarios para plasmar en un plato su poder, su magia y su versatilidad a través de la espontaneidad que tiene tocar en vivo más allá del calor y el refugio técnico de un estudio. Es así que llega a nuestros oídos en julio de 2016 el tercer material del grupo, ocho temas bautizados simple y certeramente como Vivo


Grabado en la noche del 13 de mayo de 2016 en el Detroit Club, aquel pequeño local de Morón donde también grabaron los lísergicos Los Planeta Rojo, el grupo aprovechó la cercanía con el público fiel y abierto al cambio para desarrollar temas instrumentales más allá de lo hecho en sus materiales anteriores. El material fue registrado por Ignacio Gracia y mezclado por Jose Luis Álvarez Rodríguez en el Estudio La Villa Records, para que fuera finalmente masterizado por Gustavo Sammartin en el Estudio Urbano. Gracias a su trabajo, hoy tenemos la oportunidad de viajar cuantas veces queramos con un instante en el tiempo captado y recopilado en un material de descarga directa desde la página de Bandcamp de Montenegro. (Escucha y descarga "Vivo"

Los nuevos aires que soplan sobre Montenegro han permitido que la banda suelte las amarras y naveguen más allá de las fronteras argentinas, pero que al mismo tiempo, nos muestran la multiplicidad de culturas que viven en la república gaucha, collage vivo que crea y recrea una identidad. La música sirve de pasaporte mágico que nos arrastra a vuelos imaginarios por tierras maravillosas enmarcadas por noches cósmicas, extravagantes sonidos que juegan con nuestras neuronas por medio de tiempos precisos que cambian de velocidad a la menor provocación, visceral juego de armonías que demuestran la energía de interpretar los sueños con la única arma posible... un instrumento musical.


Aprovechando las bondades que los medios tecnológicos y las redes electrónicas brindan a los románticos amantes de la música, nuestros ojos ahora tienen la oportunidad de participar del viaje que es Vivo de Montenegro. En octubre de 2016 ha sido lanzado el video promocional de "Cayengue", trabajo visual que permite trasmitirnos lo que es la banda sobre la tarima, acompañados tan solo de sus amplificadores y su imaginación vertida en un tema de momentos sublimes llenos de energía y magia. Humo, reflectores y cables rodean a un power trío en una demostración de habilidad e inspiración que no requiere de palabras para teletrasportarnos a otros espacios, a otras épocas y a otras vidas.
"Cayengue" es un tobogán que nos deja caer por notas insistentes y un caleidoscopio que explota en una tormenta multicolor, pero que un remanso permite que todo se vuelva un baile exótico entre el ritmo enigmático y nuestra alma, un ácido tango de arrabal lleno de pasión, de cadencia y de erotismo. La velocidad incrementa hasta que todo revienta en un orgasmo sonoro que nos empapa en acordes, distorsiones y reverberaciones. El poder de la interpretación en directo logra expandir los sentidos a través del volumen en las bocinas del local, ambiente único que sólo el poder de la mente intenta repetir gracias al atrevimiento de quienes arrancaron ese instante al fugaz presente. 


Estos forajidos de la pampa han logrado evadir este plano de la realidad para llevarnos por un recorrido astral sin más límites que nosotros mismos. La espectacular portada de Leandro Almendro nos invita a seguir al conejo blanco construido por Montenegro, a cruzar el vértice para caer por un abismo desconocido y tentador. Los caballos de Tersa Buongiorno nos dan la bienvenida a un panorama misterioso donde el ser humano queda desnudo ante sí mismo, único culpable de sus miserias y sus glorias. Por lo pronto, tres argentinos abren la puerta para cualquiera se anime a entrar a esta galaxia instrumental... en nosotros está la decisión de cruzar el umbral y romper nuestras propias cadenas. 

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